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Una sonrisa más y te mato por chibiichigo

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Naruto es propiedad intelectual de Masashi Kishimoto yyo sólo lo uso sin fines de lucro para entretenimiento.

 

Aclaraciones: esto es un semi-AU que no se apega completamente a la historia (evidentemete, si no no sería un AU xDDDD)

Notas del capitulo:

hola chic@s guap@s. Éste es mi primer SaiGaa, aunque casi por tradición tiene esbozos SasuGaa muy marcados. Espero que les guste. Es muy sencilla pero lo hice con el corazón mientras me aburría como ostra y escuchaba canciones deprimentes.

 

Bien, advierto un poco de lo que verán

- Gaara sintiendose un asco de ser humano

- Sai jodiendo a Gaara

- Un lemon muy malo

- Una autora que quiere un review xDDD

 

-Una sonrisa más y te mato- le dijo molesto

Llevaba todo el día caminando bajo el sol y estaba harto; terminantemente harto. Nunca antes el desierto se le había antojado un lugar tan molesto y solitario como en aquel momento y, para ser sinceros necesitaba una distracción o terminaría por asesinar al sujeto que alteraba su frágil equilibrio interno. Sai sencillamente lo desesperaba y; más cuando no se encontraba de humor para compartir su espacio personal con alguien.

-Pero Gaara- comenzó a hablar nuevamente y a hacer uso de su irritante sonrisa. Quería golpearlo y sacarle un diente. Esperaba que de hacerlo ese idiota ANBU se quedara callado el día y medio que les faltaba para llegar a su destino final-, ya casi llegamos a la mitad del camino para la aldea de la Arena y no has dicho casi nada.

-Eso es problema mío…Y te recomiendo quedarte callado a menos que quieras terminar tus días con arena en los pulmones- amenazó secamente mientras se giraba para encontrárselo de frente; lanzó una mirada llena de odio al chico de piel cetrina que se encontraba caminando a escasos pasos de él.

-¡Qué genio! Pareces una chica con la regla…- ese comentario terminó de derramar la bilis del pelirrojo. Había tenido la absurda mala suerte de que le tocara ese cerdo obsceno sin labia para escoltarlo de regreso a casa después de recibir la desconcertante y desagradable noticia. Sin tenerlo en planes, la arena comenzó a rodear las piernas de Sai, que no dijo nada sino que, para colmo de Gaara, volvió a sonreír.

-Mira, pedazo de imbécil, te lo dejaré claro. Si sigues con vida todavía es porque no quiero tener problemas con la Hokage; ten en cuenta que si por mí fuera tú ya estarías siendo devorado por los buitres.- señaló al cielo, donde unas aves volaban en círculos.

-Vaya, que agresivo amaneciste, Gaara. En verdad necesitas un poco de sexo- parecía que Sai no era capaz de guardarse sus comentarios por cinco minutos; y el de ojos aguamarina no se caracterizaba por su amplia paciencia. Se quedó en silencio unos momentos, mientras volvía la vista a la arena. Ese idiota había puesto el dedo en la llaga- .Lo sabía… sigues pensando en el Uchiha bastardo.

-Eso no es tu problema- dijo apático, cambiando su tono molesto por uno nostálgico sin querer. Sasuke, su mejor amigo y pareja hacía años se había marchado hacía un par de semanas. Simplemente había desaparecido poco después de una batalla contra su hermano; y, para bien o para mal, ese odioso y altanero moreno era la única persona en el mundo a la que el regidor de la Aldea Oculta de la Arena extrañaba en el mundo.

Guardaron silencio unos minutos; en los cuales el kazekage se esforzaba por no dar muestras de debilidad. No le permitiría a ese chico con piel grisácea conocer su verdadero estado de ánimo. Era mejor que pensara que estaba amargado a que se enterara que echaba de menos a su desaparecido novio.

-Sabes Sai- dijo a modo de murmullo, pero su voz no dejaba lugar a replicas- a partir de aquí continuaré solo. Vete.

-No puedo- el moreno negó con la cabeza de forma extrañamente empática- por ordenes de la Hokage he de seguirlo hasta la aldea y entregarlo a sus hermanos.

