El timbre acababa de sonar y todos los estudiantes correteaban alocados por los pasillos. Sora, caminaba arrastrando los pies, de camino a la salida.
-¡Sora! - gritó Riku desde la lejanía.
Riku se acercó a Sora corriendo, tan animado como el resto de los estudiantes. Al ver a Sora con ese estado depresivo tan extraño en él, decidió interesarse por el motivo de sus penas.
-¿Te ocurre algo?
-¿A mi?- dijo Sora elevando un poco la mirada-.
-Sí, a ti, ¿A quién sino?
-Bueno... sí.
-¿Qué te pasa?
-Suspenderé matemáticas si no apruevo el examen del viernes y claro, en tres días no se me va a quedar todo si no se me ha quedado en dos meses de clase- se notaba que tenía bastantes ganas de llorar.
-Bueno... podría ayudarte yo, se me dan bien las matemáticas... ¿Te gusta la idea?
-¿En serio?¡Gracias Riku!¡Te Quiero!- dijo mientras se echaba a los brazos del nombrado. Entre el abrazo de Sora y la mirada de los compañeros por el "Te Quiero" las mejillas de Riku se pusieron completamente rojas.
-Bueno... esto...si... yo también a ti Sora... -dijo mientras lo apartaba cuidadosamente de sí. - ¿Esta tarde en mi casa? No habrá nadie y así tendremos menos distracciones...
-¡Me parece muy bien Riku! ¡Mil gracias! ¡A las cinco en punto estoy en tu casa! -dijo mientras se alejaba corriendo.
Riku se pasó todo el camino de regreso a casa pensando en como le podría impartir las clases a Sora. La verdad es que no le importaba tener que hacer de profesor si podía acercarse a Sora con este pretexto. El problema sería concentrarse en enseñarle bien teniendolo tan cerca... "¡Bah! Ya lo pensaré llegado el momento" se dijo a sí mismo mientras golpeaba una piedra del camino "sólo tengo que relajarme y no pensar demasiado en ello".
En cuanto hubo llegado a su casa, se preparó en el microondas el plato de macarrones con queso que le había dejado su madre sobre la encimera con una notita que rezaba: "Ten cuidado con el microondas y portate bien cielo, llegaré tarde!", ordeno un poco toda la casa después de comer y se sentó en la mesa de la cocina, con un libro de matemáticas frente a él. No tardó en sonar el timbre.
-¡Voy,voy,voy!- gritaba mietras caminaba hacia la puerta de entrada ya que el timbre no dejaba de sonar.
-Hola Sora- dijo al tiempo que abria la puerta y recibia un fuerte abrazo de su amigo.
-¡Hola Riku! ¡Vengo preparado para una clase intensiva! ¿Aguantarás mi ritmo? - dijo Sora mientras ponía una mueca de reto.
"Mente sucia, mente sucia, no debería pensar esas cosas"- se decía Riku para sus adentros.
-Por supuesto que lo aguantaré, de hecho creo que serás tu el que no podrá soportarlo.
Ambos caminaron lentamente hacia la cocina. Sora iba delante y Riku tras él, pese a que a casa era de éste, Sora se la conocía como la suya misma. Al fin y al cabo, se habían criado juntos.
"Adoro ese culito"- pensaba Riku mientras cruzaban la puerta de la cocina.
Sora había dejado su libro de matemáticas encima de la mesa y ahora miraba fijamente a Riku.
-Vale, ¿Por dónde quieres empezar?- dijo Riku mientras evitaba la mirada de Sora y abría el libro que reposaba sobre la mesa.
-¿Sinceramente? Ni idea, no tengo ni idea de NADA - dijo mientras miraba deprimido el libro, apoyando su barbilla sobre uno de los hombros de Riku.
-Eso es malo... tres días son muy pocos para tanta materia, pero lo conseguiremos Sora, ¡no te deprimas! - dijo al observar la cara de desconsuelo del pequeño.
-Si apruevo, te daré un regalo Riku, por tu ayuda.
-¿Un regalo?- cuestionó mientras pensaba "el unico regalo que yo podría desear eres tu, Sora."
-Sí, te regalaré algo muy especial para mi... ¡pero solo si apruevo ¿eh?!
-En ese caso pongamonos manos a la obra, ¡Yo quiero mi regalo!
Los dos se rieron al mismo tiempo mirandose el uno al otro e, instantes después estaban estudiando.