Capitulo 1
Era un dia soleado, pero no caluroso ya que ligeras corrientes de aire se paseaban entre las calles dejando una brisa fresca a su paso, las gente estaba feliz con tan hermoso clima por lo que salían a dar paseo, las calles estaban llenas de actividad y conforme más se acercaba al parque mas gente se podía apreciar, sin duda era un hermoso día, pero no se podía detener a contemplar tan bonito paisaje a su alrededor, no cuando tenía un humor de los mil demonios, ya que por culpa de un maldito bastardo su querido hermano se había tenido que ir a la frontera y eso lo tenía muy furioso como para que todo lo bello de su alrededor careciera de importancia. Su destino era el cuartel general de la Ciudad de Amestris, tenía que ver a ese Coronel Mustang y ponerle las cosas claras ¡No se juega con los Elric! Pero ¿a qué se debía esa situación?
Todo había empezado ya hace mas de 1 año, su pequeño hermano Alphonse quería entrar en la milicia, a pesar de que le encantaba la alquimia, no deseaba ser alquimista estatal ya que sus principios se lo impedían, tras enlistarse todo cambio muy rápidamente, todo lo que habían construido juntos fue hecho a un lado, primero como buen militar tenía que dormir en el cuartel por si pasaba una emergencia, eso era entendible, al igual que solo tuviera pocos momentos para verlo, pero una cosa distinta era que se desapareciera de su vista por mas de 6 meses sin noticias y cuando por fin podía verlo estaba irreconocible, alguien había destrozado a su querido hermano y el nombre del culpable empezaba con Roy y terminaba con Mustang.
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Un hermoso dia y tenía que quedarse a firmar documentos en la oficina, algo se le ocurría para escapar a tomar aire fresco sin que la teniente Hawkeye lo viera ya que lo más probable era recibir una amenaza con un rifle muy bien cargado, de solo pensarlo tuvo que pasar saliva, realmente era de miedo esa mujer, se suponía que debían ser mas tranquilas pero no, Riza era una mujer en muchos aspectos fría y demasiado dedicada a su trabajo, aun no podía creer que Havoc la tuviera como novia, pero cada quien elije a quien mejor le convenga y mas le guste.
De pronto la imagen de su ex subordinado llego a su mente con una gran intensidad, como era posible que a pesar de haber pasado ya algún tiempo todavía le remordía la conciencia, siempre había hecho lo mismo no importaba el género, pero esa vez al ver aquellas orbes plata llenas de tristeza y dolor en una expresión de total desconsuelo pero lo mas curioso es que a pesar de que las lagrimas estaban ahí nunca dejo que ninguna saliera, no le permitió verlo llorar,tal vez por eso mismo es que un sentimiento de culpa lo embargaba.
Agobiado por se repentina divagación a sus recuerdos, se levanto de la incomoda silla y abrió la ventana de su oficina, era lo suficientemente grande para que pudiera salir sin problemas, era una de las grandes ventajas de estar en planta baja, de un limpio movimiento salió de la oficina, luego firmaría lo pendiente.
Empezó a caminar por los jardines hasta que llego a la entrada principal, donde se encontró con una escena un poco inusual.
Un guardia estaba discutiendo con una joven rubia, como conquistador nato que era no podía dejar que un guardia que estaba a su servicio tratara mal a una bella dama, se fue acercando cada vez más, ya podía escuchar que es lo que decían.
—¡DEJEME PASAR, TENGO VER A EL CORONEL MUSTANG!- grito la rubia al ver la insistencia del guardia.
—¡Por ultima vez le digo que no esta permitido la entrada a civiles, si tanto desea ver al coronel vaya a la oficina de administración para que le den una cita con él y vayase antes de que lo saque a patadas de aquí! —grto amenazante el guardia ante la terquedad del joven.
El coronel sorprendido por ser partícipe indirecto en la discusión se quedo meditando un poco, una hermosa joven rubia estaba llamándolo a gritos, después de todo su suerte estaba cambiando.
Se acerco y llego justo en el instante preciso ya que el guardia se había frustrado y había empujado a la joven, sin tomar en cuenta de las escaleras que estaban tras la joven.
Mas grande fue su sorpresa al ver los reflejos casi de la joven que al ser empujada y perder el equilibrio se balanceo hacia tras dando una vuelta al aire, pero debido a las lluvias de los últimos días un pequeño charco aun no se había secado, haciéndola resbalar y caer justo en sus brazos.
El guardia asustado por lo que acababa de hacer y por molestar a un superior bajo rápido para quedar al lado de su coronel.
—Se puede saber ¿qué es lo que está pasando aquí?— Dijo el pelinegro cuando el guardia se acerco.
—Lo siento mucho coronel, es solo que este tipo es muy necio y quería entrar al cuartel sin autorización— Dijo rápidamente el hombre.
—Y a quien deseaba ver, o solo quería dar una vuelta por las instalaciones— preguntó muy seguro, ya que sabía la respuesta.
—Lo quería ver a usted Coronel —dijo sumiso el guardia—
—Y porque no fui avisado de que tenía un visitante— dijo seriamente el coronel.
—bueno, este usted comprende…— empezó a balbucear nerviosamente el hombre cuando fue interrumpido por la rubia—
—Usted es el Coronel Mustang— la joven se safo de sus brazos rápidamente y su mirada se dirigió rápidamente al rostro del hombre que recién había llegado.
—Si soy el Coronel Roy Mustang— dijo automáticamente, ya que semejante sorpresa no se la esperaba, estaba semi shokeado aquella no era una bonita rubia, sino un hermoso Rubio, pero lo que en verdad lo había dejado casi sin habla era ese par de ojos amabar tan fuertes y hermosos como nunca antes había visto unos y para su suerte estaban viéndolo fijamente.
Después de todo no iba a ser demasiado difícil cumplir su venganza, se esperaba a otro tipo de hombre cuando su hermano le conto lo sucedido, pero si ese bastardo no tenía nada en especial eso iba a ser un juego de niños.
—Mucho gusto coronel— le extendió la mano y en cuanto el coronel la tomo continuo— Soy Edward Elric—No pudo evitar sonreír al ver la cara de aquel hombre, lo había sorprendido sin duda esto iba a ser un juego muy divertido.