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Raison d'Être por liuny

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Notas del capitulo: Enjoy!
Capítulo III: El último Adiós.

Un escándalo proveniente de ningún lugar, lo hizo abrir los ojos ¡¿Dónde estaba?! Miró hacia todos lados, se miró las manos... miró hacia al frente. ¡Mierda! ¡Se habían quedados dormidos en aquel lugar! El escándalo volvió otra vez con más fuerza. Malfoy ¡Continuaba a su lado! En un intento de agarrar la llamada de Sirius, casi no cae por el acantilado en el que estaban montados de no ser por el efectivo agarre de Malfoy.

— ¿Aló? ¡Pad...! Llamas en un terrible momento... yo te llamo después ¡Adió! —Saludó, colgando (tanto el teléfono con estando suspendido sin ninguna superficie visible abajo), siendo sostenido solamente por una pierna por Malfoy—. Suéltame —El rubio alzó una ceja—. Estamos lo suficiente alto como para convertirme y volar... —Le hizo saber.

— No...

— ¡Oh vamos! ¡Ahora no te pongas con que te importa mi vida! ¡Venga! ¡Suelta! Además, será divertido...

— Déjame ver si puedo agarrar la varita...

— No seas necio Malfoy, suéltame, nos vamos a terminar cayendo los dos... —Estás bien, si el moreno quería que le soltara... lo hizo, fue impresionante, Harry se transformó inmediatamente y no sólo voló, sino que también atajó el celular con sus fauces.

— Potter, la próxima vez que que quieras... realizar tus locuras suicidas no me metas en ellas...

— Tonto Malfoy.

— ¡Estúpido Potter! Debería lanzarte otra vez...

19

— Estoy bien, Sirius. En esos momentos, simplemente tenía... las manos ocupadas —Le explicó por enésima vez a su padrino. Desde su salida con Draco había pasado una semana—. Sirius, no estaba haciendo nada interesante. Estaba aquí, en el hotel, con las manos ocupada... “ahhh... yaaa ¡Sirius!” —Pensó mirando al cielo. Aquello no lo iba a contar ni porque estuvieran a punto de pegarle un carbón hirviendo en la cara—. Estoy bien... yo sé que estás ocupado... Sirius, no hace falta que te disculpes. Además, no necesito compañía, estoy bien, en este lugar tranquilo, alejado por fin del desquicie que es París... nos vemos en Hogwarts... yep... —Alargó la mano para sostener una de las foto que el mar de los recuerdos le había regalado. Miró a los tres merodeadores y a su madre, era injusto que hubiesen muerto—. ¿eh? Lo siento... me perdí ¿Decías? Vale, Pad. Hasta septiembre... sí, ya sé que vas a llamar, no te preocupes... ningún mortífago vendrá a atacarme, te lo aseguro. A lo mejor me encuentro a Bellatrix y me invita un café... —Se despidió lo más rápido que pudo y trancó. Aquel comentario no iba a dejar dormir a Sirius por algunos meses... pero, eso era lo único que faltaba. Miró la otra foto. Malfoy y él... ¿Qué dirían Hermione y Ron de eso? Tenía que admitir que jamás había disfrutado tanto en su vida (ni siquiera con sus dos amigos), como lo había hecho con el presumido Slytherin.

¿A qué se refería el fantasma cuando decía que no soltara a Draco? Eso no lo dejaba terminar de estar tranquilo. Él ya lo tenía y mantenerlo con él era igual de fácil que lo que pensaba. Pero, él ni siquiera estaba interesado en Malfoy, para lo único que se buscaban era para pelear. Bueno, ahora sabía que Malfoy agarraba al primer desconocido y lo utilizaba como matamoscas...

18

Estaba caminando por la playa hasta donde Malfoy lo había perseguido desde la cafetería. Tenía los zapatos en sus manos y caminaba descalzo sintiendo la arena y el calor contrastado con el agua fría del océano, era una sensación placentera. Le dolía un poco el rostro, Sirius había logrado escapar dos días después de lo de Malfoy, de la loca de su secretaria muggle y habían ido, (raptándose a cierto lupino, en el proceso), como había prometido el animago desde que le dio el pasaje de avión; a la playa. Ese día había sido genial. Remus, Sirius y él. Sólo no se había dejado de imaginar cómo hubiese sido ese día si sus padres estuviesen allí, seguramente perfecto.

Se detuvo en seco al sentir una energía tan destructiva que le erizaba los bellos. Aquel ser estaba que destruía el mundo, lo buscó con la mirada. ¡Por la sabiduría de Merlín! ¡Era Malfoy! E... inclusive estaba afectando al agua. ¡Oh! ¡Oh! ¡Muggles! Se echó a correr hasta alcanzarlo.

