Hotel Crenkenwell, el pelirrojo miró el nombre del lugar y pasò rápidamente a la recepción, donde le atendió una mujer que en lugar de amable parecía que en cualquier momento sacaría un arma y le asesinaría.
- ¿Mail Jeevas?- preguntò, el asintió con la cabeza – segundo piso habitación 102, dice que le esperes – dijo a la vez que le entregaba unas llaves, realmente no sabia como hacia Mello para pagar esos lujosos hoteles, y realmente igual le daba, subió por las escaleras pues le aburría esperar asensores , siguió por el pasillo hasta la puerta asignada, al entrar se encontró con una habitación elegantemente decorada con el estilo de los años 70, la habitación constaba de una cama de dosel, un sillón de cuero y una pequeña mesa con un par de sillas, matt se sento en el sillón a la vez que encendia un cigarrillo y empezaba a jugar con su RPS, esperar, esa era la costumbre, el le llamaba para citarle en cualquier lugar, encuentros casuales, revivivir viejos tiempos solo matar la rutina aunque eso hacia parte de ella. El chirrido de la puerta le hizo percatarse de que había llegado.
- Hola – saludò el pelirrojo y seguido volvió a su cigarro, el otro no respondió el saludo, se acerco a el peligrosamente esta vez sin su barra de chocolate y le arranco el cigarro de su boca para luego aplastarlo con su pie.
- No me gusta que fumes – le dijò para seguidamente apoderarse de su boca, un beso brusco y hambriento, la consola de juegos callo al suelo, las manos de Mello recorrían lascivamente el cuerpo de Matt, arranco su camiseta rompiéndola, mientras que con su boca jugaba con el lóbulo de la oreja, eso le gustaba, sentir al chico tan indefenso bajo su poder. Sus manos se concentraban en las tetillas apretándolas y tocando. Torturándole, el rostro de Mat ya empezaba a ostentar un leve sonrojo y unas gotas de sudor surcaban su frente.
- Cuidad con esos dientes o te iras sin ellos - le susurro el rubio a la oreja, esa sola frasehizo que el otro supiera que hacer, tomo al rubio y le tiro a la cama, invirtiendo los papeles, empezó a recorrer el pecho de Mello con su lengua, ya su camisa y pantalones haian pasado a la historia, Matt siguió descendiendo y se detuvo en el ombligo del chico en el cual dio varias vueltas para luego arrancar el bóxer negro con sus dientes y empezó a jugar con la puta de el miembro de Mello produciéndole al otro corrientes de placer, pero al ser tan tortuoso tomo la cabeza del pelirrojo y la empujo hacia delante haciendo que lo introdujera por completo en su boca, el gemido no se hizo esperar, depues de recuperarse del casi ahogo que tuvo gracias a la impaciencia del rubio, Matt empezó a succionar lentamente y a dar pequeños mordiscos haciendo que los gemidos del otro fueran en aumento hasta que Mello alcanzo el orgasmo haciéndole recibir l otro su escencia la cual Matt trago casi por completo.
- Eso me gusta, bueno chico – le dijo Mello incorporándose, esa era su manera de tratarle, siempre, como una especie de perro, y el, el no se quejaba, ¿masoquista?, muy prbabable , otra vez las manos colándose por sus pantalones, arrancadolo al igual que su bóxer, dejándole desnudo como siempre, a su merced, el rubio se lame lentamente los labios para luego halar al otro a la cama colocándose sobre el, hundiéndolo bajo su peso e introduciéndose fuertemente en el, Matt apretó los puños y mordió la almohada, eso le estaba causando dolor, Mello empezó a embestirle rápidamente y el ritmo tan solo aumentaba, era solamente dolor y no es que le fuera precisamente virgen, pero la forma en la que el chico lo hacia lograba que le doliera una infinidad, hasta que toco ese punto tan especial en el , lo cual hace que estalle en gemidos, los de ambos se entremezclan hasta alcanzar el extasis, corriéndose Mello dentro de Matt, y este a su ves en las sabanas, el rubio salió lentamente del otro y se acosto a su lado en silencio, un silencio incomodo, un silencio habitual, solo parte de la rutina.
- ¿Qué tal va su relación? – pregunto Matt fumando un cigarro
- Bastante bien – respondió mello, incorporándose y otra vez el silencio, Matt siguió fumando pausadamente hasta que la voz de Mello le distrajo
- Me voy, ya pague todo te puedes quedar por dos noches, después te llamare – dijo saliendo.
Todo era parte de la rutina, llamada, habitación, esperar, sexo y Mello irse a con su verdadero amor con el que no era un juego de noche con el que no liberaba tensiones sino aquel a quien amaba es decir con Near, pero había una parte mas de esa rutina que siempre se repetía una parte que Mihale Kheel no conocía y era que la rutina terminaba con un Matt con el corazón roto por el, y eso nunca lo pensó al salir por la puerta al igual que tantas veces.