Capítulo I: Nuestra extraña relación
Era aquella batalla que tanto había esperado, aquella que le concedería el perdón a si mismo y la llave de esa puerta que llevaba por nombre "el futuro soñado".
Estaban frente a frente, la mirada de su contrincante: gélida, pero apasionada; hipnótica, y su propia mirada, deseosa, pulcra e impaciente.
- Lo prometí, te llevaré de vuelta, así tenga que romperte los huesos de las piernas y los brazos.
- No debes prometer cosas que sabes no podrás cumplir.
Y así, sin más, la batalla se desató, con dimensiones magnas e inimaginables ataques desbordantes de energía. Técnicas que rebasaban los límites de un ninja normal y esas miradas que rozaban la melancolía, con el recuerdo de aquellos viejos tiempos, cuando se encontraban a menos de un metro de distancia.
Un acontecimiento tan magnífico que cualquier palabra o cualquier descripción no ayudaría, pues sólo la imaginación puede.
- Escoge... o vuelves conmigo al bien, o no volverás a la oscuridad, ya sea que lo quieras.
- ...hasta las últimas consecuencias.
Fue un segundo. Chidori y Rasengan... ya estaba decidido... hasta el final. Y sabiendo que quizás esa no fue la mejor decisión y sabiendo que abandonarían todo y que nada volvería a ser lo que fue después de aquello, cruzaron sus ataques, para luego estrellarse en el suelo árido. En la agonía mental y física...
No quedaban más de dos minutos, y una despedida un tanto difícil. Porque debían reconocerlo, en el más pequeño rincón de sus almas brillaba la luz de esperanza de que todo hubiese sido un sueño.
- Jamás debiste proponerte algo así, ya ves como hemos acabado ambos.
- Con que me digas que... te arrepientes de habernos abandonado... me es suficiente.
- Hmn... eres un inepto.
- ...al igual que tú.- Pasaron algunos instantes.
- Creo que por lo que diré... me arrepentiré el resto de mi vida, pero como sólo me quedan algunos minutos...
- No digas eso...
- ...no me arrepiento de haber intentado alcanzar mis objetivos a toda costa, aunque el precio fuese entregarme a las manos del mal...
- ...
- Pero quizás... si me arrepiento por haberte arrastrado a esta situación. Tú debiste haberte convertido... en el hokage de la aldea, y no estar aquí.
- Zen... .- El nombrado tosió y gotas de sangre comenzaron a escurrirse por la comisura de sus labios, cerró los ojos y ladeó su cabeza, ya no se oía su respiración.- ...Zen, ¡¡Zen!! ¡¡ZEN...!!.- El rubio dejó caer gruesas lágrimas viendo el cuerpo de su gran amigo y rival yacer dormido para siempre a su lado.- ...yo también me arrepiento de algo, Zen. De jamás haberte dicho que eras... mi mejor amigo. ¡ZEEEEN...!
Revelaciones y Complicaciones
- ¡¡Y... corteeeeeeen!! ¡Bien, bien muchachos! Esta escena final salió de maravilla... lo más emotivo en toda mi carrera.- Sollozó Komatsu-san, el director de la serie.
- ¡Ya era hora, las lágrimas me salieron solas de tanto mirar ese foco de luz cegador de enfrente ‘ttebayo!.- Reclamó Naruto.
Ése era Naruto, un muy apreciado actor japonés que se había destacado en esta serie llamada "El ninja ejemplar", con su papel protagónico de Yukio. Era muy parecido a su personaje, sólo que no era tan exageradamente hiperactivo como sí lo era Yukio y muchas veces era menos orgulloso que el protagonista.
- No reclames tanto, dobe.- Comentó hostigado Sasuke.
Sasuke era, también, un reconocido actor que había destacado por su personaje frío y calculador, pero a la vez protector de todo lo que quería, llamado Zen. Calzaba perfecto con las características de su personaje, pero se le disminuía un poco la seriedad algunas veces, y también era menos antisocial en otras. En la primera temporada fue co-protagonista, en la segundo fue personaje secundario, y en esta tercera volvió a ser co-protagonista, con un Naruto muy enfadado, ya que según él, le estaba quitando el protagónico total.
- Jooo, Sasuke-teme... ¡¡Ni siquiera en esta despedida me dejas tranquilo!!
- Vamos muchachos ¡es hora de celebrar en la fiesta en casa Komatsu-san!.- Ella era Temari, encargada de vestuario.
Eran las siete, ya que debían filmar la última escena con el ocaso de fondo. Al volver a Tokio serían las nueve, y se irían a casa del director a hacer una fiesta de despedida privada, antes de que se emitiera el último capítulo en tv.
