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¿Un error? por Kaiya

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[Naruto pertenece a Masashi Kishimoto]

 

 

5. Aparece... Gaara.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

- Sai... -suspiró el rubio al sentir la lengua del moreno recorriendo su cuello, succionando y mordiendo la suave piel. Se sentía muy bien.

 

La ropa había desaparecido hacía un rato y sólo se dedicaban a experimentar con sus cuerpos desnudos, rozándose el uno al otro.

El rubio se dejaba complacer , tratando de no pensar en Sasuke, no pensar en sus manos, ni en su piel, ni en esa traviesa lengua que siempre pasaba por el lóbulo de su oreja, provocando...

“¡Mierda!”, renegó. “La cuestión era no pensar en Sasuke, no imaginártelo aquí”

Una ligera lamida en su miembro hizo que dejara de pensar cosas estúpidas y se centrara en lo que debía de centrarse. ¡Por Dios, le estaban haciendo una de las felaciones más deliciosas de su vida y él no dejaba de pensar en el teme!

Miró algo asustado hacía abajo, encontrándose con la mirada del moreno que lo observaba provocativo mientras agarraba su miembro con una mano y lamía la punta de manera sensual, sin romper el contacto visual.

 

El mayor introdujo el miembro del rubio en su boca, abarcándolo por completo. Aceleró el ritmo, causando espasmos de placer en el otro, que se arqueaba hacía atrás, gimiendo sin poder contenerse

Naruto sintió como poco iba llegando a ese punto en que no oía nada y no le importaba nada más que acabar, pero una ligera presión en el glande, hizo que fijara la vista enfadado sobre el que tenía debajo.

-No tan rápido -susurró acercándose hasta su oído, resiguiendo el lóbulo con su lengua-. Aún ni hemos empezado.

Miró algo sorprendido a Sai costándole horrores tragar por los nervios. ¿Desde cuándo se había vuelto tan...Sasuke?, con ese tonito y esa prepotencia... No sabía si precisamente había sido ese motivo el que lo había hecho gemir de esa manera.

“Dios... estoy realmente mal”, sollozó interiormente.

 

Sacudió un par de veces la cabeza con convicción; había decidido sacar al Uchiha de su vida en lo que se refería a esos temas, así que decidió dejar de pensar, obligándose a sentir.

 

-¿Has sido pasivo alguna vez? -le preguntó Sai de forma natural, comenzando a besar su vientre, siguiendo hasta el nacimiento del cuello.

-¿Qué? -lo miró un momento confuso.

-Será mejor que lo sea yo entonces -murmuró al ver la cara insegura que mostraba. Se mordió el labio inferior, montando a horcajadas sobre Naruto, en una clara invitación.

 

-¿Experimentado en el tema? -preguntó desde abajo con la voz extrañamente ronca.

El movimiento que había iniciado con sus miembros lo estaba volviendo loco, demasiado para pensar con coherencia.

-Algo... -susurró incitante.

Se llevó dos dedos a la boca, lamiendo y acariciando la punta de manera insinuante ,mostrando a Naruto lo que era capaz de hacer con esa lengua. Este lo miraba extasiado, con la vista nublada por el placer.

Se penetró a sí mismo con los dos dedos que acababa de humedecer, tocándose en ese punto que sabía que le haría estremecer, muy cerca de la próstata. Estuvo a punto de entretenerse un rato más ahí, cuando sintió el cuerpo del Uzumaki tirarle con fuerza sobre la cama, apoyando sus piernas con fuerza sobre sus hombros y penetrando en su interior de una sola estocada.

-Dios... -gimió en su oído de una forma que hizo jadear al moreno.

Nunca se acostumbraría a ese calor al invadir el cuerpo de otro, ese placer recorriéndole la espina dorsal, demandando por más. Se sentía caliente, estrecho, demasiado estrecho...

Las estocadas aumentaron y Naruto sintió cómo el aire dejaba de llegar a sus pulmones; besó con rabia a Sai, mordiendo su labio inferior y ahogando el último gemido antes de llegar al clímax jadeando en su boca.

El moreno hizo lo propio acariciando su miembro con rapidez, acabando segundos después.

Agotado, el rubio se dejo caer sobre su cuerpo, respirando de manera agitada, sintiendo aún el orgasmo, sin querer dejar esa sensación por completo.

-Pesas un poco -dijo el moreno echándolo a un lado, haciendo que saliera de forma brusca de su interior.

-Tan romántico... -suspiró con derrota.

Así era Sai, para qué darle más vueltas.

 

 

 

**********************

 

 

 

 

 

Podría decirse que era la primera vez que un hombre rechazaba a Sasuke Uchiha.

Si. A él, eso era algo que no llegaba a comprender, por muchas vueltas que le diera.

Ya sabía que tenía la autoestima muy alta, pero qué importaba, era un Uchiha, y eso era más que suficiente.

Pero ese demonio de pelo rojizo lo había rechazado.

Por un momento dudó, imaginando que el tremendo idiota era hetero, pero él tenía un radar para esas cosas, y cuando él decía que era una reinona, lo era. Y ese perdía mucho aceite... Sólo había que mirarle la cara de pasivo que tenía, con esos ojos aguamarina y esa piel blanquita y adorable.

