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Sentimientos peligrosos por tenshi_kun

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Notas del capitulo:

Hola amigos!!

Finalmente llego el dia (triste) en que esta historia que me dio tantas alegrias y satisfacciones, llega a su fin.

Quiero contarles que disfrute cada letra de cada capitulo. Desde el romance entre Draco y Cedric, pasando por los sentimientos de venganza, las etapas de Draco, la guerra, Narcissa y Snape, el bebito Leo... todo ha sido perfecto para mi, y espero de todo corazon que lo hallan disfrutado.

Mil gracias como siempre a mi amiga Ann. Cada ves que termino un capitulo se lo mando a ella, y me lo corrige. Sos lo mejor amiga, te quiero.Sin mas que decir... por ahora. A leer!!

Draco descubrió feliz que las protecciones de la casa de Harry, y la entrada por la chimenea, estaban abiertas para él. Pero también descubrió, triste, que no estaba ahí.

El rubio le dio un vistazo a la casa, se la veía bastante desordenada, cambiada… abandonada.

 

Decidió recorrerla, la habitación de Harry estaba como la última vez que la había visto, casi un año atrás. Había un pequeño cuarto atiborrado de libros, escobas y muebles, y se imaginó una bella habitación para Leo ahí. Miró por la ventana y pudo ver que esas hermosas rosas que había arrancado una vez, ahora estaban marchitas y muertas.

 

El pueblo del Valle de Godric se veía muy hermoso por ser una fría noche de invierno, en cambio el parque y la casa de Harry tenían un aura algo tenebrosa, oscura… triste. Los árboles estaban pelados, el pasto seco y comprendió, que mucho de eso, se debía al ánimo de la persona que habitaba allí.

 

Volvió a la planta baja y se acercó a la chimenea, no lo había visto cuando llegó, pero sobre ella había fotografías que no estaban la última vez que estuvo ahí.

Había una con su padrino Sirius Black, otra con sus dos inseparables amigos, otra de sus padres, y otra… Draco la tomó para verla más de cerca. Era un recorte de “El profeta”, de cuando Leo había nacido, podía verse el mismo con su hijo recién nacido en brazos.

 

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el ruido de una puerta abriéndose. Miró por la ventana y vio a Harry. Parecía cansado, triste y sin ánimos de arreglar la puerta de la verja de entrada, que emitía un irritante chirrido.

Draco salió a toda prisa y, cuando dio tres pasos fuera de la casa, se paralizó. Esas esmeraldas verdes lucían sorprendidas y confusas a la vez… pero el brillo que irradiaban, era de una inconfundible felicidad.

 

Ambos se acercaron lentamente, se miraron de forma extraña, como si no creerían en lo que estaban viendo. Las respiraciones de los dos se aceleraron por la emoción, la angustia contenida… el deseo.

Draco lo aferró de su túnica de auror y lo acercó más a su cuerpo. Harry se veía más hombre, su pelo rebelde estaba peinado y sentía como sus manos le rodeaban el cuello, enterrando los dedos en su pelo largo.

 

 

Ninguno podía pronunciar palabra, tampoco querían hacerlo, ellos sabían que tenían el resto de su vida para hablar, porque ya no había nada ni nadie que se interpusiera entre ellos.

La vista gris de Draco estaba fija en la verde de Harry, pero bajó hasta posarse en sus labios. Sin poder retrasarlo más, lo besó.

Luego de que el beso se intensificara notoriamente, tuvieron que separarse. Ambas miradas volvieron a unirse y, nuevamente, sobraron las palabras.

Harry tomó de la mano a Draco y se metieron a la casa.

 

Draco veía como Harry prendía velas con su varita, llenando la habitación con la cálida luz que emanaba. El moreno se volteó y quedó a milímetros de Draco. Éste quiso hablar, pero Harry lo detuvo. No era necesario pronunciar palabra, con la mirada profunda de ambos, se decían todo.