— Malfoy, estás en el mundo muggle, cálmate —Le pidió mortificado de entrada, tomándole por los hombros y mirándole directamente a los ojos. Ni siquiera los ojos de Voldemort lo habían intimidados de aquella manera. No sabía cómo describirlo, pero, de repente el mercurio se había vuelto loco y brillaba radiactivo y peligroso—. Malfoy ¡Reacciona! —El rubio se le soltó bruscamente y se llevó las manos a la cara y comenzó a gritar con desesperación. Algunas personas que transitaban por allí, les veían. Irguió una barrera de invisibilidad ante ellos... e hizo que los muggles salieran pitando de allí—. ¿Qué sucede?

— ¡DÉJAME EN PAZ! —Harry se alejó, ante el grito desgarrador. Lágrimas comenzaron a descender de la mirada furiosa y perturbada del rubio. El ojiverde cerró un ojo cuando la magia descontrolada del rubio trató de herirlo al acercarse. Expulsó su propio poder y abrazó al rubio, tratando de sofocar al rubio con su propio poder, pero, no se lo estaba poniendo nada fácil.

— ¿Qué sucedió, Malfoy? ¿Por qué estás así? ¿Dónde está tu padre? ¿El profesor Snape?

— ¡Suéltame! ¡Suéltame!

— ¡Joder Malfoy! ¿Sabes quién soy? —Ante esto, el rubio lo miró y pareció quedarse tranquilo.

— ¡Largo Potter! ¡Largo!

— ¡Malfoy! ¡Reacciona! ¿Qué sucedió?

— ¡LA MÁTO! ¡ESE MALDITO LA MATÓ! —Harry saltó, cayendo al suelo, habiendo evitado por poco que un rayo plateado salido de la nada le matara...

— ¿Quién murió, Malfoy? —Cuestionó con cuidado, agarrándose el brazo en el que había caído, se lo había lastimado. ¡Suerte que aquel rayo, que había abierto un GRAN cráter en la arena no le había atinado.

— ¡Mi Madre! —El gesto de Harry se desfiguró en la sorpresa. ¡Por las barbas de Merlín! ¡Habían Matado a Narcisa Malfoy!—. ¡Ese MALDITO! —Los truenos resonaron en el cielo asustando a Harry. Se arrastró hacia dónde estaba el descontrolado rubio, se levantó y le aprisionó la cara.

— Mírame Malfoy, me vas a matar, te vas a matar y así con todos los demás. ¡No puedo hacer más grande la barrera y contenerte a la misma vez!

— ¡NO ME CONTENGAS! ¡¡SÓLO QUIERO MATAR, ASESINAR A ESE BASTARDO!! ¡ÉL SABÍA! ¡MALDITO MALDITO UNA Y MIL VECES!

— No sé si quiero saber quién la mató, pero... ¿Quieres decírmelo? —Se pegó al rubio y cerró los ojos, para evitar que alguno de los ataques le pegara, y nada mejor que ser uno con Malfoy en esos momentos... una gran cantidad de centellas y truenos se escucharon en el cielo y cayeron en el piso, resonando con fuerza. Harry odiaba las noches de tormenta por esos sonidos, ni siquiera su barrera podía evitar las centellas que trapazaban como si no hubiese nada protegiéndolos, pero, si hacía realmente útil la barrera, la magia del Slytherin los mataría. ¡Tenía un poder de los mil demonios! ¡Jamás se hubiese imaginado que tendría semejante fuerza!—. Vamos, Malfoy ¡Cálmate! ¡Por favor! ¡Cuándo menos reacciona!

— ¡LO JURO! —Le gritó al mar—. ¡LO JURO QUE NO DESCANSARÉ HASTA QUE ACABE CON SU MISERABLE MESTIZA VIDA! ¡ASÍ TENGA QUE ENFRENTARME A MI PADRE! ¡MI VIDA ESTÁ ÚNICAMENTE ENFOCADA EN ACABARLE! ¡ACABARLE LO MÁS DOLOROSAMENTE POSIBLE!

— Draco... —Le detuvo intentando por su nombre. Algo extraño se le removió en las entrañas al pronunciar ese nombre—. Por favor... Cálmate... te harás daño...

— ¡NO VENGAS A ACTUAR COMO SI TE IMPORTÁRAMOS YO O MI MADRE! ¡LÁRGATE! ¡NO TE QUIERO VER! —Le gritó con todo el odio que pudo reunir, Harry redujo la barrera sólo para que le protegiera a su persona y las centellas se rompieron cuando se estrellaron contra el escudo. Jadeó... liberando la protección más no la invisibilidad. Volvió a tratar de atacar al moreno, pero este se le acercó y le abofeteó. Las nubes desaparecieron inmediatamente al igual que todo fenómeno extraño. El ojiverde, se apoyó en sus muslos y cerró los ojos jadeando.

