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La estrella errada por Cinder

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Notas del fanfic:

Quien iba a decir xDDD que... un año después de escribir esto me sentiría taaan identificada con Kanon y Shaka en esta historia. Es sin duda... una de las que mas llevan esencia de lo que soy.

Dividido en dos capitulos, por cuestiones de tamaño... 

Notas del capitulo: Parte uno de dos

 

 

            Un nuevo comienzo… como si realmente eso existiera. El viento soplaba inhóspito y polvoroso, sacudiendo sus cabellos, la arena se pegaba a su piel sudorosa. Se tallo la frente, sinceramente… detestaba el santuario y siempre había soñado con verlo reducido a escombros. Su sueño parecía realizado y eso solo aumentaba la desolación del panorama.

 

            ¿Segunda oportunidad? Su mirada se dirigió a la entrada que llevaba al santuario… o la “salida” todo dependía de quien la observara en cada cual. Para Kanon, eran ya solo un montón de rocas convenientemente señaladas como para guiar a todo aquel que decidiese traspasar los limites que le pertenecían a Athena. Aunque, durante demasiado tiempo aquel pasaje significo su única esperanza para ser libre… cuando aun creía en la libertad.

 

            Aquellos pilares ya no significaban nada para él, ya estaba resignado a llevar las alas recortadas y había dejado de soñar con los amplios horizontes que jamás lograría recorrer. Estaba enfadado de tironear de sus grilletes y estrellar su cuerpo contra las rejas… en esta ocasión metafóricamente… porque él sabía mejor que nadie como el frió metal aprisionando el cuerpo dan animo para seguir elevando el alma en busca de la genuina libertad. Cerró los ojos y negó lentamente con la cabeza…  

 

No importaba cuanto tratara de olvidarlo, llevaba marcado como a fuego y hierro como había sido arrastrado al interior del santuario junto con Saga, nunca dejaría de creer que Shion destruyo sus vidas para formar con ellas un nuevo collage, uno de matices inclementes que al final de cuentas… solo conformaron un nuevo panorama.

 

Suspiro enfadado, pateo unos guijarros y estuvo a punto de retroceder un paso al darse cuanta de que Saga lo observaba, no sabía desde cuando, solo que ahora estaba ahí, en silencio, observándole a trabes del arco de piedra, con aquel aire severo.

 

–¿En que piensas?

–En la primera vez que llegamos aquí… ¿nunca te preguntaste que seria de nosotros si jamás hubiésemos pisado el santuario?

–Deje de hacerlo hace mucho, mucho tiempo.

–Una familia quizás… algunos niños…

–No Kanon… no pienses en esas cosas…

 

            Lastiman…     

 

–Nacimos bajo la estrella herrada…

 

            Saga frunció el seño. ¿estrella herrada? Quizás… quizás, todo dependía del lado del cristal por el que se viera.

 

–No discutiremos esto de nuevo.

 

Siguió de largo, Kanon no hizo nada por detenerlo.

 

–Tienes razón… no hay que volver a las sombras.

 

            No… no eran sombras, ni luz, debajo de los parpados no existe tal cosa… eran solo perspectivas. Se volvió sin rumbo fijo, aunque se detuvo con lentitud sobre la roca que señalaba el signo de Aries, la primera casa del zodiaco. Acaricio lentamente aquellas muescas sobre la roca… le hacia pensar en Mu y con respecto al caballero de cabellos lilas, no sabía que debía sentir, aunque lo que acudió a el fueron unas horrendas nauseas, escupió cerca de aquella roca.

 

            Lo detestaba… sin razón, por simples celos, por saber que el caballero de Aries estaba más cerca de su hermano y que este de tener que escoger entre ambos… a él lo arrojaría a una fría celda en espera de la muerte. Le había echo demasiado daño, él más que Saga… ¿Y quien gozo la miel resultante de todas sus fechorías?

 

            Shaka de Virgo…

 

            Ese maldito… con el retorcido don de siempre salir bien librado y no solo eso, cubierto de gloria… oh si, lo feliz que debía sentirse en ese momento, eran pocos los que conocían la verdadera naturaleza siniestra del caballero de virgo y aquella fortuna de sacar partido de todo el mal que lo rodeaba. Quiso gritar de rabia… sin saber a lo que lo llevaría sus vagabundeos… se quedo en una pieza… ahí estaban como encarnados de sus pesadillas… Shaka y Mu… el caballero de virgo aspirando el aroma de sus cabellos, antes de que el ariano tomase su mano y besara sus dedos, antes de ir a sus labios.

