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Mi hijo... ¿nuestro? por giovanetta

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Notas del capitulo: hola, aprovecho de subir este capi también, ya falta poco para el final ^^

Capítulo 8    “Catalepsia”

 

Si de pasión o lujuria hablamos, eso es lo que estaban viviendo precisamente ahora Draco y Harry, amándose hasta la locura.

 

Así cayó la madrugada, el alba. Dos cuerpos aferrados. Las cortinas rojas, eran iluminadas por la luz de la luna. Unas sábanas de satín, cubría a esos chicos, cansados, aliviados.

 

-Dime, Draco, ¿has pensado en un nombre para el bebé?, que no sea Draca o te golpeo- dice el moreno, quien estaba muy emocionado y feliz por ese día que pasó.

 

-No me golpearías.

 

-Un hombre embarazado con las hormonas alborotadas no se hace cargo de daños y perjuicios a su pareja, no me desafíes- le mira fijamente.

 

-Tú no me desafíes a mí, ahora duérmete que mañana tengo que ir a trabajar- cierra los ojos.

 

-Que aburrido eres- se enoja y se duerme.

 

Alex, quien escuchaba todo por sus micrófonos incorporados en la casa, estaba pensando en que mañana podría ser un buen día para hacerle una visita a la futura madre. Con esa idea fija, se quedó dormido. Aunque no sabía qué consecuencias podría acarrear todo eso.

 

Llegó la mañana no tan esperada y Draco desayunaba para irse a trabajar. Pronto, Harry disponía de toda la tarde y parte de la noche para limpiar la casa, hacer la lavandería y cocinar la cena. En un tarro de aluminio, tenía escondida tierra y le había puesto “té”.

 

Pensó en ponerle un poco a su leche, pero, como dijo el rubio, sería su culpa si su hijo se creía planta y no un niño. Un trauma que acarrearía por mucho tiempo y ya bastaba con los de él. Pobre niño o niña. Botó la tierra y se sintió más aliviado.

 

Increíblemente se sentía con menos antojos. Tal vez lo que necesitaba era una sesión de locura y sexo desenfrenado para controlarlos. Al contrario, había amanecido con náuseas y la mayor parte de la mañana fue estar frente al inodoro.

 

El humor, estaba por ahí no más. A veces, cuando miraba hacia la puerta, esperando a que su rubio fuego llegara, se ponía a llorar. Le extrañaba muchísimo y tenía un mal presentimiento.

 

-Necesito ropa más ancha, esto apenas me cruza- se tuvo que poner un vestido sencillo, blanco auspicio de su amiga Hermione.

 

Todos me han advertido que no coma mucho, pero ahora lo que menos necesito es un reproche mental, me basta con los de Draco y mi médico de cabecera.

 

Ahora, secándose la cara después de lavarse, escuchó que la puerta de entrada, se abría.

Salió corriendo lo más rápido que pudo y lo que su condición le permitió y se abalanzó hacia ese chico que… no era Draco.

 

-¡Alex!, ¿qué… qué haces… aquí?, ¿cómo entraste aquí?- le suelta de improviso, asustado por el chico espía.

 

-Vine a hacerte una visita- dice el chico, quien venía de lo más tranquilo.

 

No vestido como mesero de bajo presupuesto o algo así. Alex vestía una playera roja con negro, unos jeans algo ajustados, una chaqueta de mezclilla.

 

-Puedes irte, gracias por la visita- Harry le echa de inmediato.

 

-No vine a hacerte daño, Harry- dice Alex en su defensa.

 

-¿No te basta con espiarme día y noche?, estás loco y te quiero lejos de mi vida- el moreno está muy asustado.

 

-Vine en son de paz, nada de violencia ni malas palabras, no te pases- dice el chico como si fuese inocente.

 

-Entonces… ¿qué?

 

-Sólo vine por esto- le toma por un brazo y le roba un beso.

 

-¡Eso no tiene nada de pacífico!- dice el pelinegro, poniendo resistencia.

 

-Ven Harry, ven conmigo- dice Alex- yo no te dejaría solo, te cuidaría como se debe, te daría todo y más, conmigo no sufrirías.

 

-Yo soy feliz con Draco- dice el moreno- él está cuidando de mí, trabaja para mantenernos a ambos, no le dejaré.

 

-Lo harás.

 

-No, no lo haré.

