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Goma de Mascar por Henta_Hime

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Notas del capitulo:

Ahm.. Hi hi Minna-san ^^ Bueno... es mi primer fanfic yaoi, y encima con lemon ñ//ñ.

 Es un Yuki-Shu (los amo *O*) me encanta la relación chocante que tienen esos dos -w-

 Bueno, sin más los dejo con el fic, espero que lo disfruten ^-^

Goma de Mascar


                          
El sonido de teclas siendo presionadas rápidamente, inundaba la habitación iluminada solamente por la            

                           pantalla de una computadora.


Una felina mirada se posó por centésima vez en las manecillas del reloj que marcaban las 19:50. De sus labios escapó el milesimo gruñido de la hora.

-¿Dónde se ha metido ese baka?.-Pensaba molesto el rubio escritor mientras abandonaba su cómoda silla y se dirigia hacía la cocina.- Se está tardando demasiado, tal vez debería ir a buscarlo al aeropuerto...-Sacudió rápidamente su cabeza, no, él no se preocuparía por aquella bola rosada, él nunca se preocupa por nadie.

Abrió el refrigerador y de él sacó a su fiel amiga de lata abriéndola casi al instante y dándole un sorbo.

Shuichi esta vez había tenido que ir a una gira de dos semanas con su banda. No es que no estuviera acostumbrado, después de todo llevaban juntos casi tres años, no, ese no era el problema, le gustaba en cierta forma el silencio y la paz que había cuando el pelirosa estaba fuera.
Su editorial le había estado presionando para que entregara su nueva novela en el límite de esa semana, y él como buen escritor que es, se encerró en su mundo y trabajó día y noche para poder terminarla a tiempo. Y lo logró. Tenía cerca de tres o cuatro meses de descanso antes de publicar su siguiente obra.

Bien, hasta ahí todo en órden. Esas cosas eran minimalistas  a comparación con el verdadero problema. Había trabajado demasiado en su libro y el estrés se estuvó acumulando en él, necesitaba relajarse de alguna forma.Y allí es donde aparece el inconveniente. Shuichi no estaba a su lado para satisfacer sus necesidades.

Esa misma mañana le había llamado con su típica energía característica, y le dijo –más bien le gritó a todo pulmón- que regresaría hoy a las 19:00. Pero ya eran las 20:10 y él aún no llegaba.

-Ya verá ese baka cuando regrese.-En su rostro se formó una pervertida sonrisa, mientras que su mente se estaba llenando de perfectos castigos para el pelirosa por su tardanza.- No dormirá esta noche, y creo que tampoco la siguiente... ni la siguiente... ni...-Mientras su cabeza trabajaba en ideas para divertirse encendió la televisión y se acomodó en el sofá.

Dio otro sorbo a su bebida y con su mano buscó el control remoto. Una vez que sintió algo rectangular bajo sus dedos supuso que era su objetivo, pero no, este era más pequeño. En su mano se encontraba una tira de envoltura rosada, y entonces lo recordó.

-Estúpido Tatsuha.-Dejó escapar un gruñido al recordar la visita de su hermano dos días después de que el pelirosa se fuera de gira.-

Flash Back:


- Y entonces él me vio y me sonrió, ¿puedes creerlo? Yo... Eiri, ¿me estás escuchando?.-Preguntaba un indignado Tatsuha observando la mirada distante del rubio.-

-Tatsuha, seré sincero, no me interesa en lo más mínimo lo que pienses de Sakuma Ryuichi, realmente no sé por qué vienes a fastidiarme el día con tus estúpideces.-Respondió tajante el escritor.-

- Eres un desconsiderado, no son estupideces, es my honey Ryuichi del que estamos hablando. ¿Por qué siempre que Shu-chan se va de gira tu tienes ese humor de perros? ¡Oh! ya veo lo que te sucede.-Su rostró dejó ver una sonrisa socarrona.- hermanito, no tienes que preocuparte, mi cuñadito regresará en dos semanas, de seguro podrás desquitarte con él.-Sonrió al ver como ahora Yuki lo miraba gélidamente.-

-No sé de que estás hablando, a mi no me importa cuanto tarde ese baka en regresar.-Dijo desinteresadamente.-

