Capítulo 3 Instinto Vampírico.
Eso es lo que soy, un bebedor de sangre, inmortal y que puede morir en cualquier momento.
Bebí la sangre de quien fue mi amante en mi vida humana, como un miembro del clan Souma.
Me detuve antes de matarle. Cuando volví a la realidad.
Dejé que su cuerpo, ahora con fango en su ropa y en su rostro, quedara cerca de mi torso.
No podía transmitirle calor, pero sí, podía cobijarle, aunque fuese helado al tacto.
Tampoco podía dejar de culparse de la muerte de Tohru.
Ella era una chica tan llena de vida, sueños, alegría, que
ablandó su corazón, le hizo reír, descubrir a otro Yuki Souma, uno que podía ser más cálido y protector.
Tomé el cuerpo de Kyo y lo llevé a casa de Shigure. No sabía cómo me había hallado en ese lugar donde ni siquiera yo había querido llegar. Las marcas de mis comillos quedaron en su cuello. Me sentí muy culpable. ¿Cómo no me detuve antes?, ¿cómo no reconocí su olor?, eran preguntas que seguían rondando dentro de mi cabeza. Ya no podía ser el antiguo Yuki.
Aquel que era, murió en el momento de mi conversión. Estoy seguro de ello, lo pude comprobar esta noche. La noche de los colmillos y la sangre, sí, deseaba tanto saciar mi sed que herí a quien más quería. No me lo puedo perdonar, no puedo hacerlo.
Ahora sólo me queda esperar a que despierte y me odie, sí, eso es lo mejor. Si Kyo me odia, al menos él podrá continuar con su vida y terminar de borrarme de la suya. Que egoísta soy. No hago otra cosa que pensar en mí, en mis dolores y mis rencores… en ningún momento me he interesado en lo que piensa o siente él. Que amor tan mezquino y cruel… aunque debo admitir que todo lo humano que había dentro de mí, murió.
¿Por qué entonces estos sentimientos no lo hicieron?, ¿por qué aún significas para mí? Por eso es mejor dejar que el ave vuele hacia otra tierra, una donde pueda quedarse y vivir plenamente, una donde no recuerde tanta amargura y dolor.
-Bienvenido, Yuki- dice Shigure, al percibir la llegada de su pariente.
Shigure, de inmediato notó la marca de los colmillos de Yuki en el cuello de Kyo. Sabía también que él no quiso hacerlo. Se dejó llevar por su instinto vampírico.
-Veo que has estado de cacería- dice y recibe el cuerpo de Kyo, quien todavía permanecía inconsciente.
-Así es, aunque no he acabado con mi presa- dice el chico, quien se retiro a su cuarto.
Shigure sabía que Yuki estaba sufriendo. Desde el principio, tuvo que vigilarle para que no se matase.
Tal vez podemos borrar los recuerdos de la mente, pero los del corazón, las heridas tan profundas que quedan, no pueden tratarse de esa forma. No se puede simplemente hacer de cuenta que nada ha pasado, puesto que de esa forma siempre quedará estancado, incapaz de poder avanzar.
El escritor cuidó de Kyo, mientras escribía una de sus novelas. A las dos horas después, Kyo fue despertando.
-No te muevas bruscamente, todavía estás mareado- dice el mayor, quien deja su pluma a un lado.
-¿Qué me pasó?- pregunta el chico que apenas lograba enfocar bien su visión.
-Estás anémico, te falta sangre- responde Shigure.
Inconscientemente Kyo se llevó su mano al cuello. Había un parche puesto.
-Fue Yuki- responde, adivinándole el pensamiento- en todo caso, no te convertirás con eso, se necesita mucho más, créeme- dice para calmarle ese mar de preguntas que se transformó la mente del pelinaranja.
-¿Él está aquí?- pregunta Kyo.
-Sí, está en su cuarto- responde.
Kyo se levanta del suelo y se tambalea un poco, luego ve la escalera y comienza a subir, escalón por escalón.
-Será mejor que le dejes Kyo, puede perder el control otra vez y no dudará en matarte- advierte Shigure.
-No me importa, sólo quiero saber una cosa, nada más- sigue subiendo hasta llegar a la habitación del chico.
Yuki, percibió a Kyo detrás de la puerta.
No quería verle, ni hablarle. Podría perder el control nuevamente y terminar lo que dejó inconcluso.
-Yuki, sé que estás ahí, sal de una vez rata estúpida- dice Kyo, desafiándole.
