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El Error Inapreciable por Madame Poppoff

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Notas del capitulo:

Lamento muchomuchomucho la demora! Estaba en el fandom de Harry Potter con Ran Mouri escribiendo tonterías trágicas y descuartizando a uno que otro persona.

Lo lamento tanto. 

Ahora que continué este capítulo me voy a actualizar el otro fic, de Gundam Wing, esperen una actualización de ese de aquí a fin de la próxima semana. 

Cuando los jugadores de Hokku-en entraron a Seigaku, muchos se detuvieron por la nostalgia. Era la escuela donde todos se habían conocido, donde su carrera a la victoria había comenzado.

Una hermosa jovencita los esperaba en la puerta, vestía un uniforme similar al de los regulares de Seigaku, pero de color verte.

- Tezuka-san, - saludó ella. – Que alegría verlos tan bien.

Eiji se quedó observando a la joven por un momento, antes de gritar asustado.

- SAKUNO-CHAN!? – preguntó. La muchacha asintió, pasando una mano por su cabello corto.

- Es bueno verlo, Kikumaru-senpai. Por favor vengan conmigo, Echizen los espera.

Todos los jugadores siguieron a la muchacha, oyendo atentamente como Eiji la interrogaba sobre todo lo que había ocurrido desde que se habían graduado. Ella, con una seguridad que nadie recordaba, le contó a Eiji de cómo Seigaku había logrado dos selecciones de tenis únicas. La masculina, con los transferidos, y la femenina, con la guía paciente de los hombres.

- Al final fuimos donde Echizen y exigimos que se nos dieran uniformes a nosotras y el apoyo del  equipo masculino. Sensei aceptó por él, - explicó Sakuno, aún sonriente. – Ahora somos equipos hermanos, nosotras les hacemos porras en sus partidos y ellos en los nuestros.

Inconscientemente, todos los jugadores de Hokku-en se imaginaron a Echizen vestido de animadora.

La mayoría trataron de olvidar una imagen tan horrenda. Los otros contuvieron su risa a duras penas.

- Ochibi usa falda? – preguntó Eiji, el único en el equipo que no hacía intentos por no reír. – Se debe ver adorable.

El rostro de Sakuno se torció con desagrado.

- Echizen? Con falda? – preguntó, temblando. – Que horror, espero que no se le ocurra. Lo golpeo!

Tanto Inui como Oishi se miraron entre ellos. Al parecer la pequeña Sakuno había crecido, y en su propia madurez (o la madurez que podía tener una chica de quince años) había perdido tanto su inseguridad característica como su amor por Echizen.

Eiji continuó riendo, mientras la pobre capitana del equipo femenino le suplicaba que no le diera ideas a Echizen, porque el muy maldito era capaz de vestir a su equipo con falda y de seguro Sensei lo apoyaría. Sería el fin de la reputación del equipo femenino que tanto trabajo le había costado a la pobre Sakuno construir.

- Ah! Aquí están! – exclamó Horio, corriendo al rescate de Sakuno. – Buchou los está esperando, está insoportable! Dense prisa!

- Te los dejo entonces, Horio-kun, - suspiró Sakuno aliviada. – Dile al idiota de Echizen que me debe una y que se la voy a cobrar.

Horio asintió, imaginándose ya el tipo de penitencia que Echizen-Buchou tendría que pagar por haber hecho pasar por eso a Fujisaki-buchou.

La rivalidad entre ambos era legendaria en Seigaku.

Atobe no le encontraba lo gracioso, especialmente cuando Tezuka observaba insistentemente sus zapatos, como si su permanencia en Seigaku fuese ofensiva.

Con cuidado le tomó la mano, acariciándole el dorso con el pulgar.

- Estás bien? – preguntó en su oído. Tezuka asintió, aún con los ojos pegados a sus pies.

Como le iba a explicar a su novio que era en ese lugar en el que extrañaba más a Fuji? Que cada vez que miraba un lugar, un rincón, incluso un árbol, podía recordar claramente algo que había hecho con su compañero?

La puerta donde Fuji lo esperaba los días de lluvia.

Los árboles donde acostumbraban almorzar.

El camino a las canchas donde Fuji había llorado por primera y última vez, sólo porque Tezuka le había contado sobre su lesión.

La banca donde Fuji se sentaba a mirar a los otros equipos deportivos cuando la práctica se retrasaba.

