Capítulo V “Tiempo detenido”
AL OTRO DÍA…
Al fin lo he conseguido. Soy parte del clan Souma. Y tengo a Yuki. Soy inmortal. El don oscuro ha caído en mi garganta y ha atravesado mi cuerpo de un solo corte.
Desplomando mí alma al punto en que no hay nada más que pueda hacer para remediarlo.
Percibo que está cerca.
-Kyo, ¿cómo te sientes?- pregunta Shigure nada más entrar a la habitación.
-Bien, creo- dice Kyo y su primer acto reflejo es buscar un espejo. Al hallarlo, se queda espantado por los notorios cambios en su rostro.
-Ya te acostumbrarás- dice el mayor mirándole fijamente- aléjate de Yuki un tiempo- deja relucir sus afilados colmillos- no te haría nada mal descansar- deja el ataúd en un rincón- no dormirás… jamás- suspira- sólo permanecerás en un letargo.
-…l está cerca- dice apenas audible para un mortal.
-Así es- le toma por el cuello- me pregunto cuánto tiempo sobrevivirás con este don… si enloquecerás o lo aceptarás… tu lucha recién a comenzado- lo suelta.
-Perro… me basta con saber que podré estar toda la eternidad con esa rata- se levanta del suelo y abre el ataúd- ¿vas a cazar?- pregunta mirando al escritor.
-Buscaré una bella jovencita a la cual pueda cubrir de tinieblas- si fuese humano hasta babearía en su fantasía- iré- sale de la habitación.
De pronto sólo se escuchó un gran estruendo… y una conocida voz.
-¡Yuki!, ¡Shigure!- exclamaba al entrar a la casa.
Con un traje de marinero y su boina cubriendo sus rubios cabellos. La visita corrió por los pasillos buscando a los moradores… sin éxito alguno.
Hasta que se topó con un ataúd. Un cajón negro.
Totalmente sellado.
-¿Es que han muerto?- preguntaba cayendo de rodillas al suelo. Llorando desconsoladamente- Yuki… Shigure…
-Tan ruidoso como siempre… Momiji- dice Yuki abriendo el ataúd.
-Yu… Yu… Yu… ki- tartamudeaba el niño retrocediendo unos pasos.
-Basta Momiji- dice Yuki quien salió de su ataúd, mirando a su invitado.
-Ha pasado tiempo, Yuki- saludo el rubio abrazándole.
-¿Qué te trae por acá?- lo aleja y caminan hacia el comedor, donde se sientan. Se miran sin apartar la vista el uno del otro.
-Vine porque Hattori dijo que hubo un incidente anoche- se pone serio.
-¿Incidente?- pregunta indiferente.
-¿Lo has convertido?- pregunta sin rodeos- sabes a quién me refiero.
-Así es- responde y fija la vista en el pasillo- será mejor que te vayas o serás atacado.
Al terminar sus palabras, la puerta se abrió de golpe dejando ver a un Kyo sediento, mostrando sus afilados colmillos y sus ojos rojos, más encendidos.
-Kyo- dice Momiji saltando como un conejo- ni creas que beberás mi sangre- saca sus dagas y se pone en combate.
-San…gre… quiero… más- murmuraba entre dientes el pelinaranja mientras veía a su primera presa.
-¡Gato estúpido!- exclama Yuki golpeando a Kyo en el rostro y éste cayendo hacia el exterior.
Kyo no se daría por vencido. Cegado por su deseo de sangre, comenzó una batalla entre ellos. Aunque Yuki estaba más débil después de la conversión.
-Regresa Kyo- el rubio le clava una daga en la espalda y el neófito grita por el dolor.
De un movimiento, retira la daga y lame su sangre. Botando la daga al suelo.
El sol vuelve a alumbrar y Kyo comienza a quemarse.
Yuki lo empuja al interior de la casa y el pelinaranja se revolcaba en el suelo por el dolor.
-Necesita sangre para que las quemaduras sanen más rápido- dice Momiji tendiendo su brazo- sólo un poco- se hace un corte y voltea su brazo para que su sangre llegase a la sedienta garganta de Kyo.
Como si fuese la cura a todo su mal, comenzó a beber… y el dolor tan grande, se detuvo.
-Cuídale Yuki- dice Momiji, quien con una venda cubre su herida.
-Gracias- dice Yuki llevándose a Kyo a su habitación.
La presencia de Momiji desapareció. Después de una hora, Kyo reaccionó.
-¿Qué fue lo que hice?- pregunta sin entender el verdadero significado del don oscuro que ahora estaba en su organismo.
-¿Ahora puedes entenderlo?- pregunta alejándose- tu dolor recién ha comenzado- llega a la puerta- todo depende de ti… si enloquecerás o lo aceptarás.
-¿Vas a cazar?- pregunta y extiende su mano, pero las palabras se atoraban en su garganta.
-Tu tiempo se ha detenido- dice Yuki y abandona la casa.
Kyo cayó de rodillas al suelo.
Duele tanto… más que un puñal que no se puede arrancar… ¿me odias?.. siento que esoy más preso que nunca en esta inmortalidad.
En un callejón, una hermosa joven caía desmayada tras el acto de Shigure.
-La culpa… sabe tan bien- decía el escritor relamiéndose sus labios- ¿qué sucede?- pregunta a la sombra.
-Hattori lo sabe- dice Yuki.
-Yo me encargo, tú sacia tu sed, que es bastante- desaparece.
Yuki sale del callejón y un olor llama poderosamente su atención.
Una joven de cabello castaño, largo hasta la cintura, ondulado en las puntas, era su presa.
Con sutileza le tomó por el cuello y clavó sus afilados colmillos. Bebió con gran placer aquel líquido escarlata. Al sentirse satisfecho, dejó caer el cuerpo inconsciente.
Se llevó una gran sorpresa cuando vio su rostro.
Aquella chica se parecía demasiado a… Tohru.
-Tohru- dice y sin pensar abraza ese cuerpo que estaba demasiado frío.
Continuará…
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