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Sentimientos peligrosos por tenshi_kun

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Notas del capitulo:

Hola, aqui les dejo un nuevo capi...

Advertencia: la ultima parte leeanla mas bien desde el humor, ya que lo escribi para que se divirtieran :)

Besos :)

En un principio las cosas iban muy bien, pero ahora, a solo unos pocos meses de la boda, las cosas iban de mal en peor.

Algunos problemas comenzaron a surgir en la relación de Harry y Draco, la distancia que los separaba se sumaba a que estaban finalizando sus estudios, y esto les ocupaba la mayor parte del tiempo a ambos.

 

Draco ya se había acostumbrado a los constantes acosos de Astoria y a las fuertes escenas de celo que Harry le hacia.

Sin embargo, el amor que sentían seguía estando ahí, intacto y fuerte. Sus peleas eran producidas más bien, por la impotencia y la rabia que sentían al no poder estar juntos como deseaban.

 

-Hola Pottersito –escribió Draco, al ver que el diario estaba abierto sobre su mesita de noche.

 

-¿Dónde carajo estabas? –le contestó un furioso Harry.

 

-Te dije que íbamos a ver los trajes de la ceremonia. 

-¿Y tenías que tardar tanto, maldita sea?

-Oye ¿Por qué no te calmas un poco?

-No puedo, el maldito de tu padrino me reprobó.

Cuida tu lenguaje

-Siempre lo defiendes.

-Algo debiste haber hecho mal, vuelve a tomar el examen y listo

-Si, como si fuera tan sencillo. Si no lo paso no podré entrar a la escuela de aurores.

 -Bueno, tengo una idea. Ve al apartamento y espérame, yo inventaré una excusa por aquí. 

-Pero ya debemos bajar a cenar.

-No te preocupes, cenaremos juntos. 

-Bueno, nos vemos.

 

 -Genial. 

Ambos se quedaron estudiando hasta entrada la noche, Draco había llevado pilas de libros de pociones y, mientras comían pizza, le enseñaba a Harry los temas que no comprendía.

Cuando el sueño comenzó a invadirlos y los ojos comenzaron a arder, cerraron los libros y decidieron emprender el camino a casa.

 

-Gracias amor –le dijo Harry, luego de besarlo.

 

-De nada, pero tú debes seguir estudiando solo.

 

-Si, ya sé.

 

-Harry, te noto mal ¿pasa algo?

 

-Pues si quieres saber… la respuesta es: Si.

 

Draco lo llevó hasta el sillón, en donde ambos se sentaron para poder hablar más tranquilos.

 

-Cuéntame –dijo Draco.

 

-Hay veces en que ya no puedo resistirlo.

 

Draco bajó la cabeza, sabía perfectamente a lo que Harry se refería.

 

-Hay veces en que me siento sofocado –siguió– y quiero gritar y correr…

 

-…Yo siento lo mismo.

 

-Sé que dije que iba a esperarte el tiempo que fuera necesario, y lo sigo sosteniendo, pero de sólo saber que esa maldita se te insinúa todo el tiempo, me revienta.

 

-Soy la victima de mi crimen Harry, tú dijiste esa frase tan acertada una vez.

 

-Hay que seguir aguantando, supongo.

 

-Cada vez falta menos. Piensa en que tendremos toda la vida Harry, sólo queda un poco más.

 

Harry no respondía, seguía con su cabeza gacha, y Draco pudo ver como una lágrima resbalaba por su mejilla. Con su dedo la borró, con su mano levantó el rostro, se lo veía muy triste y como derrotado.

 

-Harry, has resistido muchas cosas en tu vida, yo sé que tienes la fuerza para soportar esto también.

 

-Es que siento que te tengo, y a la vez que no.

 

-Siempre me tendrás. Que esto nos sirva para fortalecernos.

 

Rendido totalmente, Harry dejó que Draco lo abrazara y lo besara, de esa forma tan medicinal que siempre le hacia sentir. Porque sus besos eran una cura, eran esperanzadores, era la prueba física de cuánto lo amaba, era justo lo que necesitaba para calmarse, levantarse y seguir adelante.

