Algunos días después de la pelea en el baño de prefectos, Harry observaba como Draco aun tenia un aire de tristeza, Cedric por otro lado estaba como si nada hubiera pasado.
No podía dejar de pensar en ese supuesto juego que habían mencionado, con sus reglas y todo lo demás, sea lo que sea, Malfoy lo estaba perdiendo.
-Muy bien, atención todos – llamo el profesor Snape en clase de pociones – van a realizar una poción de a dos, la nota será compartida así que ambos deber trabajar, los ingredientes están en la despensa y las indicaciones en el pizarrón.
Todos empezaron a poner manos a la obra hasta que Snape los interrumpió.
-¿A donde van?, no he asignado las parejas.
El salón comenzó a llenarse de fastidiosos murmullos.
-¡Silencio!, bien… Weasley con Zabini, Granger con Parkinson, Longbottom con Notts… y por supuesto Malfoy y Potter.
Distinto a lo que Harry hubiera pensado, la reacción de Malfoy fue nula, ni siquiera levanto la mirada, o le dirigió alguna palabra de desprecio.
Algo dudoso se acercó al asiento que había abandonado Zabini, y se sentó.
-¿Malfoy? – lo llamo Harry.
-Que quieres Potter.
-Pues, Snape nos asigno para la poción.
-¿Poción, cual poción?
-¿Estabas aquí, o en la luna?
-A ti no te importa cara rajada.
-No te enojes dragoncito.
Ups, Harry creyó que decir eso seria divertido… gran error.
-¿Como me llamaste? – preguntó Draco, a punto de salirle fuego por los ojos.
-Yo, nada.
-Me llamaste dragoncito.
-Claro que no.
-¡Si lo hiciste maldito!
El salón no era muy grande, así que los gritos de Draco lograron distraer a los demás y llamar la atención del profesor Snape.
-¿Que pasa aquí?
-Solo es un mal entendido, profesor – trato de explicar Harry, pero no le sirvió para nada, Draco salio corriendo del salón dejando a todos con expresión de asombro.
-Ya veo… ya que al parecer usted es responsable, saldrá y traerá al señor Malfoy nuevamente si no quiere que los castigue.
Sin atreverse a desobedecer, salio a buscar a Malfoy sin saber donde éste se encontraría.
Pensó en hacerla mas fácil, subió a su cuarto y busco el glorioso mapa de los merodeadores… Draco estaba en la torre de astronomía.
-¿Malfoy? – lo llamó Harry desde la puerta, sin atreverse a acercarse del todo.
-¡Oooh, me pasan todas juntas! ¿ahora que Potter?
-El profesor Snape me mando a buscarte, dijo que regresemos o nos castigara.
-Seguramente a ti, mi padrino no me castiga.
-¿Puedo saber porque te fuiste?
-No, no puedes.
-Te llame dragoncito ¿bien?… lo hice para molestarte, no sabia que significara algo para ti.
-Bueno, ahora ya lo sabes.
-¿Estas mal por algo?
-Mira, no finjas interés ¿de acuerdo?
Draco se bajo de la ventana en la que estaba subido y paso con paso acelerado por alado de Harry… éste, por una especie de instinto inexplicable lo tomo fuerte del brazo haciendo que detuviera su marcha, quedando muy cerca uno del otro.
-¿Tanto me odias? – pregunto con voz firme Harry.
-Así es.
-¿Porque? Tengo derecho a saberlo ya que estoy involucrado.
-Porque si.
-Ese no es un verdadero motivo.
-Lo es para mi.
Totalmente decidido e impulsado por alguna especie de sentimiento incomprensible, Harry tomo de la camisa a Draco y lo beso con algo de violencia y torpeza.
Al parecer en el mismo momento que sus labios hicieron contacto comprendieron los hechos… Harry se separo con los ojos grandes como platos, esperando una bofetada de parte del rubio, pero éste se lo veía sorprendido y sonrojado, abriendo la boca para intentar hablar, pero sin poder emitir sonido.
-Ahora ya tienes una buena excusa para odiarme.
Sin mas que decir, Harry se marcho al salón de pociones, sin importarle Snape, el trabajo, o el castigo.
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Pansy estaba muy preocupada por el estado de Draco, dispuesta a ayudar a su amigo, tomo la solitaria decisión de ir a hablar con Cedric y también con Cho Chang, seguramente ella podría ayudar también.
Al parecer Cedric estaba dispuesto a volver a su “jueguito” con Draco, había pasado una semana sin sexo y el muy promiscuo querría volver a las andanzas sin importar los sentimientos de Draco.