— ¡¿ERES IDIOTA?! ¡¿CÓMO QUE NO ME INTERESA!? ¡Eres un estúpido, Malfoy! —Vio que el rubio comenzaba a llorar desesperado. Lo sostuvo en sus brazos, aún jadeando para evitar que se desplomara. Como un niño pequeño, Draco se aferró a Harry apretándole con fuerza, una fuerza que casi no le saca el aire pero, lo dejó ser... en ese momento el celular sonó. Era Sirius. ¡Coño con la costumbre de su padrino de llamar en los peores momentos! Contestó, era seguro que si no lo hacía, se aparecería en ese mismísimo lugar.

¿Harry?

— Estoy un poco ocupado... Sirius —Jadeo, al sentir de nuevo el apretón de Draco. Alejó el celular lo más que pudo y habló en un tono moderado, para evitar que fuese escuchado al otro lado del auricular—. Draco, suéltame un poco me vas a quebrar las costillas.

¿Harry? ¿Qué te pasa?

— ¡Estoy ocupado! ¿¡Qué pasa!? —Le jaló el cabello al rubio quien lo miró, aflojando el amarre.

¿Estás bien...? Escucha, no te molestes, pero... necesito que vengas a Inglaterra.

— ¿Por qué?

Narcisa murió... Sé que me dirás qué tú no tienes nada que ver allí, pero, Narcisa era sangre pura... y tú eres el último de los Potter's...

— ¡Draco! —Volvió a gemir. El rubio se había perdido en sí mismo mientras el Slytherin lo sofocaba. Cerró los ojos, y volvió a jalarle el cabello. Draco lo agarró por los brazos y lo tiró al piso, el teléfono salió volando con Sirius todavía hablando—. ¡Eso duele! —Volvió a asustarse al ver de nuevo la mirada diabólica y metálica del rubio. Gimoteó... su magia le comenzó a advertir que se encontraba en peligro y que mataría al rubio de ser necesario, eso lo hizo caer en pánico. Su magia usualmente hacía lo que le daba la gana ¡Por suerte ahora podía escucharla!

— Potter. Tú eres mi testigo, te lo juro, bajo la mirada de mis antepasados y mi futura descendencia. ¡No me moriré hasta que no vea a ese maldito media sangre, ahogándose en su propia propia inmundicia! —¿Voldemort había matado a Narcisa? Eso no le cabía de ninguna manera en la cabeza...

— Mal... Maf... mi magia está a punto de atacarte... ¡suéltame! —Draco vio el rayo rojo que comenzó a salir del pecho del moreno y se alejó enfrentándole, los dos rayos colapsaron rojo y plateado; volviéndose una marejada de humo y arena. Harry tosió tratando de evitar las partículas en su boca y nariz. Vio al rubio desde el piso cuando todo estuvo más o menos despejado.

— ¡¿ME OYEN!? ¡LO MATARÉ ASÍ TENGA QUE PERDER MI PROPIA VIDA EN ELLO! —Soltó la barrera de invisibilidad, ya no podía más.

19

— ¡Estoy bien! ¡DÉJENME EN PAZ! —Harry en la habitación de hotel, lanzando el teléfono y mirando a Malfoy de mala manera. Luego de desmayarse el rubio le había traído de vuelta, y le había curado alguno de los moretones que él mismo le había causado. El ojiverde se dejó caer en la cama, estresado. Observó a Malfoy mirando sus manos perdido. Tenía los ojos rojos e hinchados... unas ojeras verdosas se le avistaban en la piel cetrina. Se veía acabado... jamás se había imaginado que Draco estuviese tan apegado a su madre, pero, ¡que tonto! ¡Era su madre después de todo!—. ¿Tú estás bien? —Preguntó en un murmullo. El rubio sólo gruñó y volvió a esconderse en sus manos. Ya estaba asqueado de llorar, había estado tres días llorando, antes de volverse loco y querer destruir el mundo a su paso... ¡Jamás pensó que iba a agradecerle alguna vez a Potter que estuviese rondando por allí! Uno segundos más y algún agente del ministerio hubiese llegado a amonestarlo severamente—. Tienes que hablar... sino... vas a terminar como hace un rato...

— ¡Si ya estás bien entonces me voy! ¡No sé por qué te importa!

— ¡Te voy a volver a cachetear y esta vez te volaré los dientes si me vuelves a decir que no me importa! ¡Yo también perdí a mis padres! ¡A LOS DOS! ¿¡CREES QUE SOY COMO TÚ!? —Draco enmudeció. Se le había olvidado aquel detalle, posiblemente Potter estaba más afectado que él mismo.

20

— Vamos a un velorio, no puedes ir vestido de blanco... —Le gruñó Sirius al verlo.