     __________________________________________________________________

 

Draco caminaba de un lado para otro, ansioso, nervioso. Su estado se debía a que dentro de ese salón, estaban corrigiendo el último examen que se le había tomado al curso en donde Draco estudiaba negocios y administración se empresas.

 

-Oye Malfoy –dijo uno de sus compañeros-, ¿Por qué no te relajas un poco?

 

-No sé como puedes estar tan tranquilo, ¡Es nuestro último examen, por Merlín!

 

El calor del verano que se aproximaba, se le juntaba con los nervios, el miedo y…

 

-… Draco Malfoy –llamó uno de los profesores.

 

Draco tragó saliva y caminó hasta su maestro, éste le tendió un pequeño boletín, en donde figuraban todas sus notas.

 

-Felicitaciones –le dijo el hombre… el mismo hombre que lo había alentado a estudiar, aquella vez en la fiesta.

 

Draco miró sorprendido el boletín, y de pronto sintió que ese yunque pesado y filoso que sentía en la espalda, se caía. Pudo ver una puntuación de 9.5, que le decía que había terminado sus estudios con excelencia.

Sus compañeros los abrazaban y felicitaban. Ya había dado otro paso, cada vez faltaba menos para ser feliz por siempre… junto a Harry.

 

Esa misma noche, hubo una cena en honor a Draco, solo estaba su madre, Astoria, los padres de ésta, y su padrino Severus.

El rubio trató de que no se notara su tristeza, si bien había hablado con Harry mediante el diario, no era lo mismo.

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Dos semanas, solo dos ínfimas semanas los separaban del tan bendito día de la boda.

Harry y Draco estaban teniendo su festejo íntimo en el apartamento, pues Harry también había finalizado Hogwarts con… buenas notas.

 

-¡Deja de saltar sobre la cama Harry!

 

-¿Por qué no vienes a saltar conmigo?

 

-Porque no soy un niño ¡bájate ya!

 

-Oblígame.

 

-¿Crees que no puedo?

 

Draco se subió a la cama, pero fue agarrado bruscamente por Harry, dejándolo indefenso debajo de su cuerpo.

Se fundió dentro de la boca del rubio, acariciándolo con su lengua, mordiendo sus labios, besándolo como si fuera la última vez. Finalmente se separó, viendo a un Draco sonrojado y jadeante, con sus labios rojos e hinchados.

 

-Yo puedo saltar sobre la cama, pero te aseguro que no soy un niño –le dijo Harry, en un tono muy sugerente.

 

Ante este comentario, Draco no pudo hacer más que sonreír, aun estaba algo atontado por semejante beso.

 

-Diablos –siguió Harry–. Eres tan, tan hermoso.

 

-¿Entonces, qué esperas para hacerme el amor?

 

-¿Eso quieres? –se acercó aun mas Harry, rozando los labios de su amante.

 

-Ahja.

 

Los chicos volvieron a besarse, pero esta vez de forma más suave y delicada, disfrutando del calor y el contacto del otro.

Leves gemidos comenzaron a escucharse, cuando las manos de ambos se colaban por dentro de la ropa.

Los movimientos de sus cuerpos anticipaban una nueva noche de intimidad, de pasión y, sobre todo, de amor.

 

El buen momento fue interrumpido por el sonido de la red flú, ambos se sobresaltaron, pero estaban tranquilos al saber que las únicas personas que permitía el ingreso al apartamento eran ellos dos, Narcissa  y Snape.

 

-Diablos –se quejó Draco, levantándose de la cama para averiguar quien era el entrometido visitante.

 

Cuando salió a la sala, vio a su madre poniendo flores sobre la mesita de café.

 

-Mamá.

 

-¿Draco?, hola mi amor.

 

-Estoy con Harry.

 

-Hola Narcissa –salió el moreno de la habitación, con la ropa algo desarreglada, y mirada de decepción.

 

-Oh, no… lo siento mucho, chicos, no sabia que estarían aquí y quería ordenar un poco el lugar.

 

-No hay problema, mamá.

 

-Si que lo hay… que idiota soy.

