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A Fuego Lento... por Alexiel_S

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Notas del fanfic:

Este es mi primer fic de corte maduro. Espero que les guste.

Aclaración:

SI ESTÁS EN ÉSTA PÁGINA YA SABES QUE ESTA HISTORIA ES DE CONTENIDO HOMOSEXUAL, POR LO CUAL SI NO TE GUSTA ERES LIBRE DE IRTE A OTRA PÁGINA QUE TENGA LO QUE BUSCAS ^^.

LOS PERSONAJES SON MÍOS, SI EXISTE ALGUNA COINCIDIENCIA CON LA REALIDAD ES SOLO ESO, UNA COINCIDENCIA ^^.

 

Notas del capitulo:

Primer capítulo de varios... eso espero XD!!!.

 

A Fuego Lento…

A Fuego Lento…

 

Capítulo I

 

Era ya un hombre maduro, a sus 37 años los amores de juventud habían quedad atrás. Esos locos años de universidad habían quedado atrás hace mucho… ya casi no recordaba su voz ni su aspecto, tan solo recordaba su pequeña marca en la frente producto de un accidente provocado por las drogas que consumía en ese entonces.

 

Miguel Iribarrasen, ingeniero agropecuario, titulado hace más de 10 años con un postgrado en fauna nativa, oriundo del sur del país pero radicado en la capital hace ya muchos años, antes de llegar incluso a la universidad a estudiar el sueño de su vida y el de su familia.

 

Provenía de una familia modesta del campo, dueños de un pequeño fundo donde la producción de leche era la salvación económica de la familia. Donde poder estudiar era un verdadero lujo de aquellos que solo los hijos de los dueños de empresas campestres podían darse. Con mucho esfuerzo su familia logró que llegara a la capital para ingresar a una de las mejores universidades estatales del país, donde se sabía que su título sería muy bien valorado.

 

Ahora era un profesional exitoso, estaba casado con una mujer excepcional, tenía 1 hija maravillosa de 5 años la cual era su idolatría.

Eso si, no todo era color de rosas, hace más de un año que la relación con Katherine, su mujer, era un tanto distante. Ya no tenían sexo con la frecuencia de antes ni mucho menos se decían “te amo”… Miguel estaba convencido que era el desgaste de los años lo que tenía la relación a ras de suelo.

Había que pensar que más de 8 años juntos era un desgaste comprensible para todo lo que habían vivido… pero aún así ese fugaz pensamiento de su amor de juventud volvía a encender una pequeña llama en su corazón.

 

Eran más de las 10 de la mañana, el sol entraba tímidamente por la ventana de su oficina, en pleno invierno era cosa normal, ese sol que no es capaz de calentar ni el pavimento donde ilumina. Aún así le gustaba ver toda la capital desde el piso 15 del edificio. Él mismo había solicitado que le dejasen la oficina más alta como la suya… a quienes no les hacía gracia este hecho era a los proveedores de servicios, los que tenían que subir 5 pisos de más para poder hablar con su secretaria haber si corrían con la suerte de tener una entrevista con el.

 

Sin habérselo propuesto, era el hombre más importante de la firma, a quien había que pedirle permiso para cualquier faena en el campo y que además tenía uno de los sueldos más altos de la empresa.

 

El sol poco a poco estaba llegando a su cabeza, pero esta vez notaba que emitía un suave calor, uno que le hacía sentir que ese día sería distinto a los demás…

+++

 

-         ¿Don Miguel?, ¿está ocupado?- preguntó desde la puerta Mónica, su secretaria desde hace muchos años

-         Algo, ¿qué necesita Moni?- respondió con el cariño habitual

-         Lo buscan, es desde Semillas La Maravilla, es el vendedor, necesita hablar con usted por unos productos en semillas de maravilla que traen desde Japón- comentó como una grabadora

-         Mmmmm… hace tiempo que no probamos con la maravilla, dile que pase- ordenó el jefe.

-         Si Don Miguel…, pase Señor López- Mónica dejó pasar al vendedor.

 

Miguel no lo podía creer, al parecer ese sol que ahora calentaba su espalda traía buenas nuevas para él…

+++

 

Era tarde, le habían dicho que el Señor Iribarrasen no admitía vendedores después de las 10 de la mañana. Si no fuera por su maldito Nissan Sunny del año 80 no habría llegado tan tarde.