 

Tanto Draco como Harry se sentían muy nerviosos. Ambos lo sabían, las palpitaciones del corazón lo hacían notar. Era como haber vuelto en el tiempo, y estar en la habitación de Draco dentro de Slytherin, a punto de tener su primera vez juntos… se sentía exactamente igual a esa noche.

 

Harry sentía como el cuerpo de Draco temblaba cada vez que lo acariciaba. Y el moreno tampoco podía evitar estremecerse cuando el rubio lo besaba, con tanta dulzura y pasión como lo recordaba, como tantas noches lo había soñado.

 

El ahora largo cabello de Draco estaba desparramado por todo el colchón, su pecho subía y bajaba aceleradamente, más aun, cuando todo el cuerpo desnudo de Harry, se posó sobre el suyo.

 

-Te amo Harry –dijo finalmente Draco. Obviamente Harry sabía eso, pero hacía tanto tiempo que no se lo decía, que le pareció correcto recordárselo.

 

-Lo sé Draco, no hace falta recordármelo. Yo también te amo.

 

-Es que pasó mucho tiempo.

 

-Jamás te creí, era imposible creer en lo que me dijiste.

 

-Lo siento tanto, Harry.

 

-Shh, tenemos  toda la vida para hablar…. Porque te juro, Draco, que jamás nadie volverá a separarnos.

 

Harry lo besó de forma ruda, impulsado por toda la fuerza que sentía en su corazón. Al mismo tiempo, su cuerpo comenzó a moverse sobre el de Draco, y los primeros gemidos de la noche se comenzaron a oír.

 

Los besos y las caricias se intensificaban a cada segundo, las sensaciones eran abrumadoras y el fuego contenido durante tanto tiempo envolvía el lugar.

Harry comenzó a besar cada centímetro del cuerpo de Draco, degustando la deliciosa piel, disfrutando del calor, riendo con cada vibración proveniente del rubio.

 

Las velas se consumían, la temperatura del ambiente se elevaba, los cuerpos comenzaron a sudar y los besos no parecían querer detenerse.

 

Draco y Harry estaban sentados en medio de la cama, envolviéndose cada uno con sus respectivas piernas. Sus miembros erectos se rozaban delicadamente mientras que ambos, mirándose siempre a los ojos, no dejaban de acariciar sus cuerpos.

 

Harry deslizaba sus manos por el sedoso cabello platinado de Draco, lo contemplaba pensando en lo hermoso que le sentaba, en lo bien que se sentía entre sus dedos.

Draco acariciaba la espalda y los brazos de Harry, parecía un cuerpo totalmente distinto, más trabajado, más masculino, todo un destacado auror.

 

Draco se movió, cambiando la posición en la que estaban, logrando quedar sobre Harry,  sintiendo ese cuerpo formado y esa suave piel.

Los labios de Draco y el cuerpo de Harry combinaban tan bien como el pan y la mantequilla. Descendiendo más y más, Draco llegó a ese lugar que tanto había extrañado, y que tanto le gustaba. Tomó con su mano derecha la base del miembro de Harry y se lo introdujo entero en su boca, sin más rodeos.

 

Harry arqueó su espalda, estrujando las sábanas entre sus manos. Hacía mucho tiempo que no experimentaba esa sensación tan deliciosa… que ya se le estaba olvidando.

Draco seguía succionando el miembro de Harry, cada vez de forma más veloz y profunda.

Harry quería detenerlo, no quería acabar aun… pero le era imposible. Esa boca y esa lengua se sentían demasiado bien, tanto, que no le dejaba coordinar los pensamientos.

 

Justo en el momento que estaba por estallar, Draco se detuvo provocando un gemido de frustración en Harry.

 

-¿De veras quieres terminar? –preguntó Draco sobre sus labios- ¿O prefieres hacerlo dentro de mí?