 

-No es para tanto Narcissa.

 

-Si que lo es, pero que desconsiderada…

 

-Mamá.

 

-…Cómo no pensé antes.

 

-¡Mamá!

 

-¿Si?

 

-¿Por qué no dejas de lamentarte y te vas?

 

-Si, eso… tienes razón. Si, adiós.

 

Narcissa besó a los chicos y Harry pudo jurar que la sintió temblar, finalmente desapareció por la chimenea.

Draco la selló para que nadie más interrumpiera.

 

-¿Donde estábamos? –dijo el rubio, tomando a Harry de la cintura, acercándolo a su cuerpo.

 

-Espera… ¿no viste a tu mamá algo extraña?

 

-¿Extraña?

 

-Si, su actitud. Hasta juraría que la sentí temblar.

 

-Yo no noté nada –dijo, restándole importancia al asunto y preocupándose más por besar el cuello de Harry.

 

-Tal vez venía a hablar contigo.

 

-Mmm si, tal vez.

 

-Draco, basta. Escúchame, tal vez debas ir a hablar con ella… luego.

 

-…Luego –dijo Draco, compartiendo la sonrisa de Harry, y arrastrándolo hacía la habitación, para terminar lo que habían comenzado.

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Astoria lo hacía participar en todos los detalles de la organización, las flores, la música, hasta el más mínimo detalle. Draco sólo se limitaba a decir que si, o a acertar con la cabeza, cualquier cosa le daba igual… total, no le importaba.

 

La ceremonia se llevaría a cabo en los jardines de la Mansión Malfoy, y luego vivirían ahí; esto llenaba de alegría a Draco… no más Francia, no más traslador, no más apartamento. Podría conectar la chimenea con la casa de Harry, y podrían enviarse lechuzas varias veces al día.

 

Harry le había contado que estaba arreglando la casa donde había nacido en el Valle de Godric y que iría a instalarse ahí, a pesar del enojo de su padrino, que quería vivir junto a él en Grimmauld Place.

 

-¿Esta muy deteriorada? –escribía Draco sobre el diario, esperando la respuesta de Harry.

 

-Solo por fuera, adentro le hace falta pintura.

 

-Que bien, ¿Lo haces al estilo muggle?

 

-Algunas cosas, llamé a Molly para que me ayude con la decoración.

 

-Harry, bien sabes que mi mamá tiene mejor gusto.

 

-Ya que mencionas a tu mamá… ¿hablaste con ella?

 

-Ups.

 

-Draco, realmente siento que esa aparición en el apartamento no fue casualidad.

 

-¿Tu crees?

 

-¿Por qué no vas y averiguas?

 

-Si, siempre tienes razón en estas cosas.

 

-Luego cuéntame.

 

-Si. Ya mismo iré. Te amo.

 

-Suerte, te amo.

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Draco se apareció en medio de la sala de la mansión y, por poquito, no cae al piso. Miró a su alrededor y vio la casa a oscuras, sólo las lámparas pequeñas de la sala estaban prendidas.

Según la señora Greengrass, su madre había ido a la mansión Malfoy a poner en orden algunos detalles de la decoración, pero al parecer no estaba ahí. La llamó, pero ésta no contestaba… ya comenzaba a preocuparse.

 

Subió la escalera, seguramente estaría en su cuarto. Cuando llegó a la puerta del mismo, escuchó unos ruidos extraños, lo que hizo que su preocupación se incrementara. Sin pensarlo dos veces abrió la puerta, incapaz de imaginar lo que vería.

 

-¿Mamá?

 

-¡Draco! NO –gritó su madre.

  

-¡Mierda! –dijo el hombre que estaba sobre ella, cubriendo a ambos con las sábanas.

 

Draco cerró la puerta de la misma manera en que la había abierto.

No podía cerrar ni sus ojos, ni su boca, estaba paralizado por lo que acababa de ver.

Había sorprendido a su madre teniendo sexo con… ¿Severus?

 

-¡Hijo!… Draco –salió su madre del dormitorio, estaba sonrojada y despeinada, y llevaba una bata puesta de forma descuidada.