 

 

Una cosa tenía clara, si lograba esa venta de millones, con la comisión se compraría un auto nuevo, modelo 2009 o 2010 si era posible, alguno que no le dejara tirado a medio camino.

 

Entró corriendo por el hall del edificio y consultó a la recepcionista en que piso estaba el señor Iribarrasen, le dijeron que el 15. Para más mala suerte de su día tenía que subir al piso 15 para hablar con esa deidad de la agropecuaria.

 

Todos los vendedores que habían ido anteriormente no había corrido con la suerte de que aceptasen su visita, pero él pensaba que tenía una suerte excepcional y que ese día sería de suerte para él y su futuro automóvil.

 

Habló con la secretaria, la cual un tanto reticente, tomo nota de su producto y entró a la oficina del ingeniero para solicitarle una audiencia.

 

-         Yo creo que sería más fácil pedirle audiencia al presidente de turno que hablar con este tipo- pensó para si. En eso escuchó que la secretaria le hacía pasar.

 

Entró a la oficina sin pensar que su suerte cambiaría ese día.

+++

 

-         Leo… ¿Leonardo Muñoz?- susurró casi inaudible

-         Marcelo… ¿realmente eres tú?- preguntó Miguel un tanto escéptico.

-         Si, claro que soy yo… ¡Dios!, ¡tanto tiempo que había soñado con esto!- Marcelo no midió la consecuencia de sus actos y a paso rápido se aproximó a Miguel, tomando su rostro le basó de manera apasionada, con el vivo recuerdo de esos labios en su mente y su corazón.

 

Miguel por su parte nunca pensó en reencontrarse con él… su gran amor de la juventud.

 

Habían pasado más de 10 años en los cuales le había perdido la pista de manera olímpica.

Siempre había soñado con la esperanza de volverlo a ver, aunque sea por un momento pequeño, tan solo una instancia… verlo pasar por la vereda de enfrente, verlo tomar un café en la esquina o tan solo verlo pasar en el metro… siempre había albergado la esperanza de ser tan afortunado de verlo que ahora no podía creer que lo tuviera así, besándole de esa manera

 

-         ¿Cómo es que pudo pasar esto?-  preguntó Marcelo, dejando que ambos respirasen de manera profunda, pero sin separarse ni un centímetro. Los brazos de Miguel estaban en su cintura mientras que sus manos sujetaban el rostro del otro.

-         No tengo la menor idea de que mierda esta sucediendo, pero créeme que no me interesa averiguarlo- otro beso, pero esta vez de Miguel, el cual fue más suave, como queriendo rememorar los años de amor que habían pasado.

-         Necesitaba tanto de esto… de ti, de tus besos, de tus manos… no sabes cuanto tiempo he soñado con este momento- Marcelo se separó un poco para poder mirar a Miguel a los ojos, estaba exactamente igual… salvo por los kilos de más, el bigote y las pocas canas que aparecían en sus sienes.

-         Ahora que ya nos hemos saludado, ¿me puedes explicar porqué estás aquí?, ¿cómo supiste donde trabajaba?- Miguel le miraba un tanto desconcertado

-         No tenía idea, es más… ¿porqué te llamas Miguel Iribarrasen?... ¿acaso no eras Leonardo Muñoz?-

-         Bueno, es una historia larga de contar… prefiero contártela con más detalles… que harás hoy en la tarde?-

-         Tengo que llegar a la empresa con la venta hecha, y de ahí nada, ¿por?-

-         Necesito conversar contigo a solas… dame el maldito contrato de venta para firmarlo- Miguel urgió a Marcelo para que le pasara las hojas y sin leer nada lo firmó en todas sus copias, sacando las que correspondían a la empresa

-         Leo, no has leído el precio de la adquisición, son aproximadamente 300 mil dólares- Marcelo miraba con ojos atónitos como Miguel no tenía asco alguno en escribir la cifra en el cheque de la empresa

-         Si ese es el precio por volver a verte, lo pagaría mil y una veces- Miguel le extendió el cheque con la cifra a Marcelo, el cual lo tomó y archivó en su portafolios negro – ahora, a que hora nos juntamos, necesito hablar demasiadas cosas contigo. Yo salgo a las 16.00 horas de aquí, de ahí tengo la tarde libre, dime ¿a qué hora nos juntamos?-

