La prueba había resultado ser aterradora, el ver a sus amigos casi muertos en las profundices del lago lo ayudo a madurar un pasito mas y a apreciar la vida, las oportunidades, y el vivir cada minuto como si fuera el último.
Un mes restaba para la próxima y última prueba, y Harry había decidido cambiar su ritmo de vida en ese tiempo… pasaría mas tiempo con sus amigos, se escaparía a Hogmade siempre que se le presentara la oportunidad, y por supuesto, se encargaría de no perderse ni uno de los encuentros de tan peculiar parejita en Hogwarts.
Claro que las cosas no siempre salen como uno lo dispone, Snape se había empeñado en castigarlo dándole tarea extra, y Dumbledore no había tenido mejor idea que mostrarle su colección de recuerdos. Harry sentía la necesidad de ser un chico normal, de estar con sus amigos y salir a divertirse, de tener algún amorío por ahí y besuquearse por pasillos oscuros… pero claro, muchas de las chicas lo consideraban un fenómeno a punto de volverse loco, lo mas cercano a eso, era ver a Cedric y Draco, que después de todo le estaban dando grandes lecciones para cuando sea su turno de tener sexo con alguien.
Harry sufría horrores viendo las motitas de Draco Malfoy y Cedric Diggory en el mapa de los merodeadores. Había visto esos papelitos casi uno arriba del otro, pudiendo apenas distinguir sus nombre… en la torre de astronomía, en distintos salones, en la habitación de Draco… y él ahí aburrido haciendo la tarea extra de pociones, y teniendo una y otra ves el mismo maldito sueño… esa no era la vida que se había planteado luego de haber sobrevivido a la segunda prueba del torneo de los tres magos.
Se merecía un descanso, estaba arto de hacer tarea todo el día, y a la noche pensar hasta cansarse en ese beso que le dio a Draco, y después dormir y soñar cosas horribles.
Cerro los libros con furia y tomo la capa y el mapa.
Cuando los localizo, guardo el mapa en su bolsillo. Gracias a Merlin que caminaba cautelosamente, de no haber sido así, lo hubieran llevado por delante, al parecer estaban mas fogosos que de costumbre.
-… Amo como lo haces lento al principio…- Draco tenía a Cedric presionado contra la pared y le hablaba con voz ronca y excitada sobre sus labios.
-¿Y que mas te gusta? – le preguntaba Cedric, al parecer estaban teniendo una conversación muy entretenida. Harry se sentía como un niño comprando su primera escoba.
-… Pero luego pierdes el control… y me hundes contra el colchón, la pared, el piso, el mueble y me encanta.
Eso era justo lo que Harry necesitaba, cuanto los había extrañado, seguramente esa noche dormiría como un bebe.
Cambiaron de posición bruscamente, y Cedric inmovilizo a Draco en la pared sosteniendo sus brazos sobre la rubia cabeza.
-Yo amo cuando tiemblas con un simple roce… cuando te estremeces cada vez que susurro tu nombre al oído… Draco.
Esa conversación estaba mas que interesante, Harry veía como se refregaban uno contra otro sostenidos en la pared de piedra.
-¿Vamos a la sala de Menesteres?
-No, no… vamos a mi cuarto, podemos estar todo el fin de semana ahí quemando las sabanas.
-Buen plan dragoncito.
Oh mierda, Harry no se atrevía a entrar al nido de las serpientes y mucho menos al cuarto de Malfoy, seguramente se quedarían teniendo sexo el domingo también y veía dudosa su salida.Pero ese no era el espíritu de rebeldía que había prometido Harry, se arriesgó a seguirlos, si no moría dentro de la casa Slytherin seguramente lo haría en la próxima prueba o Voldemort ayudaría encantado. ___________________________________________________________________ No fue problema seguirlos, ya que ambos eran prefectos, lo malo era que Malfoy se daba vuelta a cada segundo alegando que sentía una extraña presencia… y no estaba equivocado.Draco entró antes a su sala común para vigilar que no hubiera nadie, pero como era sábado a la noche estaba todo vacío.
Harry los seguía de cerca y corrió despacito junto a ellos hasta la habitación de Malfoy… esa adrenalina de pensar que serian descubiertos solo excitaba mas las cosas.
Abrió la última puerta del pasillo y la cerraron sin consideración, casi le rompe la nariz a Harry, éste se quedo fuera de la habitación dudando en entrar o no… finalmente lo hizo, tan rápido como pudo. Por suerte no fue visto, ya que Draco y Cedric estaba desplomados en la cama en medio de besos, caricias y jadeos.
