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Du Riechst So Gut... por Maki Sabaku nO rOck

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Notas del fanfic:

Bueno X3

Maki regresa minna!

Más feliz que nunca! **gira en su pequeño mundo GaaLeeLandia** XD

…ste fic, ya me carcomía las entrañas hacerlo, desde hace mucho XD y ayer me decidí, tardé alrrededor de siete-ocho horas Uu; pero estoy muy orgullosa porque es el primero más largo que he echo ^^...

Ojalá lo disfruten tanto como yo :D

Notas del capitulo:

Bueno; pongo la advertencia porque contiene etto -//-

No lemon explícito, pero un poco de ejem...

**huye apenada**

^//^

Este es el resultado de:

1: Amar el libro del perfume y a Grenouille **enloquecida** (MIO MIO MIO! XD)

2: Escuchar alrrededor de trecientas veces seguidas "Du Riechst So Gut" de Rammstein (La mejor canción del mundo xD)

3: Escuchar música gótica del tipo angizia, haggard, sopor aeternus, epica y demás XD (Love it! X//D)

^^; el fic fue basado en el video y la canción del mismo nombre; la canción no me pertenece, ni su letra; y Gaara y Lee, bueno, ellos de masashi kishimoto xD...

¡A disfrutar!

Du riechst so gut
Capítulo único: Un lienzo…

Allí iba él, cabalgando entre la negrura de esa preciosa y peligrosa noche…
Los hermosamente largos cabellos ondeaban debido al agitado viento provocado por la carrera que efectuaba, y sus negros ojos, cuyo brillo asimilaba una menguante luna, se encontraban angustiados; éstos, de cuando en cuando, viraban la mirada hacia atrás… Rojas vestimentas mecían el telaje y hacían parecer su hermoso saco, un pomposo vestido de doncella que quedaba perfectamente a su cuerpo frágil cual damisela…

 

¡La locura!

 

La rapidez del majestuoso caballo podía hacerle caer, el negro y gallardo ser parecía conducido por el mismo demonio, pues sus enloquecidas y fuertes patas pisaban las delgadas hojas otoñales esparcidas por el húmedo suelo quebrándolas justo en el momento…
Enfermo animal que parecía narcotizado con belladona…
Ojalá el joven Lee tuviera tan perspicaces sus sentidos, pues no alcanzaba a distinguir bien su destino; una gruesa manta de gris y pesada neblina bloqueaba su visión…No permitiendo, ver frente al puente, su posición…

 

La demencia es sólo un pequeño puente

 

El camino era largo; sin embargo, ahora su única preocupación era sanar una delicada herida, en la cual, sangre pura se desprendía poco más debajo de su pequeño oído; sin clase de decoro alguno o señales de pararse; ¿cómo poder estancar ese vital líquido que escurría por su perfecto cuello de cisne, y se desperdiciaba entre el escote de la clara y satinada camisa que sólo aireaba más pureza al chico? El sudor sobre la lesión ardía, tanto le molestaba, que no podía evitar quejarse de la nada…

 

Los extremos son el instinto y la razón

 

Revisó entre las bolsas de sus aparatosos ropajes y pudo encontrar un pequeño pañuelo bordado de abstractas figuras rojas, la tela parecían echa con hilos de estrellas en una refulgente noche… Sonrió inocentemente y aliviado, finalmente contendría su dolor…
El hechizo del ambiente fue testigo del cómo pasó incitantemente la prenda por su delicada y tierna piel, dejando un raspón pequeño por el fuerte roce…
Limpió su frente, aperlada por el fluido que corría en ella…

 

Voy detrás de ti, a un solo estribo…

 

Despreocupadamente lanzó el lienzo tras haberlo utilizado, y continuó con el trastornado trote sin alguna clase de reparo; su fase apesadumbrada se esfumó sólo un poco mientras se perdía entre los deshojados e interfectos árboles que parecían cerrarse conforme el animal corría… Tenía que darse prisa…
El distraído doncel no notó… Que alguien lo había estado persiguiendo…
Estaba muy emergido en su pensamiento…
¡Pero es que cómo prestar atención alrededor si casi estaba muriendo!