- Lo que menos quiero es irme a una fiesta con el viejo ése.- Susurró Sasuke, en la casa rodante que servía de camerino. (Lo de viejo en realidad es de cariño, todos los actores le llaman así.)
- Sí, pura música de los 80'. ¡Nosotros somos más jóvenes que eso ‘ttebayo!
- Temari-san también... pobre, aún no conoce como son las fiestas con Komatsu.
- Shikamaru e Ino se zafaron de la fiesta.- Comentaba el rubio un tanto molesto.
- ...hmn.
- ¿Qué haremos? El viejo nos obligará a quedarnos hasta las tantas.
- Dirás, "¿Qué haré?"
- ¿Nani?
- Yo me voy a mi depa.
- ¿A tu departamento? Mn... es cierto, queda a apenas cuatro cuadras de la casa del viejo.
- Ni siquiera se darán cuenta que me fui.- Dijo, con una sonrisa de lado por su reciente plan.
- No sé qué es más aburrido, una fiesta con la producción o contigo.- Decía, invitándose solo al departamento de Sasuke.
- Dobe. Además yo NO te estoy invitando a que vengas conmigo.
- ¿¡Pero qué!? ¡¡Eres más apagado que Hinata!! Y sí... sí me iré contigo.
- ... estás hablando mal de tu propia novia, si eres baka. Y no, no irás conmigo.
- Me debes una Uchiha, recuérdalo. Sakura unos minutos antes del comercial de...
- Ya, ya... está bien. "¿Y se supone que yo soy el malo?".- Pensó el muchacho ante la actitud chantajista de su compañero. Al fin y al cabo, a pesar de creerlo imposible, Naruto había despertado una parte no-infantil y ya no era tan inocente como todos creían. En realidad, pensándolo bien, nunca lo había sido. Esos ojos azules que poseía eran los que podían engañar al mundo si querían. No obstante, aquel chico jamás sería malo.
Hinata era una famosa periodista que trabajaba para la revista "Alerta roja", que por lo general trataba temas ecológicos y otros parecidos. Muy conocida pues, a parte de escribir mensualmente el reportaje más leído de la revista, había salido muchas veces en televisión.
- ¿Vas a invitar a Sakura-chan...? Los tres la pasamos bien juntos. Es una lástima que Hinata-chan no sea así dattebayo
- No podría ir.
- ¿Por qué?
- George se obsesionó con las fotos del vestido azul y le ha pedido que se quede hasta tarde para sacar la perfecta.
- ¿... no te pone celoso?.- Preguntó el de ojos azules arqueando una ceja.
- ... La verdad no.
Sakura... famosa modelo "top" del momento, conocidísima en las revistas de moda, tales como "Estrellas y moda" o "Closet". Mantenía una relación no formal con Sasuke, más que nada por su insistencia, pero Sasuke no mostraba señas de querer llegar a algo más con ella.
- ¿De verdad no te gusta?.- Comentó el actor con una cara de no entender a su amigo. Y es que si Sakura lo hubiese tomado en cuenta a él, no podría haber sido más feliz y la amaría eternamente.
- ...Haaa.- Suspiró.- Siento una ligera atracción por ella, pero la preferiría como amiga.
- ¿Entonces por qué estás con ella?
- Me pidió una oportunidad... mes y medio.
- Wow... una chica así es sensacional ‘ttebayo.- Dijo volviendo a su ensoñación de cómo hubiese sido una relación con ella.
- ¡Eres un descarado! Insisto... tienes novia.
- Pero... ¡¡Es que Hinata es muy tierna y todo!! Pero a veces me gustaría que fuera menos convencional. ¡Que se alocara más! A veces pienso que tenemos la pareja cambiada... jajaja
- ... [ -_-U]
- Espera... espera...
- ¿qué?
- Acércate.
- ¿¡Para qué!?
- ¡¡Ajá!! Soy más alto que tú, ¡¡jajajaja!! Crecí.
- [=_=U] Genial, ¿a dónde te mando la tarjeta de felicitaciones?
- Jo, ¡que pesado!
- A nadie le importa que seas ahora más alto.
- ¡Claro que sí! ¡¡Ahora no me molestarán con que soy uke, porque lo serás tú!! Jaja.
- [¬¬] ¡¡Una vez más que salgas con el temita del yaoi y no verás un "último amanecer"...!!
- [o.o] ¿Qué tanto te molesta? La serie es normal, sólo que nos molestan con eso. Ambos sabemos que no es cierto ¿para qué te estresas?
