Prólogo
La puerta que vi durante el primer día, ahora me parece enorme. Todo me da vueltas. No tengo ganas de entrar. La campana ya ha sonado hace rato. Tengo miedo de lo que pueda llegar a pasar allí dentro. Ya sé que tan solo son los nervios que me corroen por dentro porque puede que no pegue, pero por otro lado también estoy contento. Hacía tiempo que no podía ir a un lugar parecido a este, un sitio tan… especial? O eso es para mí. La gente no sabe del valor de lo que tiene hasta que lo pierde y pues eso es, por mala suerte, lo que me ha pasado a mí.
Me doy el valor para entrar y doy un paso al frente. Recorro los largos pasillos. Cada uno de ellos se me hace eterno. Todos son iguales, blancos y con detalles en azules. Parecen fríos, pero a la vez te traen una calidez acogedora. Los grandes ventanales que ocupan toda la fachada de arriba abajo, le dan un brillo inusual al lugar.
Durante este largo paseo, me distraigo y me ayuda a despejar mi mente de mis tantos temores hasta que al fin consigo divisar mi meta. Al estar delante y tocar el pomo, me quedo petrificado. Mi mente acaba divagando hasta recordar lo que me dijo mi padre momentos antes: Una lágrima se me escapa sin querer. Aunque no fuera mi verdadero padre, lo quiero un montón.
Le estoy muy agradecido por haberme cuidado durante tantos años y con tanto amor. William Wheeler, como así se llama, es una gran persona de bellísimo corazón. A primera vista parecíamos iguales, por eso pensaban que era su hijo biológico. La gente nos tenía envidia a la vez que éramos de los más cotizados de la alta sociedad. Todos ellos nos llamaban los “Ángeles” por nuestros cabellos rubios como el Sol y nuestros ojos color miel que parecían dorados. De allí el nombre de la empresa de mi padre, “Angel’s Illusion”. La verdad, a veces podía llegar a ser muy excéntrico. Pero dejando eso a parte, no nos iba tan mal. Nuestra empresa era la segunda más importante de Japón y de todo el mundo, siendo la primera, claro está, la del ‘Grandísimo Seto Kaiba’. A pesar de las tantas reuniones que se organizan para reunir a los tantos jefes de empresas y sus familias, nunca lo he llegado a conocer.
No entiendo el porqué mi padre siempre se ha negado a que asista a una de ellas. No me pasará nada. Sin tan preocupado está de mí, que me vigile. Encima que le ayudo y así me lo paga.
Pero ya nada se puede hacer, ni tampoco quiero hacer. Mi único objetivo para ir ha sido siempre para conocer a Kaiba. No me puedo creer como una persona de mi misma edad pueda llegar a manejar una empresa él solo. Me parece impresionante!
Bueno, después de estar pensando en tantas cosas, decido abrir la puerta corredera. Los chicos y chicas de aquella habitación ya sabían de mi llegada, pero siempre hay algún que otro comentario que… mejor no decir. Pero a mi no me interesa ninguno de ellos. Yo elegí este lugar para conocer únicamente a una persona. Esa que siempre he querido conocer y que nunca he podido.
Lentamente, mi mirada se centra en esa persona, un joven de cabellos castaños de ojos azul mar. Por un instante, me pareció que me miraban y no pude evitar estar en mi propio mundo. La verdad, la profesora tuvo que estar llamándome bastantes veces para que le preste atención.
- Errr… sí… lo siento… - me disculpo – Soy Joey Wheeler, un placer a todos – y sonrío luego.
Estoy contentísimo, porque a partir de ese día, ese sería mi salón. Ese donde pasaré unos años inolvidables. Y ese donde mi destino cambiará.
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Continuará
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