— Tengo permiso de uno de los dolientes para ir vestido de blanco —Le respondió de la misma manera... Malfoy le había pedido por favor, no fuese al funeral vestido de negro. Su madre odiaba el negro...

Cuando llegaron a la Mansión Malfoy, que era dónde Narcisa iba a ser cremada y contenida... se sorprendió al ver que todos los Weasley estaban allí. ¿Hermione? Pasó la vista. Rabastan, Lestrange (esposo, Bellatrix no se veía por ningún lugar). Muchos más mortífagos que había visto en sus delirios con Voldemort... vio a Draco. ¡Estaba vestido de negro! Eso no lo entendió. En cambio Lucius estaba de blanco... completamente. Los dos estaban allí con sus caras neutras aceptando los duelos y pésames, era impresionante el auto control que presentaban, especialmente a sus ojos que habían visto a Draco estar a punto de acabar su vida, en aquella locura mágica. Un escalofrío le recorrió al recordar aquellos ojos lunáticos y desquiciados. Voldemort tenía una mirada parecida, pero, sabía lo que estaba haciendo y podía parar en el momento que le pareciera más oportuno. Malfoy no. El Príncipe Slytherin sólo barrería cualquier cosa que se interpusiera en su paso...

Todavía resonaban las palabras en su cabeza. Había jurado bajo su linaje, utilizándolo de testigo. No descansar hasta ver a Voldemort muerto. ¿Eso los convertía en aliados? Le dolió en el fondo del pecho, el hecho de que Draco no pudiera llorarle a su querida madre, bajo la mirada atenta de todos eso buitres. Se sintió asqueado...

— Harry... —El moreno dirigió su mortificada vista a su padrino.

— Tienes que ir a darle el pésame a los Malfoy... no te preocupes, estamos en tregua, créeme, cualquiera que intente algo, será condenado por la misma magia... —Harry asintió. Se mordió el labio... no estaba seguro de mediar palabra sin llorar. Las emociones de Malfoy cuando estaban en la habitación le partían en dos. Parecía que algo los había interconectado. Tendría que preguntarle a Hermione que exactamente pasaba cuando se hacía un juramento mágico de ese tipo.

— Lucius... Narcisa siempre fue una mujer excepcional, dedicada a su trabajo y a su hogar y tengo constancias que fue una madre excelente... —Escuchó Harry que Dumbledore decía, los vio estrechar las manos—. Mis más sinceros pésames por tu Gran pérdida, Draco. Espero que este suceso no opaque tu corazón —El rubio solamente asintió—. Cuando se sientan preparados para decir el último adiós, por favor, comuníquenmelo... ¡Oh! ¡Harry! Hijo... es una lástima reencontrarnos en esta penosa situación...

— Am... —Murmuró, ya sintiendo el nudo en la garganta, Lucius lo miró, arrugando el ceño. Potter parecía un doliente también, ¿Qué le pasaba? Miró a su hijo, quien seguía prestándole atención a su madre muerta—. Ummm... —Se restregó los ojos, evitando que las lágrimas comenzaran a bajar—. Em... no hay palabra que pueda decir —La voz le tembló—.Lo siento... —Todo el mundo vio como Harry daba un paso hacia adelante y abrazaba al rubio quién casi no se cae del susto—. Yo lloraré por ti, Malfoy, yo derramaré esas lágrimas que no puedes derramar bajo las miradas de esta manada de buitres... Lo siento, Malfoy, de verdad lo siento... —Todo aquello lo había dicho en el oído y lo más bajo que pudo. Lo apretó tratando de transmitirle un calor que seguramente ninguno de los dos sentía. Y salió disparado de allí, antes de que los trataran de hechizar o llevárselos a St. Mugo.

21

La ceremonia fue hermosa. Dumbledore la precedía, vestido con una túnica negra y por primera vez, luego de su conversación con el mar de recuerdos, pudo ver la tristeza y la desesperación en los ojos azules del anciano que siempre estaban cubiertos por unos graciosos lentes de media luna. Como le había prometido a Malfoy, había dejado que sus lágrimas bajaran silenciosas. Su mirada se cruzó con la de su mentor, casi su abuelo, quién le sonrió apacible, para seguir hablando...

— ¿Qué hacen? —Preguntó a Sirius, sorbiendo. Su padrino le puso un pañuelo en la nariz y le dijo que soplara como si tuviera cinco años. Eso hizo, el animago le limpió un poco y luego de guardarse de nuevo el pañuelo, respondió:

— Van a cantar...

— ¿Cómo?

— Es el último adiós. Todas las persona que quieran, pueden cantar y prestar su energía para que Lucius y Draco reciban las últimas palabras de Narcisa..., mientras la creman... —Sabía que no le debía haber respondido. Harry se había levantado, así que se fue detrás de él.

