Capítulo 7 "Amigo celoso, novia peligrosa"
La relación entre Ron y Hermione estaba en su peor momento. Todo intento de la castaña por arreglar las cosas, era rechazada por el pelirrojo.
Así que cayó en un estado profundo de depresión. No comía, apenas dormía y la culpa la carcomía como ácido en las venas... porque hacía poco que
Harry estuvo a punto de perder a su bebé por su culpa.
De lo que estaba segura era que amaba a Ron, pero también quería a Harry, y sabía que en el fondo, éste no tenía la culpa de lo que ocurría... merecía ser feliz; sin embargo, los celos y ver que su amado estaba más lejos que nunca de ella, la trastornaba al punto de que ya no
podía aceptarlo.
Ron, en cambio, estaba muy confundido. Sabía el daño que le hacía a su novia, rechazándola una y otra vez, no contestando las llamadas, no asistiendo a las citas, ni siquiera cuando ella le iba a visitar... pero, tenía razones de peso para ello.
Dicen que en el corazón no se manda, eso también lo creo...
¿Desde cuándo que me pasa esto?...
¿Puede uno despertar un día y amanecer enamorado de su mejor amigo?...
Draco y Harry desayunaban tranquilamente, dentro de lo que cabe. Ese Alex era persistente.
Hacía poco, Harry había recibido unos anónimos. aunque no lo son tanto, un maniático como él, también puede caerse en pequeños detalles...
El moreno, con su pancita creciendo lentamente, notaba que pronto tendría que comprar un nuevo armario con ropa. Además de no comer tantos dulces y pastas con tierra. Al menos, el rubio se lo había prohibido; sin embargo, el moreno era tan porfiado y los antojos eran tan jodidos que se las rebuscaba para conseguirse tierra y echarle a las comidas.
-Basta Harry, esto no es saludable para el bebé- el rubio se hartó del capricho de su amante y le botó la comida a la basura.
-¡Qué hiciste mendigo idiota desnaturalizado!- exclama el moreno alterado, las hormonas ya estaban revueltas.
-Sólo te estoy cuidando- dice en su defensa- hace semanas que comes tierra con todo, incluso a una taza de té o leche se la agregas.
-Recuerda que tú tienes la mitad de la culpa en esto, no se te olvide- se hace el ofendido.
-Pobre bicho, debe creer que es una planta en vez de un ser humano, todo por tu culpa, si cuando crezca dice que quiere hacer metamorfosis en vez de comer, será tu culpa.
-No me hables en ese tono- dice y baja el rostro- últimamente te la pasas en el trabajo, apenas me dedicas tiempo, me siento solo Draco.
-Lo hago para sustentarnos, sólo será por un tiempo.
-Y si después no te gusto más, y si conoces a otro chico o chica y me dejas, ¿qué voy hacer yo?
-Estás demasiado sentimental y dramático Potter, mejor cállate y come esto- le trae otro plato.
-¡Esto parece comida para enfermos!- exclama al ver un montón de verduras salteadas.
-Tómalo o déjalo, ya no más pastas que no sean 2 veces por semana y dulces, sólo 2 porciones por semana.
-¡Si haces eso me voy a morir!, no puedo ir a dormir si no tengo un pedazo de tartaleta de durazno, no puedo desayunar si no tengo un panqueque con manjar, no es postre si no hay torta de galletas con crema.
-Si sigues así te va a dar diabetes y eso es peligroso en tu estado.
-Lo dices sólo porque estoy obeso como una ballena y te avergüenzas de mí, dilo de una vez.
-El Doctor dijo que no comieras mucho.
-Estoy solo todo el día, tú apenas llamas para saber si estoy vivo, incluso, Alex se la pasa todos los días con unos binoculares observándome.
-Ese desgraciado...
-Él puede hallarnos hasta debajo de las piedras.
-Mañana salgo temprano, así que vamos a comprar unas especias- dice el ojigris.
-¿En serio?- pregunta el ojiverde poniendo ojitos de cachorrito a punto de llorar.
-Dije que si, ¿qué parte no entendiste?
-Te quiero tanto Draco- le abraza.
AL OTRO DÍA...
Lo prometido es deuda, y así fue...
Draco salió dos horas antes de su trabajo y quedó de juntarse con Harry en la entrada de un centro comercial.
-¿Adónde vamos?- pregunta el moreno con una dulce sonrisa.
-Primero vamos a visitar unas tiendas para tener un presupuesto en lo que es muebles para la pieza del bebé- dice Draco.