-Será imbécil... -apretó el puño con rabia.

Pero eso no iba a quedar así, claro que no. A Sasuke nadie le decía que no, nunca.

Tal vez el dobe, que era uno de los pocos a los que no se había tirado en todos esos años, tal vez el único. Pero en fin, el dobe era un caso especial.

 

Pensando en lo mal que había salido su noche al final, y recordando que Naruto ni siquiera le había llamado para saber si aún respiraba, decidió cambiarse de ropa y escapar un rato al antro. Allí se podría emborrachar a gusto sin tener que pensar en nada.

La vida en sí era una mierda, pero al menos podría joder un poco antes de que la angustia se apoderara de él.

Esa maldita angustia que había despertado el dobe de Naruto.

 

 

 

**********************

 

 

 

 

-¿Qué quieres hacer? -preguntó Sai levantándose de la cama, preparado para ir a la ducha.

-Dormir ttbayo -susurró de manera lastimera, ahogando sus sollozos en la almohada.

-No seas vago, anda.

La palmada que sintió en su trasero hizo que diera un pequeño respingo en la cama.

-No hagas eso -reclamó como si fuera un niño.

-Venga, no pretenderás quedarte toda la noche aquí.

-Sí.

-¿Por qué? -preguntó volviendo a su ronda habitual de cuestiones estúpidas.

Naruto se preguntaba si realmente no lo haría a propósito.

-Es fácil -respondió mirando a Sai que estaba parado frente a la puerta del baño-. Estoy muy cansado.

-¿Tan poco aguante tienes?

¿Eso que había escuchado era una risita burlona? Porque si era así, se iba a hacer un bonito colgante con el par que colgaban del moreno.

-¡Yo tengo mucho aguante, ttebayo! -gritó mientras se ponía en pie y miraba al mayor con mirada desafiante, sosteniendo el puño cerrado delante del rostro.

-Pues entonces vámonos.

-¿A dónde?

-A Arena.

-Ni hablar -respondió tajante.

-¿Por qué?

-Porque no -“porque Sasuke va a estar allí”, y en ese momento lo que menos le apetecía era una cara larga made in Uchiha. Estaba claro que esa noche lo había dejado tirado por irse con Sai, y aunque el moreno intentara mantenerse siempre con esa cara de 'me da todo igual', sabía muy bien que no lo recibiría con los brazos abiertos.

-¿Y por qué no? -le llegó la voz de Sai desde la ducha.

-No me apetece ir a un bar lleno de locas deseosas de un polvo, Sai -se obligó a levantar la voz, consciente de que el moreno no lo escucharía.

-Vamos un rato, tomamos algo y volvemos.

Salió con una toalla anudada a la cintura, sonriendo de esa manera tan suya.

Naruto centró todas las fuerzas en esa mirada, practicando lo que tantas veces había visto en televisión hacer a las quinceañeras enamoradas.

No funcionó.

 

 

 

************************

 

 

 

 

 

 

-¿De verdad tengo que entrar? -preguntó un pelirrojo cruzándose de brazos delante de la puerta con un gesto obstinado en el rostro.

-¡Gaara! -exclamó una rubia mirando al chico como lo haría una madre enfadada-. Si sigues así, vas a volver a ponerte mal y prefiero mil veces que estés aquí ¡Y reconozcas de una maldita vez lo que eres!

Las risitas que le llegaron desde atrás le indicaron que su hermana había gritado demasiado alto.

Temari era a veces demasiado... ¿bestia? La verdad que no sabía muy bien cómo describirla.

Una cosa sí que había tenido clara desde siempre: esa hermana suya lo sobreprotegía demasiado, hasta unos límites insospechados; tanto como para estar haciendo lo que hacía en ese instante, llevándole a un club gay para que decidiera salir del armario de una vez.

Pero él ya había tenido bastante hacía unas horas con ese moreno engreído que se le acercó de manera prepotente en el bar. ¿Qué se creía? Podía ser todo lo gay que su hermana quisiera, pero caer con tipos como ese... “ni en cien años”.

Él no salía con nadie, no suspiraba por nadie, eso era algo que no cabía en su cabeza.

Él no pensaba más que en sí mismo, en él y en su odio por el resto del universo; lo demás, la verdad era que le resbalaba demasiado.

-Entra de una maldita vez -oyó una especie de suspiro mezclado con un graznido extraño, y supo que debía entrar de inmediato, si no, esa noche acabaría siendo puré a manos de Temari.

 

El local era bastante grande y había una gran variedad de personas, personas saltando al acecho. o al menos esa es la impresión que le dio a Gaara. Nunca le habían gustado los sitios con mucha gente, le producían urticaria. Pero por callar la maldita boca de su hermana aunque fuera por cinco minutos, era capaz de meterse ahí y aguantar como un campeón durante un par de horas.

-Ves -le dijo alargando su mano, tendiéndole al pelirrojo un vaso de tubo-. No te ha comido nadie.