— ¡Tonks! —Saludó sorprendido el ojiverde, al tener a la metamórfaga, al lado—. ¿Andrómeda Black?

— ¡Hola, Harry! —Le devolvió Tonks, con un color de cabello negro al igual que sus ojos. Estaban vestidas de blanco, las dos.

— Mucho gusto, Harry.

— Mucho gusto, igual —Estrecharon manos—. Veo que tú también estás vestido de blanco.

— Tuve ayuda, parece que a la señora Malfoy no le gustaba mucho el negro —Andrómeda miró al hombre al lado de Harry. Entrecerró los ojos, ese hombre era muy parecido a Sirius, pero, Sirius estaba muerto..., había perecido en la sala de misterios en un ataque de Voldemort. Tonks y Harry se miraron, preocupados... Sirius tenía un encantamiento creado y lanzado por el mismo Harry (con ayuda de Dumbledore) que lo hacía tener el pelo rojo, y los ojos marrones, a la vista de todo aquel que no supiera que estaba vivo.

— ¿Te conozco? —Le preguntó su prima al animago. Pero no pudieron decir más nada, porque Dumbledore había retomado la palabra.

— Comencemos con el Último Adiós. ¿Alguno de los Malfoy será quién encienda el fuego? —Lucius fue quién dio un paso adelante, Draco no sería capaz de incinerarla...

— Bien, al coro... —Sonrió con triste tranquilidad—. ¿Quién creen que es la persona más poderosa de todo el grupo? —Todos los cantantes se comenzaron a mirar. Tonks y Sirius se miraron entre sí y luego miraron a Harry quien estaba mirando, distraído a Lucius, sin preocuparse por nada más, es más, dudaba que hubiese escuchado a Dumbledore. Sirius miró a Dumbledore quien suspiró—. Harry —Llamó el anciano resignado, asustando al joven. Todos comenzaron a hablar... Harry Potter dirigiría el último adiós de una Malfoy—. ¿Sabes que tienes que hacer? —El moreno negó—. Canta esto... espero que hayas prestado atención a esta clase de historia de la magia —Le dijo cómplice. El ojiverde se sonrojó completamente.

— ¡Mione! ¿Qué haces aquí? —Sirius estaba en shock. La mejor amiga de su ahijado había decidido incorporarse al coro de último momento.

— Si Harry va a propiciar el último adiós, entonces creo que mi deber es apoyarlo. Sabes, Ron no vino porque... simplemente no puede dejar su resentimiento hacia Malfoy... pero, igual... tengo pensado hablar seriamente con Harry ¡¿Qué está loco?!

— ¿Sólo tengo que cantar?

— Sí, no te preocupes, no tienes que cantar bien... —Eso volvió a hacer sonrojar al salvador del mundo mágico, quien se pegó la hoja a la cara. ¡¿Podría dejar de abochornarle!? ¡Estúpido viejo!—. Recuerden, dejen a Harry cantar sólo la primera estrofa. Lucius, a tu señal. Harry miró a Draco y Draco miró a Harry... habían muchas cosas acumuladas en la mirada del rubio... esperaba que no explotara antes de tiempo...— Puedes comenzar, hijo... —Dumbledore se retiró y Lucius se colocó al lado de su hijo, luego de haber realizado el acto más doloroso de su vida. Encenderle fuego a su esposa... el ojiverde tomó un hálito y sin dejar de mirar a Draco, trató de comenzar a cantar sin desafinar. Los oídos le pitaban de los nervios... quería que Malfoy tuviera la oportunidad que él no tuvo, que viera a su madre por última vez... sabía que eso no era posible, ellos simplemente escucharían su voz, si acaso. Pero, a él no le importaba dar su energía si aquello podía realizarse... ¡Mierda! ¡Hermione lo iba a matar! ¡Él debería estar aborreciendo a Malfoy! ¡No compadeciéndolo ni teniéndole empatía! Pero... luego de aquella noche, un nuevo Draco Malfoy se había desplegado ante sus ojos.

Escuchó a las voces entonar la marcha fúnebre, siguiéndole. Unos minutos después, todos se asustaron a lo ver a un rayo blanco rompiendo el cielo y una figura aparecía. ¡Era Narcisa Malfoy! Harry se sorprendió, era una mujer hermosa, estaba vestido con un sencillo vestido crema y el rubio cabello le caía suelto y libre.

