[Naruto pertenece a Masashi Kishimoto]
13. Comienzos
El teléfono sonó demasiado pronto para su gusto, consciente de quién llamaba. No sabía qué hora era, pero estaba convencido de que no había dormido más de tres horas, su cuerpo entumecido se lo decía con cada timbrada que ese maldito aparato soltaba.
-¿Diga…? -su voz sonó áspera y notó cómo su garganta se desgarraba con cada letra.
-Itachi, son más de las dos, hora de ir a trabajar.
Como siempre su despertador personal hacía su aparición.
-Buenos días, Kisame -contestó de manera aburrida, provocando una risita de burla en su amigo.
-Te he dejado las pastillas sobre la mesa, no olvides tomarlas.
-Que sí joder… mira que eres pesado.
Colgó sin despedirse, mirando al aparato con rabia. Odiaba levantarse para ir al trabajo, odiaba tomarse esas malditas pastillas y odiaba que Kisame estuviera detrás de él como si fuera un niño de tres años.
Se dio una ducha rápida para despejarse y desentumecer sus músculos. El agua corría llevándose la suciedad de la noche anterior. Una noche de locura que ahora recién levantado se le hacía imposible recordar. Sólo podía verse a sí mismo riendo y hablando con todo el mundo y horas después empezar a arrepentirse de todo aquello.
Siempre le pasaba lo mismo. Salía a colocarse y a olvidar y cuando volvía solo tenía ganas de matarse y dejar de pensar.
Acabó de peinarse convencido de que debía cambiar de camello.
Pasó del desayuno consciente de que no podría comer nada en días, ya estaba acostumbrado a eso.
Se tomó el par de pastillas sobre la mesita asqueado por tener que hacer cada mañana lo mismo. Odiaba esas pequeñas cápsulas, cada una de ellas le decían lo poco que significaba en este mundo.
Acabó de arreglarse y se dirigió a su oficina sin ganas, consciente de que debía ponerse a trabajar.
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-Mierda, estoy sin blanca… -se quejó Naruto sacando su monedero y comprobando su falta de fondos.
-Pues ve a buscar dinero... -sonrió de manera simple Sai.
-No es eso, es que me he quedado sin dinero, por lo que pasó hace unos días tuve que abandonar el piso y alquilar uno mucho más caro, además de los muebles, la fianza, el adelanto… vamos que estoy sin un duro…
Sai observó el puchero que hizo su amigo y trató de animarlo.
-Yo puedo dejarte dinero, no te preocupes por eso.
-Gracias Sai, pero no… -suspiró-. El problema es que no sé si podré devolverlo, debo buscar un trabajo.
-Está bien, pero si necesitas cualquier cosa cuenta conmigo.
Naruto sonrió agradeciendo el gesto de su amigo, y segundos después volvió a sus divagaciones mientras regresaba a sus clases.
Estaba sin blanca y era incapaz de pedirle a Sasuke que lo dejara vivir con él, estaba convencido de que el moreno le daría un no rotundo y tampoco quería arriesgarse a tener una discusión por algo así.
Ahora se encontraba demasiado bien con su amigo de infancia, habían actuado casi como una pareja normal, casi porque Sasuke no estaba acostumbrado a eso de tener pareja. Seguía siendo frío y distante, y aunque las llamadas y las visitas siempre las hiciera Naruto, este podía sentir cómo el moreno era más atento con él.
Sólo habían pasado unos días pero realmente se sentía feliz por el cambio, aún le costaba asimilar su nueva relación, pero el saber que Sasuke estaba dispuesto a intentarlo por él le hacía quererlo aún más.
La clase de Kakashi avanzaba y él no prestaba atención, hasta que Hinata le dio un golpecito para que atendiera.
-Bueno chicos, como decía estoy a punto de publicar un libro y lo cierto es que entre las clases y demás no tengo tiempo para todo, así que si alguien está interesado en echarme una mano después de clases estaría muy agradecido, además que pagaría retribución por el favor.
Naruto sólo captó la última frase de su profesor y se levantó presuroso de su asiento.
-¡Yo lo haré! -gritó levantando un brazo al aire.
Sus compañeros rieron por el gesto haciendo que Hinata a su lado se avergonzara, éste se acarició la nuca con gracia, consciente de que había gritado demasiado.