 

            Recordando también, que la única persona capaz de hacerle un daño, era él… y que jamás tendría el valor de acabar con su mundo de mentiras…

 

            Y ahí estaba la venganza de Shaka… totalmente consumada al atrapar al ariano en la estreches de sus caderas… arrancándole a Saga aquello que abandono al ahogarse en su mundo de locura y separándose a si mismo del único hombre al que amo de manera insana, hasta que se ahogo en su propio mundo de veneno… y se quedo ahí, como una asura que se alimentaba de la demencia de Saga… hasta que todo aquel mundo se derrumbo y tuvo que virar a un nuevo panorama, entregando su esencia al mejor postor…

 

            Con su espíritu de ramera… tenso los puños… podría gritarle e frente, encararlo y condenarlo… condenar a Mu con él… lapidarlo en aquel mundo de soledad que el ariano detestaba y Saga le había orillado… hasta terminar exiliado en montañas de silencio y dolor. Porque al parecer, a pesar de todo, Mu solo le conocía un par de rayas al tigre, por eso era capaz de perdonar y pretender que todo estaba olvidado… no sabía hasta que punto le habían devorado el alma.

 

            Kanon se alejo de ahí en silencio… sintiéndose una alimaña que se retira a un agujero a lamerse las heridas, como un gato que hacia que sus heridas supuraran, sin permitirles sanar… recordado sin querer la primera vez que encaro directamente a Shaka… con ambas mejillas arreboladas. Shion lo había abofeteado.

 

            Shion… Shion siempre fue su pesadilla, y comprendió demasiado tarde como aquel hombre vendría a ser el antagónico del rubio, con Shion, Shaka no hubiese logrado sobresalir del resto de los caballeros del modo que lo hizo bajo el amparo de Saga.

 

            Lastima que Saga lo matase… aunque para aquel entonces nada tenia sentido… recordaba a Shion como una pesadilla que surgió en una noche de desamparo después del suicidio de su madre... Shion le dijo que su madre estaba enferma, la gente le gritaba que estaba loca… y él sabía que ella estaba en lo correcto, vaticino que un ser inhumano le arrancaría a sus hijos y cuando el peliverde apareció, ella trato de evitarlo, trato de matar a sus gemelos para después suicidarse… Shion evito que ellos salieran lastimados… o mejor dicho, que Saga saliese lastimado, Kanon sobrevivió porque su destino aun le tenia tareas preparadas, el mayor no hizo nada para detener a su madre… no le abandono a su suerte solo por un retorcido sentido de la piedad, enredándolos a ambos en su mundo, como todo aquello sonaba cruel, Shion lo negaba, argumentando que no era él quien había decidido que su madre muriese aquella noche y trato de imponer su verdad… que el destino era inexorable y todos éramos solo herramientas, y que todo sucedía del modo en el que estaba predeterminado, de un modo exacto como un reloj… para luego contradecirse al programar a sus caballeros a luchar en contra del destino.

 

            Kanon jamás dejo de culpar a Shion por lo sucedido aquella noche fatídica.

 

            Una mano se poso en su hombro buscando sorprenderle, la tomo casi por reflejo presionándola entre sus dedos.

 

–Duele…

–Milo… no…

 

            … vuelvas a hacer eso…

 

            ¿Por qué tenia que destemplarse ahora? Sobre el hombro de Milo que guardo un silencio nervioso… pero lo prefería a él que flaquear frente algún otro caballero… Escorpio no lo conocía… no sabía hasta que punto podía arrastrarlo a su perdición… se despidió de él, dejándolo ahí, sin saber como deberla reaccionar.

 

–Soy tu amigo… Kanon...

 

            Cierto… la era siniestra había terminado, ya podía confiar en las personas… aunque sentía que en el fondo, había perdido la capacidad de hacer eso.  

 

            La noche se trago el día… y el sueño lo arranco del mundo real para zambullirlo en la irrealidad, en aquel mundo en el que reinan sus pesadillas con sus rostros descarnados y sus largas garras prestas para atraparlo y al menos ahí… devorarle… ahí donde sus placeres vedados le esperaban para, una efímera noche de fantasía deleitarlo con su calida miel y su irresistible melodía…

 

            Para al despertar encontrarse solo con algunos fragmentos que al paso de los días olvidaría…

 

            Esa noche había soñado tener a Shaka entre sus brazos, poseer su cuerpo  como la vez primera, frente al loto de piedra, y el el filo de la puerta, frente a ellos, Mu, aquel niño pelimorado que le arranco lo que más amaba en ese mundo… a su hermano, y ahora tenia a su disposición el cuerpo de Shaka… no así su alma, si Mu supiera… lloraría, sufriría de aquel modo sincero, del niño-santo que los observo dentro de sus sueños, a ellos, par de pecadores.

