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Sentimientos peligrosos por tenshi_kun

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Notas del capitulo:

Hola!!!

Ya lo se, me tarde mucho en actualizar... Perdoooon!!!! no volvera a pasar.

... A leer!!

Harry se había sentido como un completo idiota, había hecho el papelón más grande de su vida, era obvio que Draco iba a enojarse o ponerle algún tipo de “regla”. Si quería que lo de ellos funcionara, había que cambiar.

 

Harry se miró al espejo del baño y vio a un chico atractivo, sensual y angelical, su cuerpo había cambiado dándole más masa corporal, que había ganado gracias al Quidditch. No solo se miraba, sino también recordaba… recordaba que ya no era virgen, que se había involucrado en una especie de “juego” en donde había descubierto las maravillas del placer físico, arrebatándole para siempre esa inocencia que lo caracterizaba.

 

Lo físico no lo era todo, había experimentado sentimientos profundos, y la intimidad que se puede crear con esa otra persona.

Había madurado, era un hombre que quería disfrutar la vida, porque no sabía cuánto tiempo ésta iba a durar. Quería gozar, vivir, sentir… amar, y ya había encontrado a la persona indicada.

 

Draco se estaba divirtiendo muchísimo en su papel de “difícil”; había rechazado dos cartas que Harry le había mandado, hasta que se dijo que era suficiente. Draco contestó una tercera carta, en donde Potter lo citaba en el aula de pociones en donde ellos cursaban.

 

Luego de cerciorarse frente al espejo que estaba lo suficientemente irresistible, se dirigió al aula, en donde ya lo estaba esperando Harry.

 

-Hola –lo saludó, con mirada y sonrisa soñadora.

 

-Potter, tu dirás –le contestó Draco, haciendo que su voz sonara lo más fría posible.

 

-Ven, siéntate –le pidió, señalando una silla que estaba frente a él. Draco lo hizo, sin abandonar su expresión de ofensa y mirando desinteresadamente al piso.

 

-Draco, quería pedirte perdón, me comporté como un estúpido y un niño.

 

Malfoy  seguía sin hablar, con la mirada fija en sus zapatos.

 

-Tienes razón con lo que me dijiste… y ya tomé una decisión.

 

Draco por primera vez lo miró. Harry se levantó del asiento y se abrió la túnica, lentamente se fue acercando a Draco, hasta sentarse sobre él, con las piernas abiertas a cada lado de su cuerpo. Lo abrazó del cuello y aproximó su boca a la oreja del rubio, para susurrarle:

 

-Déjame demostrarte que ya no soy un niño.

 

Draco sintió como su cuerpo era electrocutado por las palabras de Harry, por su aliento, por los movimientos suaves que su cadera realizaba.

Harry lo miró a los ojos, para seguir con sus susurros, pero esta vez, sobre sus labios.

 

-Voy a probarte que ya soy un hombre.

 

Harry se abalanzó sobre sus labios, en un beso cargado de pasión y deseo, un beso que fue correspondido con algo de sorpresa primero, pero que pronto alcanzó la misma intensidad que su compañero le demostraba.

Los movimientos de las caderas se volvieron más notorios, y las manos posadas en su cabeza revolvían los platinados cabellos, mientras que las lenguas danzaban de una forma en que seguramente estaba prohibida.

 

Se separaron, y cuando Draco abrió los ojos se encontró que esas dos esmeraldas, que irradiaban felicidad y decisión.

 

-Quiero que veas en mí a un hombre que puede hacerte feliz, que puede cuidarte, que puede… amarte.

 

Harry volvió a besarlo con desesperación, sintiendo las manos de Draco descendiendo por su espalda y aferrándolo de su trasero, para hacer que el vaivén tome más velocidad.

 

El moreno paró y se alejó del rubio, haciendo que éste lo mirara con extrañeza, pero nuevamente Potter comenzó a besarlo, por su cuello, por su pecho, hasta arrodillarse en el piso, y comenzar a desabrochar los pantalones de Draco, que miraba todo desde su asiento, sin poder creerlo aun.

 

Luego de una mirada compartida, Harry ocultó su rostro en la entrepierna de Draco.