-Claro, claro lo que tú digas, ¿quieres una?.- Tendió su mano para ofrecerle una pequeña envoltura de chicles en tiras.-

-No me gusta.-Respondió parco el ojidorado.-

-Jo, sí que eres un aburrido hermanito, vamos, sólo una.-Insistía el pelinegro.- Ya verás que te gustará.-

-Ya te dije que no quiero, no fastidies.-Su medidor de paciencia se iba agotando lentamente.-

-¡Vamos sólo una! Dí que si, no seas malito, ¿Si, si, si?.-Un chibi Tatsuha se encontraba gritando en la cabeza de un muy fastidiadoYuki.-

-Te dije que no, ¿por qué no vas a molestar a tu preciado Ryuichi?.-Intentó persuadir el rubio para quitarse al monje de encima.-

-Está ensayando a esta hora, además no estamos hablando de él. Vamos, solo una, te aseguro que es deliciosa. ¡Anda! Di que sí, ¿si, si, si?.-Volvía a insistir el menor de los Uesugi.-

-¡Ya cállate! ¿!Si tomo una dejarás de molestar?!.-Gritó ya con su paciencia agotada hasta la última gota.-

-Sip.-Sonrió con sorna al ver como su hermano tomaba una de las tiras rosadas y la llevaba a su boca.- ¿Y? ¿qué tal?.-

-...No está mal.-Respondió tranquilamente, la verdad es que no estaba nada mal, hasta podría decirse que le gustó considerablemente, pero no le daría el gusto al pelinegro de una victoria, no señor, eso sí que no.-

Silencio. Todó se tranquilizó extrañamente en la habitación. Lo único que podía observarse era a un Yuki disfrutando del dulce gomoso, al que cada vez le daba más dedicación con sus dientes. Y un Tatsuha sonriente viendo como el ritmo de la boca del rubio aumenteba lentamente.


-Como lo supuse hermanito.-El pelinegró rompió el silencio, haciendo que el ojidorado lo mirara interrogante.- ¿Quién lo diría? Tan sólo se ha ido hace dos días y tu ya lo necesitas para eso. Eres un pervertido.-Cruzó sus brazos mientras cerraba sus ojos para darle un toque de seriedad a sus palabras, aunque por dentro quisiera reír a los cuatro vientos por su reciente descubrimiento.-

-¿A qué te refieres?.-Preguntó molesto por la actitud del menor.-

-Dicen que la goma de mascar ayuda a reducir la necesidad sexual, entre más la mascas, mayor es tu delatación acerca de que necesitas a tu pareja, y no precisamente para llenarla de palabras dulces y tiernos mimos, conociéndote hermanito, mi pobre cuñado no tendrá descanso, pues por el afecto que le estás dando al chicle...-Sonrió muy descaradamente mientras que su mente imaginaba a un muy adorable Shuichi desnudo, bañado en sudor y completamente sonrojado mientras gemía y...-¡Auch! ¡¿Y ahora que hice?!-Gritó molesto por el golpe que recibió en la cabeza cortesía del rubio.-

-¿Qué rayos está pensando tu depravada mente sobre MI  koibito, Tatsuha?.-Cuestionó con voz de ultratumba y una sonrisa sádica en su rostro cubierto por sus dorados cabellos haciendo que al menor le recorriera un escalofrío por toda su espina dorsal.-

-¡¡Kya!! ¿!P-pero qué te hace p-pensar que y-yo estaba pensando c-cosas raras s-sobre Shu-chan hermanito?!.-Articuló con una sonrisa completamente aterrada y los pelos de punta, recibiendo como respuesta a su hermano señalando su entrepierna, donde comenzaba a formarse un bulto.- ¡¡Ah!! Y-yo... ¡Pero mira que hora es! Me tengo que ir nos vemos Eiri y recuerda lo que te dije.-Salió corriendo como alma que lleva el diablo por la puerta, dejando al rubio escritor con un humor de mil demonios.-

-Pedazo de ímbecil.-Farfulló una vez sólo nuevamente en la habitación.-

End Flash Back

-No dejaré de decirlo, estúpido Tatsuha.-Maldijo por segunda vez el ojidorado, mordiendo iconscientemente más rápido el dulce de sabor fresa que había llevado a su boca, también sin darse cuenta.-

Yuki miró una vez más el reloj, 20:30. Shuichi ya se estaba tardando demasiado. Al diablo con todos, cogió su abrigo y salió del apartamento.