 

La luz del sol confunde mi espíritu, como un niño ciego que se arrastra…

 

Un pálido ser con piel más clara que la nieve y cabellos tan potentemente rojos cómo la sangre del joven, se asomó, saliendo súbitamente de entre esa confusión… Tembloroso y desesperado se agachó, y tomó el pañuelo entre sus largas y nauseabundas manos, cuando lo hubo agarrado, acercó el mismo a su rostro…
Expiraba sonoramente, recorriendo toda la longitud de la tela sin perder detalle de ésta. El aroma, como supuso… era excitante…
¡Tanto tiempo buscando esto y había llegado! De la nada, el hermoso joven se había presentado, tentándolo a su cuerpo, pidiéndole gozarlo…

 

¡Porque huele a su madre!

 

El ser guardó esa prenda, no sin antes frotarla contra su tez, cómo si fuera la cosa más hermosa que jamás haya tocado, la seda más valiosa que se le había proporcionado…
Casi instantáneamente cayó al suelo, apoyándose en sus musculosos brazos y ensuciando la almidonada camisa de manga larga…
Comenzó a correr como un reptil hacia un rumbo desconocido para todos, menos para él… Sabía a donde lo dirigiría su aguda nariz, pues leves flashes le explicaban que camino encontrar; para así al pelinegro, poder encontrar…

 

¡Te encontré!

 

Emergió de una abandonada y empañada ventana, asediada sólo por arañas… Alzó un rojo anillo que llevaba en su dedo índice, lo beso sumisamente; Y, tras pasar un momento; delineó sus negras ojeras, mientras abría los amenazadores ojos que se engalanaba… Permitió que se le admiraran unas gemas rebeldes, cómo un mar enfurecido, de la misma tonalidad y molestia patente…
Podía apreciar mejor a los estúpidos humanos que bebían divertidos… inmersos en un campo de risas y parloteo sin sentido.
Ver hacia dentro no era divertido, pero, allí… Allí estaba su niño…

 

El rastro es fresco; y sobre el puente…

 


De los seres que se vislumbraban, a él no le importaba ninguno de esos gordos o ebrios hombres, ni siquiera una sola zorra adolecente de pechos cautivadores…
A él, le interesaba ese precioso joven virgen, sumiso y ruborizado con cada alago o insinuación  que un mayor le ofrecía…
Emitió un gesto parecido a una maligna sonrisa…
No estaba seguro que le atraía de ese serafín…
Lo único que comprendía… Es que pronto… Muy, muy pronto le pertenecería…
Y no era algo que “Lee” (Que era como corrientemente le llamaban los de su misma clase) fuese a negar…

 

Gotea tu sudor, tu sangre tibia

 

El misterioso y oscuro ser permanecía inmóvil, sin –por ahora- intenciones de querer acercarse…
Inconscientemente, la cordura le estaba abandonando… Sus venas hervían… Y estaba en medio de una locura mental… Controlarse era absurdo, teniéndolo tan cerca… ¡y tan lejos a la vez!
Sin embargo, del otro lado del salón…
Parecía que el pequeño Lee quería que le leyesen las cartas… Una bruja aceptó, comenzó a revolver las tarjetas… cuando “El lobo” se hizo presente…
Presagiando solamente oscuridad

 

No te veo, sólo te huelo, te siento…

 

Tras tranquilizarse y enviar la lascivia a un lado; el pelirrojo se limitaba a observar; a aquél lindo y lozano niño que –según él- emanaba un fresco aroma, ¡como las flores más embriagantes! –Pensaba-, un ansiado caramelo dulce, ó deseo sucumbido por lujuriosas ambiciones de poseer…
Evitaba mirar a las ancianas que portaban extravagantes y tétricos vestidos llenos de encajes y listones por doquier (evaporaban sus negras y perversas ideas…), mismas mujeres que se abanicaban como si la vida pendiera de ello; tratando de ahuyentar el calor de sus grasosos cuerpos.

