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La leyenda del fantasma por Shiochang

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La leyenda del Fantasma

A mis lectores (que me apuro en seguir)

La Maldición de la bruja

Dúo se asustó al ver que Heero abría los ojos y descubría lo que le había hecho, si su intención había sido sólo complacerlo, pero no que este se enterara, y ahora lo miraba totalmente sonrojado. De un salto se puso de pie e intentó irse atravesando la pared, pero se encontró con que estaba sólida y chocó con ella cayendo a los brazos del japonés que lo abrazó preocupado.
- Pero, qué demonios - gruñó tocándose la frente, frotándose el chichón y se fijó en sus manos - parece que ya no soy fantasma - dijo molesto.
- Idiota - le dijo Heero enojado - debiste notarlo apenas chocaste.
- No seas malito conmigo - le dijo echándose hacia atrás apoyándose en su pecho - en años que no me dolía un golpe.
- Me imagino - dijo con sarcasmo - además ¿qué hacías aquí?
- Vine a velar tu sueño - dijo ruborizado al recordar - y te escuché murmurando mi nombre, así que me incliné hacia ti, me asusté al ver que te retorcías, intenté averiguar el motivo y me encontré con que estabas... - se cayó al ver su mirada asesina - bueno, y quise ayudarte a tener placer ya que no te lo puedo dar y sentí como...
- Ya entendí - lo cortó rojo también - estaba soñando.
- ¿Sueños húmedos? - se volvió hacia él - ¿qué tal si los hacemos realidad?
- Eres un pervertido - le dijo acariciándole el rostro.
- Ah, pero así te gusto - le replicó sentándose en la cama - quiero saber que se siente ser acariciado por tus manos.
- ¿Qué pretendes? - dijo preocupado al ver que se quitaba raudamente la ropa y se metía entre las sábanas junto a él.
- Hacer tus sueños realidad - le dijo abrazándolo mientras le ofrecía su boca.
Heero lo vio a su lado y comenzó a acariciarle el pecho lentamente frotando dulcemente los pezones que de inmediato se endurecieron a su paso mientras el trenzado gemía bajito. Posó sus labios en el hombro de su amado y comenzó a morderlo suavemente y pasar su lengua bajando lentamente por su piel dando pequeños mordiscos que luego sanaba frotando con la lengua dejando un beso húmedo mientras seguía bajando hasta atrapar uno de los pésanos ya sensibilizados por sus dedos.
- ¡Heero! - gimió Dúo al sentir que si su boca trabajaba en su pecho, sus manos seguían hacia abajo su camino hasta sus caderas frotando suavemente su trasero y lo apretaban delicadamente.
Heero comenzó a bajar más por su piel deteniéndose en su ombligo hundiendo su lengua en el haciendo que Dúo se tensara al tomar con una mano su impaciente miembro que pedía a gritos atención.
- ¿Te gusta? - le dijo mirándolo a los ojos.
- Si - dijo sin aire - mucho.
Heero siguió su labor acariciando el interior de los muslos con los labios sin llegar a tocar su miembro, el que seguía frotando con una mano mientras prestaba atención a la protesta de Dúo que quería más cada vez, pero no quería que se fuera tan rápido, así que lo liberó un poco sonriendo ante la protesta del trenzado que no quería que se detuviera.
- Suéltate el cabello - le pidió.
- ¿Eh? - lo miró y se soltó la trenza - no te detengas - le dijo enojado.
- Tonto - ahora si lo atrapó entre sus labios mientras untaba con la saliva de su chico sus dedos y comenzaba a preparar el camino lentamente para que no sufriera mucho cuando lo tuviera dentro.
- ¡Ah! - gimió de placer y dolor sintiendo que ambos se confundían y lo arrastraban a un mar de sensaciones indescriptibles - ¡Heero!
Sintiendo que estaba listo, Heero lo soltó y lo tomó por las caderas poniendo su miembro con cuidado en su entrada de su ángel. Lentamente se hundió en él y se detuvo para que se acostumbrara a tenerlo dentro al ver que derramaba lágrimas.
- Duito, si no sufres mucho, me salgo - le dijo preocupado.
- Si lo haces, te mato - lo amenazó tratando de abrazarlo - te quiero dentro entero - le dijo tratando de abrazarlo - bien adentro.
Heero le sonrió con ternura y lo tomó por la cintura sentándolo sobre él haciendo la penetración más profunda tal como Dúo deseaba en esa posición podían abrazarse y besarse, era más cómodo y más placentero. Lentamente comenzó a moverse dentro de él, mientras con una mano atrapaba el miembro entre sus cuerpos. Miró a Dúo que al agitarse soltaba más el cabello y se veía tan sensual.
- Ah, Dúo, eres hermoso - le dijo besándolo con pasión hasta quedarse sin aire.
- Tú eres el hermoso - le replicó sintiendo que llegaba al límite - te amo.
- ¡Dúo! - dijo Heero terminando por perder el control de sus actos mientras comenzaba a moverse cada vez con más violencia y velocidad y en un grito apasionado ambos acabaron casi juntos.

