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Chocolate por Nein

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Notas del fanfic:

Lo iba a subir en San Valentín, pero unas minis vacaciones no planeadas no me dejaron.

 

¡¡Feliz día de San Valentin atrasado a todas/os!!

 :3

 ~Nein

Chocolate

 

 

Lady Elizabeth Ethel Cordelia Middford se encontraba en la cocina de su mansión con el pelo tomado en una coleta baja  y un delantal atado a su cintura. Paula estaba a su lado, supervisándola en la preparación de chocolate.

 

Faltaba sólo un día para San Valentín y Lizzy había decidido regalar a su prometido un chocolate en forma de corazón hecho por ella misma. Claro que decirlo es fácil, pero después de unos cuantos altercados con agua hirviendo y con el cacao esparcido por el suelo, Lizzy optó por pedir ayuda a Paula. Ahora estaban en la etapa final, esparciendo el chocolate dentro del molde en forma de corazón que Lizzy había comprado especialmente. 

 

Elizabeth suspiró satisfecha de su trabajo. Su rubio pelo lleno de chocolate ya endurecido y su delantal, antes blanco, ahora con algunas manchas cafés y otras de las cuales Lizzy desconocía el origen. Sólo faltaba dejarlo reposar toda una noche y envolverlo en el fino papel rosado pálido con motivos de corazones rojos brillantes de todos tamaños que Lizzy había elegido para Ciel.

 

Horas después Elizabeth se preparaba para dormir. Estaba impaciente por entregarle su chocolate a Ciel y quizá, fantaseaba ella, su prometido le agradecería con un pequeño besito en la mejilla y compartiría su chocolate con la rubia mientras admiraban el paisaje de los enormes jardines de la mansión Phantomhive.

 

Con una sonrisita en los labios, Elizabeth se escabulló por última vez hacia la cocina para admirar su obra.

 

Oo.

 

 

Sebastian suspiro casi inaudiblemente. Aun en la biblioteca se escuchaban la animosa voz de Lady Elizabeth llamando a su amo Ciel a salir a recibir su obsequio. El pequeño Phantomhive ya se esperaba algo así en el día de los enamorados, pero como buen noble había desistido de hacer una “misteriosa desaparición”  ese día y se había quedado en su mansión esperando por la para nada deseada llegada de su prometida. Y ahora, como ya debería haberse enterado media Inglaterra, la niña había llegado.

 

Sebastian salió de la biblioteca dándole una sonrisa de bienvenida a la invitada acompañada de una leve reverencia para después ofrecer tomar en sombrero rosado con plumas blancas de la menor.

 

- Disculpe a mi amo por su demora, My Lady. – Se excusó Sebastian.- Ha estado algo ocupado últimamente. Enseguida saldrá a recibirla.

 

Y apenas Sebastian terminó se escucharon unos pasos pausados y seguros. Sebastian se volteó para ver a su amo bajar por la escalera con la elegancia y firmeza que a pesar de ser un niño poseía.

 

- ¡¡Ciel!! – Chilló Elizabeth arrojándose a los brazos de Ciel.

 

- E-Elizabeth… - Ciel estaba ahora todo estrujado por su prometida. Su elegante atuendo arrugado y su pelo despeinado. Sebastian a su lado también se encontraba algo molesto, tendría que volver a planchar esas ropas.

 

 

Oo.

 

 

- Joven amo, ¿No piensa comerse el chocolate de Lady Elizabeth? – Pregunto Sebastian al encontrar ,horas después de la visita de la rubia, el chocolate todavía envuelto y reposando en el escritorio de su amo mientras este leía un libro.

 

Ciel hizo un gesto con la mano restándoles importancia. Le había prometido a Lizzy comer su chocolate más tarde diciendo que recién había comido de uno de los postres de Sebastian y no tenía hambre. La rubia no había quedado muy convencida y había insistido en ver a Ciel probarlo y también había dicho algo de comerlo en sus jardines los dos, pero Ciel no había prestado mucha atención a eso. Ahora ya casi anochecía y a él aun no le entraban ganas de probar su chocolate del día de San Valentin.