 

Cómo una bestia que ruge hambrienta…

 

Su semblante cambió a uno serio y enfadado…
Si, el ambiente se percibiría ardiente, cuando él, y su adonis, estuvieran solos…
¡Cómo anhelaba llegar a ese momento!, pero debía ser paciente para ello,
-Pronto vida… pronto…-
Susurraba, una voz gruesa y ronca que ahora le caracterizaba… Cubierta de maltrechos sentimientos, nada sinceros, y solamente fuliginosos…
Pero a él le parecían fastuosos, ¿Es que nadie comprendía todos sus gozos?

 

¡Te percibo desde tan lejos!

 

El pelirrojo estiró su mano hacia Lee, ¡más!, ¡más!, un escaso instante y recorrería su cuerpo, fundiría su cabeza en el resplandeciente cabello, tomaría sus sonrosados labios y los besaría desenfrenados…
Sentado, el pelinegro sonreía, cándidamente reía; sin tener idea de lo que próximamente ocurriría…
Unas breves gotas de sudor resbalaban por su frente…
Acarició su mejilla delicadamente…
No podía estar viviendo momento más apacible…

 

¡Hueles tan bien! ¡Hueles tan bien!

 

El pelirrojo al fin se movió, tomó la pose que anteriormente había adoptado, y como un animal inmundo y grotesco, reptó por el suelo.
Tras unos segundos que rápidamente corrían, campantemente entró a la mansión y se escabulló entre la multitud, no había sido muy tomado en cuenta; pero definitivamente así estaba mejor; ¿Para que le observaban?
No era que los necesitaba…
Pudo notar, que había más concurrencia de la que esperaba…

 

Voy detrás de ti

 

De la nada sostuvo un pequeño y blanco antifaz en sus manos, los demás que allí moraban también llevaban uno. Debía parecer un ente normal; tenía que ver la manera de mezclarse en esa gentuza, no fuera que le vallasen a descubrir; tenía que ser precavido, más no paranoico…
Colocó la máscara en su rostro y miró alrededor…
Buscando algo, alguien…
Más precisamente a Lee…
Comenzó a desplazarse por el salón…

 

¡Hueles tan bien!

 

Continuaba caminando, chicas vulgares admiraban embobadas su precioso cuerpo y vanamente le coqueteaban…
Insulsas y ridículas… Era lo único que pensaba…
Por sus elocuencias ni un poco se turbaba…
¿Porque les encantaba sentirse despreciadas y perder el tiempo?
Era algo que no podía comprender, después de todo, su ser sólo pertenecía a la noche de hiel…
Y aunque pudiera, jamás se enlazaría con cualquiera de “esas”… Demasiado corrientes para pertenecer a su “realeza”…

 

¡Te encontré!

 

Comenzaba a desesperarse, ¡donde demonios estaba Lee! ¡Era imposible que se evaporase con el viento! El pelirrojo miraba, y miraba, como si estuviera perdido, y es que de echo, así era; estaba perdido en un mar de aromas, cual ninguno le interesaba…
Sólo su frágil ángel… ¡donde se hallaba!
A cada instante, más le ansiaba…
¿Cómo poder controlar una fuerza más poderosa que toda tu alma?
Era algo que ese demonio ahora mismo se auto-preguntaba…

 

¡Tan bien! ¡Tan bien!

 

Sutilmente olía a todos a su alrededor, acercando levemente su afilada nariz en las curvaturas de sus cuellos, incluso se acercó a hombros pequeños…
¡Ni un rastro de él maldita sea!…
Se abría paso entre la muchedumbre, sin ningún tipo de pena y cierto deje de descaro, empujaba sus molestos vestidos, que parecían sacados del cementerio.
¡Al diantre los modales y la paciencia!
¡Al diantre sus inútiles abanicos que no hacían sino debilitar el aroma de Lee!