Encendió su lujoso coche y condujo hacia el aeropuerto a toda marcha, manejó cerca de diez minutos, paró de pronto cuando la luz roja del semáforo frenó su camino. Desvió su mirada hacia su izquierda para distraerse y no pensar en su koibito. Vio como un niño de la mano de su madre inflaba un globo de chicle en sus labios.
-...No pienses en eso Eiri, tú eres fuerte.-Pensaba mientras giraba ahora hacia su derecha.
Logró divisar a una pareja de hombres besándose muy apasionadamente... un momento, ese moreno se le hacía muy familiar, ¿Tatsuha? Y estaba con... ¿!Sakuma Ryuichi?!.

-Así que por fin se le declaró ese estúpido, ya era hora.-Pensaba el rubio escritor viendo como las manos de su hermano iban bajando hasta posarse en el trasero del peliverde.-Y después yo soy el pervertido, ja.-

Giró su gatuna mirada un poco más hacia la derecha, y vio un kiosco... tal vez podría...

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La luz del semáforo volvió a cambiar dándole el paso nuevamente. Volvió a poner en marcha su automóvil hacia el aeropuerto. No quedaba muy lejos de donde estaba, en unos quince minutos ya estaría allí.

Plop

El globo color rosado que llevaba en su boca reventó haciendo un gracioso sonido. Así es. Yuki Eiri había caído en la tentación de detenerse a comprar ese maldito chicle que rondaba en su cabeza.

Quince minutos después, tal como lo predijo ya se encontraba estacionando frente al enorme edificio. A paso calmado se introdujo en él y se acercó a la recepcionista.

-Dísculpe, ¿el vuelo de las 19:00 no ha llegado aún?.-Preguntó muy tranquilamente.-

-¿Huh?, no señor, debido a dificultades técnicas tendrá una demora de dos horas y media aproximadamente. Sentimos mucho los inconvenientes.-Respondió cortésmente la joven haciendo una leve reverencia.-

-¿Dos horas huh?.- Observó su reloj de muñeca que indicaban las 21:00.-Sólo serán treinta minutos, lo esperaré aquí.-

-Ah anou... Señor, si lo desea el edificio cuenta con una cafeteria, podría esperar allí si le parece bien.-Ofreció la recepcionista al ver como Yuki se encaminaba hacia los bancos.-

-Uhm... un café no me vendría nada mal, sobre todo si quiero lograr que ese baka no duerma esta noche.-Sonrió macabramente al recordar los castigos que tenía preparados para el pelirosa.-Gracias.-


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-Shindou-san, cálmese por favor, ¿si?.-Hablaba un muy tenso Sakano a un Shuichi completamente alterado.- Ha estado así desde hace dos horas, ya no puedo ver como se mueve de un lado a otro gritando como loco, no se arriesgue, siéntense y colóquese el cinturón de seguridad por favor, no querrá tener un accidente fatal ¿o sí? ¿y qué tal si...?.-Sujetó su cabeza mientras empezaba a delirar mil y un accidentes que, según él, podrían pasarle a Shuichi.-

-¿Calmarme? ¿!calmarme?! ¿Cómo quieres que me calme cuando hace horas que ya tendría que estar con mi Yuki haciendo quien sabe que tipo de perversiones!?.-Gritaba el de ojos amatistas exagerando todas las palabras.-

-Mr. Shuichi, ¿sería usted tan amable de calmarse? –mágnum en mano- No querrá que le ocurra algo a su preciosa cabeza, Right?.- Dijo ahora K apuntádole con su fiel amiga en la sien al chico.-

-A-ah... c-claro que no K-san, me calmaré lo prometo.-Un triste y chibi pelirosa se acurrucó en el rincón del avión privado cortesía de Thoma.-

-Nunca vas a cambiar Shuichi.-Un suspiro de resignación escapó de los labios del guitarrista.-

 -Creo que siempre será asi, pero de esa forma lo preferimos ¿cierto?.-Apoyó Suguru.- Oh, por cierto, ya no te impacientes tanto Shuichi, hemos llegado al aeropuerto.-Informó con una pequeña sonrisa.-

-¿¡De veras?! ¡¡Siii!! ¡¡Pronto veré a mi Yuki!!.-Exclamó radiante pegado a la ventana haciendo que a todos se les formara una gota de sudor en la frente por el cambio repentino de humor.- Espérame Yuki, pronto estaré contigo.-

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El reloj de la cafeteria marcaba las 21:35. No tardaría mucho más en llegar, le dio el último sorbo a su café, dejó el dinero en la mesa y caminó hacia la puerta de llegada.