— ¡Oh mi pobre hijo! —Comenzó la mujer—. Draco, mi vida. No olvides que te amo y no dejes que tu corazón se opaque por la venganza... aún tienes tanto que vivir —Suspiró. El heredero Malfoy había abierto los ojos a más no poder y se había quedado tieso. Parecía que si algo lo tocaba se rompería en pedazos. ¡¿Qué estaba sucediendo?!—. Vive Draco, no por mí o por tu padre o por tu venganza. Vive por... algo más lindo... el amor, tus futuros hijos... no importa que camino o decisión tomes Draco, yo JAMÁS me sentiré decepcionada de ti. Estoy seguro que Lucius tampoco... y no te preocupes, estoy en un hermoso lugar lleno de blanco, soleado y pacífico... así que, no te preocupes por nada más... —El rubio sintió una caricia que más parecía el viento cuando los labios de su madre tocaron su mejilla—. Lucius... gracias. Gracias por hacerme ese último favor. Estás en todo tu derecho de ahora formar una familia de verdad... Draco y tú se apoyarán siempre, yo lo sé, porque así son los Malfoy... y siempre serás mi mejor amigo y el padre de mi hijo —Lucius sintió lo mismo cuando Narcisa besó su mejilla. La mujer se volteó asustando a Harry quien casi no se cae al trastabillar—. Jamás pensé que estas palabras iban a salir de mi boca. Gracias, Potter. Ese estúpido corazón tuyo te llevará por caminos escabrosos, pero, esta acción que has hecho hoy, no la olvidaré nunca. El que me hayas permitido hablar con mi familia por última vez es más de lo que merezco... —El moreno se escudó con todo y hoja, asustado, cuando Narcisa se acercó. ¡Lo estaba abrazando! ¡Oh Dios! ¡La mamá de Malfoy lo estaba abrazando!

Harry soltó la hoja todo tembloroso y asustado, cuando la mamá de Malfoy se había convertido en un pequeño pájaro de luz pero, antes de que pudiera hacer algo, esta alzó el vuelo perdiéndose en el horizonte. La cara de Sirius, Hermione y Ron, eran para venderlos como un momento kodak...

De repente, el Gryffindor, comenzó a sentir que el mundo le daba vueltas y los Malfoy se habían multiplicado varias veces. Cerró los ojos y se dejó caer en la oscuridad...

Draco fue más rápido que Sirius al llegar y sostuvo al moreno antes de que pegara contra el piso. Miró a Dumbledore... y de repente todo cayó en un extraño caos...

22

— Sirius, ya bájalo... lo llevas cargado por una hora —Le exgió Tonks, por enésima vez. Sirius no había dejado que nadie tocara a Harry y se lo había, básicamente arrebatado al menor de los rubios. Tenía cargándole por una hora y casi ya no podía con el peso, pero, por James, que en paz descansase que no lo iba a soltar... Dumbledore había calmado a la multitud, diciendo que Harry había utilizado demasiada magia y ahora necesitaba descansar...

— ¡Tonks tiene razón! Mira como te tiemblan los brazos! —Le regañó Hermione.

— Mi madre dice que o sueltas a Harry o Bill y Charlie te lo quitan a la fuerza —Llegó Ron de vocero. Sirius le fulminó con la mirada—. ¡Oye! ¡No te enfades con el mensajero! —Todos vieron que Harry se removía con dificultad. Sirius vio sus ojos verdes, cristalinos, semi-abrirse.

— ¿Qué pasó?

— Te desmayaste, y que sepas que tenemos una conversación, jovencito.

Harry le había pedido a Sirius que lo bajara y éste, por fin había respondido a las súplicas de todos.

23

Remus había llegado luego de la celebración del funeral, luego del paquete de dificultades que había tenido para llegar allí. Observó que Andrómeda Black y Tonks, estaban mirando de vez en cuando a un lugar en particular, que era donde se encontraba Harry, debía haberlo imaginado. Su cachorro se encontraba hablando, demasiado serios para ser ellos, con Hermione y Ron. El de ojos verdes fruncía el ceño de vez en cuando y cada vez que se preparaba para abrir la boca, la prefecta de Gryffindor le detenía, gruñéndole.

Uno de los dolientes (el más pequeño de los Malfoy), se encontraba hablando con la mirada apagada y los hombros ligeramente encorvados. Parecía que la muerte de Narcisa había sido un duro golpe para la familia principal de los Malfoy. Lucius… miró el cielo, luego de verlo. No quería ni siquiera dirigirle la palabra. Malfoy le había hecho la vida imposible en el colegio, burlándose y denigrándole. Especialmente luego de que Snape le contara a su inseparable amigo que Los Merodeadores habían intentado matarle y que él, era un licántropo. Lucius jamás había soltado la lengua, gracias a James y Sirius, a quienes poco les faltó para utilizar la cruciactus en su contra. Torció una mueca… tenía que hacerlo. Desde que su padre había muerto, él se había convertido en el último Lupin que existía (desheredado y todo como estaba). Pero, igual el último… y él tampoco quería volver a esa estúpida familia que lo había dejado en la calle por un error que ni siquiera era suyo.