Afuera de la casa, el viento comenzó a soplar con violencia y una especie de tormenta eléctrica comenzó a rodearla rápidamente mientras el anterior aullaba remeciendo las ramas de los árboles y se colaba por las rendijas de la antigua casona levando un aire maligno y furioso que despertó a Quatre de manera brusca. Este se sentó en la cama y encendió la luz.
- Que frío hace - dijo y se fijó que estaban destapados - ¿destapados? - se dijo asustado mirando la cama revuelta y miró a su amante que descansaba su brazo en su cintura ¡lo había hecho con Trowa! Se sorprendió, pero acarició la espalda de su amado - diablos - extendió la mano hacia las frazadas y tapó a ambos - Trowa también está helado - lo abrazó.
- ¿Quieres más placer, pequeño? - le dijo éste abriendo los ojos mientras lo atraía hacia su pecho y lo abrazaba fuerte - ya descansamos un poco, estoy dispuesto a seguir si así lo quieres.
- Estoy preocupado - le dijo sin prestarle atención a sus palabras - se siente un ambiente maligno alrededor de la casa y no siento a Dúo, es como si mis poderes estuvieran bloqueados.
- Estas cansado todavía, amor - le acarició la espalda - mejor seguimos durmiendo, son las tres de la mañana - le dijo mirando su reloj pero se asombró al ver que los segundos no pestañeaban - Qué extraño, se detuvo.
- Se te acabaría la pila - le dijo mirando su reloj - le pasa lo mismo.
- Es extraño, si se hubiese acabado la pila, se había borrado la pantalla ¿no? Y sigue encendida.
El viento pareció remecer la casa con furia mientras aullaba y un rayo caía a tierra con un estruendo espantoso.
- ¿Una tormenta eléctrica? - dijo Quatre asombrado - esto no me gusta nada, vamos a ver abajo - se separó de su amante y comenzó a vestirse.
Trowa resopló molesto pero también comenzó a vestirse en silencio, no estaba de acuerdo con eso de levantarse, prefería quedarse acostadito regaloneando que andar por la fría casa a esas horas.