 

Voy hacia ti…

 

Paró en seco, y tragó grueso…
Tenia que encontrarle… Podría ser demasiado tarde…
Cruzó el enorme mural hacia una habitación nueva…
Más gente molesta…
Hizo la pequeña indagación, que todos se parecían entre si, eran como viles clones, inútiles y ordinarios…
Sin una pizca de especialidad por lo menos en sus zapatos…

 

¡Hueles tan bien!

 

Apresuró el paso, continuaba empujando…
Si se le prestaba atención, casi podía parecer que estaba volando…
Que sus pies no rozaban el piso, y se trataba de un ser demoniaco…
Pero… Todos estaban inmersos en su mundo, felices, chismosos…
¡Y al pelirrojo no le importaba nada!
Sólo deseaba tener a ese pelinegro de bella mirada…

 

¡Pronto te tendré!

 

Repentinamente…
Se detuvo en medio de la nada; sus ojos aguamarina brillaban, tenían intensidad en su ver… Como si un tesoro acabasen de obtener… Bajo el antifaz, una sepulcral mirada ardía, se emocionaba…
¡Por fin localizó a Lee!
Rápidamente corrió hacia una puerta abierta, sus ojos se inquietaban…
En su mente vio un camino, y al finalizar, estaba su agraciado destino…
Reconoció enseguida su aroma y su rubor, sus cabellos negros cubiertos de oscuro fulgor…

 

¡Ahora te tengo!

 

Esas lunas en sus orbes, relampagueando como fuegos del infierno que derrocha a los miserables.
Y su sonrisa… ¡oh peculiar néctar! Tan sincero y adorable… Brillante, deslumbrante…
¡Belleza divina! ¡De dios! ¡Mi rival terno! ¡Que importa!
¡Te deseo a mi lado! ¡Y no habrá nada que me lo oponga!
Los rojos cabellos se revolvieron, en un compás inmarcable… otra rápida carrera había emprendido, de la misma manera que las anteriores, igual de salvaje y no menos aterradora…

 

Espero a que oscurezca…

 

Y en el bosque… Lee miraba al horizonte, perdido en la negrura de la noche… sin darse cuenta, un precioso ser había llegado…
Extendiéndole el pañuelo, que antes él mismo había tirado…
Se sorprendió y sonrojó en exceso…
¿Acaso conocía al gallardo hombre? ¿Y si no era así, porque le había interesado?
Comenzó a llover… Gruesas gotas de agua chorreaban, le mojaban, pegaban la camisa a su cuerpo, rectando los pezones de su pecho…

 

Entonces toco la piel húmeda...

 

El pelinegro después e un instante correspondió al llamado, y alargó su mano; el otro la agarró, y ambos, mutuamente se las acariciaron…
Una doliente era testigo  del deseo que se destilaba en ambos seres…
Y un relámpago cegador iluminó el momento de la “afección”…
Un sentimiento que no reconocían, pero que hacía que a Lee se le humedecieran las pupilas…

 

No me traiciones…

 

El pelinegro mantenía sus ojos entrecerrados, y con mucha delicadeza, retiró el antifaz del rostro… al hacerlo, pudo contemplarla la espléndida cara que el pelirrojo se atribuía…
Sus mechones tan rojos como el llameante fuego, se pegaban a su pálida frente, tan blanca como un fantasma, y tan maldita como el mismo…
Unos fríos pero atrayentes ojos que no le despegaban ni un instante, envueltos en la negrura de unas prominentes ojeras… Y Una expresión seria, que, de alguna u otra manera, le estaba hipnotizando…

 

¡Oh! ¿Qué no vez que el puente arde?