-Vaya energía, señor Uzumaki, me alegro de ver tal vitalidad en mis alumnos, nos vemos cuando acaben las clases -sonrió a través de la máscara, cerrando el libro que sostenía en la mano y saliendo del aula.
-¿Vas a trabajar para Kakashi-sensei? -preguntó Hinata frotando sus dedos algo ansiosa.
-El destino y Kamisama son buenos conmigo -gritó eufórico con lágrimas en los ojos.
Juntó sus manos con las de Hinata sorprendiendo a la chica que no se esperaba el gesto, sonrojándose en el proceso.
-N… Naruto-kun… me alegro mucho… -suspiró aún sofocada por la vergüenza.
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-Tres días sin salir… vaya -rió Gaara mirando a su amigo y captando el gesto de malhumor en su rostro-. Eso es todo un record para ti, Uchiha.
-Encima ríete…
-Es inevitable -sonrió de manera cínica-. No esperaba tanto de ti.
Bufó de manera enfadada, dando después un sorbo a su copa.
Lo cierto es que se sentía algo frustrado. Cuando decidió parar a Naruto no había pensado en las consecuencias de aceptar lo que el rubio quería y la verdad que lo de ser fiel a una sola persona era algo que no había pensado realmente.
No es que le importara el serle fiel, era más bien la sensación de sentirse tan atado a alguien. No sabía cómo manejar esa situación y menos aún hacer daño a Naruto con ello.
Estaba dispuesto a no dejarle marchar otra vez, aunque eso significara mantener ese tipo de relación con él.
-Estás bien jodido -sonrió el pelirrojo divertido ante la situación.
Sasuke le dedicó una sonrisa algo sombría antes de desviar su vista hasta la puerta de entrada del local. Su sonrisa cambió radicalmente al ver quién acababa de hacer su aparición.
-Ahora el que está jodido eres tú -dijo, causando en Gaara una mueca confusa-. Tu mujercita acaba de llegar.
El pelirrojo miró con furia al moreno, sabiendo perfectamente a quién se refería.
-Muy gracioso -refunfuñó tratando de no mirar al chico que se dirigía a ellos con una sonrisa radiante en los labios.
-Hola chicos -saludó con energía, dirigiéndose después hasta Gaara. Se lanzó sobre él, abrazándose al pelirrojo y besando sus labios después.
-¿Qué estás haciendo? -murmuró con enfado separando al moreno.
-Pues saludar-dijo de forma evidente, convencido de que Gaara debería de leer alguno de sus libros sobre relaciones.
-Idiota -resopló sin más ignorando a su chico y bebiendo de nuevo.
-¿Dónde está Naruto? -preguntó Sasuke notando la ausencia del rubio.
-Esta con Kakashi-sensei, trabajando.
-¿Desde cuándo trabaja el dobe? -preguntó extrañado por la noticia.
-Pues desde hoy, supongo -se encogió de hombros-. Me llamó para decirme que no le esperara, que iba a ayudar a su profesor después de clases.
Sasuke no entendía nada, aún así no dijo ni una palabra, supuso que el rubio le daría una explicación después.
-¡Ah, sí! -exclamó Sai-. Me ha dicho que no lo esperes para cenar, que tardará bastante en llegar.
Sasuke lo miró un momento con duda, para después hacer su cara de indiferencia habitual.
Le parecía muy raro que el dobe no lo llamara para comentarle aquello y que usara un mensajero en su lugar, eso era algo que no le cuadraba.
-Bien -dijo sin más, bebiendo de nuevo de su copa.
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-¡Guau! -exclamó Naruto mirando en todas direcciones-. Pedazo de casa que tienes.
Kakashi rió por el comentario y señaló la sala donde debía entrar Naruto.
-Aquí es donde estaremos la mayoría del tiempo -señaló el escritorio-. Tu trabajo consiste en ayudarme a organizar, pasar algunos borradores a limpio y atenderme, será un trabajo bastante fácil -sonrió-. ¿Serás capaz de hacerlo?
-Sí, claro que sí -casi gritó mirando al sensei con energía-. ¿Cuándo empezamos?
Después de varias horas de ayudar a Kakashi con sus borradores y algunas correcciones de exámenes que dejaron algo confusos al rubio, éste dejó lo que estaba haciendo para ofrecer un café a su alumno para que se despejara un poco.
-¿De qué va su libro, sensei? -preguntó curioso mientras daba un sorbo al café, arrugó un poco la nariz al notar el sabor fuerte.
