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Intuición femenina por Thai Maqui

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Notas del fanfic:

Derechos de personajes Masashi Kishimoto.

Notas del capitulo: Un Kaitenzushi es un restaurante especializado en sushi, aquí una imagen: 

http://i6.photobucket.com/albums/y248/sweesan3/sydney/DSCF0233.jpg

 

Sus ojos verdes refulgían en la soledad de su bien iluminada habitación, entremezclando una pizca de emoción, arrepentimiento y titubeo por lo que haría en escasos segundos.

 

 

Tomó el mango de madera, empuñándolo con ambas manos pero al ver esa carita rechoncha de porcelana y la amplia nariz redonda, un sentimiento melancólico agolpó su pecho.

 

 

Negó efusivamente moviendo su cabeza, despejando cualquier atisbo de duda. Le había costado, muchas noches en vela como ayudante de enfermería en el hospital, tener que aguantar viejitos latosos y pervertidos, además de su jefa, una voluptuosa mujer muy respetable y honorable en su trabajo, pero de explosivo carácter, además de su adicción por el alcohol y las apuestas. Lo soportó todo heroicamente y al fin saborearía su dulce recompensa.

 

 

- Lo siento Ino cerda -  se disculpó antes de lanzar un fuerte martillazo contra la cabeza porcina de su alcancía - a la que había bautizado afectuosamente con el nombre su mejor amiga.

 

 

No puedo evitar profesar un escandaloso chillido desde lo profundo de su garganta. Agitación, ansias, alegría... todo enfatizado en un electrizante latigazo que recorrió su cuerpo y la radiante sonrisa de sus blancos dientes, al fin cumpliría su sueño.

 

 

Tomó el puñado de billetes que yacían entre los escombros de cerámica, guardándolos en su cartera al juego con su vestido rosa. Se miró en el espejo verificando que todo se encontrara perfecto: cabellos cerezo ataviados por un lazo carmesí, maquillaje sutil para resaltar sus femeninas facciones y finalmente un toque de perfume de exquisito almizcle frutal.  

 

 

- Soy una belleza - pensó dando un coqueto beso volado y un guiño aprobatorio a su imagen antes de salir de la habitación.

 

 

 

****

 

 

 

Tocó el timbre por tercera vez mientras miraba su reloj de pulsera, sus zapatos de tacón tamborileaban persistentemente contra la acera mostrando su impaciencia porque el dueño de la casa le abriera.

 

 

- Sakura chan - allí estaba, su rubio y perezoso amigo frotándose los ojos para poder verla mejor, mientras un soporoso bostezo escapaba de su boca.

 

 

- ¡Naruto! - chilló, tratando de mantener la compostura, pero el simple hecho de verlo tan desaliñado le desesperaba, exhalo un largo y profundo suspiro y poniendo su mejor sonrisa forzada prosiguió.

 

 

- Quiero invitarte a cenar - Sakura refunfuñó y frunció el ceño, por la quijada desorbitada y los ojos saltones de Naruto, visiblemente molesta. De qué se sorprendía si ella era la bondad y feminidad personificada.

 

 

- Sa... Sakura chan tu... pe... - el Uzumaki tan solo balbucea incoherencias señalándola como si de un alien se tratara, definitivamente aquella mujer parado frente a él no podía ser Sakura Haruno, siempre regañándolo por la mínima nimiedad o recibiendo dolorosas golpizas para comportarse, mucho menos pensaría en invitarle nada con lo "ahorrativa" que era.  

 

 

- Naruto - repitió con voz amenazante y sulfurada.

 

 

- Es para celebrar el fin de curso - tajante y sin dar más explicaciones obligó al rubio a ingresar, jalándolo del cuello de su camiseta naranja - apúrate o me voy sola - inmediatamente y a tropezones el rubio subió las escaleras dispuesto a alistarse, no fuera que despertase de su dulce fantasía.

 

 

Una diabólica sonrisa escapó de los brillosos labios a la vez que sus orbes jades perdían de vista al hiperactivo joven, su plan estaba por dar comienzo.  

 

 

 

****

 

 

 

Los ojos azules de Naruto veían perplejos y con fascinación todo el lujo a su alrededor, de decorado sobrio, elegante y minimalista muy contrastante a su personalidad pero no por ello menos atrayente. Lo había escuchado en la televisión y leído en alguna de las revistas románticas que leía su amiga.

 

 

"Sharingan" era el lugar de moda, a pesar de que podía ser catalogado como un kaitenzushi - por la barra trasportadora que giraba para acceder a los platillos - no lo demostraba, más parecía ser un restaurante cinco estrellas, con mesas exquisitamente ataviadas, entre mantelería bordada a mano y vajillas de porcelana y sus dos pisos de vanguardista construcción, con una impresionante vista de la ciudad.

 

 

- Vaya, Sakura chan no debiste - con pena y cierta incomodidad por no encajar en el fastuoso ambiente, Naruto ayudó a Sakura ha sentarse, como todo un caballero.

 

 

- No te preocupes Naruto kun - sutil, linda y grácil, "como siempre", la Haruno agradeció el gesto.

 

 

Lo que Naruto ignoraba - y ni siquiera sospechaba - a pesar de que el noventa y cinco por ciento del lugar se hallaba abarrotado por mujeres, era en quienes radicaba la popularidad. El otro cinco por ciento lo conformaban hombres que, ya sabían cuál era el plato fuerte de aquella noche.

 

 

Verlos era simplemente un deleite visual, un exquisito bocado para el paladar. Fríos, distantes y quiméricamente inalcanzables. Los hermanos Uchiha, gerentes y dueños del establecimiento. Y, a pesar que solo monitoreaban a sus empleados, su presencia era suficiente para amenizar la velada.