Pudo divisar como el avión se detenía en la pista, y también a la multitud de -chillonas según él-  fans esperando alrededor de la puerta de éste a que salieran los miembros de la banda.

Los guardias de seguridad se dispersaron para alejar a la muchedumbre y dejarles el camino libre a Bad Luck, aunque más bien las fans se apartaban de ellos al ver como K sobreprotegía al pelirojo con su preciada mágnum, y disparaba a aquellos que se le acercaban más de lo debido.


Y ahí estaba él. Aquel chico que había podido cambiar completamente su mundo enseñandole nuevamente lo que era el amor puro. Aquel que se quedó a su lado por más frío que lo tratase y obstáculos que se interpusiesen en su relación. Su –ya no tan pequeño- niño de cabellos rosados.


-¡¡Yuki!!.-El cantante a verlo corrió a él sin pensarselo dos veces.-¡¡Viniste por mí!!.-Gritaba muy feliz, era la primera vez que el rubio demostraba que se preocupaba por él en público.-

Eiri no dudó ni un segundo en estirar sus brazos para atrapar a su revoltoso cantante. Shuichi al verlo se emocionó aún más y se lanzó hacia él sin importarle si los demás los estaban viendo.

-¡¡Yuki!! Te extrañé mucho, mucho, mucho ¿tu también? ¿verdad que también me extrañaste?.-Preguntaba de corrido el de ojos amatistas.-

-Uhm, no lo creo.-Respondió con su semblante serio, aunque por dentro quería gritarle que se le había echo una eternidad lejos de él.-

-¡Jo! Está bien, no importa, yo sé que lo hiciste.- Afirmaba con una gran sonrisa, muy seguro de sus palabras.-

-¿Y qué te hace pensar eso?.-Inquirió el ojidorado aún con su impecable seriedad.-

-Tus ojos. Tienes la misma mirada que cuando me observas mientras duermo y piensas que no me doy cuenta.-Dijo muy sonriente el pelirosa mientras lo abrazaba.-

-¿Así que estaba despierto huh?.-Pensaba el rubio no sin algo de pena al ser descubierto.-

-¡Ne Yuki! Vayamos a casa, aquí hay demasiada gente, quiero estar contigo a solas.-Hablaba inocentemente el de pelo rosa.-

-Como digas Shu-chan.-Mirada al estilo Eiri Uesugi.-

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La puerta del departamento se abrió torpemente dejando ver a una pareja besándose muy apasionadamente. Una temblorosa mano se alargó para prender la luz, pero en el trayecto fue interrumpida por otra mano más grande.

-No hace falta –beso- no será necesaria la luz para lo que vamos a hacer.-Informó lujuriosamente el ojidorado mientras volvía a irrumpir en la boca de su amante.-

-Mhm...Yuki...-Jadeaba el cantante a medida que el beso le exigía más.-

Eiri lamió el labio del menor para pedir permiso, que no fue tardado en otorgarsele. Comenzó una lucha entre sus lenguas, ambos recorrían esas cavidades que ya tan conocidas eran para sus bocas.

Las manos de Shuichi se deslizaron hacia la camisa del novelista desabotonando los primeros botones. El rubio para no quedarse atrás repitió la acción con el pelirosa.

Entre caricias ardientes y besos fogosos ambos se encaminaron como pudieron hacia la habitación, en el corto camino hacia ésta Yuki desconectó el teléfono, nadie interrumpiría ese momento.

Cuando llegaron, el rubio depositó suavemente al pelirosa en la cama mientras sus besos recorrían más de esa morena piel.

El sonrojo que cubría el infantil rostro del menor era perfectamente notorio aún en las penumbras.

Yuki volvió a atacar la dulce boca de su amante con un fogoso beso, no fue delicado, pero tampoco brusco. Ambos volvieron a hacer danzar sus lenguas en un baile que parecía no tener fin.