 

-Sí, lo harás y en ese momento, te darás cuenta de que yo soy el único que puede hacerte feliz, vendrás a buscarme, te lo aseguro- le roba otro beso y le empuja a un sofá.

 

-¿Qué demonios estás haciendo?

 

-Algún día, más pronto que tarde, vendrás conmigo, te lo puedo asegurar- termina de decir Alex y se va.

 

Harry estaba helado. Sintió pánico y eso le afectó a su sistema. Se levantó del sofá y el malestar se profundizó. Sus piernas comenzaron a entumecerse y sus manos, apenas respondían para poder marcar el número del celular del rubio.

 

Venía otro ataque, su enfermedad estaba haciendo acto de presencia y no había nadie que lo impidiera.

 

Sus pulmones, apenas tenían oxígeno. La temperatura corporal, bajaba al límite de la congelación. Luchó lo más que pudo. Tratando de mantener la voz del rubio dentro de su cabeza, pero ya era muy tarde… doce horas, eso era lo que debía esperar.

 

-No… no quiero- logra murmurar y la voz se apagó.

 

Su cuerpo, quedó tendido en el recibidor. Ahora su voz quedó atrapada, era preso de su cuerpo.

 

Draco, en el trabajo, notó que su celular estaba parpadeando. En la pantalla decía “casa”, pero por más que llamaba, nadie respondía.

 

Precisamente hoy, tenía más pega que otros días. No podría salir antes de las 8 de la noche.

 

Ron, estaba preocupado. Llamaba a la casa de su amigo y no respondía. Al principio creyó que estaba de compras o se había ido a alguna parte. Volvió a llamar pasadas las 5, tampoco nada.

 

Terminada las clases, se fue a la casa de Harry. Según tenía entendido, había una copia de las llaves en la alfombra de entrada.

 

Tomó el bus y se bajó en la avenida principal. Luego de pasar a comprar unos dulces para la once, fue caminando a paso rápido hacia el inmueble.

 

Llegó a la entrada. Sacó la copia de la llave debajo de la alfombra y abrió la puerta. Le pareció raro que la lavadora hiciera un ruido tan feo. Salía humo de la cocina. Cuando miró al suelo, vio a su amigo, sin pulso y congelado.

 

-Harry, Harry despierta- lo tomó como pudo y lo recostó en el sofá.

 

Estaba helado, muy helado. Parecía un muerto.

 

-¿Qué hago?, ¿qué hago?- se preguntaba mientras apagaba la cocina y detenía la lavadora.

 

Se acercó al cuerpo y puso su oído para escuchar si el bebé estaba en el mismo trance o seguía moviéndose. No podía sentir nada. Era como si los dos, estuviesen muertos.

 

-¡Abre los ojos, Harry!, no le hagas eso a tu bebé- le decía, pero nada conseguía.

 

Abrió el agua de la tina y desvistió a Harry. El agua estaba caliente. Lo metió a la tina y esperó unos minutos. Nada pasaba. El agua se enfrió en un segundo.

 

Secó el cuerpo y le vistió. Parecía tan desvalido, así de esa forma. Una piel tan fría como el hielo, sin respiración, sin pulso o indicios de que pudiese estar vivo.

 

Al secar el cabello del moreno, notó que había sangre en sus hebras negro azabache.

 

Buscó si se había herido con alguna cosa o se había quebrado algo cuando cayó.   

 

Fue hasta el recibidor y vio que una figura de cristal, estaba hecha pedazos  y había sangre, en los trozos.

 

Buscó alcohol y gasa para desinfectar el corte. Sacó algunos pedazos de cristal que tenía en su cabeza y con el mayor cuidado, aplicó la gasa con alcohol. Luego de eso, hizo un parche y le puso encima.

 

-¿Quién vino a verte que te puso así?, hasta ayer estabas perfecto- dice sin comprender la razón de su estado- me quedaré aquí hasta que ese chico regrese, luego me iré.

 

-Gracias, Ron, por cuidarme- dijo el moreno, aliviado en su interior.

 

-Hay algo que quería decirte, pero lo haré cuando esté bien, no me sirve que lo escuches y no me digas nada- dice el pelirrojo, sirviéndose una taza de café- te traje estos pasteles, sé que te encantan.

 

-¡Tartaleta de durazno!, ¡te amo Ron!- exclamaba Harry para sí.