La noche anterior a la segunda prueba del torneo de los tres magos, tuvieron un fugaz encuentro para poder hablar y solucionar las cosas en caso de que algo saliera mal al otro día.
El encuentro tubo lugar en un aula en desuso cerca de las mazmorras, Draco hacia su ronda de prefectos y no levantaría sospechas, igual que el Hufflepuff.
El rubio entro al salón viendo a Cedric que ya estaba ahí.
-Hola dragoncito ¿me extrañaste?
-Eres un creído, pedante y un narcisista.
-Tengo con que.
-Yo también.
-Lo se, por eso estoy contigo.
Sin poder resistirse, Draco solo se dejo besar por Cedric… realmente lo había extrañado, y en su cabeza comenzaba a rondar la idea de estar enamorándose, la única y mas importante regla de su “juego”.
-Sabes delicioso, te extrañe – dijo Cedric con ese tono que hacia enloquecer a Draco.
-Yo también.
-No volvamos a pelear ¿si?, es absurdo.
-Y tu no vuelvas a tratarme como un niño.
-Es que no me gusta que te comportes como una niña enamorada.
-No lo hago, pero a veces uno se confunde.
-A veces los sentimientos pueden volverse peligrosos.
-Peligroso es lo que tu harás mañana.
-No te preocupes dragoncito, nada me pasará… pero de ser así.
-No digas eso.
-… de ser así, deberías tener a otro en vista ¿no? Seria un desperdicio que estés solo.
-Yo no quiero a nadie mas.
-Hoy Pansy me contó lo que paso con Harry Potter en clase.
-¿Y eso que tiene que ver?
-Se los vería formidable juntos.
-No digas pavadas… además Potter no es como nosotros.
-Tal vez no, pero seguro que contigo haría una excepción.
-Cállate.
-¿Porque no me callas tu?
Entendiendo la indirecta perfectamente, comenzó a besar a Cedric de una forma posesiva y apasionada. Draco estaba parado en las puntas de sus pies, ya que Cedric era un poco mas alto que el y lo estaba abrazando de su espalda subiéndolo hasta sus labios.
Draco enredaba sus dedos en los cabellos castaños, mientras que sus lenguas también se encontraban enredadas dentro de sus bocas.
Las manos comenzaron a colarse dentro de las ropas, y esto hacia que la temperatura de sus cuerpos comenzara a elevarse rápidamente.
La traviesa actitud de Draco hizo que Cedric se separe unos centímetros al sentir una mano en su entrepierna.
-Espera.
-¿Qué sucede? – preguntaba Draco sin detener sus manos ni sus besos.
-Por favor, no me hagas esto, mañana tengo la prueba.
-Solo será un ratito.
-Apiádate Draco, tu sabes que quiero pero…ahhh.
-Bien, es ese caso.
Draco lo llevo hasta una de las paredes y luego de besarlo se arrodillo frente a él, bajo toda su ropa hasta el piso y comenzó a jugar con su miembro excitado.
Su lengua hacia deliciosos círculos en la punta enrojecida, haciendo que Cedric empiece a emitir gemidos y arquear su espalda.
Lamía toda la extensión, de atrás para delante, para luego introducirla entera en su boca.
Cuando implemento una de sus manos al maravilloso trabajo que estaba haciendo su lengua, Cedric se aferró de los platinados cabellos, y con un grito de placer acabo dentro de la boca de su amante.
-Mierda dragoncito.
-Creo que no tendrás problema para descansar hoy.
-Eres increíble – decía Cedric, mas que por cariño, lo decía por el placer que le causaba. Draco comprendía esa actitud y no podía evitar sentir ese nudo en su garganta producto de la tristeza que experimentaba.
-Suerte para mañana, estaré ahí.
-Te compensaré luego, lo juro.
-Mas te vale.
Luego de otro beso, ambos se despidieron, y volvieron a sus respectivos dormitorios. Cedric se durmió con una sonrisa en sus labios, recordando lo que esa lengua le había hecho sentir hacia pocos minutos… sin embargo Draco se durmió con una sensación de vacío e incertidumbre, sin poder sacar de su mente que irremediablemente se había enamorado.
Pero en otro lado del castillo, dentro de la torre de los leones, Harry no podía dormir, su mente aun no encontraba explicación a lo que había hecho en la torre de astronomía… Había besado a Draco Malfoy, su primer beso fue producto de un impulso que no sabía entender, de una actitud que no era propia de su personalidad, y lo mas inquietante de todo era que no se arrepentía y si pudiera retroceder el tiempo, lo volvería a hacer.