Durante uno de los entrenamientos de aquella semana algo parecía sucederle a Fuji, pues en la maratón que siempre les ponían el tensai había llegado con unos segundos de retraso, aunque claro el soportaba el infernal jugo de Inui no les dejaba de asombrar que Fuji perdiera, el castaño solo dijo que no había dormido lo suficiente y que se encontraba algo cansado, pero también el capitán había notado un cambio en su comportamiento, pues siempre que Tezuka estaba por abrazarlo el tensai se alejaba aquello era extraño pues Fuji se desvivía siempre que Tezuka era afectuoso y ahora parecía no quererlo cerca; pero claro era algo que solo el capitán notaba y tal vez Eiji pero de ahí en fuera todos pensaban que Fuji estaba como siempre; les dejaron una tarea de física que se le dificultaba al tensai y le pidió ayuda a su pareja que era el mejor alumno de la escuela.
-Con gusto te ayudo, habla a tu casa y di que te quedaras a dormir en la mía –dijo Tezuka.
-No sé si… mis tíos.
-¿Suke que sucede? –pregunto Tezuka preocupado por el tensai.
-Nada, avisare que no llegare a casa –dijo Fuji tomando su teléfono.
Se fueron a la casa de Tezuka, para hacer la tarea que se le dificultaba a Fuji, en realidad no entendía por qué aquello le parecía difícil ya que siempre sacaba buenas notas, (N/A: Como es un genio nada le resulta deficil pero yo odio la fisica) pero el tensai parecía algo distraído, a Tezuka la pareció que Fuji estaba un tanto aliviado mientras el chico de lentes le explicaba Fuji se mostraba alegre de nuevo y hacia cosas que lo exasperaban como era su costumbre, era el Fuji de siempre, una vez que acabaron la tarea lo cual fue hasta que el castaño quiso comprender las formulas, cenaron tranquilamente con el abuelo de Tezuka que era el único que estaba, su abuelo y Fuji se llevaban bien y a veces le parecía que se unían para sacarlo de sus casillas; vieron un rato la televisión después de cenar, el castaño estaba abrazado a Tezuka y este tenía su brazo alrededor de los hombros del tensai.
-Te quiero mucho Mitsu –dijo Fuji de repente.
-Yo también te quiero Suke –dijo Tezuka dándole un pequeño beso en el cabello.
Ya pasaban de las once y Tezuka creyó que ya era hora de irse a la cama, Fuji protesto un poco diciendo que aun era temprano y que podían quedarse un rato mas, pero Tezuka no hizo caso a las protestas y se llevo a Fuji a su habitación; le prestó una de sus pijamas y el tensai se metió al baño a cambiar, algo que le extraño pues Fuji se desvestía y vestía delante de él sin ningún pudor, Fuji salió con el pijama verde el cual le quedaba grande pues pertenecía a Tezuka, el chico de lentes ya había pensado en que tenía que comprarle una de su medida para cuando se quedara, como Fuji lo había hecho con el ya que sus pijamas le quedaban chicas al capitán, pero le parecía que Fuji se veía muy tierno con sus pijamas grandes y esa era la razón por la que no conseguía una de la talla del tensai.
-Te ves muy lindo –dijo Tezuka besándolo.
Fuji correspondió al beso de Tezuka y lo abrazo, pronto se encontraban en la cama de Tezuka besándose y acariciándose, Tezuka acariciaba su espalda por debajo de la camisa del pijama, y Fuji besaba el cuello de Tezuka, de vez en cuando Fuji parecía reprimir unos quejidos cuando Tezuka lo apretaba, el chico de lentes empezó a desabrocharle la camisa y metió la mano en su pantalón, Tezuka creyó ver un moretón en el hombro de Fuji justo en el instante en que el castaño se separaba de él.
-Espera… yo no… disculpa –dijo Fuji entrecortadamente.
-¿Estás bien?