-Jodida madre ¡Que no soy un paquete ni un niñato de tres años! Te recuerdo que soy el Kazekage del país del Fuego y te ordeno que te largues de mi maldita vista en este momento. No quiero verte ni a ti ni a nadie- sin quererlo había comenzado a gritar. Era angustia todo lo que tenía en el pecho y necesitaba descargarla de algún modo. A su interlocutor no pareció importarle mucho lo que tuviera que decir.

-Como sea, leí hace poco que cuando alguien acaba de sufrir una pérdida es bueno estar con alguien y desahogarse- dijo exhibiendo de nuevo la plástica sonrisa que llevaba días molestando al pelirrojo- Es totalmente incorrecto pensar en quedarse solo y comenzar a cerrar cajas con recuerdos cuando acaba de perder a su pareja.

-Pero no me desahogaré contigo- dijo con un tonillo mordaz y sarcástico, para después agregar extrañado- ¿De dónde leíste eso?

-De “Cómo sobrevivir a la muerte de un ser querido”, es un folleto que repartió la funeraria hace un par de semanas.- elevó el tríptico y se lo ofreció al pelirrojo; que le  dedicó una mirada llena de odio y de ira mientras le indicaba que retirara el dichoso folleto de su vista.

-Sasuke… Él no está muerto- dijo serio, sin poder evitar que la voz le temblara un poco. Su peor temor era que la desaparición de su pareja desembocara en su muerte. No lograría sobrevivir a perder a la única persona con quien se había sentido a salvo y reconocido por primera vez en la vida.

-Seguramente lo está- la falta de tacto del moreno era casi una bofetada para el más pequeño. Decidió quedarse callado; si seguía intentando charlar con él corría el riesgo de matarlo o de echar a llorar. La segunda era la que más le preocupaba… había exterminado a tanta gente antes que uno más no haría la diferencia en su mente.

-¿Te callas tú solo o te callo yo?- espetó. No estaba dispuesto a seguir escuchando a ese incompetente que no podía sentir. El más alto le obedeció y guardó una respetuosa distancia.

 

La noche cayó sobre el desierto y los dos ninjas se vieron obligados a buscar un lugar donde pasar la noche. Realmente, sólo lo hacían por seguridad, ya que ninguno de los dos dormía mucho. Encontraron una cueva; el refugio perfecto para el frío del desierto.  Sai encendió una fogata para guardar un poco el calor; todavía le parecía increíble que la noche del desierto fuera tan fría, si en el día el calor no se aguantaba.

Puso la cena al fuego  y le ofreció un poco de agua a su compañero de viaje, que se negó y se puso en pie sin decir palabra. Salió de la cueva.

 

 

Y ahí se encontraba; totalmente alejado de su remedo de guardián. Sabía a la perfección que lo habían puesto a cargo de Sai para evitar que tuviera contacto con Sasuke. Tsunade no terminaba de confiar en él; a pesar de que era él quien más necesitaba al moreno. Se preguntó si alguna vez Sasuke Uchiha lo había amado tanto como él lo había amado; sin querer encontrarse realmente con una respuesta. Sabía que el azabache de penetrantes ojos negros había sentido por él muchas cosas, pero que nada se comparaba con la venganza que había de tomar lugar contra Itachi, su hermano.

Comprendía y admiraba esa necesidad casi patológica de justiciero porque, él había hecho casi lo mismo que su pareja; hacer su extraño remedo de justicia por su propia mano para reconocer una existencia que jamás encontró sino hasta conocer y adentrarse en los ojos negros del Uchiha. Por eso se había enamorado de él; y por eso lo extrañaba. 

En la soledad del desierto nocturno, se liberó y pudo por fin soltar las lágrimas que oprimían su pecho hacía días quizá. Se sentía inhumanamente solo e incomprendido en ese momento; pero incapaz de hacer nada. Le pesaba incluso caminar aunque siempre se mantenía adusto en público y su personalidad le impidiese ponerse nostálgico o demostrarles a los demás su precaria situación emocional. Se cubrió la cara con las manos; intentando ocultar incluso de la luna su sentir. Era casi patético estar llorando y no poder ir de nuevo en búsqueda de su pareja.

