Las despedidas nunca habían sido un fuerte para mi, pero definitivamente los regresos eran algo que aun me costaba dominar por completo, después de casi tres años de ausencia, mi vida volvió a retornar a las calles de New York y aunque me había asegurado para que mi Sean estuviera esperándome, mi sorpresa fue mayor que la de mi chofer, pues Neal no esperaba encontrarme saliendo de la puerta de pasajeros.
-Parece que Sean de nuevo a hecho de las suyas-dije mientras me acerca y tratando de mantener una calma que realmente no sentía-Me alegra verte de nuevo Neal-otra mentira mas a mi saco de regalos perdidos de Santa Claus.
-Lo mismo digo Ian...has cambiado-dijo mientras me miraba de disimuladamente de arriba abajo, yo no podía decir lo mismo de el, ya que parecía el mismo que había huido de mi apartamento hace tres años atrás.
-Si bueno tener el cabello largo es una ventaja y desventaja a la cual me acostumbre-le respondí con una sonrisa, nos quedamos en silencio unos cuantos segundos, tratando de buscar algo que nos sacara de ese incomodo rencuentro.
-Sera mejor que te lleve a tu departamento, ¿tienes mas maletas?-suspire para mis adentro, tendría que compartir el mismo espacio y aire con Neal por un buen rato, así que tendría que tomar un valor que parecía no querer aparecer por mas que lo deseaba.
-No, mis maletas ya están en mi hotel-se volteo a mirarme dudoso-Vendí mi departamento hace dos años, así que le pedí a mi agencia que me buscara un hotel donde hospedarme, me voy a quedar en el Ritz-Carlton-explique tratando que no notara la importancia que tenia para mi hospedarme ahí.
-Ya veo, entonces vámonos-lo seguí en silencio y siempre manteniendo la distancia, cuando llegamos al estacionamiento me dirigió hasta un Volvo C30 azul, sonreí para mis adentros, había olvidado que en cierta manera aunque a Neal le gustaba ser discreto también le gustaba no pasar desapercibido, me senté en el asiento de copiloto mientras el encendía el auto.
-¿Por qué no ha venido Sean?-pregunte tratando de menguar un poco la tensión en el ambiente.
-Tuvo que arreglar unos asuntos en la corte y no podía zafarse de ellos-me explico con seriedad y mirando siempre al frente, entonces escuche que suaves notas inundaban el interior del carro.
-Yiruma-dije al reconocer las notas de Yellow Room- No sabia que te gustaba-
-Me lo regalo mi esposa-sentí un retorcijón en mi estomago y voltee mi mirada hacia la ventana, hacia casi un año que Neal se había casado con una mujer llamada Jane Newman que era reportera en el New York Times, aunque había recibido la invitación había decido no ir para evitarme el dolor de aceptar que había perdido a Neal sin siquiera haberlo tenido antes, al final de cuenta compre un insulso regalo carente de valor y solo pude agregar un "Felicidades" a la nota-¿Te quedaras en la ciudad?
-Si, estoy viendo la posibilidad de abrir un negocio con una persona que conocí en Inglaterra, además de que aun tengo varios contratos para firmar anuncios e ir a las pasarelas, aunque siento que ya no tengo edad para eso-dije tratando de no mostrar el dolor que sentía en mis palabras
-Solo tienes 28 años, aun puedes trabajar en ese mismo rubro, aun eres joven-
-Puede ser pero no tengo los ánimos para seguir en el mismo camino, si puedo asentarme al final en un solo lugar, lo hare, estoy cansado de no tener un lugar fijo-mis palabras tenían un significado mas halla de lo que daba a entender.
-Ya veo- Y como siempre Neal, sabía entender muy bien lo que realmente quería decir y estando el implicado en ese verdadero significado no iba a decir más.
El resto del camino, lo hicimos en silencio, dejando que las notas del piano fueran el único sonido que nos mantuviera entretenidos, Sean no sabia el daño que había hecho al pedirle a Neal tal favor y yo cometí el error mas grave de no haberlo previsto.
Al llegar al hotel, lo único que quería era bajar de ese auto lo mas rápidamente posible pero Neal me lo impidió al tomarme del brazo y acercarme hasta el para darme un abrazo.
-Me alegra que hayas regresado, Ian-Me negué a responder el abrazo, no me fiaba de mis impulsos y muchos menos de las lagrimas que pugnaban con salir, me libre de sus brazos con mucho dolor y sin mirarlo nunca, abrí la puerta.
-Yo también me alegro de verte de nuevo, gracias-Salí casi corriendo y cerrando la puerta de un golpe no me digne a voltear hacia atrás, suficiente tenia con el esfuerzo que estaba haciendo para no derrumbarme ahí mismo.
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Estacione frente a mi casa, pero me realmente no deseaba entrar en ella y explicarle a mi esposa que el favor que con tanto ahincó me había pedido Sean era para recoger al que había sido mi mejor amigo. Mire por la ventana del auto la casa y tome la decisión de que no era bueno que entrara estando en ese estado, así que me dirigí al primer bar que encontrara en el camino.