Entre caricias y besos cada vez más ardientes, los labios del ojiambár trazaron un camino imaginario desde la boca del cantante, subiendo hacia su lóbulo derecho, el cual lamió seductoramente, deslizándose hasta su clavícula y yendo más abajo hasta el abdómen del cantante, rozando sus pezones, con los cuales se divirtió un buen rato escuchando los gemidos de éste.

Cuando se cansó de masajearlos, volvió a degustar aquella cavidad tan adictiva.


Ante las caricias de Yuki, el amatista no podía hacer más que gemir de placer. Muchas veces se habían entregado ya, pero Shuichi podría jugar a que el ojidorado cada vez era más lujurioso –si eso es posible- a la hora de hacerlo.

Cada vez que recordaba como fue que se conocieron, las hirientes palabras de su escritor diciéndole que no tenía talento... todo lo que habían tenído que pasar para al fin poder estar juntos y felices, le parecía casi un sueño estar ahora ahí, a su lado disfrutando de cada una de sus caricias. 

También entendía que no era el único que codiciaba a aqul hombre. Muchas otras mujeres darían lo que fuese por un día a su lado. Pero aún así él único que conocería todo sobre el rubio, sería él.  

Desde todos y cada uno de sus gestos al dormir, cuando muestra aquella sonrisa casi imperceptible al terminar su trabajo y tener tiempo libre, hasta aquellos gemidos que intenta ocultar al hacer el amor. Todo, absolutamente todo acerca de su amado, él lo sabía.


Tan distraído estaba disfrutando de las atenciones de su amante que nisiquiera de dio cuenta de que sus pantalones ya habían sido lanzados muy lejos de allí junto a los de del escritor.

Viendo las intenciones del mayor el pelirosa se giró quedando ahora él encima del ojidorado.  

-No es justo que sólo tú te diviertas Yuki.-La mirada lujuriosa de Shuichi junto con su vago intento de hacer una mueca de reproche, no hizo otra cosa más que aumentar la excitación del rubio.- 

-¿A sí? ¿y qué piensas hacer, vas a castigarme?.-La sonrisa llena de pasión de Yuki, ayudó a que la poca cordura que el vocalista tenía en esos momentos se fuera por la borda.- 

-Así es.-Seguidamente el pelirosa atacó la boca del escritor en un beso muy apasionado mientras una de sus manos comenzaba a acariciar la –ya muy notoria- erección del escritor por encima de sus bóxer. 

Unos ahogados gemidos empezaron a escaparse de la boca del ojidorado cuando Shuichi sustituyó su mano por su boca y comenzo a lamer y a succionar su miembro. 

Movía su boca con mucha maestría, tantas “sesiones íntimas” le habían sido de mucha ayuda a la hora de tener sexo. Y si a eso le agregamos clases “extra curriculares” con el rubio como maestro, el resultado es aún más satisfactorio. 

Yuki al darse cuenta de que si lo dejaba continuar todo terminaría muy rápido, haló la cabeza del ojiamatista y le dio un profundo beso. 

-Mi turno...-Anunció el escritor antes de repetir la acción del pelirosa.- 

Sujetó el miembro del cantante con su mano y comenzo a moverlo de arriba hacia abajo lentamente viendo las muecas de placer que reflejeba el rostro de su amante. Rápidamente cambió su mano por su lengua haciendo que una cadena de gemidos escaparan de aquella boca tan adictiva para el rubio.

 Shuichi sentía que explotaría en cualquier momento, las caricias del novelista eran tan irresistibles que era imposible para él no sentirse excitado. Sin mencionar que dos semanas sin haber podido siquiera ver a su Yuki ya era motivo suficiente para desearlo con demencia. 

-¡¡Ahhh!! ¡¡Yuki!!.-Sin poder contenerse un segundo más el pelirosa se vino en la boca del escritor.- 

-Mmm... –relamiendose- eres delicioso Shu.-La mirada llena de luria del escritor hizo que el deseo de Shuichi aumentara todavía más.- Colocándose encima del pequeño cuerpo del ojiamatista le colocó tres dedos en su boca, los cuales éste lamio seductoramente.