Dúo suspiró cansado, había esperado tanto tiempo por las caricias de Heero, que ahora que lo había tenido se sentía flotar por las nubes en un bello sueño. En realidad, sus expectativas habían sido superadas con creces, siempre soñó con su amor, pero lo de ahora era mucho mejor.
- ¿Te sientes bien? - le dijo Heero acariciando sus cabellos ahora sueltos - no quise hacerte daño - le besó la frente.
- No me lo hiciste - le acarició las costillas pero se sobre saltó al escuchar los sonidos de afuera de la casa - ¿qué es eso?
- Parece que hay una tormenta eléctrica - le dijo Heero encendiendo la luz de cabecera - ya pasará, aunque hace frío - cubrió a Dúo con las frazadas, no quería que se helara - mejor sigamos descansando.
- Esto no me gusta nada - murmuró - existen sólo dos motivos por los cuales yo deje de ser fantasma, o me liberé de la maldición de mi tía o ustedes han sido atrapados junto conmigo dentro de la casa - miró a Heero - y me temo que lo más posible es que sea lo segundo.
- No te angusties tanto - trató de tranquilizarlo acariciándolo con ternura.
De repente, una sombra oscura se paró frente a la ventana de Heero y unos ojos rojos brillaron furiosos al ver a quien tenía entre sus brazos. Un rayo iluminó con violencia el exterior y Dúo se enderezó sobresaltado, había sentido una vez más esa misma presencia maligna que cuando se rompió el cuadro y miró a su alrededor.
- ¿Qué pasa? - le dijo Heero al ver como se metía bajo la ropa de cama, escondiéndose de algo - vamos, tranquilízate.
- Ella - gimió Dúo realmente asustado temblando entero - liberarse - terminó por decir entrecortadamente.
- ¿Quién? - insistió sacándolo de debajo de las sábanas y vio que Dúo le señalaba la ventana pero no vio nada allí - venga, vistámonos y vamos a la cocina, después del ejercicio tengo hambre.
Dúo lo vio vestirse aceleradamente y miró su ropa, estaba muy gastada y sucia, no podía andar así con su novio, por mucho que no salieran de la casa. Heero se volteó a verlo y notó su mirada en el suelo, en su ropa, y sonrió con ternura. Volvió al closet y sacó un traje deportivo y ropa interior para su novio, se la entregó en silencio y lo ayudó a vestirse.
- Sólo te he traído problemas desde que éramos ángeles - murmuró mientras Heero le ponía el polerón - fue mi culpa que nos volviéramos humanos.
- No, Dúo, aquello no fue un castigo - lo acarició tomándolo del mentón con delicadeza obligándolo a mirarlo a los ojos - nos premiaron por amarnos, así podíamos estar juntos sin tener más que cuidarnos entre nosotros.
- Pero yo no fui capaz de cumplir mi parte.
- Dúo - suspiró cansado - vamos a la cocina - lo tomó de la mano y se lo llevó.

