Capítulo III “Pianista talentoso”
Al menos eso pensaba. El mayor temor que tengo es el no convertirme en un vulgar asesino. Pero si les tuviese enfrente en estos momentos, no les abrazaría o les diría palabras bonitas para sus asquerosos oídos. Tal vez, le tomaría por el cuello y lo apretaría, hasta notar que sus manos y sus piernas no me toquen. Ver cómo la luz abandona esos ojos.
-¿En qué estás pensando?- pregunta Draco, quien entró a una casa y robó algo de ropa para ambos.
-En que te viene bien el rubro de ladrón- responde Harry, esperándole en el callejón.
-Si no llamases tanto la atención con ese horrendo vestido barato, tú tendrías que hacer el trabajo sucio- le tira unos pantalones y una polera- al menos ahora parecerás un hombre y no un travesti.
(N/a sin ánimo de ofender)
-Fue tu idea desde el principio y deja de patear piedras en el camino que haces mucho ruido- se cambia, dejando el vestido y la peluca en el tarro de basura.
-Tendremos que conseguir algo de dinero, Potter- dice el rubio, muy serio, mientras se terminaba de vestir con esa ropa de segunda mano.
-Lo sé, mi estómago me lo recuerda cada 5 segundos- le suena un poco, y suspira- ¿pueden tus amigos falsificar unas identidades?
-Por supuesto, pero todavía estamos muy lejos.
-Todavía tenemos nuestras piernas buenas, caminemos hasta su casa.
-¡Son como 10 cuadras!, ¡Un Malfoy no camina tanto!
-Para lo que sirve ser un Malfoy en estos momentos- cruza los brazos- voy a conseguir algo de comida, tú contáctate con tu amigo y nos veremos en media hora.
-¿Dónde crees que vas?- le tira del brazo.
-De algo hay que vivir, además, aprovecho de obtener información y dinero, que nos hace mucha falta- se suelta del agarre del ojigris y sale del callejón.
Si debo vender mi cuerpo, lo haré. Todo sea por conseguir los nombres de esos criminales.
En una calle, que era muy conocida por ser del bajo mundo, un grupo de chicos, buscaban algo de diversión por la mañana. Estaban bebidos y algunos todavía sobrios, pero iban para el mismo final.
-¿Qué se te ofrece muchacho?- se acerca un joven alto, cabello negro, sujeto en una coleta, ojos café oscuro, vestía como un pandillero malvado- te hice una pregunta, responde- dice trayendo su botella de cerveza en la mano, la cual estaba media vacía.
-¿Alguien quiere divertirse conmigo?- dice el moreno, algo nervioso, levantándose un poco la polera y mostrando su bien esculpido abdomen y parte de su torso.
-¿Cuánto quieres por ese cuerpo?- pregunta otro pandillero que tenía una gorra azul en su cabeza.
-No te apresures tanto Alan- otro de la pandilla saca la voz.
-Parece tener un buen cuerpo y está dispuesto a compartirlo.
-Antes de que alguien tome la iniciativa- Harry da un pequeño paseo, observando el panorama- quiero información.
-¿Qué quieres saber, muchacho?- el primer pandillero se impuso.
-¿Qué saben sobre el homicidio de los Potter?
-Ese es un caso muy famoso, Alan- dice el pelinegro.
-Por supuesto que lo recuerdo a la perfección, Ethan- responde el segundo pandillero, arreglando su gorra azul.
-Fue un espectáculo digno de una película de terror- responde el tercer pandillero, con voz más fuerte.
-¿Saben quiénes eran?- el ojiverde sube más la polera y comienza a estimular sus pezones.
-Según dijeron unos amigos, los abordaron a una cuadra del teatro- responde el primer pandillero, mirando aquel cuerpo joven y acercándose para tocarlo.
-¿Eso es todo lo que saben?- dice con voz sensual Harry, quien se quita la polera y exhibe su cuerpo, como si fuese una exposición.
-¡No!- exclama uno de los pandilleros, acercándose- según dijeron uno de esos asesinos, murió hace poco- con su mano, acaricia el torso del moreno, y le estimula más los pezones hasta dejarlos erectos.
-¿Sabes cómo se llama?- pregunta el moreno, con un leve gemido a flor de labios.
-Dicen que es uno de los grandes, parece que era Lucius Malfoy, ¿cierto Alan?- el pandillero se gira y ve a su amigo que parecía nervioso por el espectáculo.
-Así es, Ethan- responde Alan, con cierto nerviosismo en la voz.
-¿Y el otro tipo?, si lo dices, continuaremos con esto- dice Harry y aleja a los dos chicos de su lado.
-Un tipo que nunca había visto antes, pero tenía una cicatriz en el rostro, como hecha por una navaja- responde Ethan, quien era el más entusiasmado.
-Muchas gracias por su gran ayuda- el moreno se acerca hasta Ethan al cual lo arrincona a la pared y le roba un beso de esos que te dejan sin respirar o reaccionar.
