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4.- Cuidado, ¡Galleta voladora a las 3:00 a.m.! por Yuriy

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Notas del capitulo:

 

Esto nació hace como un año, por ocio, así que la mayoría de los cuentos (si no es que todos) son bastante cómicos y relajados, o traté de que fueran así.

No es un proyecto "serio" propiamente dicho, si no más bien como para relajarme cuando no tenga muchas ideas. Espero no les moleste el como se muestran los caracteres ^^uU discúlpenme la verdad...

Y, empiezo con el cuento número cuatro porque el uno y dos son muy pequeños y ni si quiera juntos llegan a las 500 palabras ;w; así que arreglaré eso. Además, no necesitan leerlos en orden, ya que este sólo indica el orden en que se me fueron ocurriendo las historias.

Sin más, disfruten la lectura. (Disculpen tanta palabrería)

 

4.- Cuidado, ¡Galleta voladora a las 3:00 a.m.!

 

Era tarde y las luces estaban apagadas, aunque curiosamente sólo él estaba despierto en medio de ese silencio.

 

-Un poco más, sólo un poco más.- se decía, mirando como zombi la pantalla, sujetando el control. -¡Mataré a Pikachu y a Lucario!- comenzó a reír de forma desquiciada.

 

 -¡Quiero dormir!- fue el gritó de Kyo ante el escándalo en la planta de abajo.

 

-Etto... - murmuró avergonzado. Pero rápidamente volvió a su juego, estaba apunto de ganarle a esa maldita ratita amarilla. -Eres mío, rata mutante.- y, apenas dicho, sintió algo a sus espaldas.

 

La televisión se apago de golpe, al igual que su amado Wii, después se escucharon ruidos en la cocina, donde la luz estaba encendida, lo cual descartaba la posibilidad de que se hubiese ido la luz.

-Que... extraño.- murmuró, parándose para prender la telé. -No prende...- gruñó. Luego, encontró el cable de la televisión desconectado. -Etto...- murmuró, desviando su mirada al reloj, que marcaba quince para las tres. -¿Tooru eres tú?- preguntó con la voz vacilante.

 

Se escucharon pisadas en la cocina, y Kirito caminó molesto y algo perturbado. Entró en la cocina y no vio nada, así que apagó las luces, y cerró la puerta dispuesto a irse; justo cuando estaba cruzando el umbral una galleta salió disparada desde la oscuridad, dándole de lleno en la cabeza.

 

-¡Tooru!- gritó, corriendo fuera de la cocina demasiado traumado, incluso para él.

 

-¡Qué, qué!- gruñó irritado Kyo, bajando las escaleras con el ceño fruncido. -¡Ahora qué!, ¡Quiero y necesito dormir!- lo miró molesto, hasta que vio que su normalmente pálido amante, ahora era incluso más blanco de lo saludable. -¿Qué tienes?...-

 

-¡Fue.. La galleta... y la cocina, pero la televisión y entonces yo...! ¡Es la galleta!- decía de forma rápida.

 

-Shinya... necesitas dormir, estas alucinando...¡otra vez!- le dijo sinceramente preocupado por su salud mental, llevándolo al cuarto de ambos. Luego lo hizo acostarse. -Enserio, duerme... estarás mejor.-

 

-Si tú lo dices...- dijo muy poco convencido. Estaba casi seguro de que eso era una venganza de la rata mutante y el pajarraco azul.

 

Aún así y con muchas y diversas formas de persuasión empleadas por Kyo, Kirito logró relajarse y acomodarse para dormir. Para eso Kyo había bajado a la cocina por un vaso de agua, necesitaba calmar sus nervios.

 

-¿Tooru?- preguntó en un murmuró, cuando sintió peso sobre él. Abrió los ojos y... ¡Era el vote de galletas! -¡Qué... significa esto!- gritó. Cerró los ojos y los volvió a abrir, el bote ya no estaba. Se volvió a tratar de dormir, pero fue bombardeado por varias galletas. -¡Es la venganza de la rata amarilla, Tooru!- gritó, bajando las escaleras, buscando a su amante.

 

-¡QUÉ TE DUERMAS O QUIEN VA A VENGARSE VOY A SER YO!- gritó fastidiando, amenazándolo con una cuchara.

 

Kirito, volvió a subirse juntó con Kyo. Ambos se acostaron y Kyo se durmió enseguida. Sin embargo, Kirito se quedó mirando a cada rincón del cuarto con fijeza.

 

-Es la galleta... ¡Ella me odia!- murmuraba, mirando hacia la puerta. ¡Ninguna galleta le llegaría de sorpresa! Así paso toda la noche.

 

A la mañana siguiente, Kyo se levantó mucho antes que Kirito, y con una sonrisa en sus labios bajó a la sala y conecto la televisión y la consola.

 

-Recordatorio uno: No exagerar con mis bromas. Recordatorio dos: No mencionar la palabra galletas durante un mes, como mínimo.- se dijo, tratando de ahogar sus risas.


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