Los cinco se reunieron en la cocina, ya Heero y Dúo estaban sentados en un rincón con el primero tratando de tranquilizar al segundo que no hacía otra cosa que repetir una y otra vez "ella" y "liberarse" ya que el resto de sus palabras eran totalmente incomprensibles entre los ahogados sollozos del trenzado que permanecía entre los brazos del japonés.
- No te entiendo - le decía Heero acariciando su cabello.
Quatre lo miró asombrado, Heero acababa de extender unas enormes, bellas y esponjosas alas blancas alrededor del joven que no era otro que el fantasma, solo que ahora tenía una apariencia más "viva".
- Me gustaría saber que diantre está pasando fuera de esta casa que no me deja dormir - les dijo Wufei molesto con cara de sueño - parece que hay una soberana tormenta eléctrica, pese que en estas fechas no debería haberlas.
Quatre se asomó a ver y vio una sombra que circulaba por los jardines mientras el viento soplaba con gran violencia afuera azotando los árboles. En eso estaba cuando notó que la sombra tenía unos ojos rojos llenos de ira que caminaba hacia la casa, retrocedió al notar su fuerte presencia maligna y odiosa y se ocultó entre los brazos de Trowa que lo miró preocupado.
Dúo miró sobre el hombro a Quatre y vio como aquella sombra negra miraba a Heero furioso y se asustó aferrándose a él con más fuerza extendiendo sus propias alas negras en un intento de protegerlo del mal, pero Heero sintió su miedo y levantó la mirada topándose con aquellos ojos llenos de odio.
Trowa y Wufei se volvieron a ver que miraba Heero tan fijamente y con tanta frialdad y vieron que una sombra negra se esfumaba.
- Deben irse - les rogó Dúo entre sollozos - no quiero que se conviertan en lo mismo que yo - miró a Heero separándose de él guardando sus alas - si se quedan más tiempo ya no podrán salir jamás.
- No me iré sin ti - le dijo Heero decidido.
- ¡NO PUEDES QUEDARTE! - le dijo perdiendo la calma.
- ¿Por qué no? Eres mi novio y me quedo contigo - le dijo porfiado cruzándose de brazos.
- ¡NO QUIERO QUE TE CONVIERTAS EN FANTASMA!
- Si estoy contigo ¿qué importa ser fantasma?
- ¡CLARO QUE IMPORTA, SI TÚ TAMBI…N TE CONVIERTES EN FANTASMA, ELLA HABRÁ GANADO Y EL DEMONIO ENCERRADO EN LA MINA QUEDARÁ LIBRE!
- Ok, no te exaltes - le dijo y abrió la puerta de la cocina y descubrió algo extraño, el viento trataba de atraparlo y llevárselo lejos, así que cerró la puerta con violencia - no se puede salir de la casa, sopla con demasiada violencia el viento, no podríamos llegar a la base de la colina sin un accidente.
- Demonios - murmuró Wufei molesto - ¡DEBÍ IRME CON TRAIZE COMO …L ME LO PIDI”! - despotricó - al menos estaría a salvo.
- Gracias por tu apoyo, Wufei - le dijo Trowa con sarcasmo.
- No es por eso - se defendió el chino.
- No empecemos una pelea sin sentido, por favor - le dijo Quatre.
- Wufei, es mejor que llames a Traize - le dijo Heero tomando el teléfono - es extraño que tengamos luz eléctrica y teléfono con semejante tormenta afuera.
- Pues es más extraño lo que le pasa a los relojes - le dijo Trowa mostrándole el suyo - se quedó detenido pero encendido.
- ¿Quieren callarse? - les dijo Wufei molesto - ya bastante ruido tengo con la tormenta como para aguantarlos a ustedes.
- Se nota que Traize aún no te conoce bien - le dijo Trowa fastidiado - con tu genio, el novio no te durará mucho.
Wufei lo ignoró y escuchó como el teléfono repicaba por cuarta vez. Ya estaba por colgar cuando la voz adormilada del jefe de policía le respondió.
- ¿Aló? - le dijo el hombre más dormido que despierto.
- ¿Traize? Soy Wufei - lo saludó el chino.
- ¿Corazón mío? - le dijo este ya totalmente despierto y alarmado - ¿ha pasado algo malo?
- Bueno, yo...
- ¿O sólo querías escuchar mi voz? - le coqueteó
- Sí - se sonrojó al ver las miradas divertidas.
- Entonces es una llamada obscena - le dijo divertido.
- ¡NO! - respondió aún más rojo dándole la espalda a sus amigos - es que hay un problema en casa ¿podrías venir por mí?
- Si te hubieses venid conmigo como te pedí... - empezó.
- No me regañes ahora - le dijo - ven, por favor.
- Muy bien, voy para allá.
Wufei colgó y se volvió a sus amigos que lo miraban divertidos, incluso Heero trataba de ocultar la risa que le causaba ver al chino como tomate.
- Parece que a nuestro pequeño dragón le han robado el corazón - dijo Trowa abrazando a Quatre - ¿qué te dijo?
- Que ya viene.
- Entonces, mejor nos vamos a la sala a esperar que amanezca y prendemos la estufa, allí estaremos cómodos y abrigados -dijo Heero poniéndose de pie manteniendo a Dúo abrazado a su pecho.
- Te ves muy bien de ángel - le dijo Quatre sonriendo mientras le tocaba las plumas de un ala sin darse cuenta que Trowa se tensaba a su lado - te lo había dicho ¿verdad? Siempre has tenido esa aura.
- Creo que mejor dejas de coquetearle - le dijo Dúo mirando a su novio y luego a Trowa - ¿no están juntos?
- Sí - dijo Trowa tomando a Quatre por la cintura - pero este es un crío coqueto.
- Solo quería saber si eran tan suaves como se veían - se defendió - no le coqueteaba.
- A mí no me pareció aquello - lo levantó del suelo y se lo llevó en brazos a la sala en donde se sentó en un sofá con él sobre sus piernas.
Heero lo imitó poniendo a Dúo en su regazo mientras Wufei se sentaba en el suelo con un paquete de malvas chocolatadas mirándolo fijamente.
- Una pregunta, Yuy ¿por qué no guardas tus alas?
- Porque no puedo.
- Mis alas son retráctiles, las de Heero no - explicó Dúo recostándose sobre el pecho de su novio - tengo sueño ¿me puedo dormir mientras?
- Claro - le dijo acurrucándolo entre sus brazos y cubriéndole con sus alas.
- Yo también quiero - dijo Quatre mirando a Heero - ¡Ay! - se quejó al sentir el golpe que le daba su novio - ¡Trowa! - le reclamó.
- Te lo advertí - le dijo Trowa acomodándolo entre sus brazos y cubriéndolo con una frazada que ni supo de donde salió.
- Traize - suspiró Wufei deseando que llegara pronto a sacarlo de allí.