-Todavía no sabemos lo que va a ser.
-Va a ser hombre, pues claro, es un Malfoy.
-Sí, claro, y si es una pequeña, ¿acaso la querrías menos?
-Si fuese una niña, no podría ponerle mi nombre.
-Si la llameses Draca, la pobre se traumaría de por vida y ni siquiera escribiría en su diario de vida su nombre de la vergüenza.
-Gracias Potter por descalificar mis opciones.
-Vaya opciones, ¿acaso lo pensaste mientras leías una revista de negocios?
-¿Cómo le pondrías?
-Si fuese niño, me gusta el nombre de Daniel y si es niña, Danielle.
-¿Te rompiste la cabeza pensándolo?
-Francamente me la rompí pensando en cómo engañarte para seguir comiendo tierra.
-No me gusta ninguno de los dos.
-Entonces busca otro nombre.
-¿Qué te parece Phill?
-No, suena a cigarrillos.
-Entonces busca en un diccionario.
-Me gusta el nombre Edward.
-Es más pasable, pero no te emociones demasiado- termina el rubio y llegaron a la dichosa tienda.
Consultaron por un mueble para la ropa del bebé y una cuna. Si tuviesen que comprarlos ahora mismo, mínimo unos 10 años pagándolo...
Así que dieron las gracias, más Harry que Draco y se fueron a seguir con su improvisada cita.
Su interminable lista de nombres tan ridículos los hacía reír... desde Petronila, Anastacio, hasta Sicilio y Segismundo...
Harry aprovechó de pasar al baño, últimamente, iba más seguido.
Draco aprovechó de reservar un lugar en un restaurant, ya que pronto al ojiverde le daría hambre y era mejor adelantarse a los hechos.
Harry salió del sanitario, se lavó las manos y se fue en búsqueda del rubio.
Fueron al restaurant.
Harry se moría por unas pastas y Draco lo sabía...
Harry se puso a llorar desconsoladamente porque Draco le había prohibido su comida favorita. Todos los que estaban allí cenando, los observaba y eso, enfermaba al rubio, en el sentido de que él creía que los invitados pensaban que él lo estaba maltratando.
El ojiverde siguió llorando, hasta que le dio fiebre.
Ron, también estaba cenando allí en el restaurant. Una parte de él quería llevarse a su amigo del lugar y otra, partirle la cara a Malfoy por hacer llorar de esa forma a su amigo.
Draco se acercó a su oído y le susurró.
-Si te calmas, cuando lleguemos a casa, te haré el amor- terminó con aire seductor.
Eso, desde la perspectiva de Ron, era demasiado... un sentimiento que no deseaba reconocer estaba emergiendo de él... ¿podrían ser... celos?
Que le dijeron a Harry, fue al baño a laverse el rostro y ordenó su cena. No comió de muchas ganas; sin embargo, si le esperaba de recompensa una noche de ardiente pasión y lujuria, comería hasta lo que más odiaba.
Hermione, había salido con Ginny de compras al mismo centro comercial.
Pasaron al restaurant para cenar y la inconfundible cabellera pelirroja de Ron, alertó a la castaña, quien prefirió, sentarse a una distancia prudente.
Su vista de Ron, pasó a la de Harry y Draco, ya que éste les observaba desde su mesa.
Hermione, poco a poco perdía la esperanza de poder reconquistarlo... la chica pensaba que Ron les había seguido hasta ese lugar.
-Ginny, no se qué debo hacer... mi novio, de verdad que se ha enamorado de nuestro mejor amigo- dice la chica triste.
-Tranquila Herm, debe estar confundido, nada más que eso- dice la pelirroja.
-Espero que tengas razón, porque no le perderé por nada del mundo- pausa- estoy dispuesta a todo, con tal de recuperar a Ron, a todo- termina bebiendo su bebida.
-Si pretendes hacerle daño a Harry o a su bebé, no te dejaré- dice Ginny a la defensiva.
-No sabes de lo que soy capaz cuando me enojo Ginny- sentencia la castaña saliendo del lugar, seguida por una preocupada pelirroja.
Alex, infiltrado en el bar con un disfraz de mesero, observaba a Harry
desde una perspectiva envidiable... tuvo que amarrarse las manos para no echarle veneno en la bebida del rubio... podía ver cuánto Harry amaba a ese chico... eso le dolía demasiado, pero más le dolería, ver que el moreno jamás volviese a sonreír de esa forma...
continuará...