El moreno miraba sorprendido toda la aristocrática sala, era digna de un príncipe, le pareció totalmente incorrecto que Malfoy tuviera un elegante cuarto para el solo, y en la torre Gryffindor dormían de a cinco por habitación.
Dejando a un lado sus quejas, visualizo una cómoda silla a los pies de la cama bastante alejada de ésta, se sentó allí y se aseguró que la capa lo cubriera bien, una vez estipulados los detalles se dispuso a mirar el show.La forma en la que Cedric se movía encima de Draco era morbosa e indecente, al igual que los gemidos que soltaba el rubio, Harry ya estaba duro desde que los había escuchado en el pasillo.
Harry miraba como Cedric repartía besos húmedos en el pecho de Draco mientras abría los botones de su camisa, sentía como las respiraciones se agitaban, como los gemidos se elevaban… también sentía un comezón en la nariz ¿Qué?, Oh no…AACHUS.
Harry trató de reprimir su estornudo, pero estaba seguro que lo habían oído.
-¿Escuchaste eso? – dijo Draco.
-No – Cedric estaba mas que entretenido jugando con su ombligo.
-Basta, escuche algo.
-Ohh Draco, que ganas de arruinar el momento.
-Estoy seguro que hay alguien aquí.
Harry sentía como su fin estaba cerca, después de todo no era una mala forma de morir.
-¿Acaso le tienes miedo al hombre invisible?
-¿Qué?
-El hombre invisible, es una cosa muggle.
Draco tomo la varita de su mesita de noche y convoco:
-Accio capa – Cedric se sorprendió al ver que una extraña capa volaba hacia la mano de Draco, dejando al descubierto a un asombrado y asustado Harry Potter.
-¡Lo sabia!… ¡te matare asqueroso degenerado!
-¡Draco, no NO! – gritaba Cedric.
-Yo...lo lo siento de verdad – trataba de disculparse Harry mientras planeaba alguna excusa en su cabeza.
-Cálmate un poco Draco… ¿Qué haces aquí Harry?
-Es un pervertido – lo acuso Draco – te dije que sentía que algo nos miraba, era este maldito bajo su capa.
Cedric con expresión sumamente sorprendida le pregunto a Harry:
-¿Eso es verdad?
-Ss…s si.
-Bueno bueno, que interesante.
-¿Que tiene de interesante? ¡Te matare cochino degenerado!
-¡Draco basta!
-Seguro se lo contó a toda la escuela.
-No lo hice – respondió Harry con firmeza.
-No es la primera vez que nos sigues ¿verdad? – pregunto Cedric en un tono difícil de descifrar.
Harry estaba rojo como un tomate y solo negó con la cabeza, estaba aterrado y avergonzado, no podía hablar.
-¿Te gusta vernos?
Tanto Draco como Harry se sorprendieron ante la actitud y la pregunta de Cedric.
-Yo bueno… yo.
-Creo que si nos viste muchas veces es porque te gusta.
-Bueno, si algo.
-¡Infeliz, te vas a arrepentir! – seguía gritando Draco.
-¿Quien lo diría? el gran Harry Potter resulto ser muy curioso.
-Yo, lo siento de verdad, no volverá a pasar… mejor me iré.
-No no no, ahora te quedas – le pidió Cedric.
-Cedric el lo sabe… ¡hay que matarlo!
-No, tengo otros planes para él.
Todo se estaba volviendo muy extraño, Draco estaba apuntándolo permanentemente con su varita, Harry estaba completamente horrorizado, aunque la actitud de Cedric lo tranquilizaba un poco… ¿o no?
-Así que, cuéntame Harry… ¿Cuánto veces nos has visto?
-Solo un par de veces… me los encontraba de casualidad – mintió para no revelar lo del mapa.
-¿Como explicas lo de hoy, idiota? – lo insulto Draco.
-Los cruce en el pasillo y los seguí.
-Esto es muy interesante – se decía Cedric.
-Que tiene de interesante tener a un pervertido siguiéndonos y masturbandose bajo su capa.
-Mucho dragoncito, mucho… ¿no crees que deberíamos jugar a otra cosa?
-Ni lo sueñes Diggory.
-Oh vamos Draco, míralo… es hermoso.
Harry trago duro y no pudo evitar sonrojarse, esa situación era extremadamente excitante, no tenia idea de lo que iba a pasar, pero sea lo que sea estaba dispuesto a aceptar, no tenia nada que perder.
-Harry, si nos has seguido creo que estarás al tanto de la relación que tenemos.
-Algo.
-No es nada formal, solo un jueguito como nos gusta llamarlo, sin compromiso.
Harry vio como Draco bajaba la mirada tristemente, no podía dejar de recordar como había llorado en el baño.
-¿No te gustaría jugar con nosotros?