Harry estaba feliz, hacia tiempo que no experimentaba ese sentimiento. Ya era hora de hacer algo por él, de ser un poco egoísta y pensar en su corazón y su salud mental.
También seria tonto de su parte no agradecerle a su némesis Draco Malfoy… ya que él era el responsable de su felicidad.
Luego de que se encontraran en los baños y acordaran tomar las cosas con calma, decidieron guardar el secreto de su reciente relación bajo miles de llaves, alegando el escándalo que pudiera causar en el mundo mágico, y la reacción de sus respectivos amigos… además si era un secreto, era más emocionante todavía.
A tanta felicidad se le sumaba un nuevo ingredientes… ¡era viernes!
Todos los alumnos y profesores estaban cenando en el Gran Comedor, entre risas y charlas, agradecían a Merlin que era el último día de la semana, y mañana habría salida a Hogsmade.
Harry ya se había disculpado con sus amigos por no poder ir, Ron y Hermione sabían que nadie podía firmar el permiso de salida de Harry, y si Sirius llegaba a hacerlo lo descubrirían de inmediato y volverían a encerrarlo.
Draco les dijo a sus amigos que no iría porque no tenía ganas, y fin de la conversación… ya se habrán dado cuenta que ninguno de los dos irán porque habían quedado en verse luego de que los alumnos abandonaran el establecimiento.
El príncipe de Slytherin se encontraba en su respectiva mesa, sirviéndose la segunda rebanada de pastel de chocolate, su favorito, sin sospechar que desde la mesa de los leones, cierto chico moreno de grandes ojos verdes se lo estaba devorando con la mirada… ¡exacto! ese chico era Harry, que veía un acto tan cotidiano como comer, pero era inevitable, Draco lo estaba haciendo de una manera desvergonzada.
El pastel era sumamente apetitoso, estaba esponjoso y lleno de mouse de chocolate y dulce de leche.
Harry observaba como en algunas ocasiones quedaba alguna migaja de sobra en sus labios… y el muy descarado sacaba su lengua para arrastrarlo hasta el interior de su boca.
El dulce de leche era muy abundante, y en ocasiones quedaba pegado en el reverso de la cuchara, sin importarle la salud cardiaca de las personas a su alrededor, Draco pasaba toda su lengua, dejando impecable el utencillo de plata.
Cuando Harry pensó que nada podía llegar a ser tan alucinante, Draco empujo su último bocado con su dedo índice, para luego limpiarlo, introduciéndolo dentro de su boca.
Harry jamás pensó que observar a una persona comer su postre, podía excitarlo de esa manera.
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Draco recorría los desiertos pasillos del colegio como si fuera una pasarela de Milán. Hacia sus ronda de prefectos cerca de la entrada de Ravenclaw en paz y armonía.
En la tranquilidad de la noche, el rubio pensaba en sus futuras estrategias… aunque no le servían de mucho, el ingenio propio de un Slytherin le permitía sacar siempre una carta bajo la manga y embobar a Potter con millones de cursilerías, que el respondía con una sonrisita tonta y un brillo en esos ojos verdes sobrenaturales… “¡espera! ¿Yo dije eso?”, se pregunto su cerebro. “Así es Dragón”, respondió su conciencia… valla, la falta de sueño lo afectaba.
Siguió caminando de lo mas tranquilo sin sospechar que alguien lo venia siguiendo desde su escondite invisible.
Draco dio un gran salto y se llevo un susto de madres, cuando sintió que algo le pellizcaba el trasero. Sacó rápido la varita y apunto hacia la nada.
-¿Quien está ahí? – pregunto con un deje de nerviosismo en su voz.
-Soy yo – le respondió Harry saliendo de abajo de la capa.
“Maldito Gryffindor” “Ya me las pagaras todas juntas”. Se decía por dentro.
-Harry, casi me matas del susto.
-Corrección… voy a matarte, pero no del susto – le dijo acercándose a él, y por un momento Draco pensó que lo iba a devorar.
Harry lo empujó hacia el armario de las escobas que estaba tras ellos, con un movimiento de su varita encendió el pequeño foco, y luego se dedicó a atacar los labios del rubio.