El salón en que se había dedicado a asustar a sus compañeros de equipo tras el apagón.

El patio interior donde Fuji convenció a Kikumaru de que se vistieran de princesas Disney, solo para sacar de quicio a Inui.

Esa última memoria le arrancó una sonrisa de los labios.

Seigaku era una vuelta a casa para muchos jugadores de Hokku-en, pero para Tezuka, Seigaku era Fuji.

Y Fuji ya no estaba con ellos.

En silencio, agradeció a todos los dioses que no tuviese que jugar hoy, volver a la cancha lo haría voltear momentáneamente a ver a sus compañeros, y al no encontrar a Fuji entre ellos se habría sentido miserable.

- Estoy bien, - murmuró ligeramente, tratando de tragarse el nudo que se le formaba en la garganta. Tenían partidos que jugar, y él, jugadores nuevos que reclutar.

Si es que Echizen había logrado hacer algo con su equipo.

Horio, al menos, parecía haber crecido mucho en los últimos dos años. No sólo en altura, que ahora rivalizaba la de Inui, sino que también, en madurez.

Caminaba con los hombros firmes y la cabeza en alto, pero su altivez y bravuconería de antaño se habían desvanecido.

Ahora caminaba como un jugador talentoso, pero porque sabía que lo era.

- Además, - Horio conversaba animadamente con Inui y Kaidoh. – Desde que los transferidos llegaron hemos sido invencibles!

Inui se detuvo.

- Transferidos? – preguntó.

Horio asintió.

- En segundo año, llegaron muchos transferidos para jugar tenis en el equipo de Seigaku, - explicó con una amplia sonrisa. – Ya somos todos compañeros, pero les seguimos diciendo los transferidos para hacerlos enojar.

- Y ya no nos enojamos tanto, Horio-kun! – bufó un muchacho bajo, sonriéndole a Horio.

Eiji se le quedó mirando, sorprendido.

- Tú! – exclamó, señalándolo. -…….. Cual era tu nombre?

Todos los jugadores de Hokku-en suspiraron pesadamente.

- Taichi Dan, - respondió Inui, que para variar conocía todos los nombres de jugadores que había visto en su vida. – Te transferiste a Seigaku?

Dan asintió.

- Sin Sengoku-senpai o Akutsu-senpai el equipo se apagó, los jugadores ya no querían esforzarse, - dijo sonriendo.

- Mouuu, - suspiró pesadamente Eiji. – Ahora le debo dinero a Fujiko, él dijo que esto pasaría.

Tezuka guardó silencio, ligeramente molesto que en un momento como ése, en que la atención de todos estaba en el nuevo equipo de Seigaku, Kikumaru tuviese que sacar a Fuji a la conversación.

- Están listos para jugar? – interrumpió Atobe con una sonrisa burlona. – Oresama se aburre de sus charlas de niños.

Horio fulminó a Atobe con los ojos, algo que sorprendió a sus antiguos senpais. Antes de tomar del brazo a Dan y arrastrarlo a la cancha.

- Síganme, - llamó por sobre su hombro. – Buchou debe estar dormido y Fukku-buchou lo va a golpear.

Oishi suspiró. Algo agradecido que el nuevo vice-capitán de Seigaku supiese lidiar con las tendencias haraganas de Echizen.

Muy para sorpresa de los senpai, y de Horio y Dan, Echizen estaba esperándolos en la cancha con el resto de sus regulares y una sonrisa burlona en los labios.

Había crecido mucho desde la última vez que se vieron.

- Ochibi! – lloriqueó Eiji, corriendo a sus brazos. Pero los gritos y aleteos del pelirrojo se detuvieron en cuanto estuvo lo suficientemente cerca de s kouhai, y se dio cuenta que el muchacho ahora lo pasaba en altura por al menos diez centímetros.

Ryoma le sonrió ampliamente.

- Sí? Ochibi-senpai?

Eiji se quedó helado, parado junto al muchacho que por tanto tiempo había llamado Ochibi, y ahora lo hacía sentir como un enano.

- ERES UN TRAMPOSO!! OCHIBI MALO!! – lloró, corriendo. – OIIIISHIIIII!!!!

Oishi suspiró y recibió a su novio en sus brazos para que llorara a gusto. De seguro había estado esperando con ansias volver a apretujar a su enano favorito.