-Te estuve buscando- escuchó una voz serena, mientras una mano tocaba su hombro. Se limpió rápidamente las lágrimas y miró con odio al ANBU de la sonrisa del millón de dólares.

-¿Qué quieres? Te ordené que no me siguieras

-Pero, según el folleto no debes estar solo en estos momentos- se sentó a su lado.

-A la jodida tu folleto- Gaara se levantó molesto y comenzó a caminar de regreso a la cueva; estaba cabreado y angustiado- ¡A la jodida tú también, Sai!

Entró y se recostó en el frío suelo de roca junto a la fogata; intentando quedarse absorto en las llamas mientras se repetía mentalmente lo molesto que resultaba el sujeto “¿Qué mierda va a saber él de lo que sea? Es un cretino” Escuchó pasos acercarse al interior y cerró los ojos, esperaba pasar por dormido y lograr evadirse de ese sujeto. Sai se acostó junto a él.

-Sé que estás despierto Gaara- murmuró muy cerca de su oído, generando que el aludido diera un respingo y se estremeciera un poco.

-Déjame tranquilo…- alcanzó a decir con antipatía.

-No lo haré. Si quieres llora, no le diré a nadie si no quieres- la voz de Sai reflejaba calidez, cosa que alteró a Gaara.

-No quiero llorar, quiero que te vayas- dijo tragando grueso. Se sentía totalmente perdido y ahora un desconocido le ofrecía llorar en él. Eso era lamentable. Durante su efímero pensamiento, se encontró con que la boca de Sai se había apoderado de él y amenazaba con introducir su lengua en él. Intentó poner resistencia, pero el moreno era demasiado fuerte para él y ya no le quedaban fuerzas para negarse. Cedió lenta y apáticamente al beso, donde no lograba sentir nada más que el dolor de estar en otra boca. Poco a poco la intensidad fue subiendo; al tiempo que el delgado pero fuerte cuerpo de Sai se colocaba encima de Gaara. Éste sólo se dejaba hacer mientras los besos iban de su boca a su cuello y brazos. Comenzaba a excitarse, aunque con un poco de reticencia.

Sintió las manos de Sai colarse entre su ropa y arrancarle la camisa; mientras él hacía lo propio con la suya. Estaba empezando a despertar un poco esa pasión y necesidad sexual que tenía; necesitaba esa noche, ese contacto físico para poder desviar sus pensamientos del moreno que amaba; del moreno que lo había abandonado.

Las manos del más alto se colaron por su calzoncillo y encontraron su miembro erguido y clamando atención. Sai comenzó a masajearlo mientras con la otra mano se bajaba los pantalones. El pelirrojo tenía ambas manos clavadas en su espalda y su cara hundida en su clavícula. Se encontraba llorando en silencio; mojando su cuerpo con el agua salada y llena de dolor que emanaba de su compañero. Siguió besándolo, por los brazos y la espalda mientras abría ligeramente sus piernas y masajeaba su entrada; sin llegar a penetrarlo.

Gaara no sabía en qué momento había comenzado a llorar de nuevo, pero se sentía vacío. Siguió besando a Sai casi con desesperación, totalmente avergonzado por ser visto llorando por otra persona. Necesitaba sentirse deseado en ese momento y tener la seguridad de que alguien aparte del Uchiha que lo había dejado se preocuparía por él. Recorrió con las yemas de los dedos, el torso desnudo del mayor; encontrando sus tetillas y presionándolas un poco. Bajó un poco y comenzó a besar su abdomen y estómago, introduciendo su lengua en el ombligo del mayor. Se sentía demasiado bien estar así.

Sai le entregó su dedo índice y anular para que pudiera lubricarlo. El pelirrojo se los metió a la boca y con su lengua comenzó a impregnarlos de saliva. Quería pertenecerle por lo menos una noche a aquel que no era Sasuke, olvidar esos tatuajes de sus manos que llevaba en el cuerpo y ser impregnado por el aroma de otro hombre. Lo extrañaba tanto que necesitaba olvidarlo por un momento; apartarse del dolor que pesaba sobre su alma. 