Este mismo rubio apenas podía articular algún pensamiento… si que “San Potter” había aprendido a besar. Esa era la mejor parte del plan, no solo se vengaría de él, sino que también obtendría placeres carnales. ¡Genial!
Luego de que Potter se separara del beso con una desesperada mordida en su labio inferior, pudo hablar, aunque muy agitado.
-Como pudiste hacerme esto.
“Mierda”… ¿Acaso lo sabia? ¿Se había enterado?, no imposible, de ser así no le estaría succionando el cuello de la forma que lo estaba haciendo.
-Huum ahh, que… te… ooh refieres.
-Eres un provocador de primera… deberías ser ilegal.
Entre frase y frase, Harry volvía a atacar los labios de Draco, o el cuello, o las orejas, mientras que sus manos no perdían tiempo tocando ese bien formado trasero.
Eso se estaba poniendo muy caliente, el moreno comenzaba a colar las manos por la ropa del rubio, y éste, aprovecho, y la posó sobre la erección del ex – San Potter.
-¿A que se debe semejante excitación? – le preguntó Draco.
-¿Qué comiste de postre en la cena? – le pregunto Harry, mientras desabrochaba los primeros botones de la camisa, repartiendo pequeñas mordidas sobre su pecho.
-Pastel de chocolate ¿Por qué?
-Lo se… dos veces, te estaba mirando.
-¿Entonces? – le respondió Draco que ya se había deshecho de la túnica de Gryfindor, y tiraba de la corbata para sacársela.
-¿Alguien te dijo que la formas en que comes es obscena?
-¿Ah si? ¿Porque?
-Parece que le haces el amor a tu comida.
-Entonces… acabas de convertirte en mi comida favorita.
Incapaz de parar o controlar la excitación que sentían, se volvieron a fundir en un desenfrenado beso, haciendo que la puerta en donde estaban apoyados crujiera, por el peso que le estaban proporcionando sus cuerpos. Draco temió que se rompiera o se abriera bruscamente, así que tiro a Potter contra la pared del costado, apoyando todo su cuerpo sobre él, y retomando la tarea de destrozar sus labios.
La situación se les estaba yendo de control, Draco prácticamente estaba ahogando a Harry entre la pared y su cuerpo, mientras que el moreno flexionaba una de sus piernas para que ambas erecciones pudieran encontrarse sin problema.
Ambos comenzaron a hacer movimientos hacia arriba y abajo, logrando que sus miembros entraran en una lucha furiosa.
Pero para Draco no era suficiente, tomo con ambas manos el trasero de Potter y lo apretó mas a ese erótico vaiven que habían creado.
-Auch – se quejo Harry, habían chocado tanto uno con el otro que le había producido dolor.
-Mierda Potter, eres deliciosos – Le dijo Draco besando su cuello… ¡Esperen! ¿Yo dije que? Se preguntaba el cerebro de Draco. “Que Potter es delicioso… y lo es”. Le respondió su conciencia.
-Te tomaste enserio eso de la comida, ¿verdad?
-Mmm si – jadeo Draco, mientras volvía a comer los labios de Harry.
Ya estaban sin sus túnicas, con las camisas y las cremalleras de sus pantalones abiertas, sus manos viajando como llamas de fuego por la piel del otro, los labios hinchados y rojos, como si los hubiera picado un insecto, y las respiraciones agitadas, propias de dos personas que hubieran corrido kilómetros.
Draco introdujo una de sus manos dentro de la ropa interior de su amante, y comenzó a masturbarlo. Harry hecho su cabeza hacia atrás, producto del place que sentía aferrándose a los hombros de Draco, que lo miraban lujuriosamente, sin dejar de pensar que se veía extremadamente sexy.
Alarmado por estos pensamientos, Draco volteo bruscamente a Harry, y de la misma forma bajo sus pantalones y ropa interior, dispuesto a penetrarlo sin ningún recaudo y apartar cualquier estimulo que le causara mirarlo a los ojos.
-Espera, Draco…
-Shh relájate.
-No lo hagas, suéltame.
Draco temió que todo su plan se viniera abajo… definitivamente iba a matar a ese maldito.
-¡Que mierda te pasa Potter!