-         Después que llegue con este cheque créeme que tengo la tarde libre por completo- rió Marcelo con alegría, fuera de que se encontró con Leo, podría pensar en el sueño de su auto nuevo – lo más probable es que este libre desde las 13.00 en adelante-

-         Entonces….mmmm… dame un momento- apretando el botón rojo de su comunicador habló con su secretaria – Moni querida, cancela mis citas para la tarde… tengo un compromiso que había olvidado y que es muy importante- miró con ojos cómplices a Marcelo

-         Sí don Miguel, lo haré… las agendaré para la próxima semana que tiene casi desocupada, ¿le parece?-

-         Si, me parece perfecto, gracias linda- dejó de apretar el botón para caminar hacia el vendedor, tomar su cara y besarlo nuevamente- ahora tengo la tarde libre, ve a tu empresa, presenta el cheque y anda al bar del centro que solíamos frecuentar… aún está en pie y abren a las 13.30. te esperaré en la mesa que está al fondo, junto a la salida de emergencia, ¿vale?- el ingeniero besó los labios de Marcelo por última vez dejando que este saliera por la puerta rumbo a su empresa.

+++

 

Marcelo López tenía 36 años, era divorciado con 2 hijos (de 5 y 4 años) a los cuales adoraba como a su vida. Su matrimonio fue un martirio desde el primer día, se había casado por que Laura, su ex-mujer, estaba embarazada de su hijo mayor y el padre de esta prácticamente le había apuntado con un revolver calibre 38 en la sien para que dijera el puto “sí, acepto” ante el juez civil.

Nunca estuvo enamorado de ella, es más, nunca se había olvidado de ese amor joven que había tenido hace más de 10 años.

 

Estaba estudiando Relaciones públicas en la universidad cuando conoció a Miguel, Leonardo Muñoz como lo recordaba. Se lo habían presentado sus compañeros de clase un día en una fiesta de la universidad. El amor no fue inmediato, solo la chispa lo fue.

De esa noche solo recuerda que cayeron en una cama de doble plaza completamente desnudos y besándose a rabiar, como si nunca hubieran hecho el amor antes. Sus cuerpos sudorosos estaban entrelazados uno con el otro. Al otro día la resaca apenas le dejaba ver que a su lado no había una mujer, si no un apuesto hombre que dormía plácidamente.

 

Esa mañana salió de la habitación sin emitir sonido alguno. Al cabo de unas semanas, el mismo Leonardo le buscaba por la universidad para hablar sobre lo sucedido.

 

Las cosas no habían salido como esperaba, pero consiguió un compañero sexual como nunca lo había tenido. No se sentía gay, si bisexual… aunque ese bisexualismo fue el que lo llevó a la miseria años después.

 

Por cosas del destino que no había podido descifrar, Leo se había alejado de él y nunca más supo de su existencia hasta ahora… cuando le encontró en aquella oficina.

+++

 

Eran las 13.45 y Miguel esperaba ansioso en aquella mesa que aún tenía escrito “T.A.P.S.”, lo que se supone significaba “te amaré por siempre”, siglas que siempre utilizaba cuando quería decirle en público lo que significaba para él.

En una sociedad tan cerrada como en la que vivía, amar a alguien del mismo sexo era prácticamente una condena de muerte.

 

A las 14.00 en punto Marcelo cruzó la puerta del pequeño bar, caminando a paso rápido hacia la mesa de Miguel, donde se agachó para depositar un beso en sus labios.

 

-         Necesito que me aclares muchas cosas- dijo Marcelo sentándose al frente de Miguel

-         Bueno, empezaré por decirte el porqué de mi nombre – Miguel llamó al mozo y le pidió un par de cervezas, el mozo se alejó y pudo continuar con su relato – realmente me apellido Iribarrasen, pero no pertenezco a la rama acomodada de la familia, más bien a la pobre. Me daba una vergüenza descomunal usar mi gran apellido sin tener un veinte en los bolsillos… fue por eso que decidí utilizar mi segundo nombre y mi segundo apellido para así “camuflar” mis raíces, cosa que ahora veo como una tremenda estupidez, pero bueno… en la juventud hacemos estupideces, de eso se trata- Miguel bebió un sorbo de su botella y miraba fijamente a los ojos de Marcelo.