- El guión no es del todo normal.
- ...
- Pareces condenado persiguiéndome hasta el fin del mundo y llorando por mi muerte.
- ¡Es el personaje ¿SI?!
- Acosador.
- ¡¡Cállate teme!!
- Tú empezaste, dobe.- Y salió de la casa rodante, mientras Naruto lo fulminaba con la mirada.
Así eran siempre, amigos-enemigos-rivales-compañeros, era como si la relación de Yukio y Zen fuera inspirada en ellos, sólo que nuestros actores no se conocían hasta que tuvieron que hacer esta famosa serie juntos.
La noche cayó y para cuando daban las siete veinte de la tarde todos los implementos de grabación ya estaban dentro de las camionetas. Era invierno y oscurecía muchísimo más temprano.
Naruto y Sasuke debieron irse en la misma van, pero el pelinegro no mencionó palabra alguna, todo el camino se dedicó a observar por la ventanilla del vehículo. Siempre era lo mismo, a veces le hablaba y a veces permanecía callado... su actitud era tan desconcertante.
Por alguna razón siempre que se burlaba del yaoi o lo molestaba con cosas así, el Uchiha simplemente tomaba una actitud extraña y arisca ¿pero qué le sucedía a ese sujeto?
Casa de Komatsu-san. "Fiesta ochentera"
- Bueno ¿nos vamos ahora o no? Ya no soporto más la música, además me está dejando sordo.
- Sí.
Así, de forma sumisa y escurridiza, pasaron entre todos y salieron de la casa. La casa del director era pequeña, no mucho, pero así parecía para la gran cantidad de invitados que asistían a la fiesta.
- Haaa...- Suspiraron ambos al estar fuera.
- Vamos.- Avisó Sasuke y emprendieron el viaje al edificio donde se encontraba el departamento del ojinegro.
Gigante fue su sorpresa cuando empezó a llover torrencialmente, mientras que la calle estaba por poco y desierta. Con suerte circulaban algunos vehículos por la calle.
- Parece que todos sabían que iba a llover menos nosotros ‘ttebayo.- Decía, mientras corrían por la resbaladiza acera.
- Hmn.
Unos minutos después ya estaban dentro del edificio. Muy lujoso y con un aire de altísima elegancia era una de las construcciones en la que los apartamentos costaban más caros.
En eso y empezaron unos truenos y relámpagos de envergaduras grandiosas. Tanto así, que las pocas personas que se encontraban en el Hall del edificio guardaron silencio completamente y enfocaron la vista a los cristales del edificio con una cara de asombro.
- Oye, dobe.
- Teme... ¿qué?
- Llama un radiotaxi para que te venga a buscar.
- Sí.- Se maldijo una vez más por mandar su auto a pintar justo esa semana.
- Ah, lo siento señor.- Dijo el encargado de la recepción luego de efectuar la llamada.
- ¿Siente qué?.- Preguntó el rubio con un presentimiento que le ponía la piel de gallina.
- No están trabajando.
- ¿¿¡¡QUÉ!!?? ¿¡Por qué!?.- Gritó el rubio todo exaltado. A veces olvidaba ser más discreto, era demasiado natural y expresivo.
- Es que...- Contestó un poco temeroso el recepcionista.- el último rayo... cayó cerca de la torre de agua de "Seikatsu", por lo que... la calle principal de la región sur quedó... totalmente inundada. Más la lluvia... se les hace imposible llegar aquí hasta unas horas más.
- ¡¡Pero que... que... bakas son!!
- Cálmate Naruto.
- ¡¿Pero y dónde voy a dormir?!.- El muchacho lo miró con carita llorosa (totalmente fingida, de algo que le sirviera ser actor, ¿no?) Sasuke se acercó al elevador y apretó el botón con el número "12".
- No sé.
- ¿Adónde vas?.- Interrogó con cara notablemente afectada.
- Subiré a mi casa.
- ¿¡Me vas a dejar aquí, teme!?
- Sí.
- ¡Eres un desgraciado...!.- Esperaba que el chico le dijese algo como "Está bien, quédate a dormir" o "Bien, pero nunca más me pidas un favor en la vida", pero nada. El ascensor llegó hasta el Hall, abrió las puertas y Sasuke entró. Ya no tenía esperanzas cuando...
- Tengo sólo un sofá disponible.
- ...kuso.- Y se acercó caminando al ascensor con un mueca de resignación en la cara.
El elevador no demoró mucho y afortunadamente, para evitar gritos histéricos de fans, nadie más subió en él.