Harry estaba apoyado con su espalda en la pared, con sus manos cubriéndose el rostro, rojo por la excitación y la vergüenza. Se sentía como un idiota… era un diota.
-¡Anda, explícame! – seguía insistiendo Draco, en tono no muy amable.
-Lo siento tanto Draco… aun no me siento listo.
-QUE – debía usar todo su autocontrol para no despedazarlo - ¿Cómo es eso que no estas listo?
-Te parecerá estúpido… pero, aun no quiero tener sexo.
-Lógicamente es estúpido, dado que nosotros ¡ya tuvimos sexo!
-Lo se, lo se…
“Maldita sea mi suerte” pensaba Draco, él ya sabia que Potter era un histérico, pero no tanto… “perfecto”, estaba llorando como una niñita rechazada.
-Es que – continuó Harry con dificultad – esa vez estábamos siendo incitados por alguien… y yo estaba asustado por el torneo y la muerte, lo hice por eso.
-No querías morir virgen ¿verdad?
-Algo así.
Draco no podía, simplemente no podía contenerse… pero en ese momento su lamparita se encendió, y una nueva carta salio de su manga. Había que usar esa situación en su beneficio, debía hacerse el ofendido, hacer sentir mal a Potter… en otras palabras, hacerse el difícil.
-¿Entonces porque viniste a buscarme y casi me violas?
-Lo siento… me sentí tan atraído por ti en la cena, no pude con mis impulsos.
-Creí que ibas a dejar de actuar por impulso.
-Lose, por eso mismo, soy un idiota… perdóname por favor.
“Adelante Draco… nuevo plan”
-Escucha Potter… no quiero a un niñito indeciso – le dijo de mal humor, mientras arreglaba su ropa – cuando hayas madurado, búscame.
Cerró la puerta con gran furia, dejando a Harry casi destrozado dentro.
El moreno deslizó su espalda por la pared hasta quedar en el piso, pensativo… que idiota, inmaduro, e histérico había sido. Nuevamente sus impulsos lo dominaban, y si no comenzaba a controlarse, a dejar sus miedos y tonterías, iba a perder a Draco… lo único que en ese momento le daba felicidad.
Draco llegó a su habitación satisfecho son los resultado de su nueva estrategia, que ni siquiera él había preparado.
“Ese idiota se está cavando su propia tumba”
Ya se imaginaba a Potter rogándole para que no lo deje… pero en ese momento la risa de Draco desapareció al recordar cuando él le había rogado a Cedric para que no lo abandonara. No quería llorar esa noche, ya hacia mucho que no lloraba… abrió su cajón y sacó una poción para dormir.
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En medio de la noche, Draco sintió un ruido que lo hizo despertar, miro su reloj, eran las 4:30 de la madrugada.
De pronto Potter apareció dejando caer su capa, estaba completamente desnudo, y se le reflejaba una decisión y pasión jamás vista.
-Potter… ¿que?
Pero Harry no lo dejo hablar, se acerco y lo beso fogosamente, mientras se abría paso dentro de sus sabanas.
-Hazme el amor Draco… tómame.
-¿Eh?
Harry volvió a besarlo, tirando violentamente de su pijama, haciendo volar los botones. El moreno condujo al rubio hasta posarlo sobre su cuerpo, abriendo las piernas para abrigarlo dentro.
Con sus manos y pies librero a Draco del molesto pantalón, dejándolo desnudo en un tiempo record.
-Hazlo de una ves… hazme el amor Draco.
Harry tenía una excitación que Draco jamás había visto en su vida. Potter no paraba de besarlo lujuriosamente, no paraba de refregarse contra su cuerpo, no paraba de rogarle, y Malfoy, muy compasivo, accedió.
Tomo su pene con la mano, lo coloco en la entrada de su impaciente amante, y empujo.
El grito de dolor de Harry coincidió con el despertar sobresaltado de Malfoy.
Había sido un sueño, un excitante y caliente sueño… Draco se vio absolutamente empapado en su sudor, y con una erección de le dolía.
¿Desde cuando soñaba con Potter?. Uuf , había sido el sueño húmedo mas húmedo de su vida… miró su reloj, 6:45.
Se metió al baño, para darse una ducha de agua congelada, entes de ir a clases.