 

-¿Quién eres tú?- preguntó Lee sutilmente, con una delgada voz, que pareciese pender de un frágil hilo de fuerza…
-Gaara… Sabaku No Gaara…- Confesó, con su ya conocida y espesa voz…
-Gaara…- Repitió, arrastrando la palabra; con su pacífica melodía, que de las cuerdas vocales emitía…
¿Qué le estaba ocurriendo? ¿Por qué se dejaba hacer por ese hombre “nuevo”?
-Yo soy…-
-Se quien eres- interrumpió…

 

Escucha los gritos y no te defiendas…

 

El pelinegro, ligeramente asustado, apretó la mano que tenía entre la suya ¿Cómo es que le conocía? ¿Y si le robaba? ¿Y si –peor aún- lo mataba? ¿Qué quería de él? ¡Definitivamente en absoluto, nunca le había conocido!
¡Como no poder recordarlo si alguna vez se apareció frente a él!
-No tienes que temer…- Vociferó el demonio, sin apartar su sugestiva mirada –A mi lado estarás a salvo… no te pasará nada…-

 

O se romperá…

 

Lee comenzó a respirar rápidamente y un nuevo sonrojo se apoderó de sus mejillas; comenzaba a estimularse sin descubrir razón aparente…
Gaara lo tomó por la cintura y miró hacia abajo…
¡Era tan hermoso siendo más bajo!... El pelinegro simplemente agarró su rostro, y coqueteándolo, pausadamente lo juntó con el suyo…
Ambos labios se disolvieron, formando un apasionado beso; en donde la lengua del pelirrojo mandaba… Pero para el pequeño, esto no importaba, se fundía en los brazos del más alto, y permitía que le acariciara en ratos…

 

¡Hueles tan bien! ¡Hueles tan bien!

 

No comprendiendo muy bien cómo, a los pocos segundos ambos se encontraban en una torre de la casa; Lee estaba enfrente de Gaara, y tímidamente se hallaba reposando en la esplendorosa y enorme cama…
La roja ropa que el íntegro pelinegro llevaba, era despojada por él mismo; el saco resbalaba por sus suaves hombros, en un acto cubierto por torpe deseo. Esto permitía al Sabaku admirar el frágil y divino cuerpo que poseería, complacido que sería la primera vez de éste bello niño:

 

¡Voy detrás de ti!

 

Rosados pezones cual virgen botón de flor, pecho incitante, casi tan embriagante como el licor… Cabellos largos y negros como una aparición… Ojos negros, entrecerrados, idénticos a un nocturno panteón, pestañas rizadas, que de un soplo cautivaban al amante no-arrepentido... Piernas largas y firmes, de las cuales corrían gotas de sudor… Enrojecidas extremidades, cómo un cerezo desarrollándose, desequilibrado por el temor…
Y su olor ¡Oh! ¡Su olor! Similar a millares de gardenias esparcidas en tan chico cuerpo que emanaba amor…

 

¡Hueles tan bien!

 

El pelirrojo veía excitado cómo el inexperto cuerpo de Lee reaccionaba a las intensas contemplaciones que le daba… Y es que ¿como no mirarlo con lascivia si lo ameritaba? ¿Cómo no poder imaginarlo gimiendo, bajó él, en la sábana?
-Gaara…- Susurró tentador… -Entonces… ¿No “moriré”?- Preguntó como un pequeño, recién llegado al mundo, no conociendo el dolor propio o ajeno
-No lo harás… Yo te salvaré… Pero debes ser valiente…-
Asintió sonrojado, abriendo sus piernas para poder dar paso…

 

¡Te encontré!

 

Una lágrima escurrió por su mejilla, ¿Qué tal si todo era una mentira?
Pero no podía negar que eso le estaba gustando, jamás había experimentado nada parecido, ese “algo” que le hacía emocionarse, sentir su cuerpo caliente sin abochornarse… ¡Si tan sólo hubiera conocido antes al Sabaku!
Cuando le vio, se dio cuenta que había sido un flechazo instantáneo…
Buscó preocupado esas orbes tan atrayentes…

 

¡Tan bien! ¡Tan bien!

