[Naruto pertenece a Masashi Kishimoto]
6. Encuentros.
Una vez más, se había dejado llevar por el impulso de buscar una distracción para su mente, y sus pies lo habían llevado hacia aquel lugar, Déjà vu.
No sería nunca capaz de cansarse de estar allí, era como volver al pasado y dejar atrás esa persona en la que se había convertido. La música siempre era agradable, se sentía capaz de fundirse con ella, sólo le bastaba un buen vaso de vodka y la noche sería perfecta.
Se fijó en que esa noche estaba mucho más lleno que la vez anterior, suponiendo que harían un concierto en directo, ya que la tarima estaba rodeada de personas. Sería interesante verlo.
Acabó sentado en una especie de banco frente a la barra. recordando al pelirrojo que trabajaba allí. Sería divertido molestarlo un rato. Una media sonrisa se hizo inconscientemente en sus labios.
Debía reconocer que la noche en que se lo encontró en el antro, se había divertido como nunca. El pelirrojo era rápido al responder a sus insultos, y no vacilaba a la hora de dejarle las cosas claras. En cierta forma guardaban un cierto parecido, y eso no le resultaba desagradable. Cuando estaban en lo mejor de la 'conversación' la chica rubia se lo había llevado, alegando que debía hacer más vida social que pasarse la noche discutiendo con él. “Un calzonazos...”, pensó el Uchiha con una sonrisa algo cínica.
También se había cruzado con Naruto, que se mostraba de forma esquiva desde entonces. Evitaba cualquier contacto visual con él, y Sasuke sabía, porque el dobe era muy fácil de leer, que algo había pasado entre él y esa reinona mal vestida. No sabía a qué grado habían llegado, tampoco es que le importara... a él le daba igual lo que hiciera ese dobe, pero tenía claro que algo estaba cambiando en el rubio. Y eso no le gustaba.
Un camarero se acercó hasta él al verlo desatendido y le anotó el pedido.
-¿Siempre bebes vodka?
La voz pausada y ronca de Gaara le llegó a los oídos.
-Sí.
-Normal que tengas esa cara, Uchiha.
Sasuke lo miró con superioridad un instante, y éste la igualó.
-Al menos no tengo esas ojeras de mapache.
-Muy gracioso.
-Un placer.
-¿Qué haces aquí?
-Beber, escuchar música, no sé... ¿esto es un bar, no?
El pelirrojo le dedicó una mirada asesina, haciéndole sonreír.
-Paso de ti, si sigues acosándome te partiré la cara, Uchiha.
-Más quisieras -soltó una risita burlona-. Y no, estoy aquí por el jazz, no por ti.
-¿Te gusta el jazz? -le dedicó una mirada incrédula, rompiendo un poco la distancia que los separaba, sentándose a su lado.
-Sí -contestó sin más-. Es agradable.
-No me lo creo... -contestó casi divertido-. ¿Con lo gilipollas que eres y te gusta el jazz?
-No te pases.
-¿Duke Ellington? -preguntó de repente.
-Mood Indigo -dijo con una sonrisa prepotente en los labios-. Es una de las mejores -el pelirrojo lo miró algo incrédulo, asintiendo después, aceptando que conocía algo del tema.
-Aunque a mí sinceramente me gusta mucho más cuando acompaña a Ella Fitzgerald en la canción
'Côte d'Azur'... -dijo mirando curioso a Sasuke por saber su reacción.
-Ah... -suspiró-. En eso debo darte la razón... Esa mujer es increíble, nunca me cansaré de esa voz.
-Es como una corriente, va más allá de todo, ¿no crees?
-Es como un orgasmo... -sonrió de medio lado.
-Sí... -dijo el otro sonriendo también.
Interesante, ese fue el pensamiento que pasó por ambas cabezas al ver que no eran tan diferentes.
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-¡Hinata! -gritó a la morena que ya se encaminaba fuera del aula-. ¡Espérame, ttbayo!
La chica se giró al escuchar su nombre, y se sonrojó al comprobar que era Naruto.
-¿Vienes un rato al césped? -preguntó sonriendo de forma zorruna.
-¡V... vale!
Había gritado demasiado, y se sonrojó. Ella ya era tímida de nacimiento, pero por culpa del Uzumaki su cara parecía más un tomate que otra cosa.
Sentía que de una manera sana envidiaba al rubio, siempre con esa energía y casi descaro para decir las cosas. Ella era tan tímida... que hasta un 'buenos días' salido de su boca le hacía arder de vergüenza.
En cierta forma, sentía un afecto especial por ese chico.