 

            Jamás borraría de su memoria la primera vez que arrancaron del lado de su hermano, porque de un modo u otro… Saga olvido casi en su totalidad quien era o quien fue antes de llegar al santuario, anestesio la falta de su otra mitad con la compañía de Mu y Aioros.

 

            Shion había ido a buscarlos personalmente, guiado por las estrellas que le anunciaban un funesto final para su futuro caballero de géminis, quien debía buscarles, se encontraba precisamente en esa misión, pero, el patriarca había herrado en sus cálculos, por lo cual, se encontraba lejos, el lemuriano al saber su error, quizás considero que debía corregirlo personalmente, le delego el cuidado de los gemelos, o mejor dicho, de Saga a uno de los capataces, hasta que el encargado de cuidarlo y entrenarlo hasta que se ordenase caballero volviese, sin darle instrucciones, solo un:

 

–Alimentales y dales u lugar donde dormir.

 

            Saga se encontraba ausente, distante, llegar al santuario, vivir en él, ordenarse caballero y morir por Athena era lo que estaba destinado a ser, vida a vida… Kanon no… él se aferraba a su libertad, a correr en dirección al mar, había nacido bajo la estrella del dios de los mares y cohabitar con sus enemigos de tantas vidas atrás, era algo que no podía tolerar, aunque todo eso aun no lo asimilaba y desconocía, solo sentía arder en su cuerpo un aire de libertad y andar sin detenerse con rumbo a su destino.

 

            Más el guardián que se les asigno, no le permitió alejarse y lo alzo del suelo mientras chillaba y pataleaba, tratando de tranquilizarlo hablándole sobre Athena y el destino que les aguardaba, cosa que en lugar de tranquilizarlo aceleraba su adrenalina, logro morderlo y liberarse, corrió a su hermano, sacudiéndolo, antes de tomarlo de brazo para tirar de él, no se marcharía solo… Saga se dejo guiar mansamente.

 

            El guardia los detuvo, y ambos gemelos cayeron al suelo uno sobre el otro, tirando al hombretón también, que sujeto a cada gemelo con una mano, Kanon mecánicamente, tomo una afilada roca que encontró a su alcance y lo golpe en la cara, sintiendo rápidamente la tibia y espesa sangre resbalar a borbotones salpicándolos a los tres.

 

            Le había herido un ojo… no era cualidad de aquel hombre ser paciente, y en una situación así, Kanon dudaba que alguien conservara la paciencia, a él lo tomo del brazo estrellándolo contra el suelo, todo se fue obscureciendo a su alrededor… supo después que aquel hombre se había confundido al castigar al gemelo equivocado, azotando a Saga hasta la inconciencia para después encerrarlos a los dos en un estrecho cuarto oscuro y asfixiante. Cuando despertó de aquellas pesadillas en las que escuchaba los gritos de su hermano y sentía el lacerante fuego de la tira de cuero sobre su cuerpo, Saga ya estaba a su lado, inmóvil, afiebrado. Golpeo la puerta gritando por ayuda…

 

            Recordar todo aquello lo hacia sacudir levemente la cabeza y apretar los labios.

 

            No sabía que hacer… no tenia nada con que aliviar el dolor de su gemelo, busco en vano algo que lo ayudase en aquel horrendo sitio, nada… el suelo era de tierra, y con un trozo de madera que tanteo sobre el suelo, comenzó a raspar la superficie hasta llegar a la frescura de la tierra. Pero el efecto fue insuficiente.

 

–¡Por favor! ¡ayuda a mi hermano! ¡has lo que quieras conmigo! ¡pero ayúdalo a él!

 

            Nadie le contestaba, y por más que golpeara la madera, no cedía, una eternidad después alguien abrió la puerta, era el mismo hombre, con el ceño fruncido, Kanon retrocedió, asustado y sumiso, casi quiso gritar cuando la luz le mostró el estado en que se encontraba Saga.