Caminó como si se dirigiera al mismísimo infierno. Hasta donde estaba Malfoy Padre, con su mirada altiva. No pasó mucho cuando se vio pisando el mismo espacio que el rubio. ¿Aquel hombre jamás cambiaría? ¿Es que acaso jamás le saldrían arrugas? ¡Se preguntaba si Malfoy era igual que Sirius y pasaba horas limpiado su piel de impurezas, cualquiera de ellas, granos, desnivelaciones, arrugas, manchas, pelitos, cualquier cosa que les quitara perfección! Sus miradas se encontraron…

— Lucius…

— Lupin…

— Lamento no haber podido estar para el Último Adiós de tu esposa pero, tuve un largo camino que recorrer. Mis más sentidos pésames… por lo que Sirius comentaba de Narcisa, no era tan mala… es una lástima que tu hijo se haya quedado sin madre tan temprano. Bueno, no hago más aquí. El contrato mágico está cumplido…

— Lupin —Saludó de mala gana, Snape.

— Severus…

— ¡Moony! ¡Siglos y milenios sin verte! —Saludó recuperando toda su alegría y buen humor cumpliendo su papel de arribista para con Remus.

— Sirius, compórtate… y me viste el día que decidiste raptarme de mi trabajo y fuimos a la playa con Harry…

— ¡Eres igual a mi madre! —Remus le metió una colleja.

— Siento esta actuación inapropiada de Sirius. De nuevo mis condolencias, Malfoy. Severus, nos vemos en septiembre.

— ¡Rem! ¡Mi oreja! —Se quejó al ser jalado por su precioso miembro.

— ¿Por cierto, Ron, Hermione y Harry, estaban discutiendo?

— Más o menos…

— ¿Qué pasó? —Lucius y Severus le prestaron atención a los últimos merodeadores.

— Creo que no les hizo mucha gracia lo que hizo por los Malfoy hoy…

— ¿Qué hizo?

— ¡Fue impresionante Remus! Harry decidió meterse en el coro del último adiós. ¡Le tocó dirigir! ¡Fue magnífico! Harry sacó la voz genial de James… al principio fue terrorífico ¡Narcisa en carne y huesos… o, más o menos… ¡Se apareció! ¡¿Puedes creerlo?!

— ¿Cómo va eso? ¿Qué Harry llamó a un espíritu de la muerte, así como así?

— No sólo un espíritu… a Narcisa le faltó poco para tener materia.

— ¡Dios! ¿Está bien, verdad? ¡¿El cachorro está bien?! ¡Con razón no podía estarme quieto cuando venía!

— Harry está bien, estuvo desmayado por al menos una hora, pero, ya está bien… creo…

— Potter es el alfa del licántropo —Le explicó Severus, ante la mirada de interrogación de Lucius.

— ¿Lupin mordió a Potter?

— ¿Qué te pasa, Lucius? ¡Lupin se suicidaría si eso sucediera algún día, te lo aseguro! No sé, pero, tienen la misma relación…

Lucius miró al licano… no había cambiado demasiado…, ni siquiera el rostro cansado y algo demacrado. Sin embargo, el jodido merodeador (el cual, a su parecer) siempre había sido el más hermoso de todos. Miró a Sirius a su lado. Había que admitir que Black era arrollador, pero, siempre veía esa misma presencia que él mismo poseía. Sacaba ventaja de ella y no se molestaba en ocultarlo… era igual de corrupto que su persona. James… sí, también, en realidad, todos los merodeadores eran igual de bellos, tal vez Peter era el que menos llamaba la atención, sin embargo, al ser ligeramente rubio y de ojos castaños claros, con una carita de bebé, no se quedaba muy por detrás de todos ellos. Inclusive, cuando la Sangre sucia de Evans se unió al grupo seguían siendo igual de atractivos. Aquella pelirroja de fuego, natural, de únicos ojos verdes, y un buen cuerpo y su estilo natural, sólo ayudó a que más gente conociera y venerara a los estúpidos Gryffindor.

Hizo a su vista viajar hacia donde estaba Draco, dejando que Severus se encargara de despachar a los indeseados. Su cabeza no estaba para estratagemas diplomáticas ni mucho menos. Jamás amó a Narcisa, pero, siempre había sido su amiga y confidente y le había dado al tesoro más grande que alguna vez pudiera guardar en sus cámaras de Gringotts, a su único Hijo. Suspiró mortificado, Estaba seguro que se había enterado de que el único culpable que quedaba vivo, de la muerte de Narcisa era el mismísimo Lord oscuro. Luego de ver su cuerpo, se había encerrado en su cuarto, sin comer ni dormir ni hacer nada. Si algún elfo se acercaba al cuarto lo comenzaba a maldecir, por suerte no había logrado matar a ninguno.