Naruto bufó cansado mientras se tiraba al césped de forma descuidada, lanzando la bolsa con sus libros por el suelo.
-Hoy la clase de Kakashi-sensei ha sido un coñazo...
-Bueno... a mí me ha gustado -sonrió tímidamente.
-Pero a ti te gusta todo, Hinata -rió el rubio-. Nunca te he oído quejarte por nada.
-S... sí que me quejo -suspiró juntando sus dedos-. Creo que eres tú el que protesta demasiado...
Naruto sonrió de manera zorruna.
-Tienes razón, pero es que Kakashi-sensei lleva un par de días demasiado pesado, ttbayo.
-Tal vez un poco.
-¿Lo ves? -volvió a reír, sabiendo que llevaba razón.
-¡Hinata-sama!
Un chico moreno de su edad se acercó hasta donde se encontraban, interrumpiendo su conversación. Naruto lo miró un momento, dándose cuenta de que tenía el mismo extraño color de ojos que su amiga.
-¿Hinata-sama? -preguntó divertido mirando a la morena mientras alzaba una ceja curioso.
-N... Naruto-kun, este es mi primo Neji -dijo demasiado sonrojada.
Se dieron la mano a forma de saludo. Le divirtió la mirada que le dedicó el moreno.
-Tenemos que irnos, Hinata-sama.
“Demasiado serio...”, pensó, convencido de que ese chico tenía peor carácter que Sasuke.
-S... sí -dijo inclinando la cabeza-. Nos vemos después, Naruto-kun.
-¡Está bien!
Sonrió al ver cómo Neji miraba a la chica un segundo con preocupación, pasando después un brazo por sus hombros, haciendo que diera un respingo demasiado sonrojada, desviando la vista y chocando sus dedos con ansia, pero sin apartar el contacto.
-Eso es amor, ttbayo... -suspiró cuando los vio alejarse de la facultad.
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Se mojó la cara de forma distraída. Se miró un momento al espejo y sonrió. Una sonrisa vacía, eso es lo que le devolvía el reflejo.
Intentó hacer aquella que el rubio dijo que era bonita, pero se le hizo imposible.
¿Cómo se sonreía de verdad?
Se apretó un par de veces las mejillas, causándose una ligera sensación de dolor.
Daño físico, eso sí que podía identificarlo.
Se secó las manos con parsimonia y salió en busca de Naruto, que estaría esperando en la barra.
-¡Ouch! -se quejó al chocar con alguien.
-Mira por dónde andas.
Se sorprendió al ver esos ojos aguamarina, eran muy intensos.
-¿Estás estreñido? -preguntó despreocupado al ver la cara agria que llevaba el pelirrojo.
-¿Perdón?
Gaara sintió su instinto asesino activarse más que nunca.
-Tengo entendido que cuando vas mal de vientre, siempre se lleva cara de mal humor.
-Tú eres imbécil -le miró mal, ignorando al moreno y encaminándose a la pista.
-¡Un momento! -casi gritó-. Tú eres el que estaba con Sasuke el otro día... -se situó a su lado, caminando hacia la pista junto a él.
-Yo no tengo nada que ver con ese imbécil.
-Hacéis mala pareja -dijo convencido de que llevaba razón, demasiado mal carácter junto.
-¿Pero tú oyes a la gente cuando te habla? -una vena hinchada se marcó en su frente.
-Sí -lo miró sin comprender.
-Pues no lo parece.
-¿Cómo te llamas? -preguntó sin venir a cuento-. Yo soy Sai.
El pelirrojo pasó por su lado dispuesto a ignorarle.
-¡Oye! -gritó situándose de nuevo al lado-. Es de mala educación no contestar cuando te preguntan algo.
-¿Si te lo digo me dejas en paz? -suspiró.
-Si quieres, sí -sonrió de manera falsa otra vez.
-Gaara.
-Vale, Gaara -estrechó su mano-. Si quieres puedo aconsejarte sobre un par de frutas que funcionan contra el estreñi... ¡Ouch! -exclamó al notar como el pelirrojo le había dado una colleja.
-Cállate.
Y siguió con su camino, ignorando completamente al moreno.
Sai observó cómo se marchaba, sintiendo que había conocido a la persona más rara de su vida.
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-Vaya... -suspiró Sasuke situándose junto a Naruto que estaba apoyado de espaldas sobre la barra de manera indiferente-. ¿Y el perro guardián?
-¿Perro guardián? -rió entretenido al escuchar la comparación que hacía de Sai.
-Sí, la reinona esa... ¿Cómo se llama? -se acarició de manera pensativa el mentón en un gesto divertido.
-Sai, se llama Sai -dijo remarcando el nombre con malhumor-. Y está en el baño.
