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UN PRINCIPE Y SU HECHICERO por nikitashin

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Notas del fanfic:

Una historia algo distinta a las escritas hasta ahora...es mucho más tierna...y con mucha fantasía...

Notas del capitulo: Drac cuenta su vida antes de llegar al castillo.

Esta es una época en que los hechiceros y todo ser que tenga vinculación con la magia son ejecutados. El rey Richard los aborrece por creerlos culpables de la muerte de su esposa. Hubo una época en que hechiceros, druidas y todos los seres mágicos vivían en armonía con los humanos. Había humanos considerados privilegiados por los Elementales, y a los que les entregaban algunos conocimientos especiales, como Medicina, Alquimia, Escritura y Lenguaje místicos, entre otros.

El rey Richard se enamoró y casó con una princesa Druida, Eloisa, quien para poder darle un hijo al rey, debió prometer entregar su vida, ya que en la naturaleza debe haber un equilibrio, se da vida pero se debe quitar otra. Así pudo hacer feliz al rey dándole un heredero al trono, el Príncipe Alan. Al enterarse el rey del pacto que había hecho su reina se lamentó mucho haberle pedido tan insistentemente un hijo, y por no reconocer el sacrificio de su reina, culpó a la magia de su perdida, y desde ese mismo día se decretó que en todo el reino, todo ser mágico o toda persona que tenga alguna vinculación con ellos, debía ser ejecutados. Solo algunos de los que habían sido “privilegiados”, se podían salvar, pero viviendo bajo el temido amparo del rey, es decir, estaban obligados a vivir en el castillo, enclaustrados y encadenados. El resto de los seres mágicos que habían logrado escapar, se refugiaron en otros reinos cercanos y otros se ocultaron en un mundo mágico paralelo.  

El pequeño príncipe Alan, fue criado por una nodriza, Céfira, hija de una sílfide y un noble del reino, a la cual el rey mandó a cortar sus pequeñas alitas antes que aprendiera a volar. Céfira educó al pequeño príncipe desde que su madre falleció, le enseñó a no temerle a la magia, sino a entenderla y amarla, pero frente al Rey debía callar dichos conocimientos, y ojala demostrar un poco de repulsión o indiferencia frente al tema, para no correr peligro. El príncipe, siempre supo que su origen tenía algo de mágico, pues su madre al morir le transfirió parte de sus poderes de precognición, y al ir creciendo Céfira se encargó de aclararle todo. Era el deber de Céfira entregarle todo los conocimientos mágicos posibles, ya que los seres elementales habían predicho que Alan sería un gran rey, capaz de unir nuevamente el reino de los hombres con el mundo de la magia. 

Yo actualmente tengo 14 años, y nunca supe como llegué a este mundo, solo sé que a cada pueblo donde llego a vivir, al cabo de un tiempo me tratan de matar por ser un hechicero, lo malo, es que aún no se como controlar totalmente mi poder. El primer recuerdo de mi niñez que tengo, es a mi padre, o el que pensé que lo era, muriendo en mis brazos por protegerme de una horda furiosa, yo solo tenía 8 años, y fue cuando comprendí que mi magia debía ocultarla, no porque fuera mala, sino, porque no era entendida. Mientras agonizaba, me contó que en realidad no era mi padre, me encontró en una cueva en lo alto de las montañas azules, donde antes habitaban los dragones, por eso me puso Drac; me dijo que aguardó en la cueva vacía conmigo por 15 días, y al ver que no venía nadie a recogerme, y que se quedaba sin víveres, optó por llevarme a casa con él.

Desde un comienzo supo que era “especial”. Mis ojos son de distinto color, uno violeta y el otro celeste, mi pelo siempre se mantenía largo, y aunque él lo cortara, al otro día amanecía como si nada, nunca me enfermaba y si me hacía una herida, sanaba rápidamente, solía adivinar lo que me diría antes que lo hiciera, tenía una afinidad única con las plantas y los animales, daba la impresión que entendía lo que decían. Antes que mataran a mi padre, era muy feliz, viajábamos harto, nunca estábamos mucho tiempo en algún lugar, pero nos la arreglábamos para ser felices. Me enseñó a siempre andar con cuidado, a no hablar de mis “dones” como les decía él, y en cuanto alguien sospechara que era especial, salir del lugar. 