 

–Saga…

–Maldición…

 

            El tipo sabía que si aquel niño fallecía, el patriarca se pondría furioso, lo saco del cuarto para llevarlo a otro lugar… uno en el que se repuso, se encontró con su maestro y conoció a Mu y Aioros…  Kanon nunca supo a ciencia cierta a donde o que paso entonces con Saga, nunca habían hablado de eso, porque a él lo dejo en aquel mismo cuarto, encerrado, mientras gritaba y golpeaba la puerta gritando el nombre de su hermano.

 

            Cerro los ojos arrodillándose, el sudor, sus lagrimas lo habían llenado de lodo y el lodo se había secado formando costras que escocían, lloro con mas fuerza, sin tener mas lagrimas que derramar, en algún momento de su desesperación su cosmos despertó, realizando de manera inconsciente una de las técnicas que se encontraban guardadas en su memoria de sus vidas anteriores, trasportándose al mar…

 

Saga…

 

            Anduvo por la playa, perdido, era la primera vez que veía el mar y le parecía inmenso, dorado y plateado, el sonido de las olas lo tranquilizaban… lo llamaba… pero él debía encontrar a su hermano… no podía dejarse llevar. 

 

            Le dio la espalda al mar para volver al santuario a pesar de que detestaba aquel sitio y añoraba la mar. Si en aquel entonces hubiese seguido su destino, su corazón no se hubiese emponzoñado con la ira, la envidia, el odio, la venganza, ni su alma se hubiese curtido con todo el desprecio que le profesaron… jamás hubiese levantado en armas a las marinas y aun viviría en Atlantis, ajeno a todo el mal que habitaba en tierra seca y que nunca llego a corromper aquel sacro sitio hasta que él, corrupto y herido arribo al que siempre debió haber sido su hogar. 

 

            O quizás, puesto que Poseidon se mostró presto en darle auxilio a su sobrina cuando Athena y Hades se enfrentaron, hubiese guiado a las marinas para luchar al costado de los caballeros Atenienses en contra de los espectros…

 

            El lugar de que se matasen el uno al otro…

 

            Atlantis era su sitio… el único lugar en el que se sintió en casa, perteneciente a un lugar, y jamás sufrió tanto como cuando Sorrento lo encaro… más todas las cosas que sucedieron le hicieron anestesiar todos sus sentimiento que ahora querían brotar con una violencia casi convulsiva.

 

            Baian… Eo… Krishna… Isaac… Kaysha, a ellos jamás volvería a verlos… hasta la siguiente vida, en la que esperaba no cometer los mismos pecados que en esta… Sorrento estaba lejos, casi como si se hubiese mudado a otro planeta… y quizás aun lo odiaría, quizás no tanto como se odiaba a si mismo.

 

            Tanto le gritaron que era un ser despreciable que llego a creérselo… y la culpa fue de Mu... trago en seco, y la humedad escurrió por sus mejillas con la vista nublada y fija en el infinito… y la única joya que encontró entre todo ese fango…

 

            Solo fue una ilusión.

 

            Mentiras…

 

            Shaka…

 

            Se disculparía con Athena… el santuario no era su lugar, y no podría quedarse, y por otro lado, no tenia ningún otro lugar a donde ir… fue a la casa de virgo, necesitaba verlo… aunque sabía que hacerlo solo terminaría por herirlo más.

 

            Se detuvo ante el impávido templo vació que amenazaba con derrumbarse en cualquier momento…  era la primera vez que admiraba el templo de frente, tan acostumbrado a escurrirse por la puerta trasera sin ser notado, sonrió al recordar la primera vez que vio a Shaka, cuanto dolor traía ya pegado a la piel, el primer sentimiento que despertó en él fue una extraña sensación de melancolía… la primera impresión que tuvo de Shaka fue la decepción… avanzo al templo de Athena, ya nadie impedía el paso…

 

            Su atención volvió al mundo de los vivos cuando estuvo frente a la diosa a la que traiciono y que, le acogió de vuelta.

 

–Athena…

–…

–Perdón…

–Ya has suplicado más que suficiente por un perdón que ya te he dado.

–No soy más que un malagradecido… Athena… Athena… – de rodillas sin atreverse a mirarla. – No encuentro la paz… perdóneme… pero no puedo quedarme en el santuario.

–Kanon…

–No puedo…

–Te prohíbo abandonar el santuario… – hubo unos segundos de silencio en los que la diosa lo observo con fijeza, a él y su mirada escurridiza – Te irías de todos modos ¿no es verdad? No esta en ti la virtud de la obediencia… ¿A dónde irías Kanon? 