 

Y las encontró, preñadas de deseo y amenaza latente…
Gaara poco a poco desabotonó su blanca camisa… Y un bulto se asomó de ella…
Luego… un bulto más grande…
Lee no pudo evitar alejarse cuando una enorme y enfurecida cabeza de lobo salió del cuerpo de su amante, justo en medio del estómago que parecía de quebradizo y rompible papel…
Otra… Y otra…
En total, cinco cabezas habían surgido del vigoroso cuerpo…
Los hocicos se reflejaban por las luces de la tormenta, formando espantosas y atemorizantes sombras.

 

Voy hacia ti…

 

Gaara se acercó a su pequeño, mismo que estaba en posición fetal apenas había visto la horrible escena que se desataba frente a sus ojos…
Lee confiaba en la persona a quien entregaría su más preciado tesoro…
Sin embargo… El miedo era latente, palpitaba en su cuerpo como un puñal hirviente, pero a esto, seguía surgiendo la pretensión…
La sangré hervía en sus venas, pero principalmente en su corazón…

 

¡Hueles tan bien!

 

-Acércate- susurró Gaara, y como atraído por un poderoso imán, Lee se levantó de su lugar, obedeciendo y apretando sus ojos…
-No… ¿No me abandonarás?- Preguntó el pelinegro, claramente preocupado.
-Jamás… permaneceremos juntos… Hasta la eternidad…-
Y dicho esto, los lobos lamieron con ímpetu cada descubierta parte del cuerpo del niño, quien rogaba, gimiendo y pidiendo más…
-Tú… ¡Ahh! ¿Me... a-amas?- Preguntó Lee al Sabaku, como una chica enamorada…
-Más que a nada…- Y satisfecho con las palabras, esparció su semen en la mano de Gaara, mientras gritaba su nombre, y las uñas le encajaba…
Esos filosos colmillos eran más cortantes de lo que pensaba…

 

¡Pronto te tendré!

 

Abajo, el baile se hacía presente, todos se movían al compás de la tétrica música que los anfitriones donaban... Velos negros acompañaban la fúnebre marcha que la orquesta tocaba, reían sínicamente y de las manos se tomaban.
De repente la melodía paraba; todos se quedaron petrificados al ver como Gaara, por el salón, entraba; llevaba el rojo saco de su amante, envuelto de modo que quedaran a la imaginación sus partes más importantes…
Tras un instante, se desplomó en el suelo… Y su cuerpo quedó convertido, nuevamente, en lobos hambrientos…

 

¡Hueles tan bien!

 

Cada animal se dirigía a una diferente ruta; sus dientes chispeaban de vez en cuando (haciéndolos ver más peligrosos), y una chorreante baba era la huella que cada uno desertaba…
Sus ojos, eran idénticos a los de Gaara, tan pedantes y malignos…
La metamorfosis que habían sufrido, no era en realidad un efecto tan cambiante, pues, el abundante pelo de los salvajes, igualmente coincidía con el del Sabaku… Sus delineados negros permanecían en su lugar…
Y la maniática mueca no se dejaba de asomar…

 

¡Voy detrás de ti!

 

Todas las personas huían despavoridas; pero por más rápido que intentasen correr, estos lobos les alcanzaban… Y, probablemente, sus afiladas fauces les encajaban… haciéndoles emitir gritos de dolor, que al enfermo pelirrojo le parecían una deliciosa afición…
Caídas y confusión era el escenario de la mansión, un temeroso ambiente se respiraba, la gente por sus poros, turbación originaba…
Creaban más y más tumulto… ¡Sus estúpidas vidas querían salvar los necios!
Aún no comprendía, como esos seres se aferraban a la existencia de esa inmunda vida que celaban…

 

¡Hueles tan bien!