Cuando hubo terminado, miró al otro chico, aquel de cabellera negra e hizo lo mismo, como agradecimiento por su cooperación.
-¡Oye, no puedes dejarnos así!- le grita un pandillero, quien tenía un gran problema en su pantalón.
-¡Quédate!- le grita el otro, quien también se notaba su gran estado de excitación.
-Lo siento chicos, pero ya les di lo que podía- dice el ojiverde, quien se pone su polera y se va corriendo a donde había dejado hacia más de media hora a su “salvador”.
Draco estaba en el callejón, apoyado en la muralla y los brazos cruzados.
-¿Por qué te demoraste tanto?- mira con reproche a Harry- responde Potter y más te vale que lo hagas en menos de 3 segundos.
-Primero toma- le entrega unos billetes- vamos a comer algo juntos y allí discutimos los detalles.
-Apestas a otros hombres- dice el rubio con una vena creciente en su frente.
-No pasó lo que piensas que pasó- dice Harry para calmarle- lo tomé prestado mientras me acariciaban.
-Mejor no digas nada más porque si los llegara a ver algún día, juro que les cortaré las manos- se encamina hacia la salida del callejón.
-Incluso te ves bien estando celoso.
-Y cuando les corte las manos, tomaré unas cuerdas del piano y les cortaré la garganta.
-Al menos tenemos para el desayuno- dice el ojiverde bajando el perfil de la situación.
Unos minutos más tarde…
-¿A qué le llamas desayuno?- pregunta mirando su pan con una pequeña torreja de jamón y con suerte, un vaso de jugo.
-Es comida, no te quejes tanto- come su sándwich.
-¿Cómo puedes estar tan feliz comiendo esta basura que pretende ser comida?- sigue mirando su sándwich con desprecio y asco.
-Porque es comida y tengo hambre, ya come o te llevaré arrastrando por las calles hasta la casa de tu “amigo falsificador”
-Eso dañaría profundamente mi cuerpo y no necesito que lo hagas- muerde un poco el pan- adiós mundo cruel- pensó tragando.
-No seas tan melodramático, Draco- mira con una traviesa sonrisa- si quieres te doy mi jugo para que pases la comida.
-No soy melodramático, tú eres… un monstruo- dice y le quita el vaso de plástico de las manos de Harry y se bebe todo el jugo.
-¿Hablaste con tu amigo?
-Sí, menos mal que está en el país.
-Entonces manos a la obra, mira que todavía hay mucho que hacer- se levanta del piso.
-Es la última vez que me haces comer esta porquería Potter, ¿entiendes?- hace lo mismo.
-Lo sé- sigue al rubio y caminan bajo un fuerte sol de la tarde.
Mientras Draco pensaba que toda su vida se iba por el sudor de su cuerpo y la sed que tenía, para Harry, sólo le mantenía la esperanza de que ese amigo, le ayudase a crear una nueva identidad y de esa forma, cazar al asesino de sus padres.
¿Cómo le digo que sé sobre el secreto de su padre?, ¿cómo le digo que su padre mató a los míos?... aunque eso, lo sabe, pero no tenía la certeza hasta este momento… ¿cómo le digo que hay testigos de su crimen?
¿Cómo le digo a Potter que yo le ayudé a mi padre?... ¿cómo le digo que yo soy a quién más debería odiar en el mundo?, ¿cómo le digo a Potter que fui yo, quien atravesó el puñal que arrebató la vida de su madre?
-Aquí es, Potter- dice Draco, en las afueras de la casa de su amigo.
-Entonces, entremos- da un paso, pero el rubio le detiene.
Sólo le devolví la vida, para arrancársela otra vez… porque jamás podré perdonarle que me haya quitado lo que más amaba en la vida. Aquella familia de cristal que era lo único que tenía. Jamás podré perdonarle que su padre, se haya involucrado con el mío y que su madre, haya herido a la mía, dejándole una cicatriz que jamás podré borrarle de su fina piel.
-Entremos, él nos espera.
Todavía puedo escuchar los gritos de ella. Sus verdes ojos, que me miraban con una compasión tan grande… por un momento, bajé la guardia. Ella me hizo un tajo con la navaja.
Luego de una cirugía estética y algunos tratamientos, casi no se nota. Ni siquiera Harry se ha percatado de mi cicatriz.
He sido un buen maestro hasta ahora. He cumplido a la perfección mi papel. He llegado más lejos que cualquiera.
Ni siquiera sospecha de mí. Porque mi padre se encargó de que nadie me notara en ese entonces. Borró todas las pruebas y yo, actué mi mayor papel antagónico. Sólo nos queda por observar, esperar. Atrapar a su fantasma, para que se esfume entre sus manos. Tal parece que seré yo quien quede atrapado en las cuerdas de un piano… después de todo, soy un pianista talentoso, un perfecto ángel de la muerte.
Continuará…
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