 

-De seguro me estás agradeciendo, de nada- dice el chico, quien estaba un poco más tranquilo.

 

Quien no estaba tan tranquila era Hermione. Frustrada y decepcionada por su no rompimiento con Ron. No sabía qué podía hacer. Hacerle daño a su amigo Harry, eso no arreglaría las cosas para nada. Además también la podría odiar.

 

La idea es que te quieran no que te odien.

 

Ginny, estaba pendiente de cada movimiento. Ella en parte entendía a su amiga y más de lo que quería. Hacia un tiempo atrás, ella misma casi mata a Harry en el hospital. Fue mucho más lejos por una pasión no correspondida. No permitiría que su amiga se convirtiera en una criminal. Eso la alejaría más de Ron.

 

-Hermione, ¿qué vas a hacer con eso?- dice la pelirroja apuntando a un frasco.

 

-Es veneno- responde sin más.

 

-No se lo darás a Harry- dice la chica, tratando de quitárselo.

 

-Ginny, tú me entiendes, incluso tú trataste de matar a Harry, ahora terminaré lo que tú comenzaste.

 

-No, no lo harás… Harry no es sólo él, también tiene una vida que cuidar.

 

-No me interesa, no me importa nada más- empuja a Ginny y ésta se golpea con un mueble, quedando media inconsciente- iré a su casa y le mataré… lo siento, Harry- dice con lamento y se va.

Hermione, fuera de la casa de los Weasley, tomó un bus para ir a la casa de su amigo.

 

Había tomado la decisión, si Ron no razonaba, ella tampoco lo iba a hacer. 

 

Ahora, frente a la casa de Harry, en la puerta, estaba algo nerviosa, no por menos, era su amigo, pero él le quitó a su novio… tocó el timbre.

 

Ron, dejó la taza encima de la mesa y fue a abrir la puerta. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio que se trataba de su ex novia.

 

-Hola- fue su escueto saludo.

 

-Ron, no creía que ibas a estar aquí- dice la chica- vine a visitar a Harry.

 

-Él está, con un ataque.

 

-¿Todavía tiene ataques de “catalepsia”?- dice la chica, entrando a la casa.

 

-Si, por eso le dejé recostado en el sofá- responde Ron, quien vuelve a su sitio.

 

Hermione, vio a Harry. Le parecía tan frágil en ese estado. Llevó su mano al bolsillo donde tenía el veneno, arsénico. Apretó la botella con fuerza.

 

-¿Venías a verle?- pregunta Ron, sacando a Hermione de su estado.

 

-Si, vine por si le faltaba ropa femenina, ya que ese vientre crece y crece.

 

-Tal parece que son dos, a lo mejor son gemelos o mellizos.

 

-A lo mejor por eso come por docena.

 

Ya eran las 7:30 y Draco no podía esperar para regresar a su casa. Que nadie le respondiera el teléfono, algo muy malo había pasado. Con un permiso formal, pudo salir más temprano.

 

Tomó el bus, ya que el auto, lo vendió, así pudo comprar cosas para el bebé. En el camino, sentía algo de ansiedad, el corazón apretado y miedo.

 

Ya estando frente a su casa, notó que la llave de entrada no estaba bajo la alfombra. Su miedo creció. Abrió la puerta y vio que Harry estaba en el sofá.

 

Fue donde él y le tocó. Su cuerpo estaba frío. Era otro ataque.

 

Le hablaba, pero no conseguía nada. Había dejado mucho estar y sólo debía esperar, aunque no tuviese mucho sentido.

 

Notaba que tenía un parche en la nuca. Era reciente. Entonces vio en el piso los cristales rotos y la sangre.

 

-Al fin llegas Malfoy- dice Ron saliendo de la cocina.

 

-¿Tú le provocaste este ataque cierto?- dice el rubio.

 

-Yo no le haría daño a mi amigo como otros- dice el pelirrojo ofendido- sólo te falta esperar hasta la madrugada, él te lo explicará luego- toma su chaqueta y se fue.

 

Hermione, se había ido momentos antes, luego de discutir nuevamente con Ron. No había salida, él no quería entender y ella no quería entrar en razón. La idea de envenenar a Harry, tomaba más fuerza que antes y ya estaba pensando en su próxima jugada.

 

Continuará…

Notas finales: esperandoo que les agrade, me despido ^^

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