- No es mi culpa que se quedase como está, - rió Ryoma, ajustándose el sombrero.

- Está más emocionado que de costumbre,- murmuró Dan a su compañero.

Horio suspiró.

- Es porque Tezuka-buchou está aquí, - respondió.

Dan observó a Tezuka discretamente y como la mano de Atobe acariciaba la suya y sintió que las mejillas se le sonrojaban. Por supuesto que todos ya sabían de la adorable parejita de Hokkusai. Demasiados jugadores los habían visto “celebrando” después de los partidos.

De sólo imaginárselos, el muchacho sintió que le hervía la sangre. Estaba enojado con Tezuka-san que supuestamente era maduro y austero, y con Atobe-san que hacía un espectáculo de su relación.

Horio le puso una mano en el hombro, el ceño fruncido.

Dan asintió.

Ninguno haría o diría algo, se lo habían prometido a sensei.

- Aquí está el orden de mis jugadores, Echizen,- dijo Tezuka con seriedad. No sería como Yamato-buchou, lleno de consejos y afecto para sus antiguos kouhais. Tezuka probaría el liderazgo de Echizen con sus jugadores aún antes de los partidos.

Ryoma leyó la lista con ojos críticos y algo en su mirada pareció apagarse.

- No juegas, buchou? – preguntó, mirándolo a los ojos. Y a Tezuka le pareció que el título de “buchou” que Echizen usaba era más una burla que un reconocimiento.

- No, por hoy voy a observarlos a ustedes y a mi equipo.

Ryoma asintió.

- No sé si puedas convencer a los muchachos de ir a Hokkusai el próximo año. Todos aman demasiado Seigaku, - comentó Ryoma mientras se acercaba a su equipo.

Tezuka guardó silencio y lo observó alejarse.

Echizen ciertamente se estaba burlando de él.  Si bien el otro muchacho siempre había tenido un tino altivo cuando hablaba, ahora Tezuka podía notar que su antiguo kouhai lo observaba con resentimiento y cada una de sus palabras estaban pensadas para lastimarlo.

Algo muy raro había ocurrido con Echizen.

- Entiendes, Taichi? – murmuró Ryoma, acercándose a Tezuka una vez más.

Dan asintió, emocionado.

- Básicamente no tengo oportunidad de ganar singles 3, - comentó el pequeño.

Ryoma asintió.

- Si quieres podemos reemplazarte y juegas singles 1, - sugirió el capitán. – Ahí tendrías una oportunidad clara de ganar.

Ante semejante comentario Sanada sonrió, feliz de que el capitán cuidase tan bien de sus jugadores. Atobe, por su parte, frunció el ceño visiblemente ofendido.

Dan lo pensó por un momento, los ojos fijos en los de su capitán.

- Quiero seguir con singles 3, - dijo finalmente, sorprendiendo a los demás. – Si bien es obvio que no puedo ganar siento que será más emocionante. Además, singles 1 siempre es el tuyo.

Ryoma sonrió.

- De acuerdo, enano.

Tezuka estiró la mano, esperando que Echizen le diese la disposición de Seigaku, cuando éste sólo se limitó a sonreírle.

- Espero que no le moleste, buchou,-  dijo. – Pero me gustaría mantener nuestra alineación una sorpresa.

- Para qué? – preguntó Oshitari. – No les dará la ventaja.

- No, - respondió Ryoma. – Pero será divertido ver sus expresiones cuando vean a sus oponentes.

Y la retorcida sonrisa de Ryoma le recordó a todos que en algún momento, Fuji había estado con ellos, y de seguro de seguir en el equipo, habría tenido un comentario justo para bajarle los ánimos al otro muchacho.

- Como quieran, - accedió Tezuka, desesperado por cambiar el tema y alejar su cabeza de Fuji. – Nosotros calentamos en el camino, están listos?

Echizen sonrió ampliamente.

- Totalmente listos. Tomoka-kun arbitrará, si no les molesta.

Y todos rápidamente observaron la silla del árbitro donde Tomoka estaba cómodamente sentada. Como es que nadie se había dado cuenta de su presencia?

- Comencemos de una vez, quieren? – dijo ella, molesta. – Sakuno-buchou me hará papilla si no llego a la práctica.

Sin una sola palabra más, los partidos comenzaron.