Al llegar al doceavo piso Sasuke sacó la tarjeta y abrió la puerta. El rubio entró con toda confianza.
- Hace tiempo que no venía.- Decía Naruto mientras se adentraba en el apartamento. Una decoración lujosamente sutil: Cortinas, sillones y otros en tonos fríos, en contraste con un papel tapiz color crema, al igual que otros tantos inmobiliarios.- ¿Redecoración?
- Hmn.
- ¿Quién?
- Mika D.
- No la conozco.
- Lo sé.
- Y bueno... ¡¡Ahí está!!
- ¡Hey! Sale de mi dormitorio.
Naruto emprendió una carrera hasta la habitación de Sasuke, muy cómoda y lujosa por lo demás, y cuando llegó saltó estrepitosamente sobre la cama, agarró un almohadón y se acomodó como si fuera a dormir.
- ¡Sale de MI cama ahora mismo!
- Nop.
- Naruto...
- ¡Tienes que tratar bien a tus invitados ‘ttebayo!
- Pero aquí nadie te invito. Te colaste. ¡Y estás mojado!
- Pero ahora me convertí en uno. No decías que el sofá era tan cómodo... ¡es de cuero...! ¡Ve a dormir tú en él y mañana me dices que tan cómodo es! ¿Sí?
- ...
El ojinegro, con notable furia, tomó una almohada bastante grande y con todas sus fuerzas se la lanzó en la cabeza al rubio. No podemos decir que una almohada golpee fuerte, pero esa sí "molestó", porque le llegó de golpe en la cara, le rozó el ojo y todo. Tampoco contaba con que fuera con un forro de cuero hilado con mostacillas que, sencillamente, le dejaron marcadas un montón de pintitas rojas en la cara.
- ¡¡Teme!!
- ¿...no quieres salir?
- No.- Punto, otro almohadazo en la cara.
- ...- Era obvio que eso no se quedaría así. Tomó el único almohadón que quedaba sobre la cama y se lo tiró a Sasuke.
No le rozó siquiera, ya que en un movimiento ágil éste la evadió por completo. Sin embargo, si le llegó a algo. Ese algo cayó al piso y se sintió como si fuese un cristal roto en mil pedazos, a pesar de que el suelo estaba alfombrado.
- ¡Naruto Uzumaki...!
- ¿Qué?
- Lo vas a pagar caro.
- ¿Qué era? Y no exageres...
- Hablo en serio. Es una lámpara de colección de 200 dólares.
- ¿¡200!? ¡¿Una lámpara?!
- Sí. Y la vas a pagar.
- ¡...Sasuke! Vamos, no seas así. Además, tú empezaste.
- Si no te hubieras tirado así a mi cama...
- Si tuviera donde quedarme...
- Si hubieras aceptado el sofá...
- ¡Si no estuviera lloviendo estaría en mi casa!
- ¿O sea que según tú la culpa la tiene el clima?
- ¿Por qué no?
- Eres un imbécil.
- Soy feliz. No creo que puedas decir lo mismo...
El tic en el ojo derecho de Sasuke reapareció después de mucho tiempo que no se veía. Dio media vuelta y entró al baño dando un gran portazo a la puerta, no sin antes sacar su "pijama".
Naruto ya se creía vencedor de esa batalla, pero 10 minutos...
- Muévete.- Ordenó el pelinegro.
- ¿Qué?
- Que te muevas.
- ¿Qué planeas?
- Está bien, si quieres dormir aquí lo acepto. Pero es MI departamento, MI habitación, MI cama, y nadie me va a impedir dormir en ella.- Así el chico, que vestía un pijama de dos partes azul marino, ponía en plan su marcha de incomodar al rubio para que se fuera de una vez por todas a dormir al sofá. Sólo que...
- OK.
- Bien.- Pasó bastante rato hasta que debió preguntar algo un tanto ridículo.
- ¿Me prestas un pijama?
- Lo siento. Ahora que eres más alto que yo... posiblemente te quede pequeño ¿no?.- Sonrió cínicamente, ¡Tín, tín! Punto para Sasuke. (N/A: Van como 1502 v/s 1503, empezaron hace dos años u.uII)
- Maldito...- Dijo Naruto. Pasó un buen rato y creyó que debería quedarse así, mojado y con ropa de calle, toda la noche, pero al fin y al cabo el moreno no era tan malo.
- Segundo cajón.
- ...
El rubio se paró, abrió el cajón (con una expresión de frustración en su rostro), sacó uno que tenía un diseño de rayas verticales y entró al baño. Mientras tanto el dueño del departamento sacó el cubrecama mojado por el rubio y arreglaba los grados que deseaba en la habitación en el aparato de aire acondicionado del que disponía todo el edificio.