Era la primera vez que hacia eso y no estaba nada mal. El sabor de Draco era exquisito, y en ningún momento se sintió avergonzado o incómodo.

Tomó con la mano la base del pene de Draco y se lo introdujo todo en la boca, comenzando a succionarlo, y deleitándose con los gemidos del rubio.

 

Puso su mayor empeño en hacerlo, y estaba seguro que lo haría nuevamente, porque le estaba gustando mucho.

 

-Potter basta –le dijo Draco agitado–, voy a….ahhh… terminar.

 

Pero a Harry no le importó, sólo aceleró el ritmo de su boca y su mano, haciendo que Draco derramara su esencia; la mayoría había caído en el piso, eso se mejoraría con práctica, pensaba Harry.

 

Malfoy estaba agitado, transpirado y visiblemente colorado. Miró a Harry con cara de satisfacción y le dedicó una sonrisa.

 

-Mierda… ¿Dónde aprendiste eso?

 

-Mirando –le respondió Harry.

 

Oh, ya lo había olvidado, cierto era que el pequeño bastardo los seguía a él y a Cedric mirando sus encuentros… ¿acaso ya lo había olvidado? Le pareció curioso, ya que hacia bastante que no pensaba en eso.

 

-Oh, ya recuerdo.

 

-¿Qué harás el sábado en la noche? –le preguntó Harry volviendo a acercarse.

 

-¿Qué harás tú?

 

-Yo planeo pasar una apasionada noche en la Sala de los Menesteres.

 

-¿Solo?

 

-Claro que no, la pasaré con el hombre más sensual y hermoso de los dos mundos.

 

-Entonces si estarás solo.

 

-Jaja, no… contigo ¿Qué dices?

 

Draco se bajó de la silla, quedando de rodillas en el piso, frente a Harry… lo tomó de su rostro y lo besó, suave al principio, con lujuria después, hasta que no aguantaron más la falta de aire y se separaron.

 

-Tomaré eso como un si –le dijo Harry, con esa sonrisa que no podía borrar.

          ____________________________________________________________

 

Eran las 11:00 del medio día del sábado, y Draco aun estaba en la cama. Siempre aprovechaba ese día para dormir un poco más… pero no tanto.

En realidad el rubio estaba asimilando las cosas, lo que había pasado con Potter en el salón de Pociones, la cita de esa noche, en donde seguramente las cosas se pondrían bastante calurosas… y los sueños, eso era lo que mas le preocupaba.

 

Había estado soñando con Potter varias noches a la semana, aun dormido trataba de que su mente continúe cerrada, ya que si alguien usaba la legeremancia con él, probablemente moriría horrorizado, o usaría las imágenes para hacer alguna película no apta para menores.

 

No le sorprendían tanto el grado de erotismo de sus sueños, como el del martes, cuando él y Potter estaban comiendo chocolate uno sobre el cuerpo del otro. Sino, que jamás había sido tan repetitivo ni intenso, ya que al despertar debía aliviarse o darse un baño helado… jamás había soñado así con Cedric.

 

Unos golpes en la puerta lo hicieron dejar a un lado sus pensamientos, y sin dudar, con esa forma de tocar, era su padre.

 

-Draco –dijo Lucius, comenzando a abrir la puerta, sorprendido al ver a su hijo aun en la cama, a esas horas–. ¿Todavía en la cama?

 

-Si, no pude dormir bien.

 

-Tu madre me mandó a buscarte, ya se preguntaba porque no habías aparecido en la casa.

 

-Lo siento papá, lo olvide.

 

-¿Y desde cuándo se te olvidan las cosas?

 

-Desde que tengo una cita con Potter, esta noche.

 

Lucius abrió los ojos y se sentó cerca de su hijo, sobre la cama.

 

-¿De veras?

 

-Si, él lo propuso.

 

-Vaya, ¿Quién lo imaginaria tan depravado?

 

-Los que tienen esa carita de bueno, son los peores.

 

-Tú no te preocupes hijo, todo saldrá bien… recuerda que es para algo bueno.

 

-Si, resistiré.

 

-Ese es mi muchacho. Siendo así, mejor me voy. Descansa –le dijo acercándose y depositando un beso en la cabeza.

 

-Gracias papá.