Lentamente introdujo el primero dedo en aquel pequeño orificio haciendo que el menor diera un grito de dolor mezclado con placer. Luego de un rato introdujo el segundo dedo moviendolo lentamente, y finalmente el tercero. 

La excitación que Shuichi sentía en esos momentos era inexplicable, aunque sabía que ese era solo la preparacón para lo mejor. 

Una vez que el escritor vio que estaba listo, sacó sus dedos recibiendo un quejido de molestia de parte del pelirosa, pero que rápidamente fue sustituido por un fuerte gemido cuando introdujo su miembro en aquel pequeño agujero. 

Esperó un rato hasta que el menor se acostumbrara a su intromisión. Cuando sintió que el pelirosa se movió lentamente se deslizó hacia fuera y hacia dentro, logrando desatar hermosos gemidos de parte del ojiamatista.

A medida que pasaban los minutos el vaivén se hizo más rápido inundando la habitación de ardientes gemidos por parte de la joven pareja.

Shuichi sentía arder todo su cuerpo, no importaba cuantas veces se entregaran en cuerpo y alma, con cada mirada, beso, gesto o caricia del escritor se sentía desfallecer. 

Por su parte, Eiri admiró la imagen que tenía frente a él, a su hermoso ángel gimiendo para él, reaccionando a cada una de sus caricias y abrazandose a su espalda. No podía siquiera imaginarse que otro hombre pudiera estar en su lugar. Ese niño de viváz mirada llena de sueños y alegrías, que alegraba todas sus mañanas con su sonrisa y lograba hacerlo sonreír con todas sus estupidéces, era suyo. Por más posesivo que suene, así es. Shuichi Shindou era de completa y total pertenencia de Eiri Uesugi, y lo guardaría celosamente por siempre. 

Ambos sabían que no podrían soportarlo mucho más tiempo, podían sentír que el clímax estaba muy cerca. -¡¡Yuki!! N-no puedo m-más...¡¡ahh!!.-El pelirosa terminó primero esparciéndo su escencia en el estómago de ambos.

Yuki tampoco pudo contenerse más y con una última embestida terminó dentro del cantante.- 

Una vez que sus respiraciones se normalizaron Yuki se recostó al lado se su niño, rodeándolo en un abrazo que tomó desprevenido al pelirosa, pero al instante sonrió muy feliz y se acurrucó en el pecho del rubio. 

-Te amo Yuki.-Murmuró el cantante quién estaba por caer dormido muy cómodamente recostado sobre su amante.-

 -...Yo también te amo... mi baka.-Eiri no pudo evitar que un leve rubí se adueñara de sus mejillas al pronunciar esas palabras, pero no le importó. Su koi siempre le demostraba cuanto lo amaba, y él siempre le respondía tajantemente. Pero ya no. Dejaría de lado su orgullo y su pasado para aceptar completamente a ese pequeño rayo de luz que entró en su vida y la cambió totalmente, sacándolo de esa oscuridad en la que estuvo sumergido tanto tiempo para enseñarle a amar nuevamente, ya no habría obstáculos, personas que se interpusieran, dudas y mucho menos recuerdos del pasado. Ya nada le impediría ser feliz nuevamente al lado de esa bola rosada.- 

Shuichi logró escuchar las palabras de su amado antes de dormirse, por lo que una hermosa sonrisa se formó en sus labios. Sí, Yuki dejaría de lado todas esas tonterías que en el pasado pudieron separarlos, para amarlo con todo su ser, poco a pocole abriría completamente su corazón y vivirían felices para siempre.  

Antes de que el sueño logrará vencerlo por completo, el rubio escritor acerco su cabeza hasta recostarla delicadamente sobre la del menor, olió su aroma a... a...  

-Chicle de fresa...-Sonrió para sus adentros. ¿Quién iba a pensar que a Yuki Eiri le robaría su corazón una goma de mascar.- Sí, eso eres tú, una pegajosa, dulce e irresistible goma de mascar.-

 

 Y con una sonrisa en su rostro el sexy novelista se dejó caer en los brazos de Morféo junto a su amado koi.    

FIN

Notas finales:

Bueno, eso fue todo. Espero que les haya gustado, se aceptan pastelasos, tomatasos, y otras palabras que terminen en aso ^-^.

 Muchas gracias por darles su tiempo a este fic ^^

 


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