-Claro solo que necesito descansar –dijo Fuji dándole la espalda a Tezuka.
-Descuida –dijo Tezuka abrazándolo.
Fuji permitió que Tezuka lo abrazara, quedándose dormidos de aquella manera, ¿que había hecho para que Fuji lo rechazara?, todo estaba bien o al menos parecía estarlo, se despertó a mitad de la noche y noto que Fuji derramaba silenciosas lagrimas estando dormido, Tezuka limpio la mejilla del tensai, preguntándose qué era lo que le sucedía.
Días después en las practicas de la mañana, Fuji estaba diciéndole Inui que los jugos eran excelentes e incluso le recomendaba nuevos ingredientes, y pensaba en nuevas torturas para sus compañeros, su sonrisa no había perdido su lugar, aunque Tezuka noto que era algo forzada, y cuando Eiji le salto encima Fuji hizo una mueca de dolor pero recobro su sonrisa de inmediato mas no lo hizo cuando Taka-san le dio una palmada en la espalda.
-¡No me toques! –exclamo Fuji apartándose de Taka-san.
-Lo si-siento… no quise… molestarte –dijo Taka-san sorprendido por la reacción de Fuji.
-Soy yo quien lo lamenta, no quise gritarte Taka-san –dijo Fuji que había recuperado la compostura.
Cuando el capitán dio por terminada la practica Fuji fue el primero en irse a los vestuarios y fue el primero en irse sin siquiera hablar con sus compañeros, tanto Eiji como Tezuka se mostraban un poco preocupados por el castaño.
-¿Paso algo con Fujiko? –le pregunto Eiji a Tezuka.
-No sé, hace unos días parecía estar bien.
-Nya, pues lo que paso hoy demuestra lo contrario nunca le había gritado a nadie, nya, y el pobre Taka-san no hizo nada.
-Habla con él, ¿quieres? –pidió Tezuka.
-Tratare, nya, también estoy preocupado.
Eiji se fue a alcanzar al tensai que ya estaba en el salón mirando hacia la ventana, trato de que Fuji hablara en lo que llegaba la maestra pero simplemente el castaño evadía el tema con su sonrisa y respuestas cortas, trato de tranquilizar al pelirrojo y Eiji hizo como que Fuji lo convencía pero en realidad no era así, le hizo saber que si necesitaba con quien hablar contaba con él para lo que fuera.
Se fueron juntos al vestuario para la práctica de la tarde, ambos ojiazules bromeaban burlándose de su profesora y de lo aburrido que resultaba la clase de “la tía cosa”, (N/A: tenia una maestra a la que le deciamos asi) al llegar ya se encontraban Tezuka, Oishi y Taka-san, se dirigieron a sus lockers para cambiarse aun seguían riendo a causa de “la tía cosa”; Fuji se quitaba la camisa del uniforme.
-Fujiko, ¿qué te paso? –pregunto Eiji con hilo de voz.
-¿Eh?, ¿de qué? –pregunto Fuji sin comprender.
-¿Cómo que de qué?, ¿qué son todos esos moretones? –dijo Eiji preocupado.
Los demás voltearon a ver a Fuji, el pelirrojo señalaba el torso del tensai, quien se puso la playera con rapidez pero aun así alcanzaron a ver varios moretones en su pecho y espalda, Tezuka recordó entonces que había creído ver un moretón en el hombro de Fuji días anteriores.
-Me caí por las escaleras de mi casa esta mañana, fui torpe y pise mal, no es nada –dijo Fuji sin perder su sonrisa, terminando de cambiarse.
Salió con prisa del vestidor pues no quería someterse a un interrogatorio, los demás estaban sorprendidos al ver esos golpes marcados en Fuji, el chico bipolar entonces pensó que la palmada en la espalda le había dolido y por ello le había gritado, mientras que ni Tezuka ni Eiji creían la explicación del castaño, pues el chico de lentes ya había visto un moretón en Fuji y se recrimino no haber dicho nada, salió seguido de Eiji que también quería hablar con el tensai.