 

La charla había sido corta y concisa, su padre ni se imaginaba sus gustos ni experiencia, y lo aliviaba bastante. Pero su cabeza estaba aun en los sueños, ¿Por qué eran tan frecuentes? ¿Qué significaban?

Se levantó, se puso su ropa nueva y bajó a desayunar… lo que haría ese día, sería ir a la biblioteca a sacar un libro, que esperaba, aclarara alguna duda.

 

Nunca pensó entrar en esa parte de la biblioteca, pero como estaba prácticamente vacía, lo hizo. Ahí estaba el libro que quería “La interpretación de los sueños” de un muggle llamado Sigmund Freud. Lo había usado una vez en la clase de Estudios Muggles, pero no le había dado mucha importancia, tal vez ahora pudiera ayudarlo.

 

 "Un sueño es una manifestación de imágenes -y a veces sonidos- que muestran interrelaciones comunes y no comunes. Es un espejo que refleja algún aspecto de la vida o el inconsciente, un escenario para ensayar posibilidades de expresión externas, una ventana de oportunidad para el auto conocimiento." 

"Los sueños son desahogos emocionales en el nivel de la percepción. Los sueños son caóticos porque están regidos por tus deseos conflictivos. Y mientras lo ves no dudas de que sea real. Mas he ahí un mundo que, aunque claramente sólo existe en tu mente, parece estar afuera. No reaccionas ante él como si tú mismo lo hubieses construido, ni te das cuenta de que las emociones que el sueño suscita no pueden sino proceder de ti. Los personajes del sueño y sus acciones parecen dar lugar al sueño"

"No te das cuenta de que eres tú el que los hace actuar por ti, ya que, si fueses tú el que actuase, la culpa no recaería sobre ellos, y la ilusión de satisfacción desaparecería”

 

Draco cerró el libro furioso a la segunda página que había leído, le aterró la forma tan clara en que explicaba las cosas y su significado.

Dejó el libro en su lugar y se marchó al lago, se dejó caer en el suave pasto, sin poder sacar de su cabeza, lo que había leído.

 

 “Una ventana de oportunidad para el auto conocimiento." 

Bueno, auto conocimiento, él sabía que le gustaba el sexo, eso no era ninguna novedad y si era con hombres, mejor.

 

 “Los sueños son caóticos porque están regidos por tus deseos conflictivos”

¿Deseos conflictivos? ¿Qué carajo significaba eso? Ese muggle exageraba un poco, porque para él, los sueños no eran caóticos… le preocupaba, lo admitía, pero tampoco tanto. ¿Deseos? Él no deseaba a Potter, esta bien que el cara-rajada sabia besar y tocar y eso… ¿pero deseo?

 

“No te das cuenta de que eres tú el que los hace actuar por ti”

 

Bien, había que reconocer que también le gustaban los trabalenguas a este extraño Muggle. Pero Draco era inteligente y lo comprendió. EL era el responsable de esos sueños, y EL invitaba a Potter a participar en ellos.

 

Entonces… ¿Qué le estaba pasando? Podía tratar de descifrar los sueños, era más bien algo de índole sexual, nada extraño a la edad de ellos… Pero ¿y lo otro? ¿Eso que sentía que no podía descifrar? Es que algo sentía… algo, algo raro que no se daba cuenta.

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Luego de estarse mirando continuamente con Potter en la cena, se fue a su habitación y comenzó a alistarse.

 

Eligió unos jeans color azul claro,  y una camisa de seda verde oscuro, mientras arreglaba su pelo en el espejo, unos golpes llamaron a la puerta. Era su padrino Severus.

 

-Wow –le dijo su padrino–. ¿A qué se debe tanta elegancia?

 

-Tengo una cita con Potter.

 

-Oh, ya veo… ¿Dónde será?

 

-En la Sala de los Menesteres.

 

-Ay Draco, ¿tiene que ser aquí? ¿Por qué no se van a algún hotel en el callejón Diagon?

 

-Porque él lo propuso aquí.

 

-Así que fue él, no… vaya, que sorpresa resulto ser.

 

-Ya lo tengo en un puño, está acabado.

 

-¿Y tú como estás?

 

-Yo bien padrino, ¿Por qué?