Traize se vistió apresuradamente, si Wufei lo había llamado era porque algo grave había pasado, no creía que, con lo orgulloso que había visto que era en tan poco tiempo de conocerse, lo llamara a esas horas sin tener un buen motivo para hacerlo. No queriendo alarmarse mucho más, corrió hacia su auto con las llaves en la mano y un abrigo, era extraño el clima que se había desatado sobre el pueblo sin previo aviso. El viento soplaba bastante fuerte y la helada lluvia que caía mermaba la visibilidad notoriamente. Encendió el motor y la calefacción, tal vez debía devolverse por una frazada para cubrir a su pequeño, pero decidió no perder más tiempo, quizás le pasara algo malo a su amorcito si tardaba mucho más en llegar.
El camino hacia la mansión era difícil y no porque hubiese mucho tráfico, que a las cuatro de la mañana y con la intensa tormenta desatada casi nadie andaba en la calle, era más que nada porque el viento había desprendido las hojas de los árboles y la lluvia no le permitía ver nada. Además, estaban los fuertes rayos que caían muy cerca y no quería morir sin llegar al lado de su amado.
Pero algo lo detuvo bruscamente, era como si hubiese chocado contra algo. Se cerró la chaqueta y se subió el gorro antes de bajarse del vehículo. Cerró la puerta y caminó hacia la nariz del mismo hasta chocar contra algo, era como una pared invisible que no le permitía subir la colina. Caminó un buen rato con la mano apoyada sobre la barrera buscando una abertura que le permitiera llegar hasta su amado pero rodeó toda la colina regresando hasta su coche.
- ¡Wufei! - lo llamó, pero sabía que no lo escucharía.

Wufei ya estaba más que nervioso al ver que Traize no llegaba, se sentía casi como un violinista, sus amigos estaban durmiendo tranquilamente con sus parejas abrazaditos y calientitos y él allí, sólo, sin nada más que algunas malvas mientras esperaba la llegada de su amado.
- ¡No es justo, yo también quiero dormir abrazado! - protestó molesto abrazándose a si mismo - ¡yo también tengo un novio que me quiere y quiero que me abrace!
Dúo abrió los ojos al escuchar al chino y miró hacia la ventana sintiendo un algo extraño en si interior, se salió del refugio que formaban los brazos y las alas de su amado y caminó hacia la ventana mirando hacia el exterior, no le gustaba para nada aquella terrible tormenta, era casi como aquella por la cual era prisionero de la casa. Se asustó al sentir a alguien a su lado y vio a Quatre de pie a su lado.
- Perdona, no quise asustarte - se disculpo el rubio al verlo soltar el aire contenido - me preocupa que Traize aún no llegue hasta aquí ¿crees que le haya pasado algo malo?
- No, me parece que ya nadie podrá sacarnos de aquí - respondió sintiendo escalofríos correrle por la espalda - esta esencia quiere liberarse por medio de nosotros.
- ¡POR SUPUESTO! - dijo una voz tenebrosa y se escuchó una violenta carcajada y ambos regresaron a ocultarse a los brazos de sus respectivos novios que los miraron asustados y sorprendidos al despertarse - JAJAJAJA - su risa retumbó por toda la casa helando la sangre de los cinco jóvenes que miraron hacia todos lados buscando su origen - AL FIN LOS DOS ÁNGELES ESTÁN JUNTOS Y TENGO LAS CUATRO ALMAS QUE NECESITO PARA EL SACRIFICIO DE LIBERACI”N - aseveró dejándolos totalmente helados con su risa tétrica - AL FIN VOLVER… AL LUGAR AL QUE VERDADERAMENTE PERTENEZCO.
- ¿Dijo cuatro almas? - dijo Wufei asombrado - pero aquí estamos sólo tres personas aparte de los ángeles - los miró y dijo asombrado - ¡TRAIZE!

Continuará...

Este lo pongo con el anterior, a ver si descubren a quien pertenece la cuarta alma ¿será Traize? Ya se los diré en el siguiente capítulo.
Wing Zero (Shio Chang anda en campaña de comprarse un nuevo Pc, este ya no aguanta más ¿alguien que me preste el dinero?).

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