-Muy graciosa.

-Eres demasiado serio, Gaara.

-Me importa una mierda -dijo frunciendo el ceño, enfadando más a la chica.

 

 

 

 

*******************

 

 

 

 

Dio un par de vueltas a la pista, rechazando a cualquiera que quisiera acercarse.

Extrañamente esa noche no estaba de muy buen humor para eso. Parecía volver a ser el Sasuke de siempre.

Realmente nunca comprendió muy bien ese cambio que tuvo, de no interesarse por nada, a follarse a casi todo ser viviente que se cruzaba por su camino. Pero había comprendido con los años que aquel método era el mejor que había encontrado para escapar. Escapar de sus recuerdos y de él mismo. Sólo cuando estaba en ese instante en el que la cabeza no puede pensar en más que sentir el orgasmo, él podía respirar tranquilo. Sí, había descubierto un truco infalible para la jaqueca, y al fin y al cabo, era más sano que atiborrarse de pastillas, y más barato también.

 

Dio una vuelta más, cuando descubrió un cabello rojizo entre la gente, reconociéndolo al momento, y su sonrisa salió más cínica que nunca. Al final la noche no terminaría tan mal.

-Vaya, vaya -dijo acercándose hasta la extraña pareja sonriendo de forma burlona-. Si está aquí el adorable y simpático camarero del déjà vu.

Gaara le dirigió una mirada asesina, apartando la vista segundos después tratando de ignorarle.

-¿Y tú eres? -preguntó Temari embelesada un segundo por la imponente figura del moreno.

-Sasuke Uchiha -dijo sin ganas.

-Él es Sabaku no Gaara -sonrió por él-. Y está encantado de conocerte.

Definitivamente, odiaba a su hermana. Y además con todas sus fuerzas. Su instinto asesino se activó hasta dimensiones insospechadas, mientras intentaba ignorar la mirada del Uchiha.

¿Por qué a él? De todos los locales del mundo había tenido que ir a parar al mismo que ese idiota. Si eso no era mala suerte, no se lo explicaba entonces.

-Bueno, yo os dejo solos un rato, voy a ver qué tal el ambiente -sonrió de manera pervertida la chica mirando a su hermano y a Sasuke antes de irse.

Al pelirrojo no le había desaparecido la mueca de disgusto del rostro.

-Así que al final sí que eres una de las reinonas de por aquí... -dijo intentando picar. Se aburría y mucho. ¿Y qué mejor manera de molestar un rato a alguien que no le soportaba? Y más a ese, que se la debía.

-No me caes bien, Uchiha -lo miró mal-. Así que tengamos la fiesta en paz.

-Tú tampoco me caes bien.

-¿Y entonces por qué me molestas? -una vena se hizo palpable en su sien.

-Por lo mismo a lo que vienes tú aquí -soltó una risa prepotente-. Por joder.

 

 

 

 

 

********************

 

 

 

 

 

Y de nuevo de vuelta al antro. Nunca había llegado a detestar tanto un sitio como aquel, y había dos razones obvias de por qué lo odiaba.

La primera razón y más simple era por el ambiente cargado de hormonas. Podía oler la palabra sexo con cada tipo con el que se cruzaba. Iban todos muy salidos y eso a él le incomodaba. Era como estar rodeado de un montón de cerdos, jadeantes y sudorosos.

La segunda, y no por eso la menos importante, era por un nombre: Sasuke Uchiha.

Por los ratos que le había hecho pasar allí, restregándose con todo tío que se le acercara, haciéndole sentir casi inexistente a sus ojos. Porque a él nunca se le había insinuado así.

Tal vez le tonteaba, y él se quejaba, pero siempre se separaba antes de que las cosas pasaran a mayores, dejándolo a medias. Y eso siempre le había causado una extraña sensación en el pecho.

Un sentimiento agridulce que no acababa de identificar. Por una parte le hacía sentir bien, porque con ello Sasuke le demostraba que él no era como los demás, que existía un aprecio más allá de la simple utilidad de darle un orgasmo. Pero por otra, le hacía sentir una angustia en la boca del estómago, sabiendo que para el moreno nunca pasaría de ser el amigo pesado de la infancia que le tocaba soportar.

 

Suspiró angustiado y se dio cuenta de que había estado divagando en sus cosas, ignorando completamente al que tenía al lado.

Le sonrió de manera zorruna, Sai le devolvió el gesto.

A veces agradecía muchísimo esa extraña simplicidad que envolvía al moreno.

-Sasuke está allí -gritó un poco Sai para que le oyera por encima de la música.

Naruto se fijó en él; estaba al lado de un pelirrojo bastante atractivo que mantenía el rostro serio.

Se sorprendió al ver los gestos que ambos mantenían.

Aquello le pareció un concurso de ceños fruncidos. Cuanto más grande lo hacía el pelirrojo, más lo igualaba Sasuke.

Eso en un principio le hizo reír, pensando que ambos se veían bastantes estúpidos.

Aunque minutos después, un malestar se instaló a la altura de su pecho.

¿Qué era aquella sensación?

 

 

Notas finales:

 


 


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