 

Draco apenas podía responder o cuadrar un pensamiento, estaba en un estado de shock absoluto.

 

-¡Draco! –gritó su madre y eso pareció volverlo mínimamente a la realidad.

 

El rubio sólo pudo atinar a taparse la cara con las manos, quería arrancarse esa fugaz imagen de su mente, probablemente le pediría a su padrino que le lance un obliviate… ¿su padrino?

En ese momento Snape salió de la habitación, casi en las mismas condiciones que su madre.

 

-¿No te enseñaron a golpear la puerta? –le dijo, apenas viendo lo traumado que parecía el chico.

 

-Severus, basta.

 

-¡¿Qué carajo estaban haciendo?! –preguntó gritando, pero al instante se dio cuenta de lo estúpido de su pregunta–. No me contesten.

 

-Hijo, quise ir a hablar contigo –comenzó su madre.

 

-¿Cuándo? ¿De qué?

 

-Una pregunta a la vez, Draco –intervino Snape.

 

-Mira padrino… después de lo que vi mejor ni me hables.

 

-¡No seas grosero, Draco! Además, Severus tiene razón, tú entraste sin golpear.

 

-Escuché ruidos y me preocupé, jamás pensé que te estarías revolcado con…

 

-… ¡Cuidadito, Draco! –lo cortó Snape.

 

-¡¿Qué?! ¡¿Qué está pasando aquí?! ¡¿Desde cuándo?!

 

-Iba a decírtelo, pero estabas con Harry.

 

Entonces Harry tenía razón, a ese chico jamás le fallaba una corazonada, ese día que su madre apareció en el apartamento la había notado nerviosa, debía admitirlo,  pero pensó que había sido por interrumpirlos… ahora se daba cuenta de que no era así.

 

Corrió hasta su habitación y se encerró como si fuera un niño chiquito, lamentó no haber traído el diario para hablar con Harry en ese momento.

Después de un tiempo la puerta se abrió sola por un hechizo de Snape, y éste, junto a su madre, entró; ambos ya vestidos y un poco más arreglados.

 

-Deja de actuar de esa manera Draco, pensé que habías madurado –lo reprendió su padrino.

 

-Hijo –dijo su madre con ternura, sentándose en la cama, a su lado–, lo descubriste de la peor manera, ojala nunca hubieses visto eso.

 

-Ojala –contestó Draco, aun algo traumado.

 

-Trata de pensar claro por un momento –siguió su madre-, ¿Qué te dice lo que viste?

 

-Que claramente algo pasa entre ustedes.

 

-¿Y qué opinas?

 

-No lo sé, jamás lo imaginé.

 

-Lo entiendo bebé, te daremos tiempo para pensar.

 

Draco estuvo más de una hora pensando en su cuarto, y sólo podía llegar a una conclusión, lo mejor era bajar y comunicársela cuanto antes.

 

Ahí estaban, sentados en un sillón distinto cada uno, separados y pensativos, hasta parecían preocupados.

 

-Draco –dijo Snape al verlo. Su madre se paró como si tuviera un resorte, seguida por el hombre.

 

El lugar estaba en silencio, y Draco no podía dejar de verlos, pensando en lo bien que se veían juntos. Su padrino estaba con su madre, y tenía puesta una de sus manos sobre el hombro, en señal de apoyo.

 

-Es genial –dijo finalmente Draco–. Creo que es genial.

 

Su madre y su padrino se lanzaron sobre él, en un abrazo lleno de agradecimiento y felicidad. Luego se sentaron, pero esta vez los tres juntos, y decidieron contarle a Draco todo, con lujo de detalles... aunque un pequeño detalle, desgraciadamente, ya lo había visto.

Notas finales:

Lindo lo de Snape y Narcissa, ¿No?, lastima Draco, pobresito jaja.

Les cuento que el proximo capi ya será la boda de Draco, pero no se preocupen, omiti muchos detalles, creo que a nadie le gustaria saber sobre la noche de bodas y esas cosas.

Bueno... ya estoy por llegar a los 300 reviews con su ayuda. Gracias por leer. Los quieeeeeeero!!!


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