Estuve caminando solo por mucho tiempo, pasé por muchos pueblos, y cada vez que me empezaba a sentir cómodo, debía salir huyendo porque alguien sospechaba de mí. A los 9 años, una anciana ciega se apiadó de mí, y me dio refugio a cambio de que le ayudará con los deberes de la casa, con ella estuve 3 años. A medida que fui creciendo, también lo fue haciendo mi magia, a los 11 ya manejaba algunos elementos, podía hacer que el agua se moviera a mi antojo, el fuego se prendía solo con pedirlo, además tenía facilidades para mover la tierra, y mis siembras siempre eran mejores que el resto del pueblo, crecían más y nunca se enfermaban. Esto último puso muy envidiosos a los lugareños, y cuando la anciana murió, me echaron.  

Seguí ambulando sin rumbo, a los 12 años llegue al Pueblo de Sintia, un pueblo muy pequeño, donde se vivía de la ganadería, allí conocí a Sam. Cuando llegué ahí, estuve escondido en un bosque que rodeaba el pueblo por casi 2 meses, el bosque me proveía de todo lo necesario, comida, agua, y en las noches frías, sentía que los árboles me cubrían con su follaje. Algunas noches, a hurtadillas me iba al pueblo para tomar lo que pudiera necesitar. Una de esas noches fue que me encontró Sam, había entrado a su casa para tomar un trozo de genero con que hacerme un chaleco, y me detuvo (Después me dijo que no me acusó al alguacil, porque le parecí muy lindo e inocente). Al contarle que estaba viviendo en el bosque sin nada, me invitó a vivir con él, ya que vivía sólo con su hermano mayor, el cual al cumplir los 18 había sido llamado para pelear en la guerra, y le vendría muy bien ayuda para cuidar los animales. Sam rápidamente se dio cuenta que era especial, ya que los animales obedecían lo que les decía, en la pequeña huerta, desde que yo la cuidaba, las plantas crecían mejor que en otras casas, y un día, pasado casi tres meses que vivía con él, mientras cocinaba, me hice un corte en la mano, el cual cerró casi de inmediato frente a sus ojos. En ese mismo instante quise irme, pero Sam me lo impidió, dijo que no me delataría, que no le temía a la magia, e incluso si yo quería dentro de casa podía practicarla. Cada vez se asombraba más de las cosas que podía hacer, y de cómo la naturaleza parecía ayudarme.  

Con el tiempo, empecé a sentir una atracción algo extraña para mí hacia Sam, cada vez que se acercaba me ponía nervioso, y cuando me tocaba, sentía que el corazón se me salía del pecho, y lo peor es que no podía leer sus pensamientos ni sentimientos, pues algo me lo bloqueaba. Después de vivir casi un año juntos, una noche llegó mal herido, pues había sido asaltado cuando regresaba de la feria donde había vendido un ternero. Al verlo llegar, sangrando y golpeado me angustie mucho, en cuanto cruzó la puerta, cayó inconsciente al piso. Como pude lo llevé a la cama, donde le limpie y curé sus heridas, me pasé la noche en vela esperando que despertara, al ver que no lo hacia, y que su corazón casi no latía, me desesperé y me puse a llorar sobre su cuerpo, diciéndole que si se moría yo me iría con el, ya que…… lo amaba……si, en ese momento me di cuenta que me había enamorado Sam. En cuanto salieron esas palabras de mi boca, una suave brisa entro a la casa, era muy cálida, y revoloteo por unos instantes sobre la cama, en eso sentí que el pecho de Sam se eleva, como cuando se toma un fuerte aliento, y una vez que reaccionó, la brisa se fue por donde entró. Al ver que se había recuperado, lo abracé muy fuerte y lo besé, sin saber que es lo que hacía. Al darme cuenta, salté y me aleje de la cama pidiendo mil disculpas, pero Sam me agarró la mano y me dijo que él también siente lo mismo por mí. Me empujo hacia él, me tiro sobre la cama, me besó, y me hizo el amor, el tenía 17 y yo 13.

Al otro día, me dijo que no debíamos contarlo a nadie, ya que así como mi magia, era mal visto el amor entre hombres. Frente al resto del pueblo seguiría siendo el ayudante y medio hermano de Sam, ya que fue así como me presentó a la gente del pueblo, pero en la confidencialidad de la casa éramos dos amantes que cada vez que podían se entregaban al desenfreno del amor.

Cuando Sam cumplió los 18 años, lo vinieron a buscar del ejército del rey para que cumpla con su deber de ir a la guerra. Por más que trató de evitarlo no pudo desistir de ello, y me tuvo que dejar, sin su protección y con solo 14 años, tuve que salir huyendo nuevamente, pues me sentía vulnerable y vigilado por todos ahí.

Notas finales: Gracias por leer...

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