 

-Son todos unos idiotas…- Especulaba…
Y es que muy poco le importaban las almas humanas…
Recordó que el plan iba como justo lo acordado…
Sonrió complacido… Hasta que de un cuarto salieron tres tipos encapuchados…
Era hora de la partida; por lo que cada uno de sus lobos se dirigió a la enorme escapatoria… Apresuraron el correr de sus enérgicas patas; y ya, sólo unos momentos después, estaban afuera, aspirando el fresco y reconfortante aroma a pasto mojado que tanto les encantaba…
Los relajaba…

 

¡Te encontré!

 

Apenas pisaron ese suelo, recobraron la forma de Gaara, el guapo alto que con sólo mirarle, el cuerpo de cualquiera se electrizaba…
El pelirrojo fijó su vista en una ventana, más precisamente, donde su Lee se encontraba…
Adentro, damiselas sorprendidas y estremecidas le intentaban hacer reaccionar, mojaban su frente y aire le empezaban a soplar; tontamente creían que el chico ya había muerto, pues desnudo y con marcas rojas le fueron a descubrir…
Sin tener idea, de la mágica noche que a sólo unos instantes se acababa de consumir…

 

¡Tan bien! ¡Tan bien!

 

El pelirrojo retiró la piel de lobo, su trabajo allí había terminado, por ahora, debía huir, y alejarse del lugar, tenía que dormir, descansar.
En la enorme torre, una chica se fue a percatar, de dos orificios rojos en Lee, de los cuales la sangre no paraba de borbotar, se encontraban en la curvatura de su largo y cremoso cuello, ahora mancillado por succiones, -que se observaba- le acababan de implantar…
Poca atención prestó a esa herida, probablemente eran mosquitos, o a un murciélago le había dado por mutar…

 

Voy hacia ti…

 

Las réplicas de Gaara, caminaban a su compás, portando una túnica blanca, que hacía juego con su perfecta piel, cual tormenta invernal…
Dirigió lentamente sus pasos al bosque; siendo perseguido por hombres y mujeres que cargaban con antorchas en sus brazos, vociferando, que hace siglos no ocurría nada parecido, similar…
¿Cómo era posible un vampiro en ese sitio? ¡Le tenían que matar!

 

¡Hueles tan bien!

 

Lee abrió lentamente sus ojos, y las chicas a su alrededor sonrieron complacidas; ¡su labor no había ido en vano!
El pelinegro sonrió hermosamente, como siempre hacía, pero ahora, unos afilados colmillos desfilaban imprevisores…
Si, había dolido un poco… Pero, con tal de permanecer al lado de su amado Gaara, soportaba una eternidad de dura guerra en el mundo infeliz y lleno de penas…Su mirada se dirigió a la ventana, y sus ojos, tomaron un extraño color esmeralda…

 

¡Pronto te tendré!

 

-Y tendrás que jurarme que regresarás, me rescatarás, mi príncipe de la noche, Sabaku oscuro, mi amor, mi ideal…-

 


-Te lo he prometido vida… No te voy a abandonar… Sólo dame tiempo… Y una familia de seres nocturnos vamos a formar…-

 

 

Fin…

Notas finales:

Bueno XD esto fue todo!

En caso de cualquier duda, ya saben un RR, es que muuuchas cosas quedaron en incógnita ^//^ (ojojojo!)

Apreciaré sus bellos comentarios de la historia que más me ha auto complacido (Y es que, con pepsi, yakult, galletas, yaoi, y demás... ¡Que esperaban! XD)

Lamento si algunas mentes quedaron traumadas ^^...

Sólo les tengo unas palabras...

¡ARRIBA LA MÚSICA GOTICAAA! XD

ojojojojojo!

XDD **se retuerce y se larga en la escoba de su profesora de computación**

CiiaOo!!!

Un chuuu!!


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