Como era de costumbre Oishi y Kikumaru ganaron fácilmente su partido, tenían una sincronización que Mitsumoto y Uujujin de segundo año no tenían. Tezuka los observaba con ojos analíticos.

- Son carnada,- murmuró Inui. – Echizen los puso ahí porque sabía que iban a perder.

Tezuka asintió.

Ciertamente Echizen debía saber que contra la afamada pareja de oro, cualquier grupo que no tuviese ni la experiencia ni el tiempo juntos como Oishi y Kikumaru perderían. La decisión lógica era poner a su mejor pareja de dobles contra singles 2, quienes fuese que estuvieran en ese grupo.

- Ten cuidado, - advirtió Tezuka. Inui sólo sonrió.

- No tenemos la misma unidad que Oishi y Kikumaru, pero Kaidoh y yo nos entendemos mejor que cualquier pareja que Echizen ponga en nuestra contra.

Tezuka asintió.

Alguien como Inui habría analizado la situación antes que él mismo. Ciertamente con los jugadores de Seigaku era imposible sorprenderse.

Especialmente cuando Tezuka vio a Kachirou y al otro muchacho que siempre estaba junto a Ryoma, no recordaba su nombre, desafortunadamente, pero sonaba como el de Kachirou…

… Tachiro?

… Masao?

Desgraciadamente los nombres de los alumnos recoge-pelotas de primer año no habían sido importantes para Tezuka.

Ahora se avergonzaba.

Especialmente con el grado de sincronía que ambos habían alcanzado. Y con lo fácil que era para ambos barrer el piso de la cancha con Inui y Kaidoh. Inui estaba buscando por todos los medios un paralelo del juego que los muchachos usaban, lo cual dejaba a Kaidoh jugando sólo con chicos que conocían todas sus técnicas y juegos.

El partido había sido brutal.

Y por primera vez en mucho tiempo, Tezuka entendió que había sido soberbio. Tanto él como su equipo esperaban jugadores jóvenes e inexpertos, sólo algo con que pasar el rato mientras llegaba el esperado partido de Atobe y Echizen.

Ninguno pensó que Echizen Ryoma, el muchacho más orgulloso que muchos hubiesen tenido el desagrado de conocer, no se habría quedado de brazos cruzados como el capitán de un equipo mediocre.

Si Echizen tenía un equipo en Seigaku en vez de estar ganando algún torneo en otro país, era porque el equipo prometía grandes cosas.

Echizen jamás se habría quedado de no tener algo que ganar a cambio.

Sanada ganó contra Taichi Dan, obviamente. Incluso el muchacho lo sabía antes de comenzar a jugar. Pero Tezuka y los demás debían admitir que jamás habían visto a alguien intentar ganar con tanta determinación como él.

Dan estaba practicando con un estilo similar al de Kikumaru, muchos saltos y piruetas aprovechando su diminuto tamaño. Pero a diferencia del pelirrojo, el pequeño aprovechaba también la altura de sus oponentes para lanzar la pelota por lo bajo.

Una estrategia tan cruel como inteligente.

Sanada se había quitado su acostumbrado sombrero tras el partido y se lo había dejado en la cabeza a Taichi con una sonrisa.

Las palabras no habían sido necesarias.

Sanada estaba impresionado.

- Entonces es mi turno, Buchou? – se burló Oshitari, estirando los brazos perezosamente. Tezuka lo observó con desagrado.

En su mente al menos, Oshitari era uno de los principales responsables por el desastre que había quedado en Hokku-en a principios de año.

Si no hubiese sido por su insistente apetito sexual, Tezuka jamás se habría ido a la cama con Fuji, y no se hubiese sentido incómodo de ser observado por esos ojos tan sabios. Entonces Keigo no se le habría declarado movido por los celos y él jamás le habría roto el corazón a Fuji y éste, por consiguiente, nunca se hubiese ido.

Además Oshitari tendía a copiar el estilo del mismo Fuji cuando jugaba singles y no tenía a nadie a quien adaptarse.

Para Tezuka y el resto de los ex – jugadores de Seigaku, era casi una burla a su antiguo compañero. Según Keigo era un ridículo intento de Oshitari de atraer la atención de Fuji.

Sanada era el único que parecía pensar que Oshitari era un jugador patético y que no debería ser un titular.

Tezuka bajó la vista, molesto con su propia cabeza por seguirle recordando a su amigo. Porque Fuji y él no eran más que eso.