 

Harry le sonrió pícaro, en ese tiempo que había estado involuntariamente separados, Draco no había olvidado nada de lo que le gustaba. Los juegos, las caricias, los susurros al oído. Todo estaba ahí como si no hubiera pasado un solo día.

 

-Ya conoces la respuesta –contestó.

 

Lo volteó en la cama, volviendo a posarse sobre él y a tener el control. Probablemente nunca lo diría, quizá porque Harry lo sabía aunque no lo expresara. Así como Draco intuía que su moreno amaba doblegarlo a su voluntad, someterlo… todo un privilegio tratándose de un Malfoy.

 

-Hazlo Harry… te extrañé tanto.

 

-Yo también, esto me parece un sueño.

 

-Pero no lo es. Estoy aquí, y esta vez será para siempre.

 

Volvieron a fundirse en un profundo beso, mientras que acomodaban sus cuerpos, que encajaban a la perfección, como si estuvieran hechos a medida.

Harry convocó un hechizo lubricante sin varita, algo que sorprendió a Draco y que Harry captó de inmediato… la conexión seguía ahí.

 

-Te lo contaré luego –dijo Harry, dedicándole una sonrisa.

 

El mismo acomodó su miembro y comenzó a introducirlo lentamente.

Draco sintió una punzada de dolor que no experimentaba hacia tiempo, pero sospechaba que así sería por todos los meses transcurridos sin actividad sexual.

 

Harry comprendía eso y decidió relajar a Draco esparciendo pequeños besos por todo su rostro.

 

-El nombre de tu hijo es perfecto. Gracias –le dijo Harry cuando se sintió completamente dentro de Draco. Su estrategia era relajarlo un poco para que se acostumbre a la intromisión.

 

-Nuestro hijo, Harry… Ahora, Leo es tu hijo también.

 

Harry tragó duro para poder pasar el nudo que se había formado en su garganta, que, esta vez, era producto de la felicidad que sentía.

 

Draco comenzó a moverse y Harry lo hizo también. Ambos cuerpos se movían de forma lenta y al unísono, disfrutando de cada suspiro, de cada una de las sensaciones.

Harry se sostenía de sus antebrazos, colocados a los lados del pecho de Draco, su cadera se movía sensualmente para atrás y para adelante dentro de las piernas abiertas del rubio. Sus ojos estaban fijos en los de Draco, profundizando en su interior, deleitándose con el bello rostro que reflejaba placer.

 

Draco estaba sintiendo como nunca antes, la felicidad y el placer aumentaban a cada milésima de segundo, el tener a Harry ahí, dentro suyo otra vez, era como algo irreal. Sus manos viajaban desde la nuca del moreno hasta su trasero, ahí lo apretaba hasta oír un gemido, luego volvía a subir hasta su cabeza para enterrar los dedos en la cabellera azabache y acercarla hasta juntar los labios de ambos.

 

Las respiraciones estaban aceleradas considerablemente, el sudor ya los cubría en su totalidad, y esa electricidad tan deliciosa viajaba cada vez más rápido por el cuerpo de ambos.

 

Los movimientos de Harry comenzaron a acelerase haciéndose mas profundos, pero igual de acertados… porque tocaba siempre ahí, donde sabía que a Draco le volvía loco.

 

-Aaah, Harry….

 

-Sé exactamente donde te gusta… jamás lo olvidé.

 

-Yo… tampoco.

 

Harry apretó aun más su cuerpo al de Draco, haciendo que el miembro de éste quedara prisionero entre ambos, logrando una perfecta masturbación… algunos truquitos, tampoco habían sido olvidados.

 

La cama se movía al mismo ritmo que ellos, y los gemidos y jadeos eran más que audibles.

El lujurioso final llegó cuando ambos explotaron juntos.

 

Harry se sintió tan feliz que dejó escapar las lágrimas que estaba conteniendo. Se sintió aliviado y conmovido cuando vio una gota transparente deslizándose sobre la mejilla de Draco, también estaba llorando.