 

-Bueno, te veo… entusiasmado.

 

-Claro que no.

 

-Ya veo… cuando alguien está en negación no hay nada que hacer.

 

-De que hablas.

 

-Nada… solo búscame si tienes alguna duda.

 

-Claro, deséame suerte.

 

-No la necesitas.

 

Snape salió de ahí con la confirmación de sus sospechas, Draco estaba comenzando a sentir algo por Potter. La forma en la que se arreglaba y hablaba de él, la forma en que lo seguía y siempre lo besaba… eso no era necesario, pero sin embargo Draco lo hacia. Solo esperaba que su ahijado pudiera ver las cosas con claridad y ahí estaría él para ayudarlo, porque si fallaba, tendría el peor de los finales.

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Draco caminaba por los pasillos desiertos sintiéndose nervioso, las piernas le temblaban y tenía un extraño dolor en el pecho… también se repetía mil veces comenzar a llamarlo Harry. Llegó a la pared donde se materializaba la sala, pero Potter aun no había llegado, o eso era lo que pensaba.

 

-¡Buu! –lo asustó Harry, saliendo de su capa para hacerse invisible.

 

-Mierda Potter, madura.

 

-Diablos, estas… Uf.

 

-¿Y qué significa ese Uf?

 

-Puedo mostrártelo si quieres –le dijo Harry acercándose, con la intención de besarlo.

 

-Pot… digo Harry, alguien puede vernos, mejor entramos.

 

-Como desees.

 

Draco se paralizó a ver la habitación que, obviamente, Potter había imaginado.

Era muy extraña, pero tenía un aire extremadamente sensual; estaba envuelta en un color rojizo, ya que el techo estaba hechizado con el cielo del atardecer, en el piso había pasto, un pasto suave y carnoso que llenaba la sala de un aroma fresco y primaveral. A Draco le extrañó que no hubiese ninguna cama, en cambio había tres enormes árboles repletos de uvas, que también estaban esparcidas por el suelo… jamás hubiera imaginado un lugar tan hermoso y relajante.

 

-¿Te gusta? –le preguntó Harry, sacándolo de sus pensamientos.

 

-Es perfecto.

 

-Siempre imagino este lugar, vengo aquí para relajarme, para escapar del mundo.

 

-¿Y te funciona?

 

-Mucho.

 

-En verdad es hermoso. 

 

-Como tú.

 

Draco se giró para quedar a centímetros de su rostro… no sabía porque, pero ya no le parecía tan empalagosa o cursi esa situación.

Harry se acercó y lo tomó de su rostro. Se quedaron mucho tiempo mirándose, pareciendo querer recordar cada milímetro de sus rostros, ambos fundidos en lo más profundo de sus ojos.

 

-Quiero que hagamos el amor Draco –rompió el silencio Harry–, pero esta vez quiero que sea nuestra decisión.

 

Harry lo miraba y acariciaba su pelo como si Draco fuera lo más maravilloso que existía, y esto, al rubio, le llenó el pecho con un calor tan dulce, que jamás había experimentado.

El moreno le dedicó una sonrisa y lo tomó de la mano, llevándolo con paso lento hasta el tronco de un árbol, donde ambos se arrodillaron.

 

-¿Quieres hacerlo? –preguntó Harry, algo temeroso–. Sino podemos quedarnos a comer uvas.

 

Draco no supo porque, pero en ese momento no tenia en su cabeza el plan, se lo había olvidado, simplemente estaba ahí, y se sentía bien… muy bien.

 

-Hagámoslo.

 

Esa fue la simple respuesta de Draco, antes de quitarle los anteojos a Harry y dejarlos en el piso. Luego lo abrazó fuertemente para besarlo y recostarlo en el suave pasto.

Notas finales:

Me atrace por la historia de Dan y tom jeje (que ya esta finalizada) pero ahora vuelvo a volcarme enteramente en esta.

Seguramente el viernes vuelvo a actualizar :)

Lo de los sueños es para que todos ven la psicologia que le hice a Draco... osea, negacion total, aunque pasara por todas las etapas, haciendo cosas de las que puede arrepentirse.

Habra que esperar para leer jajaja. Besos!! 


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