Pero aunque pase varios lugares jamás me baje del carro, las notas del piano seguían oyéndose sin detenerse, aunque mi esposa me había regalado el cd, realmente lo había hecho porque yo lo había querido, por la razón de que sabia que ese era el músico preferido de Ian.
Me había dicho y convencido a mi mismo de que no iba a permitir que el regreso de Ian me perturbara, pero parece que años de preparación no habían funcionado, Ian había vuelto y no solo para estar una temporada, el realmente planeaba ya no viajar, establecerse y eso hacia preguntarme ¿con quien?
Recarge la frente en el volante, estaba agotado es como si Ian hubiera drenado toda mi energía y hacia mucho tiempo que no sentía tampoco tanta paz, Ian obraba ese milagro en mi, aunque muchas veces quería pensar que realmente era una maldición que alguien como el pudiera controlar mi temperamento.
Respire varias veces para recomponerme y volvi a mi casa, tenia que hablar con Sean y discutirle el hecho de que no me había dicho que era a Ian a quien tenia que recoger, no se libraría de mi enojo por mucho que rogara.
-Bienvenido a casa amor-vi a mi esposa Jane pasearse con unos papeles en mano, me acerque hasta ella y la abrace con desesperación , como si fuera mi tabla de salvación-¿Qué ocurre?-
-Nada, solo quedate asi para mi-le pedi mienrtas hundía mi cabeza en el hueco de su cuello y hombro, aspirando asi su dulce aroma, desitoxicandome del embriagador olor exótico de Ian.
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Despues de sentir que estaba totalmente recompuesto de mi encuentro con Neal, me adentre al hotel.
-Asi que ese chico era el de tus sueños-voltee bruscamente para toparme con un hombre de 35 años, cabello negro, tez morena, ojos verdes y con 1.85m.
-Jacob-dije sofocado, el se acerco hasta mi y me tomo de la mano para llevarme hasta el ascensor, era todo un hombre de negocios y no solo eso si no uno de los hombres mas guapos y ricos de estados unidos, una mala convinacion para alguien como el, que todo lo tenia con el tronar de sus dedos.
-Ya me parecía raro que no quisieras que te recogiera en el aeropuerto-menciono con voz fría, me solte de su agarre mientras me recargaba en la pared del elevador.
-No lo malentiendas, no esperaba que el me fuera a recoger, fue un maldito error de calculo, además no tienes que tomar esa actitud, tu y yo tampco tenemos nada-su mano me tomo del mento para obligrme a verlo a los ojos.
-Mis disculpas en ese entonces-deposito un leve beso en mis labios y se alejo rápidamente.
-¿No deberías estar en una junta?-pregunte mientras veía que las puertas se abrían y dos personas mas entraban.
-Cambio de planes, la sesión fotográfica se adelantara asi que te pido que descanses todo lo posible el dia de hoy para poder comenzar mañana temprano-al llegar a nuestro piso bajamos dejando atrás las miradas asombradas de dos mujeres.
-Deberias dejar de hacer eso-dije en reproche mientras me encaminaba hasta mi cuarto.
-No es intencional, es natural-dijo con burla mientras me abria la puerta del cuarto.
-Claro, coquetear con intenciones de deslumbrar a cualquiera que se pone a tu lado, no lo creo Jacob-le dije con cinismos mientras me sentaba en la cama.
-Solo contigo no funciona y es una pena en verdad-trato de besarme de nuevo pero me levante y medi mi distancia con el, lo oi reir un poco antes de comportarse de nuevo.
-No olvides que sigo siendo un empleado de la empresa de tu padre, solo soy un encargo de el para ti, asi que manten las distancias-le dije fríamente.
-Bien, por mi no abra mas avances por el dia de hoy, me retiro, espero que descanses-segundos después estaba solo en mi cuarto, me deje caer en la cama de nueva cuenta.
Mi vida en Inglaterra me había traido un pretendiente un tanto molesto, que muchas veces servia para poder desahogarme, pero en ocasiones como estas Jacob olvidaba que solamente éramos amantes ocasionales, sin sentimientos de por medios, por lo menos de mi parte.
Ya fuera porque era rico y atractivo, Jacob McKay tenia demasiada confianza en si mismo. Lo conoci siendo yo modelo para la casa de moda McKay, dirigida desde Inglaterra y gobernada a mano dura por Jason McKay el padre de Jacob, aunque el señor McKay quería involucrar a su hijo en todo lo que correspondía a la empresa familiar, Jacob era su propio jefe y dueño de una casa editorial, que bien se podían dedicar a sacar libros como revistas, en las cuales tres de ellas estaban a la cabeza en el mercado, cada una en su genero, política, moda y deportes, tenerlo de enemigo no era la mejor, aunque tampoco uno podía enojarse si lo tenia como amante.
Alguien en la puerta empezó a tocar.
-Servicio a cuarto-dijo la voz desde el otro lado, me levante y abri la puerta donde un joven llevaba un carrito con una gran variedad de postres y un delicioso plato de salmon-Es de parte del señor Mckay hijo-lo oi recalcar la palabra hijo, como no queriendo dejar a dudas a quien le debía yo agradecer después.
Cuando el chico se fue, me sente a comer y mirar todos los postres, como dije uno no podía enojarse si tenia como amante a Jacob McKay.