 

Los años no habían pasado en vano, su antiguo amor estaba diferente. Antes lucía una larga cabellera negra que le topaba los hombros, más sus ojos verdes cristalinos que no eran capaces de esconder nada ahora estaban opacos, sin vida. Además los adornaban unas gafas no muy estéticas que digamos.

Seguía con su porte, su metro 85 no había cambiado y su contextura física tampoco, seguía siendo delgado sin ser flaco a morir.

 

Por su parte, Miguel si que había cambiado por entero. Tenía panza, no estaba en forma como en sus años mozos, además estaba canoso en las sienes y sobre su boca descansaba un espeso bigote rubio. Lo demás, su pelo rizado rubio, su casi metro 80 y sus sentimientos se encontraban intactos.

 

Pasaron la tarde conversando acerca de la vida, de la esposa de Miguel y la ex-mujer de Marcelo… sobre sus hijos pequeños… de los recuerdos de juventud, de aquellos años preciosos que habían quedado atrás.

Poco a poco comenzaron a sentir el fervor de sus cuerpos y aunque estuviera el bar casi lleno no pudieron aguantar las ganas de besarse para transmitir todo aquello que los mantenía con vida en esos momentos.

 

-         Marcelo… ¿no sería mejor ir a un motel?- preguntó Miguel, sentía que el cuerpo le ardía y que su entrepierna estaba por reventar

-         No… mejor vamos a mi departamento, vivo solo desde el divorcio de Laura, ella vive en el norte… mejor te llevo ahí- respondió el moreno.

 

Dejando unos billetes sobre la pequeña mesa y casi corriendo salieron del lugar para subirse al auto de Miguel, el cual hizo que las ruedas rechinasen con cada acelerada.

+++

 

Entraron al departamento en un huracán de besos y caricias, se desnudaron por completo con el apremio de un corredor olímpico. Ahí, en la suave alfombra roja de la sala Miguel tomo su miembro y comenzó a penetrar de manera feroz a Marcelo, el cual solo emitía algunos “si… me gusta” o “sigue así”.

El acto duró algunos minutos, hasta que Miguel se corrió en el interior de Marcelo y se desplomaba sobre su espalda… la habitación olía a sudor, semen y  potpurrí de flores.

 

-         ¡Dios!, hace tanto que no sentía estas cosas… con Laura nunca hubo esa chispa, lo intenté muchas veces pero siempre sentía que no era lo mío, que no encajábamos nunca. Pero ahora que volví a hacerlo contigo… no sé que decir… estoy sin palabras- Marcelo hurgueteaba en los bolsillos de su abandonado pantalón hasta que encontró una cajetilla de cigarrillos, sacó uno poniéndolo en su boca y lo encendió para exhalar  una gran bocanada de humo.

-         Para no tener palabras dices mucho, dame un cigarrillo- ordenó el rubio

-         ¿Estás fumando?, desde hace cuanto Leo… digo, Miguel-

-         Desde hace 9 años, de cuando ya perdí toda pista de tu existencia… una forma de recordarte…-

-         Vaya, si eres capaz de joderte los pulmones por un recuerdo… en fin- Marcelo se puso de pie totalmente desnudo, fue a la cocina y trajo al regreso una botella de Bourbon francés la cual abrió para tomar directamente desde la boca

-         Dame de eso- pidió Miguel

-         Toma, bebe- Miguel bebió de la botella e hizo una  mueca de asco al sentir que el líquido quemaba su garganta - ¡puaj! ¡qué asco!. te gusta ésta porquería?

-         Tu me recordabas con cigarrillos, yo lo hacía con esto – el pelinegro le enseñó la botella, de la cual bebió nuevamente – si tu tienes derecho a provocarte un cáncer a los pulmones, yo puedo crearme una cirrosis hepática, ¿no crees?-

-         Sigues siendo el mismo… -

-         …-

 

Miguel aterrorizado miró la hora de su reloj, eran la 01.00 am, su mujer lo mataría por no avisar que llegaría tarde.

Se despidió de Marcelo besándolo tiernamente y diciéndole un “te llamo mañana, ahora tengo tu numero”, le guiñó un ojo y salio corriendo por la puerta del departamento.

+++

 

No supo como subió a su automóvil ni como aceleró tan a fondo que llegó en 20 minutos a su casa.

Salió, abrió el portón y entró el vehículo para dejarlo bajo el techo del jardín.