 

Ambos sonrieron y se besaron. Harry salió del cuerpo de Draco y se recostó exhausto sobre su pecho, sintiendo el corazón aun acelerado.

 

-Buenas noches Harry.

 

-Hasta mañana Draco.

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Los rayos del sol de la mañana hicieron que Harry comenzara a despertar. Instintivamente atinó a abrazarse al cuerpo de Draco, pero éste no estaba en donde debería estar.

Harry se sobresaltó, estaba en la misma posición que había quedado luego de hacer el amor con Draco, ¿Por qué no estaba ahí? ¿Acaso realmente había sido un sueño?

 

Se sentó en la cama y se frotó la cara tratando de pensar y despejarse. Paseó, algo confundido, su mirada por la habitación y vio un pequeño papel levitando cerca de la puerta.

Se paró y lo leyó, y ahí fue en donde el alma le volvió a su cuerpo.

 

 “Enseguida regreso, fui a buscar a nuestro hijo”. 

Harry sonrió… “nuestro hijo”, apenas podía creerlo. Realmente serían una familia, serían felices para siempre. Decidió bajar y ordenar un poco la casa, era todo un completo abandono.

 

Gracias a la magia había logrado ordenar toda la casa en tiempo record.

Fue hasta la cocina y se sirvió un café, en ese mismo instante recordó que debía arreglar la puerta de la verja de entrada de la casa, ya que emitía un chirrido realmente irritante... y ahí lo captó, habían llegado.

 

Salió a toda prisa hasta la puerta, la abrió y los vio… su familia. Draco estaba tan hermoso como la noche anterior y traía a Leonidas en brazos.

Cuando los tres quedaron frente a frente, Harry no supo que pensar, que decir o que sentir.

 

-Leo –comenzó mirando a su hijo–, éste es el León tan noble que te prometí un día presentarte.

 

El pequeño estaba cerca del año de edad y no entendía exactamente lo que le decía su padre, pero estaba claro que era muy inteligente y percibía todo lo que sucedía a su alrededor, ya que él solito estiró sus bracitos hacía Harry y éste, por instinto, lo tomó entre sus brazos, sin salir aun de la sorpresa.

Draco tenía una sonrisa que hacía tiempo no ocurría. Era la escena más hermosa que había visto en su vida, la más esperada.

 

-Así que… Leo, ¿No? –dijo finalmente Harry, con su voz considerablemente apretada.

 

-Así es… o Leo Lucius.

 

-Leo… –dijo de pronto el bebé con su tierna vocecita, haciendo que ambos hombres rieran casi a carcajadas.

 

-Jaja, sabe decir su nombre.

 

-Vaya, eres muy inteligente Leo.

 

La contestación el niño era la de siempre, Draco no podía creer que también se ocultara avergonzado en el pecho de Harry, eso sólo lo hacía con la gente más cercana… habían comenzado con el pie derecho.

 

-Me muero de hambre –se quejó Draco.

 

-Entremos a comer entonces.

 

Los tres entraron a la casa justo en el mismo instante en que comenzaba a nevar.

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Es increíble como, cuando en tu vida todo es perfecto equilibrio y felicidad, el tiempo pasa volando.

 

Había pasado poco más de un año desde esa agitada semana en donde se había juntado la muerte de Astoria, el Ovibliate a su madre y el reencuentro con Harry… Y ahí estaban todos en el jardín de la mansión Malfoy.

 

Draco veía todo la decoración, era muy parecida a la de su boda con Astoria, sólo que esta vez, no era él el novio dolido y torturado de aquella vez.

En esa ocasión el novio era nada más y nada menos que su padrino Severus Snape.

 

Hacia un par de meses atrás, en una cena familiar como cualquiera, Severus les había dado un sorpreson a todos cuando se arrodilló frente a Narcissa, y de su bolsillo sacó una pequeña cajita que contenía un anillo con un no tan pequeño diamante.