-¿Qué te paso?, y no salgas con eso de que te caíste –dijo Eiji con seriedad.
-Estar serio no te queda, gato, relájate –dijo Fuji alborotándole el cabello al gato.
-Pero a mi si, dinos como te hiciste esos golpes –dijo Tezuka.
-Ya lo dije me caí, hasta yo tengo días malos –dijo Fuji explicándose.
-La otra noche creí verte un moretón en el hombro, ¿también te caíste ese día?
-Te debiste haber confundido, solo fui torpe y me caí es todo –dijo Fuji sin perder su sonrisa.
La entrenadora los llamo y no pudieron seguir interrogando al castaño que fue el primero en prestar atención la profesora, pero quedaron en que más tarde harían que el tensai aclarara sus dudas. Fuji tenía un partido con Eiji, quien noto que el castaño no estaba jugando ni al 20% de su capacidad, pues a los golpes les faltaba potencia, Eiji hizo un globo, Fuji salto para hacer un smash que fallo y no le dio a la pelota, al caer se llevo la mano a las costillas y cayó de rodillas haciendo una mueca de dolor, Eiji de inmediato fue a ver que le pasaba olvidándose por completo del partido, y mando al que le estaba haciendo de arbitro por Tezuka.
-¿Qué te paso? –pregunto Eiji arrodillado a su lado.
-No fue nada, sigamos con el partido –dijo Fuji tratando de levantarse.
-Del partido nada –dijo Eiji sin dejarlo levantarse –descansa primero.
-Eiji, ¿qué paso? –pregunto Tezuka entrando a la cancha.
-No sé, Fujiko al parecer esta lastimado –explico Eiji.
-Estoy algo lastimado por la caída es todo –dijo Fuji levantándose aun con la mano sobro su costado derecho –puedo seguir.
-Si estas lastimado es mejor que descanses, la practica ya termino para ti –dijo Tezuka.
No servía de nada discutir con Tezuka pues también lo apoyaba Eiji, asintió con una sonrisa en su rostro, se puso el pants y la chamarra luego tomo su raqueta y salió de la cancha seguido por las miradas de Tezuka y Eiji; la verdad le dolía mucho y realmente no podía seguir pero no quería preocupar a nadie, tenia que aprovechar el tiempo con sus compañeros ya que no quería dejarlos pero tenía que hacerlo pues ahora cada vez se volvía mas difícil seguir ocultándolo pero tenía que resistir un poco más.
-Qué bueno que te encuentro Fuji-kun.
Fuji que estaba por llegar a los vestidores volteo a ver quien le hablaba, Mizuki del St. Rudolph estaba atrás de él, y lo miraba con algo de enfado.
-¿Qué haces aquí? –pregunto Fuji sonriente -¿quieres que te humille de nuevo?
-Estoy aquí por Yuuta.
-¿Qué pasa con mi hermano? –dijo Fuji tratando de mantener la sonrisa.
-No es posible que tu afán de protagonismo haga que dejes a un lado a tu hermano.
-¿De qué hablas? –dijo Fuji abriendo los ojos.
-Siempre quieres acaparar la atención de todos y Yuuta queda en segundo plano, no solo en el tenis sino también en tu familia.
-No sabes de lo que hablas –dijo Fuji con una mirada amenazadora.
-Sé muy bien de lo que hablo, Yuuta está bastante molesto porque quieres acaparar la atención de tu tío.
-¡CALLATE!
Fuji furioso se lanzo encima de Mizuki, no había podido contenerse por más tiempo y empezó a golpear sin ninguna piedad a Mizuki, que apenas podía defenderse, el castaño había olvidado que se encontraba lastimado pues parecía no estarlo y no dejaba de golpear al chico de St. Rudolph, pronto escucharon voces alrededor de ellos y sintió un par de manos que trataban de separarlo de Mizuki.