Esa frase le traía recuerdos, muchos de ellos.
-No quiero hablar contigo, estúpido gato- respondió de igual manera, un tono molesto.
Kyo, se rió en su fuero interno. Ése era el Yuki que conocía, entonces no dudó en presionar aún más.
Abrió la puerta y la cerró con llave.
-No saldrás de aquí hasta que terminemos de platicar- dice el pelinaranja muy determinado.
Yuki ya estaba cerca de la ventana. Miró a Kyo, a ese chico del cual se había enamorado.
Es cierto, le debía una explicación, no iba a escaparse como un cobarde, no ahora.
-Hay algo que quiero saber y respóndeme con la verdad- dijo el moreno, nervioso- tú, ¿todavía me quieres?- le mira a los ojos.
Los gélidos ojos de Yuki, esos ojos oscuros que ahora son como dos océanos a la medianoche, impenetrables, sin expresión, sin lágrimas o rastro de alguna emoción que se conozca. Quiero saber si aún me quiere. Que sea un vampiro, no significa que ha dejado de quererme. Debo saberlo, así, podré dar el siguiente paso.
-Si no nos hubiésemos involucrado, Tohru todavía estaría viva, con nosotros- responde.
-Eso no es una respuesta.
-Si quieres la verdad, no, no te quiero- mira al piso.
-Es mentira.
-Es la verdad- responde de la misma forma.
-Entonces, mírame a los ojos y dímelo, sólo así te creeré.
-¿Por qué haces esto, Kyo?, aléjate mientras puedas de mí- dice el chico, mirándole.
-Porque me importa un carajo en lo que te hayas convertido- dice acercándose- porque aunque te lamentes por el resto de la eternidad, ella no volverá- otro paso- porque te sigo queriendo, seas vampiro o humano, eso no cambia mis sentimientos- otro paso- porque si tú vivirás por toda la eternidad, yo también la deseo, junto a ti- queda a la misma altura de Yuki- te ofrezco mi cuerpo, quiero que me conviertas en lo que tú eres- deja al descubierto su cuello.
Yuki trata de luchar contra el imperante deseo de beber esa sangre que aún podía sentir su saber en el paladar. Esa sangre era diferente. Muy distintas a la de los otros.
Los colmillos crecen y él se acerca, pero se detiene.
-Lo que menos deseo es que te conviertas en un asesino como yo.
-Entonces, todavía sientes algo por mí.
-¿Cómo puedes preguntarme eso ahora?, he bebido tu sangre y me has pedido que te convierta, no, no puedo hacerlo.
-Es lo que quiero.
-No, no es lo que quieres, tienes miedo.
-Claro que no.
-Así es, no puedo convertirte.
-Sólo hazlo, porque sé que me quieres.
-No puedes estar seguro de ello.
-Simplemente lo sé y te lo puedo demostrar- pausa- ¿por qué dudas tanto en matarme?, todavía hay algo de humano dentro de ti.
-Porque no quiero hacerlo.
-Viste, entonces, deja de dudar.
-No lograrás convencerme.
-Entonces, ¿qué debo hacer para que me creas?
-Sólo vete, es mejor que salves tu vida.
-No quiero una vida de esta forma.
-No conseguirás nada de mí.
-Tú no entiendes nada.
-Claro que sí, por eso, es mejor que te vayas.
-¡Eres un egoísta!
-Sólo te haré daño, ¿no lo entiendes?, puedes escoger otra vida, enamorarte de otra persona, formar una familia, ser feliz, ¿por qué dejarías todo eso para ser un vampiro?
-Porque de qué otra forma puedo estar contigo, dime Yuki, estúpida rata necia- dice Kyo, enojado.
-Es mejor que no estemos juntos Kyo.
-Entonces le pediré a Shigure que me convierta o a cualquier otro vampiro, sólo así, podré estar seguro de quedarme contigo.
-Si tú te conviertes, me encargaré de matarte yo mismo.
-Pues lo haré de igual manera, aunque tú trates de matarme- e intenta irse de la habitación.
-Detente, Kyo- le abraza por la espalda- esto de la inmortalidad es sólo un dulce cuento de terror, puesto que somos más frágiles que los seres humanos- le aprieta un poco el cuello- no cambies Kyo, no por mí.
-Yuki- se voltea y le besa- no me importa cambiar mi alma incluso, si eso, significa que existe la inmortalidad a tu lado- dice y vuelve a besarlo.
Continuará…