Al tercer día, salió corriendo de la mansión, antes de que Severus o Él pudieran hacer algo. Casi no se devana los sesos, en sus dos días de desaparición. Especialmente hubo unas horas en la que su vida, no era más que un recuerdo, en esos momentos, Severus también había entrado en crisis, comenzando a llamar a cuanta autoridad existía para que buscaran a su ahijado… para el parco profesor de pociones, Draco era su hijo, él hijo que jamás pudo tener. Lucius siempre le dijo a Severus que Lily Evans (posteriormente, de Potter) sería de uno de los líder de los merodeadores… Potter no se rendiría y la pelirroja simplemente lo estimaba como amigo.

Un rato después, todo cesó… no pudieron decir que había sido, pero, todas las vitales de Draco habían regresado a la normalidad y se encontraba fuera de todo peligro. Regresó unas pocas horas después de eso completamente reventado y a punto de desmayarse. Temiendo lo peor, Severus realizó un chequeo completo, no había cometido ninguna locura, simplemente sus poderes estaban rayando en lo inexistente. Cuando había despertado y habían tratado de interrogarlo, su joven heredero cerró a cal y canto su mente y sus labios. Solo pudieron agradecer de todo corazón a quién había salvado a Draco, Severus dijo que alguien había estado conteniéndolo de manera peligrosa para cualquiera de las dos vidas.

Dirigió su vista a Harry Potter. El niño que vivió, el salvador mágico, el chico dorado, el pilar mágico… observó como una de sus sobrinas corría y chocaba con el ojiverde y lo tumbaba, causando risas en sus amigos. La sangre sucia de Granger y el pobretón de Weasley. Potter seguro iba a hacer algo en contra de ella. Se sorprendió cuando Severus lo retuvo sorprendiéndole… si Potter llegaba a hacerle algo a su sobrina favorita el Dark Lord se quedaría sin Potter que asesinar. Prestó atención a lo que seguía.

— Hola pequeña hermosa rubia… ¿estás bien? —Potter había cachado a la bebé, evitándole que se lastimara.

— Sí, gracias.

— Me alegro. ¿Te duele algo?

— Noup. Gracias a que me atrapaste, no tengo nada ¿Tú estás bien, persona también hermosa de ojos verdes?

— ¡Eso! —Se burló el resto del trío de oro. La bebé y Harry les miraron para sepultarlos justo al lado de Narcisa.

— Que miedo, Potter y la bebé Malfoy…

— Ron, ¿Por qué no vas a…?

— ¡Harry! Hay niños presentes… —Le reprendió la prefecta. Harry decidió fulminar de nuevo a Ron y levantarse.

— Soy Sofía, Sofía Malfoy, mucho gusto ¿Tú eres Harry?

— Sí, mucho gusto por aquí también, ahora… ¿Por qué no tratas de tener cuidado? No queremos más accidentes… ¿Vale?

— ¿Y no puedo correr? —Preguntó con infantil asombro un poco disgustada.

— Nadie dice que no puedes correr —Le respondió, con un instinto paternal innato, tocándole la nariz—. Sólo que, antes de hacerlo, veas hacia donde vas, no vaya a ser que te lleves al profesor Snape por el medio y no sobrevivas para contarlo —Ahora era Lucius quien sostenida de lo más entretenido a Severus quien tenía planeado lo mismo que él, hace algunos minutos atrás. Inclusive Draco estaba riéndose, mirándoles con una sonrisa burlona.

— ¡Ah! —Chilló asustada—. ¡No! ¿¡Tío Severus?!

— Nadie quiere eso ¿Verdad?

— ¡No! Si uno se le acerca demasiado a tío Severus, gruñe… —Tuvo que morderse los labios para evitar reír. La bajó.

— Entonces ten cuidado, preciosa.

— Adiós, Harry —El Golden Boy se despidió de la niña con una sonrisa, mientras movía la mano.

— Ahora, sí. Puedes irte a la mierda, Ronald.

— Oh… que miedo… —Se volvió a burlar Ron. Harry.

— Ron… —Todos se percataron de la sonrisa maliciosa que había puesto el moreno en sus labios—. Veo una telaraña muy cerca de ti… —Le insinuó, moviendo la varita—. Y creo que mi amiga Aragot te quiere hacer una visita —Ron blanqueó por completo y salió corriendo a esconderse con su madre, como siempre hacía. Hermione le pegó en el brazo.

— Él empezó…

— A ti nadie te anda amenazando con dementores…

— Malfoy lo hace —Le hizo saber señalándole con la varita.

— ¡Es Malfoy! Estoy segura que si te enteraras que hace pitar a Malfoy no lo dejarías en paz.

— Oh Hermy… hieres mis sentimientos. Yo jamás haría algo como eso…

— ¡Si claro! —Masculló yéndose de allí.

TBC


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