Diez minutos después estaban los dos en la cama, separados por un almohadón, que la verdad... no servía de mucho.
Podía oírse la lluvia, el viento y uno que otro trueno que retumbaba en la habitación. El cortinaje semitransparente permitía ver como las gotas de agua golpeaban con el cristal y se expandían en ondas.
Naruto ladeó un poco la cara, nunca podía dormirse mirando al techo, aunque luego en sueños quedara en esa posición. Y el sueño se extinguió. Lo único que podía hacer era observar el rostro de Sasuke a unos cuentos centímetros de distancia. El Uchiha percibió esa mirada y se la devolvió.
- Eres horrible.- Dijo Naruto, como si estuviera halagándolo, y agregó.- No sé cómo las chicas se pueden interesar en ti. Tienes una nariz puntiaguda, ojos negros... ¡ni que fueran de algún color siquiera!, pelo negro o azul, no sé... ¡¿viste? Ni siquiera se sabe de qué color es! ¡Y tiene un corte de pelo horrible!.- La venita palpitante de Sasuke se acrecentaba con cada comentario.- tez blanca, ¡parece que te hubieran sacado del refrigerador 'ttebayo! Y labios finos... realmente poco deseables. ¡¿Y aún así tienes un club de fans?! Eso es ridículo... ¿a dónde se fue el buen gusto de la gente?
- ¿No será que estás celoso de que en mi club hay más chicas?.- Aquí iban de nuevo.
- Vamos, el mío es más grande.
- Pero por cada cinco chicos hay una sola chica. Y en el mío cada cinco muchachas hay UN chico.
- ... [¬¬#]
- No es mi culpa que seas un imán con los hombres y que la chicas me prefieran... lo siento.- Dijo no omitiendo su cara de molestia y luego dándole la espalda, aún resentido por la gran crítica que el muchacho de ojos azules hizo a su rostro.
- ...- Y en el rostro del Uzumaki apareció esa sonrisa arrogante que pocas veces mostraba, había conseguido molestar a Sasuke, era tan divertido picarle.
Pronto el sueño reapareció y ambos se quedaron dormidos en un profundo sueño.
08:00 a.m.
El primero en abrir los ojos fue Naruto. Y lo que veía... no era para permanecer como si nada. Estaba abrazando a Sasuke, rodeándolo con sus brazos y presionándolo contra su pecho, y no ligeramente, sino de una forma increíblemente posesiva. Por su lado, el moreno aún dormía profundamente, así se veía más frágil e infantil, incluso más...
¡¿Y el cojín que supuestamente les separaba justamente para evitar eso?! Estaba en el piso. Demonios.
Y lo peor de todo... fue entonces que la nariz puntiaguda de Sasuke se transformó en una bella y perfecta, los ojos negros sin gracia, que permanecían cerrados, se transformaron en preciosas perlas negras, en las cuales podías verte a ti mismo y no así a su dueño, porque si tenías suerte, algún día conocerías los verdaderos ojos grises del muchacho. El pelo de corte horrible se convirtió en delicados hilos de seda negra azulada, suaves, flexibles... la tez nívea se veía sumamente suave y delicada. Y los labios indeseables... cobraron una extraña atracción que sí los hacían deseables, quizás demasiado.
Y estuvo a punto de cometer la mayor locura de toda su vida... si no fuese por ese ruido que retumbó en la casa, algo así como una puerta cerrarse de golpe. Tanto fue el susto (de imaginar ser descubierto) que en un movimiento brusco empujó a Sasuke, y éste, al estar al extremo izquierdo de la cama, cayó al piso.
¡Odiaba ser despertado! Ya sea por relojes o por personas y ser lanzado de su propia cama... ¡¡Era inaceptable!!
- ¡Lo siento...!.- Se disculpó el rubio y se movió un poco hacia el extremo derecho, esperando la "contestación".
Sasuke jaló de la sábana como pudo, sacando de su rabia la fuerza suficiente para hacer rodar un poco a Naruto, quien cayó de cabeza al suelo. Luego de eso se levantó molesto y, sin pronunciar palabra alguna, entró al baño para ducharse. Ya había despertado completamente y tenía cosas que hacer. ¡Jamás volvería a permitir que entrara a su casa!
El muchacho que yacía en el suelo, todo adolorido, refunfuñaba y criticaba la grata respuesta del moreno. Después, con un recuerdo fugaz, agradeció a quien fuese que haya hecho ese ruido, porque le salvó de una muerte segura (con tortura incluida).