Amigos.

… o al menos lo habían sido en algún momento.

- Buchou,- llamó una voz. Tezuka alzó la vista nuevamente para encontrarse con Echizen, quien le sonreía de forma burlona.

- Echizen?

- Está seguro que quiere enviar a Oshitari en singles 2? – preguntó alegremente. – Mi vice-capitán está en singles 2 y sea lo que Oshitari-san haga, no podrá derrotarlo.

Eiji fue quien respondió a semejante afrenta.

- Mouuu, Ochibi, estás demasiado confiado en tus jugadores, - dijo colgándose del cuello de Ryoma. – Yuushi puede tener esa cara, pero ha mejorado mucho desde la última vez que lo viste. Él puede ganar si quiere.

Echizen lo miró con algo de molestia, al menos esa parte de él no había cambiado.

- No puede ganarle a Fukku-buchou, - repitió con confianza. – Si insisten en dejarlo en singles 2, lo harán papilla.

Sin decir una sola palabra más, Ryoma volvió done su equipo, lleno de frustración.

- No hubo suerte? – preguntó Dan, ajustándose el sombrero de Sanada en la cabeza.

- Ninguna, Oshitari sigue siendo singles 2, - gruñó Ryoma, asomando la cabeza en el vestidor.  – Oíste, haragán? Te toca jugar.

El vice-capitán se ajustó su muñequera, más por habito que por real necesidad, y fulminó a Ryoma con la mirada.

- Pretendías dejar a Atobe a mí? – se quejó, tomando su raqueta. – Sólo para que Singles 1 fuese Tezuka.

Ryoma se encogió de hombros.

- No te pongas así, - murmuró despreocupadamente. – Era tanto por ti como por mí, seguramente quieres patearle el trasero al rey mono.

- Prefiero que lo hagas tú,- respondió el otro muchacho. – Así Tezuka es mío.

Echizen y su compañero y gran amigo se miraron a los ojos.

- Tezuka es mío, tonto, - gruñó Ryoma. – Derrotarlo es mi derecho y mi placer. Además no tienes las habilidades.

- Pero tengo el derecho de mi sangre, - respondió su compañero. Luego suspiró pesadamente. – De acuerdo, te lo dejo por ahora, pero déjale bien en claro por qué le estas pateando el trasero.

Ryoma asintió y ambos muchachos cruzaron puños.

- Ve y has papilla a ese imitador, - rió Ryoma.

- Con gusto.

Oshitari ya esperaba en la cancha, ligeramente aburrido, cuando los vitoreos del equipo de Seigaku lo alertaron.

Todos los muchachos gritaban animados por su vice-capitán, al que adoraban tanto como temían. Si bien no era ningún Oishi-senpai con su forma maternal de tratar a sus compañeros, el Fukku-buchou sabía cuidar a los suyos y en su propia manera ruda y despiadada, les hacía entender que ellos eran importantes.

Oshitari levantó la raqueta, listo para declarar algún tipo de desafío burlón a su rival.

Pero las palabras se le agolparon en la garganta al tiempo que su adorada raqueta se caía de sus dedos laxos.

Los jugadores de Hokku-en guardaron un sorprendido silencio, todos con la vista puesta en el vice-capitán de Seigaku.

La última persona que esperaban ver en ese lugar.

Y ciertamente el único que podría derrotar a Oshitari si utilizaba las técnicas de Syuusuke Fuji.

- Sin palabras?  Me siento totalmente halagado, Oshitari-san, - dijo el vice-capitán con una sonrisita irónica y maliciosa. – Me han contado que usted usa técnicas prestadas, una lástima que yo sea de las pocas personas en este mundo que conocen todos los secretos de sus técnicas robadas, no?

Ryoma le dio una palmada en el hombro a su compañero antes de ir a sentarse.

Los vitoreos aumentaron en volumen.

- Dale duro, Yuuta-kun! – animó Dan.

Yuuta Fuji, vice capitán de Seigaku y segundo mejor jugador del equipo le sonrió a su rival con sorna.

- Veamos si puedes hacer lo que mi hermano.

 

Continuará.

 

Notas finales:

Y eso, ahora me voy a Gundam Wing a actualizar antes de que las lectoras (si es que aún queda alguna) me vengan a linchar.

Besos a todas


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