–…

–Dame un día más. Después te daré tu libertad…. No huyas Kanon, a donde quiera que vayas, te llevaras a ti mismo, yo sé que quieres huir de todos aquellos que saben que has existido para tratar de ser alguien más… pero no huirás de ti mismo. 

 

            Salio del templo de Athena, fue a sentarse sobre unas rocas, cerró los ojos, y su mente vago…

 

            Cuando volvió a santuario en busca de su hermano… no lo encontró, ni a nadie que pudiese darle razón de él, tanto que lo dio por muerto, ya no tuvo tanta suerte para volver a escapar del santuario, aquel truco que utilizo cuando estuvo encerrado no se repitió, y los guardias no lo dejaron poner un pie lejos del espacio dedicado a los aprendices sin maestro. 

 

            Muchos trataron de amenazarlo o imponerse sobre él, pero jamás lograron nada más que magulladuras y huesos rotos, él era muy superior a ellos de manera nata y llevaba hirviéndole en el pecho la muerte de su madre y la separación de su hermano, así como el haberlo arrancado de su hogar…

 

            Así supo que su hermano seguía con vida, pero en un lugar al que no podía acceder nadie que no fuese caballero o con la autorización del patriarca. Podría volverse caballero… pero la simple idea lo aterraba, su única esperanza para verlo era que Saga lo buscara, pero eso no sucedía… así que creía que su hermano estaba también encerrado, buscando algún momento, un pretexto para verle… pero no era así, Saga lo había olvidado y cuando escapaba de su maestro era para ver a Mu…

 

            Hasta que lo vio, acompañado de su maestro, iban de paso, corrió a su encontró, gritando su nombre, Saga se viro extrañado cuando escucho su nombre y separo los labios, casi incrédulo al ver a su hermano gemelo.

 

–¡Saga, hermano!

 

            Correr lo había dejado sin aliento casi ignoro la presencia del maestro de Saga y de otro de los aprendices a caballero dorado, sabía que algo no estaba bien, cuando trato de darle un abrazo y fue rechazado.

 

–¿Por qué no me dijiste que tenias un hermano?

–… no tengo…

–¿Eh? – Kanon sintió que su estomago se encogía, como si lo hubiesen estrellado contra una roca, la desesperación y el llanto se hicieron presentes como fiel sequito de Kanon. – ¡Hermano! ¡no digas esas cosas! ¡soy tu hermano! ¡soy tu gemelo!

–Eso se nota...

 

            El otro chiquillo se echo a reír, y fue cuando se fijo en él, y se dio cuenta que era extraño… Mu le pareció todo menos humano, de un modo aterrador… se parecía tanto a Shion. El maestro de Saga lo invito para que los acompañara, no recordaba el orden de las cosas con exactitud, solo que, algo estaba roto entre él y su hermano y antes de que aquella grieta sellase, Mu se había colado a ese lugar para evitar que eso sucediera. Quizás al principio, de un modo inocente, para mas tarde darse cuenta de que se encontraba atascado entre dos polos, y tratase de deshacerse totalmente de Kanon… Mu era posesivo de un modo peculiar. Todo o nada… 

 

            Primero busco tenerlo todo, después opto por la nada… quizás porque supo que en ese todo estaba envuelto un abrazo de espinas, pero al marcharse a Jamir, solamente Mu sabía cuanto se le había colado… Mu no había salido airoso, Kanon tampoco. Saga jamás le perteneció a ninguno de los dos, y cuando ambos estaban lejos, Shaka aspiro a poseerlo.

 

            Saga le pertenecía a su lado oscuro, a él mismo, a su otra mitad, era inalienable. Ajeno. Kanon no era su otra mitad, era solo su hermano.

 

            Kanon le mostró a Xesar, el maestro de Saga, todo su potencial, este había quedado maravillado… era imposible que hubiese dos caballeros de géminis… Shion le había dicho que esa generación seria la decisiva, que acompañaría a Athena, que así se lo revelaban las estrellas y su corazón.

 

De algún modo Xesar, pensó que Kanon era una extensión del cosmos de Saga y los entreno a ambos, aunque Shion se lo prohibiera, lo hizo en secreto, porque así estaba escrito en las estrellas, no había modo de que llegase a ser general en jefe de las marinas si no recibía un entrenamiento.

 

Y todo sucedía como estaba predestinado a ser, no importaba cuantas vueltas se le diera al asunto.

