Faithless
Un chico muy apuesto se encontraba discutiendo con una extraña chica, mayor que él, ya que Wolfram quería una solución para que Yuuri & el estuvieran solos, no importaba la situación, solo quería estar a solas con su amado prometido.
- ¿Para qué quieres estar solo con él exactamente? – preguntó dicha inventora.
- Qué pregunta Anissina, solamente quiero pasar tiempo con él, últimamente se la pasa en ese despacho y solo habla con Conrad, Gunter & Gwendal. – musitó el rubio. La verdad era que quisiera más tiempo de calidad con su prometido.
- De acuerdo, pero dame algo de tiempo para poder idear la excusa perfecta y poder llevarla a cabo sin sospecha alguna.
- Gracias, Anissina – gritó el chico para después salir corriendo con una gran sonrisa dibujada en su rostro.
El chico se dirigía a donde su prometido; Corría tarareando, cosa extremadamente inusual en el joven Von Bielefeld. A medio camino se topó con una peculiar niña humana. Greta.
- Hola, Wolf – dijo abrazando a su padre.
- Hola, Greta.
- Quiero que me leas más de esos cuentos de Anissina, la grandiosa. – pidió dándole un libro color verde pastel.
El rubio y su quería hija se dirigieron hacia un balcón muy amplio del castillo. Wolf tomó asiento en la silla junto a la mesa del té y la pequeña niña se sentó sobre su regazo.
Y así comenzó su lectura no muy adecuada para niños de su edad, más bien no era apto para ninguna clase de público, sin embargo Greta disfrutaba bastante de esas locas historias.
- & de ese modo la valiente Anissina acabo con todo un ejército por su cuenta, no necesitaba de nadie más – concluyó el hermoso rubio.
- ¡Genial! Cuéntame otro por favor – pidió la niña amablemente a su padre adoptivo.
- Ahora ya no puedo leerte más, querida hija.
Quiero ir a hablar con tu padre y después con Anissina. – musitó mientras bajaba a la pequeña de su regazo.
- No te preocupes, gracias Wolf – agradeció para después dedicarle un tierno beso en la mejilla del rubio.
Wolfram se levanto de la silla y retomó su camino hacia el atareado despacho de su amado rey. Se quedó muy pensativo frente a la puerta del cuarto. Mejor debo hablar con Anissina, tal vez ya tiene una buena idea en mente para quedarme solo con Yuuri, de verdad que necesitamos tiempo de calidad. No podemos dejar todo para la luna de miel. Pensó el rubio para después dirigirse hacia el laboratorio de la chica.En cuanto llego al laboratorio de la orgullosa Mazoku abrió la puerta sin pensarlo dos veces con una media sonrisa dibujada en su rostro sin pensarlo dos veces.
- Anissina. – demandó la atención de la chica.
- Wolfram, que bien que llegas, estaba a punto de buscarte. Tengo la idea perfecta. – dijo maquiavélicamente.
- ¡¿Enserio?! ¿Cuál es? – preguntó emocionado posando sus manos con fuerza sobre el escritorio de la inventora.
- Pues como soy muy buena escuchando, me he llegado a enterar de que ha habido sucesos extraños en cierto punto del reino humano. Además tienes que partir mañana.
- ¿Mañana? – preguntó confundido el rubio.
- Sí, debes aprovechar que Conrad, Gunter & Gwendal irán a supervisar la frontera a territorios humanos, toma otra ruta. – dijo guiñando un ojo la chica.
- Muchas gracias Anissina. Te debo una grande – agradeció saliendo del laboratorio.
- ¡Espera! – Gritó la chica haciendo que Wolfram parara en seco en el umbral de la puerta.
- ¿Sí?
- Tengo una poción especial…
- No gracias – dijo con una sonrisa cerrando la puerta.No confío en que su poción sirva, prefiero no arriesgar la vida de nadie. Pensó mientras se dirigía hacia el despacho de su prometido. Al llegar tocó la puerta dos veces, tras oír un “Adelante” abrió la puerta.
- Hola, Wolfram – saludó Yuuri con una sonrisa.
Tenía pila tras pila de documentos sobre su escritorio, se encontraba solo en su despacho.
- Me sorprende que te encuentres solo – comentó desviando la mirada el rubio, era la verdad. Por lo general Gunter estaba acosando para ver que se le ofrecía.
- - Me alegra mucho – musitó un poco bajo pero lo suficiente para que su prometido lo oyera, después volvió a sus documentos importantes.
- ¿A qué te refieres, te gusta estar solo? – cuestionó acercándose al escritorio lleno de papeles.
- No es eso lo que me alegra, además prefiero tu compañía, Gunter se la pasa de empalagoso, Conrad con sermones, son buenos pero me estresan & Gwendal regañándome todo el tiempo. Tú simplemente me acompañas y hablamos, eso me agrada muchísimo. – Dijo, pocos segundos después se dio cuenta de sus palabras y dirigió su mirada un tanto nervioso al escritorio.