-¿Y te deja solo? -preguntó mientras la sonrisa divertida no salía de sus labios, acercándose hasta el rubio e invadiendo su espacio personal.
-¿Qué haces? -preguntó asustado al percibir la cercanía del moreno.
-Nunca aprenderás, Naruto -suspiró agarrando su cintura y acercando su boca lentamente a su oreja-. Ese amigo tuyo no sabe lo que hace al dejarte aquí solo -suspiró de nuevo-. ¿Es que no se ha fijado en cómo te miran por aquí?
Naruto dio un pequeño respingo al notar la boca del moreno ceñirse sobre su cuello, succionando la piel.
-¡¿Q... qué estás haciendo?! -el grito que había salido de sus labios había sonado demasiado agudo y se reprendió mentalmente por ello-. Déjame en paz -trató de separarse del moreno, que parecía más empeñado en mantener el agarre.
-No quiero -susurró en su oído de manera lenta, cogiendo lentamente con sus dientes el lóbulo de su oreja.
“Vale, Naruto, ahora relájate... respira hondo y sepárate de él”. Intentó poner en marcha lo que había pensado y un gemidito disconforme salió de su garganta. “Joder... para ya... maldita sea”.
Intentó recordar todo lo que había aprendido a lo largo de su vida en cómo separar una tentación casi inevitable, y una frase vino a su mente haciéndole sonreír: “Si no puedes con el enemigo... únete a él”.
-Sasuke... -suspiró de repente respondiendo a las caricias del moreno, acercándose más a él.
-¿Naruto? -murmuró un momento con duda, apartando los labios de su oreja.
-¿Qué pasa, Sasuke? -lo miró desafiante a los ojos, haciendo que se separara un poco-. ¿Tienes miedo? -acercó su boca hasta la del moreno suspirando sobre sus labios, haciendo que éste finalmente se separara por completo.
Naruto rió divertido al ver esa actitud.
-¿Qué se supone que haces, dobe? -arrugó el entrecejo desconcertado.
-¿Yo? -se señaló inocente-. ¿Qué se supone que haces tú, pedazo de teme? -estaba vez lo miró mal.
Por un momento, Sasuke se había quedado en blanco. Naruto nunca respondía a sus provocaciones, y el que lo hubiera hecho, había despertado una extraña sensación en él.
Sai llegó junto a ellos rompiendo la tensión del momento, acercándose hasta ambos y mirando con curiosidad del uno hacia el otro.
-¿Qué os pasa?
-¿Eh? -el rubio lo miró desconcertado por un momento dándose cuenta de su presencia-. Nada, Sai... -se acercó hasta él dando un beso en sus labios, sin dejar de mirar al moreno-. ¿Verdad que no, Sasuke?
Este sonrió de forma auto suficiente de nuevo, mirando divertido la escena.
-¿Qué va a pasar? -le dio un toquecito en la frente al rubio que lo miró por un segundo desconcertado-. No hacéis mala pareja -sonrió burlón mirando hacia ambos-. Los idiotas siempre quedan bien, usurantonkachi.
-Será imbécil... -dijo a la vez que apretaba el puño con rabia, viendo cómo finalmente se marchaba de nuevo por donde había llegado, con esa sonrisita burlona en el rostro.
-¿Estás bien? -la voz de Sai lo sacó de su ensimismamiento dándole una palmada en el hombro.
-¿Eh? -preguntó algo ido separando la vista del lugar por donde se había marchado el Uchiha-. Estoy bien, Sai... -compuso de nuevo su sonrisa zorruna, haciendo que el mayor sonriera también.
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Se sirvió una copa más mientras se tumbaba despreocupado sobre el sofá de su apartamento, pensando en los acontecimientos de esa noche y en lo confuso que lo había hecho sentir el dobe.
¿Qué pretendía haciéndole aquello? El rubio siempre le paraba los pies, consciente del acuerdo silencioso que tenían. Bueno, o eso pensaba Sasuke... ¿Porque Naruto lo sabía, no?
Sacó un cigarrillo del paquete que llevaba guardado en los vaqueros y lo miró por un momento, pasándolo entre sus dedos.
Debía admitir que la actitud de Naruto lo había puesto nervioso. Y había sentido una ligera molestia al verlo con Sai. Sacudió la cabeza con rabia pensando que aquello era estúpido. A él le daba igual lo que hiciera ese dobe...
-Maldita sea... -murmuró encendiendo el cigarrillo, dando una fuerte calada.
Algo estaba cambiando y él no llegaba a saber el motivo, o al menos, de momento, no quería saberlo.