Sintió cómo Sai se introducía y comenzaba a hacer círculos con los dedos dentro de él. Cerró los ojos un momento, recordando todas las veces en que Sasuke le hacía el amor. Gimió un poco.

-¿Te lastimo?- preguntó el cetrino, a lo que contestó sólo con una negativa mientras apresaba de nuevo sus labios. Poco a poco la sensación de incomodidad pasó a placer y el ANBU sacó los dedos para introducir su miembro despacio. Las lágrimas seguían rodando por las mejillas de Gaara, pero había sucumbido a las artes amatorias del chico que se encontraba sobre de él.  ¡Con una mierda, Sai le recordaba a Sasuke hasta a la hora de hacer el amor!

Se limpió la cara y comenzó a masajear las nalgas del moreno con destreza mientras subía poco a poco la cadera para dejarlo acceder un poco más profundo. Sai elevó sus piernas, dejándolo sobre sus hombros para comenzar con las embestidas más poderosas y que hacían que su miembro latiera y exigiera atención. Sentía que iba a correrse en ese mismo momento; sobre todo cuando la mano de su amante de la noche comenzó a jugar con el palpitante y desatendido pene. Al tiempo que embestía, comenzaba a masturbarlo con agilidad; causando que deseara más de ese contacto. Gimió un poco, incapaz de contenerse ante el roce de esa piel tan nueva como experimentada. Sentía que vibraba con cada contacto. Se sentía amado y reconocido.

Sai comenzó a elevar el ritmo, al sentir que su eyaculación estaba por llegar. Besó a Gaara con fuerza y pasión mientras dejaba un líquido blanquecino y cálido en su interior y se impregnaba el pecho con el suyo. Siguió besándole, siendo seguido por el Kazekage que se aferraba con todas sus fuerzas a él.

 

 

Tan pronto los primeros rayos del sol comenzaron a salir, los dos ninjas reanudaron la marcha hacia su destino final. Ninguno de los dos hablaba más de lo necesario y Gaara se mostraba más hosco que de costumbre. No podía hacerse a la idea de que había llorado por Sasuke y que había tenido sexo con Sai sólo para olvidar al primero. Se sentía fatal por lo que había hecho, pero no sabía cómo sacarlo a tema con el más alto. Quizá debía dejarlo pasar; no había representado nada para él tampoco.

-Gaara- le llamó Sai, exhibiendo la sonrisa molesta de nuevo-… espero que hayas amanecido mejor.

-Aja...- contestó parco, sintiéndose miserable por haberse dejado llevar por la patética situación y tenido sexo con el azabache.

-¿Qué tan buen amante soy? ¿Te gustó?- preguntó entusiasmado el ANBU, por lo cual el moreno volvió a dirigirle una mirada hostil. No planeaba contestar esa pregunta- Soy mejor que el bastardo ese ¿no?

El comentario hizo que el menor se irritara un poco, pero no lo diría. Intentó esquivar la contestación por medio de otra pregunta; bastante tonta.

-¿Qué tal dormiste Sai? Amaneciste de buenas- intentó ser gentil, no quería ser apático después de haber tenido sexo de conciliación con él.

-Bien, me gustó que fueras mi perra anoche- mal comentario por parte del mayor. Tan pronto dijo eso, la arena volvió a subir por sus piernas… pero él sólo sonrió.

-Deja de hacer alusiones a que me acosté contigo de una buena vez, idiota.- dijo con un tono amenazante en la voz.

-Siento que te haya molestado Gaara, pero… bueno, creo que el idiota de Sasuke no te merecía. Te dejó por su estúpida venganza y; bueno- tosió un poco mientras ensanchaba la sonrisa- yo sigo aquí. Me agradó hacerte sentir feliz de nuevo aunque sólo fuera por un momento.

Esas palabras, nada esperadas, descuadraron momentáneamente al Kazekage, que contrario a lo que solía sentir cuando se le acercaba ese cerdo sin labia, tuvo un pinchazo en el estómago.

Quizá Sai no fuera tan desagradable después de todo…Y él no se iría.

  

 

Notas finales: Bueno, espero que les haya gustado. Agradecería un review.

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