Harry siempre bromeaba con esa noche, diciendo que aun se sentía encandilado y los ojos le dolían por el increíble brillo de ese diamante, casi enceguecedor.

 

Harry estaba vestido de forma exquisita, Draco se había dado a la tarea de remodelar todo el guardarropa de Harry.

Tenía puesto un traje negro, una camisa blanca con una angosta corbata y una fina túnica de color negro también.

Llevaba a Leo en sus brazos, que también estaba vestido de forma encantadora con sus dos terribles años de edad. Tenía puesto un trajecito gris claro, de chalequito y short, una camisa blanca y con un moño rojo.

 

Draco, en cambio, iba vestido íntegramente de negro, y solo en su túnica tenia delicados detalles de hilos en plata.

Desde la ventana del despacho miraba como Harry alzaba más alto a Leo para que pudiera alcanzar una flor del árbol.

Estaba tan hipnotizado mirando esa maravillosa escena que no sintió a su padrino detrás de él.

 

-Hermosa familia –dijo Severus.

 

-Padrino… me asustaste.

 

-Perdón, pero el asustado aquí soy yo.

 

-No tienes por qué –le dijo, mientras arreglaba el moño blanco del traje del novio.

 

-Jamás pensé que llegaría a esto… pero es maravilloso.

 

-Lo sé, cuídala mucho.

 

-Como hasta ahora.

 

-¿Ya duerme bien?

 

-Si, hace mucho que lo hace, por suerte.

 

Draco respiró con alivio. Su madre había tenido unas cuantas pesadillas luego del Ovibliate. Según ella, soñaba que mataba a Astoria… cosa que era real. Pero todo había pasado, había tomado una poción, la había visto el medimago y ya no había nada que temer.

 

-Bueno, será mejor que vayas bajando –le dijo Draco, mientras le arreglaba la túnica en el espejo.

 

-Uuuf, si.

 

-Respira profundo, esa es la clave.

 

-Ok.

 

Pero el que comenzó a ponerse nervioso ahora era Draco, ya que estaba caminando de un lado hacia otro en el pasillo frente a la puerta del cuarto en donde se estaba alistando su madre. Él sería el que la llevaría del brazo por la alfombra roja hasta el altar.

 

Su corazón dio un vuelco cuando vio salir a su madre. Llevaba un vestido de seda color beige con algunos detalles bordados en oro. Era un vestido digno de una reina, y ella lo llevaba como tal. Su cabello estaba recogido y ondulado. Finalmente, su hermana Andrómeda puso en sus manos un ramo de rosas rojas.

 

-Mamá… -apenas pudo decir, estaba prácticamente sin aliento.

 

-¿Cómo ésta Severus?

 

-Nervioso.

 

-Igual yo.

 

-Es hora mamá… vamos.

 

-…Vamos.

 

Narcissa entrelazó su brazo al de su hijo, respiró hondo, y caminaron escaleras abajo.

 

-Mamá –interrumpió Draco–. Gracias.

 

-¿Por qué?

 

-Por todo… gracias.

 

Ambos se besaron y abrazaron, Narcissa no entendió muy bien ese agradecimiento, pero Draco lo entendía muy bien… solo él y Snape lo entendían.

 

Ya estaban todos en sus lugares, el ambiente era alegre, el clima cálido, y los invitados felices.

Una música muy suave comenzó a sonar y Draco, junto a la radiante novia, aparecieron. Se escucharon algunos murmullos y exclamaciones, Narcissa estaba realmente deslumbrante.

 

Harry miró a Draco y le guiñó el ojo en señal de apoyo, Leo en sus brazos sonreía.

 

Al llegar al altar, Draco dejó a su madre en manos de Severus y ambos intercambiaron una mirada cómplice. Todo lo ocurrido seguía en un hermético secreto entre ellos, y así seguiría por siempre.