 

Eran las 01.30 am cuando Miguel entró a la casa… su mujer le esperaba en la sala con cara de pocos amigos, algo no iba a salir bien esa noche.

 

-         ¿Qué significa esto Miguel?, ¡es viernes y son casi las dos de la madrugada!- le reprimió Katherine

-         No me molestes por favor, he salido con unos compañeros de la empresa… fuimos a beber unas copas a un barsucho de mala muerte en el barrio jueguero, hasta donde lo entiendo eso no tiene nada de malo-

-         Pero podrías haberme avisado para que Marlene no te esperase despierta, ¡¡apenas si se durmió a las 00.00 am!!, ¡dios!, ¡¡hueles a mujerzuela barata!!- Katherine le recriminaba parada al borde de la mesa del comedor

-         ¿Sabes?, ahora no tengo ni tiempo ni ganas de escuchar tus berridos. Iré a dormir a la habitación para visitas y por favor evítame y evítate los dramas y las lágrimas y déjame tranquilo, ¿si?. Adiós, buenas noches- Miguel hizo un gesto con su mano y entró a la habitación pequeña para invitados.

-         Eres un desgraciado- murmuró al mujer.

 

Kathy no tenía la culpa de nada, es más, ella no era la causante de nada… ¿o si lo era?.

 

Cuando recién estaban casados tenían sexo cada noche y durante toda la noche, pero fue cuando nació su pequeña hija que las cosas cambiaron. Kathy ya no lo dejaba ni siquiera que le besara ni mucho menos que le tocara, el sexo llegó a puntos de ser una vez cada dos semanas… algo que a Miguel lo irritaba.

 

Katherine Bonpp, hermosa mujer de 1.65 mt, rubia platinada natural, ojos color cielo y una figura de princesa de Disney. Ella había llegado cuando más la necesitaba, había perdido el rastro de Marcelo recientemente y su corazón no soportaba el hecho de estar lejos de él.

Erróneamente creyó que ella llegaba para salvarle de ese enfermo amor que le consumía por dentro… pero como en todo error se transforma en pesadilla si no lo sabes reparar… Miguel tuvo la oportunidad de renunciar a ella cuando llevaban apenas 2 años de relación, cuando la misma Kathy le pidió que terminasen ya que el amor que sentía por “Marcela” le estaba haciendo daño a ellos (sí, Miguel le ocultó que era un hombre por quien sufría, mintió diciendo que era una mujer llamada Marcela), por lo cual lo mejor era separase ahora que no habían sufrido lo suficiente como para lamentarlo posteriormente.

 

Él se negó rotundamente a perder a su tabla de salvación, así insistió e insistió de tal manera que ella accedió a casarse con él lo antes posible.

+++

 

Estaba mirando el ventilador sobre el techo de su alcoba, giraba tan rápidamente que le recordaba el sexo con Miguel.

 

Fue tan rápido que apenas si recordaba como llegaron a su departamento, se sacaron la ropa y lo hicieron en la roja alfombra.

 

Que distinto era todo ahora, que distinto se sentía… las mariposas volvieron a volar dentro de su estómago como la primera vez. Un celular* sonó en la mesita de noche

 

-         ¿Aló?, ¿quién es?- ese número no lo conocía

-         ¿Tan rápido me has olvidado?-

-         ¿Miguel?... ¿y eso que me llamas a ésta hora?-

-         Quería avisarte que llegué bien, entero y recordándote-

-         Eso es bueno, sobretodo lo último que me has dicho- Marcelo rió suavemente – es hora de dormir, mañana te llamo, ahora tengo tu número- ambos rieron

-         Bueno, eso si… quería decirte una cosa…-

-         Dime-

-         I don't care if monday's blue, tuesday's grey and wednesday too. Thursday, i don't care about you. It's friday, i'm in love.-

-         ¿Aún la recuerdas?-

-         Siempre… y ahora con mayor razón-

-         Adiós- Marcelo colgó la llamada

++++

 

*= Teléfono Móvil =)

Notas finales:

El extracto de canción es "Friday i'm in Love" de The Cure, ella tiene su copyright y esas cosas, solo la tomé porque amo esa canción ^^.

 

Dejen sus RR y les contestaré con el mejor de los agrados ^^.

 

Gracias por leer =)!!!!

 

*ale

 

pd: si existen icongruencias háganmelo saber ya que esto lo escribí por dia XD


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