 

Sebastian se acercó al escritorio, deslizo sus guantes blancos de sus manos y tomo el chocolate cuidadosamente envuelto. Lo abrió y dentro descubrió un corazón algo desnivelado pero con un exquisito aroma. No era comprado, razonó el demonio, Lady Elizabeth lo preparó.

 

Sebastian partió un pedazo no muy grande. Él, como mayordomo de los Phantomhive, tenía el deber de educar a su amo Ciel y no probar el obsequio que su prometida se había esforzado en preparar no era algo que haría un noble.

 

- Joven amo, abra la boca. – Pidió Sebastian acercando el pedazo de chocolate a los labios del menor. Ciel lo miro interrogativo, volteo la cabeza y siguió leyendo el libro.

 

- Lo comeré mas tarde, Sebastian. – Le dijo el pequeño con voz algo molesta. – Además Lizzy no tiene porqué enterarse si no lo pruebo.

 

Sebastian suspiró. A su amo le faltaba aun mucho que aprender. Miró el chocolate que había comenzado a derretirse entre sus dedos y una idea aleteó en su cabeza. Haciendo un nuevo intento se volvió a acercar a su amo, Ciel al preveer su intento apretó sus labios y le frunció el seño. Sebastian le sonrió burlón y comenzó a esparcir el medio derretido trozo de chocolate encima de los labios del menor dejando una capa café por donde pasaba el trozo.

 

- ¡Mmh! – Trató de alegarle el ultimo Phantomhive sin abrir la boca. Ciel retiro la cara bruscamente y el chocolate mancho su mejilla.

 

- Quédese tranquilo si no quiere acabar con la cara café – Le dijo Sebastian pasando nuevamente el chocolate por esos sonrosados labios. Un poco de chocolate entró entre los apretados labios de Ciel y, para sorpresa de este, no tenia mal sabor.

 

Ahora Ciel tenía una gruesa capa de chocolate en su boca. Siguiendo un impulso, Ciel pasó su pequeña lengua por arriba de su labio inferior retirando parte del chocolate de ahí. El dulce no sabía nada mal.

 

Ciel levantó la mirada esperando ver a Sebastian embozando una sonrisa burlona al ver su objetivo cumplido pero, cuando lo hizo, Sebastian lo miraba atentamente, sus pupilas dilatadas fijas en sus labios. Un sonrojo cubrió las mejillas del menor.

 

Sebastian volvió a acercar sus dedos con el chocolate entre ellos. Ahora Ciel tenia lo boca entreabierta y el mayordomo aprovechó para empujar el pedazo hacia adentro de su boca. Ciel recibió el delicioso chocolate sobre su lengua, uno de los dedos de Sebastian aun dentro de su boca y sin pensarlo mucho, Ciel cerró sus labios entorno a este y los chupó, retirando todo el chocolate derretido del dedo del demonio.

 

Sebastian pudo sentir la roja lengua sobre su dedo, retirando cada partícula de cacao de este, y también sintió los lisos dientes rozando su piel. Sin poder controlarse más, su otra mano tomo el pequeño mentón de Ciel y antes de que este pudiera reaccionar, la lengua del demonio ya estaba encima de los labios sonrosados del menor, limpiándolos de la capa café que ya estaba endureciéndose.

 

Ciel jadeó de una forma nada elegante. Paralizado en su lugar sentía sus labios cosquillear ante la húmeda lengua que los recorría. Cuando sus labios ya estaban libres de chocolate, Ciel sintió los dientes de Sebastian tirar lentamente su labio inferior delicadamente antes de retirarse y sin poder evitarlo, Ciel se encontró inclinándose hacia el demonio, deseando más y pidiéndoselo.

 

- Aun queda mucho chocolate, joven amo.

 

Fin

Notas finales:

 Walá!! Hasta ahí nomás. Aun no estoy lista para escribir un Lemon, Gomen.

Necesito una Beta, ¿Se nota? Si alguien se ofrese le estaría eternamente agradecida.

¡¡Mil gracias por leer!!

 :3

 ~Nein


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