-Se llamará Icha Icha Paradise -sonrió-. Es una novela erótica.
Naruto quedó en silencio abrumado por la noticia, nunca imaginó que su profesor, tan serio como parecía, fuera capaz de escribir una novela de esas condiciones.
-Es un proyecto iniciado gracias a un sensei que tuve hace muchos años -se levantó de la silla y dio un par de vueltas-. Ese hombre me introdujo en el arte de la literatura erótica. Un gran descubrimiento para mí.
-Ah… -suspiró el rubio sintiendo como una gota caía por su frente. Su profesor definitivamente era un pervertido.
-¿Nunca has leído uno?
-N… no -dijo evitando la mirada algo nervioso.
-Pues deberías, hay un antes y un después de leer tal tesoro.
-Entiendo… -suspiró pensando que todo el mundo que conocía estaba loco.
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La vida es efímera, y ni siquiera te darás cuenta del día en que dejes de existir.
“Debes vivir al máximo”. Eso es algo que siempre le habían dicho, y que realmente a él le daba igual. ¿Vivir? Nunca le había importado realmente. Siempre había vagado sin rumbo, esperando el momento en que pudiera dejar toda esa mierda y descansar.
Desde pequeño se le exigió ser perfecto. Ser el hijo del que estar orgulloso. Las mejores notas, las mejores escuelas, el mejor comportamiento, la envidia de otros padres, el ejemplo para su hermano menor.
Cuando sus padres murieron, sintió un alivio que le hizo creer que definitivamente era una mala persona. En el fondo de su ser había deseado que aquello ocurriera, que dejaran de controlar cada cosa que hacía y que dejaran de presionar a su pequeño tesoro. Aquello que amaba más allá de todo, por encima de él mismo. Su hermano.
-Señor Uchiha, ha habido un terrible accidente -el médico suspiró sabiendo la terrible noticia que debía dar al chico-. Sus padres han muerto.
-¿Y Sasuke? -preguntó sin más-. ¿Cómo está Sasuke?
-Su hermano menor por suerte está fuera de peligro, iba dormido y no puso su cinturón de seguridad, quedó atrapado en el suelo trasero del coche y eso le salvó la vida.
Itachi suspiró de alivio, agradeciendo a quien fuera que su hermano siguiera vivo.
-Sólo han sido un par de rasguños, aunque sufre un shock emocional muy fuerte, es mejor que por ahora lo deje descansar.
-¿Shock?
-Sí, el niño despertó momentos después del accidente y vio a sus familiares en un estado que es mejor no recordar. Ahora el psicólogo está con él, va a ser difícil que se recupere aunque aún es un niño.
-Quiero verlo -dijo con angustia en su voz, consciente del sufrimiento de su pequeño.
Entró casi corriendo a la sala donde se encontraba el moreno. En aquel momento estaba acostado. El médico le explicó que le habían sedado y que le darían una medicación a partir de esos momentos.
-Sasuke… -susurró acercándose a su cuerpo y acariciando su frente.
El niño abrió los ojos de manera perezosa, enfocando su vista en el que estaba sobre él.
-¿Nii-san?
-Shhh… duerme -acarició su frente, sintiendo dolor en el pecho al verle así.
Sasuke de golpe abrió los ojos sentándose sobre la cama. Sus puños se cerraron con rabia mientras observaba a su hermano que lo miraba con preocupación.
-Es tu culpa -dijo con odio, escupiendo las palabras con una madurez impropia de su edad-. Te odio Itachi, vete.
-Sasuke… intenta dormir.
-¡Vete! -gritó con histeria.
Segundos después un ataque sobrevino al niño, dando espasmos que asustaron de verdad al moreno.
Las enfermeras entraron y le dieron un par de sedantes haciendo que durmiera poco después.
-Señor, será mejor que salga.
Itachi salió de la sala derrotado, más allá de todo no podía soportar el odio que su hermano demostraba por él.
Desde aquel momento sus vidas fueron un infierno, nunca pudo recuperar el amor de su hermano menor.
Desde aquel preciso momento supo que no debía dejar morir a Sasuke.
Abrió los ojos algo desconcertado. Hacía tiempo que no soñaba y el hacerlo le dejó una sensación de malestar en el pecho.
Se levantó con cierta pesadez en todo el cuerpo, así que decidió salir y despejarse.
Visitaría a Deidara, en aquel momento era lo que más necesitaba.