 

Draco se apartó del altar, en donde los novios se colocaron frente a frente y se tomaron de las manos. Él fue a sentarse a la primera fila de sillas junto a Harry y Leo.

 

La ceremonia había sido hermosa, los votos de ambos estuvieron conmovedores y algo cursis. Se colocaron los anillos y finalmente se besaron… fue en ese mismo instante en que unos de los invitados decidió romper el hielo aplaudiendo y gritando. La personita fue Leo Lucius, haciendo que las demás personas estallaran en carcajadas y aplausos también.

 

Todo era más alegre y feliz de lo que pudieran imaginar, todos bailaban y reían.

Harry, junto a Draco y a Leo -en brazos del último-, se movía al son de una rítmica y popular canción. 

 

Entrada la madrugada, los novios se retiraron al igual que la mayoría de los invitados. El pequeño Leo estaba dormido en brazos de Harry con la túnica de su papá cubriéndolo, ya que la temperatura había disminuido durante la noche.

 

Los tres vivían felices en el Valle de Godric, pero se quedarían un tiempo en la mansión hasta que Narcissa y Severus volvieran de su luna de miel.

 

La fiesta había pasado… todo había pasado, y la casa estaba sumergida en un tranquilo silencio y un alborotado desorden.

Leo dormía en su cuarto, Harry se duchaba y Draco leía unos papeles del laboratorio recostado en la cama.

 

Cuando Harry salió del baño, cubierto con una bata de seda rojo oscuro, Draco pensó que la baba se le caería de forma poco elegante si no cerraba la boca. Dejó los papeles sobre la mesita de noche, mientras veía como Harry se acercaba.

 

Finalmente el moreno chocó sus rodillas contra el costado de la cama y se quitó la bata para descubrirse completamente desnudo.

Draco se incorporó y caminó sobre sus rodillas hasta llegar a él. Lo abrazó de la cintura y lo acostó delicadamente en la cama. Se posó sobre él, luego de besarlo apasionadamente, y le hizo el amor.

 

No supo por que, pero Draco no podía dormir. Era curioso como las personas no podían conciliar el sueño cuando había algún tipo de problema en sus vidas. Pero Draco también comprendió que a veces las personas no alcanzaban el sueño por la tremenda excitación y felicidad que sentían… tal y como estaba experimentando él en ese momento.

 

Harry dormía plácidamente luego de una apasionada noche de amor, y no escuchó como Leo había comenzado a gimotear en su cuarto.

Draco se levantó y fue por él, lo meció un rato hasta que volvió a dormir tranquilamente, pero no quiso acostarlo en su cunita. Lo llevó hasta el cuarto y lo acostó en medio de Harry y de él. Harry se movió un poco en sus sueños, pero luego encontró otra posición abrazando a Leo.

 

Draco les dio una última mirada antes de encontrar el tan ansiado sueño, justo antes de comprender que ya no existía ningún sentimiento peligroso que se interpusiera entre ellos.

 

  FIN
Notas finales:

Espero que haya sido de su agrado :)

Queria decirles que me puse un poco triste cuando vi tan pocos reviews en el capitulo donde muere Astoria, osea el anterior.

Ojala todos me ayuden y pongan su granito de arena para llegar a los 400 reviews... si?? No sean malos. Jejeje :)

Bueno... llegamos al final. Pero no es una despedida, sino, un hasta pronto. Aqui para ustedes, la primicia... el nombre de mi proximo fic. Cuando vean su titulo muy pronto, sabran que es mio, y espero que sea tan bien recibido como mis anteriores.

"Los secretos del Sectumsempra"

Tratara basicamente de una ralacion muy fugaz entre Draco y Harry dentro de Hogwarts. Pero 19 años despues, cuando creyeron olvidado lo sucedido entre ellos, sus hijos Albus Severus y Scorpius les haran ver que no es así.Nos leemos pronto.

Muchas gracias a todos. Los adoooro :) 


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