 

 

- Buenas noches Sakura san - la voz grave y aterciopelada retumbó en los oídos del Uzumaki e inmediatamente se fijó en su anfitrión. Piel marmoteada de perfiladas facciones, los cabellos grises caían sensuales y libres hasta sus hombros y la intensa mirada, agreste y oscura viendo fijamente como queriendo sondear su alma - veo que hoy está muy bien acompañada.

 

 

- Si Itachi san - habló perspicaz - Él es Uzumaki Naruto.

 

 

- Que disfruten su comida - interrumpió la amena charla al percibir la clara mirada reprobatoria de su hermano.

 

 

- Se sonrojó y tiembla como una hoja, que tierno - pensaba para sí la enfermera viendo las coloreadas mejillas de su amigo - todo está saliendo según el plan.

 

 

La primera vez que Sakura entró, gracias a una cortés invitación - entiéndase apuesta perdida - por su sensei, Tsunade, quedó fascinada y flechada por el menor de los regentes. Así, como una adicción necesaria para vivir y cada vez que su bolsillo se lo permitía iba al local, con la remota esperanza que Sasuke kun le hiciera caso, que voltease a mirarla.

 

 

Pero en aquella mesa, la misma donde siempre se sentaba cada dos veces al mes, descubrió el mejor de todos los secretos... apesadumbrada por un amor correspondido soltó un suspiro derrotado, dando pase rápidamente a una satisfactoria sonrisa, entre pícara y libinidosa, que profesaba su gusto por las cosas de chicos.

 

 

Mientras que Sakura seguía en su mundo de sueños, Naruto, ya repuesto de la impresión, miraba escéptico el plato de porcelana. Examinó los finos detalles de la vajilla, decorada con bellos pétalos de cerezo, contrastando agradablemente con  el verdor del nori*. Aún titubeante, frunció el ceño mientras separaba los palillos de madera, para llevarse la pequeña porción a la boca.  

 

 

Se sintió un pérfido, un vil traidor. Por experimentar aquella deliciosa sensación que solo su amado ramen le regalaba, pero el intenso sabor, la textura tan suave derritiéndose en su boca, sus papilas gustativas brincando de felicidad eran la prueba de su felonía. Un suspiro quedo escapo de sus labios, ante la delicia del makizushi.

 

 

- Naruto - codeó Sakura sacándolo de su letargo culinario. Justo a tiempo para vislumbrar lo que tras la rendija de la puerta se escondía recelosamente.

 

 

Las pupilas añiles se turbaron y los bronceados pómulos se matizaron escarlata y una extraña sensación de calor recorrió su cuerpo, más intensamente en sus partes bajas.   

 

 

Allí, arrinconado en el lavadero, entre trastes sucios y la espumosa lavaza del detergente se encontraba Itachi, comiéndole los labios a su hermano en un beso demandante y desesperado. El menor solo se dejaba hacer, disfrutando de la ávida lengua que ahora recorría su cuello, con la camisa a medio desabotonar aferrándose a la ancha espalda del mayor, jugueteando con la larga cabellera bruna.

 

 

Una visión endemoniadamente sexy. 

 

 

Sakura sonreía ampliamente al ver el semblante de su amigo y se siguió disfrutando el espectáculo que protagonizaban los sensuales hermanos. Los jóvenes exhalaron un ensoñador suspiro al unísono al cerrarse la puerta completamente, y rieron cómplices. Para la Haruno, ese momento como bien rezaba el conocido slogan no tenía precio.

 

 

 

***

 

 

 

- Ne Naturo ¿te divertiste? - preguntó todavía con una boba sonrisita adornando su rostro.

 

 

- Claro Sakura - aseveró y nuevamente sus mejillas se tiñeron de grana, al recordar la candente escena entre los hermanos.

 

 

- Mañana me acompañas a devolver un libro - dijo imperante no dando lugar a reparos - A Kakashi sensei - completó acomodándose el chal ante la brisa nocturna.

 

 

- No me digas que eres una ero hentai Sakura chan - profirió divertido.

 

 

- Baka - gruñó en aparente molestia - es un libro de matemáticas.

 

 

- Aunque adoro los mangas yaoi - pensó, ya habría tiempo para que Naruto compartiera sus gustos.

 

 

Ambos amigos se sumieron en un cómodo silencio y siguieron su camino por el iluminado parque, Sakura había corroborado sus sospechas, a Naruto le atraían los hombres o al menos no le era desagradable y del todo indiferente.

 

 

Solo faltaba encaminarlo por el buen y fascinante sendero de la vida, y quién mejor que su maestro de cabellera plateada, al cual, le había notado el interés por su rubio amigo, específicamente en su curvilíneo y llamativo trasero, que miraba intensamente, oculto tras su libro naranja.

 

 

- Creo que en dos... no, un mes será suficiente - soltó al aire para desconcierto del rubio. Sakura tan solo lo tomó de la mano, corriendo hasta su casa, sumamente feliz, pues su siguiente proyecto ya estaba en marcha.

 

 

Sí, estaba completamente segura, pues su intuición femenina jamás fallaba.

 

Notas finales:

* Makizushi, el clásico tipo de sushi.

* Termino usado para las algas comestibles en Japón.

Sé que es algo aburrido y simplón pero quería compartirlo con ustedes, ya que forma parte del Yaoi live action de Thai. Sí, como buena yaoista tengo mis proyectos en carne y hueso. En este caso al fin, luego de ocho meses en mi fase de espía, pillé in fraganti a los bellos hermanos del chifa donde almuerzo regularmente (solo un besito, no como Itachi y Sasuke pero bueno...), ustedes saben del tipo asiático, a mi me encantan y más cuando intentan hablar español. 


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