- Entonces ¿Qué es lo que te alegra? – preguntó cargando con su curiosidad en sus palabras.
- Que hoy puedo ver que sonríes y estas de buen humor y eso no pasa muy a menudo, además me gusta tu sonrisa, cuando te veo sonreír me siento muy feliz.
El rubio se sonrojó muchísimo, sentía como sus mejillas ardían y tomaban un color carmesí. Esas palabras de Yuuri eran muy dulces y sobre todo eran para El.
- ¿Wolfram? ¿Estás bien? – preguntó al ver su reacción nula. – Estas rojo – dice levantándose de su escritorio y tomando el rostro de Wolfram entre sus manos cuidadosamente – parece que tienes fiebre – dijo preocupado.
- E… Estoy bien Yuuri – dice el rubio.
- De acuerdo pero de todos modos más tarde quiero ver qué tal te sientes, sin pretextos, no quiero que caigas enfermo – dijo para después retomar su tediosa labor en el escritorio.
- Gracias, por… por preocuparte por mí – agradece con su linda sonrisa.
- No eres el único que debe estar cuidándome, querido prometido. – musitó guiñando el ojo derecho.
- Eso no te quita lo enclenque – Ínsita con burla al pelinegro.
- ¡No me llames enclenque!- Lo sigues siendo, querido prometido – dice guiñando el ojo derecho.
- Por cierto, he tenido demasiado sueño estos días… - dice entre grandes bostezos.
- Eso es porque eres un vil enclenque.
Yuuri no tardó en quedarse profundamente dormido sobre el escritorio, roncando como de costumbre.
- ¿Yuuri? – pregunta algo preocupado el rubio.
- ¡No se preocupe majestad! – Gritó Anissina entrando de golpe en la habitación.
- ¿Qué demonios… escuchas todo? – pregunta Wolfram.
- Algo por el estilo – responde la chica.
- ._. – se limita Wolfram.
- Tengo una poción para quitarle el sueño – dijo sacando un gotero y acercándolo hacia el Maou.
- ¡No! – gritó Wolfram – No lo harás Anissina – dijo enfadado.
- Si lo haré.
- No.
- Sí – refunfuña mientras abre la boca del pelinegro.
- ¡Qué no! – grita mientras se lanza sobre Yuuri quedando sobre él y haciendo que despierte.
- ¿Wolfram? – pregunta nervioso mientras el calor subía a sus mejillas.
- Ahora tú eres el que tiene fiebre Yuuri – dice algo divertido mientras tocaba la mejilla ardiente de su apuesto prometido.
- ¡Claro que no tengo fiebre! Es solo que… no todos los días tengo sobre mí a un rubio tan lindo – contraataca al comentario del rubio.
- Y…Yuuri, lo siento – dice levantándose de sobre Yuuri y ayudándolo a ponerse de pie.
– Además Anissina quería darte una poción extraña para quitarte el sueño.
- No gracias Anissina, es solo que tengo mucho trabajo y me da mucho sueño de trabajar tanto. –dice riendo nerviosamente.
- De acuerdo. Por cierto hay disturbios en cierto lugar de tierras humanas Su alteza – dice para después salir del cuarto.
- ¿Disturbios? – se preguntó el pelinegro.- Mejor debemos investigar – comenta inocentemente el rubio a su lado.
- Si, tienes razón pero… solo iremos tu & yo ya que Gunter y los demás están patrullando ¿No te molesta?
- No para nada, iré a preparar algo de ropa, ya que no es muy propio mi traje habitual para salir a ese tipo de lugares – dice dirigiéndose a la puerta.
Se detiene en seco al sentir como unos brazos le rodeaban el torso. Era Yuuri quien lo abrazaba, mientras recargaba su mentón en el hombro del chico.
- Gracias por acompañarme Wolf – agradece dándole un tierno beso en la mejilla.
Wolfram se dirigió a la habitación mientras Yuuri terminaba con los documentos, ya no faltaban tantos. Wolfram estaba muy contento por la acción del chico, estaba rozando con la yema de sus dedos aquel lugar donde su prometido había posado sus cálidos labios.Era algo tarde así que decidieron que lo mejor era partir por la mañana.
Por la noche los dos se encontraban dormidos, Wolfram en lugar de patear como de costumbre a Yuuri, pasó su brazo por su pecho y lo aferró a su hombro mientras recargaba su cabeza en el pecho del rey.Por acción consecuente Yuuri despertó y notó los movimientos de su rubio. Sonrió sinceramente y volvió a dormir después de abrazar con cariño a su prometido.Los dos durmieron abrazados y así estuvieron toda la noche. Ambos durmieron con tranquilidad.