 

Claro que aquella complicidad término cuando Mu los delato, Kanon fue devuelto al territorio de los guerreros sin rango, sin explicaciones a las creencias de Xesar, aunque esta vez, ya era celebre, su leyenda corría por el santuario, y gracias a las ideas de Xesar, obtuvo respeto y algo de admiración de parte de algunos… pero aun así, ni el mismo Xesar podía dejar de sentirse desconfiado y alerta ante la presencia del menor de los gemelos. Era un enemigo del santuario… y eso no podía cambiarlo, pues lo desconocía y su mal carácter no lo ayudo. 

 

Aquellos tiempos de entrenamiento, había recuperado la amistad de su hermano, Saga creía lo mismo que su maestro, a veces recordaba algunas cosas de “su otra vida” antes del santuario y eso le bastaba a Kanon… aunque nunca fue suficiente, siempre tenia que compartirlo con Mu, Aioros… y el resto. No dejaba de sentir que había entre ambos un enorme muro, uno infranqueable.

 

Ya era un adolescente cuando apareció esa otra figura, aquel otro ente sediento que opaco toda la malicia que Mu le dedicaba, porque sabía perfectamente que el lemuriano era un ser cubierto de serenidad y amabilidad para todos… salvo con Kanon, sonreía frente a Saga, frente a todos… cuando este se daba la vuelta, su rostro se enmarcaba con una rígida rictus y un chispeante verde violento.

 

Esa otra figura era Shaka, apareció en el santuario ya luciendo su armadura dorada de virgo, y era ya costumbre de Shion que al llegar un nuevo caballero se presentase con una breve exposición de sus poderes, la idea era que de aquella pequeña muestra se crease una leyenda en torno de cada uno.

 

Generalmente funcionaba, con el rubio no fue la excepción. Recordaba tener algo parecido a un amigo, y su nombre era Gwent, nunca llego a extrañarlo, diera la impresión de que, aquel hombre fuera echado a este mundo y arrancando de él sin dejar a su paso penas o glorias. Le pidió sus ropas y su casco para enfrentarse a un caballero dorado y mostrar su valía

 

Sonrío de lado al recordarlo… cuando aun no creía en Athena, él pensaba que Athena era como los dioses que la gente común conocía… grandes entidades lejanas a las que no les importaba lo que sucediera en el mundo y este era manejado por sus representantes a su placer… a su entender la diosa solo era un símbolo. Jamás imagino un día conocer a una diosa encarnada.

 

            Algo que recordaba con claridad era el calor del coliseo, las nubes de arena casi incandescente que se levantaban inclementes, como sobre el piso la arena y el vapor flotaba dando la ilusión de que el suelo se encontraba liquido y el cabello de Shaka, dorado muerto, sin brillo, rociado de polvo y pegado a su cuerpo por arte y obra del sudor. Sus gestos estaban serenos, casi podría decirse: como si estuviera eternamente molesto por todas las cosas que aun no le habían sucedido.

 

            Estar en el centro del coliseo nunca es lo mismo que estar por fuera, de ahí, miles de ojos apuñalaban por todos los ángulos y las voces juzgaban… casi viajo en su mente a los tiempos de los romanos, de la vida o muerte dependiendo del Cesar… en ese caso de Shion… y sacudió un poco la cabeza, estaba nervioso… no… estaba excitado. Al verlo supo, que tendría que dejarlo atacar primero.

 

            El reflejo del sol sobre la armadura de virgo, le molestaban, aquellos destellos seguían ahí aun tras cerrar sus parpados. Aspiro el aire caliente y espeso a su alrededor, repitiéndose mentalmente que tendría que dejarlo atacar primero, no tenia ni la mas mínima idea de lo que era capas de hacer… y aquella faz casi andrógena, le recordaban a Mu… y Kanon sabía cuan efectivo era Mu en combate.

 

            No recordaba si Shion dijo algo, pero seguramente lo hizo, introducir a su joven guerreo en la gran familia de los caballeros de Athena… bla, bla… estaba demasiado pendiente del que seria su adversario, el cual, se decidió por mostrar su poder utilizando su capitulación del demonio, aunque se fue envolviendo en ilusiones perturbadoras, con los ojos cerrados…

 

            Y eso hubiese bastado, si no se hubiese enfrentado a Kanon y a cuatro guerreros, pero a ninguno de los dos les importo… el peliazul contrarresto aquel ataque con una explosión de galaxias.

Notas finales: En fin...

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