Faltaban 20, 20 días en los que se sufriría insaciablemente. La enfermedad le abrumaba y lo rodeaba como una espesa capa de niebla como cuando caminaba con su amigo en zonas elevadas y era inevitable que las frías nubes rozaran la superficie que no permitía la vista.
Pedía a gritos alguien que le ayudara, alguien que pudiese escuchar los miles de murmullos, alguien que le respondiese todas las preguntas que se formulase.
Listo para sentir su muestre, escuchó como la puerta se abría, lentamente pudo observar como la persona que entraba sin cuidado alguno o prevención a cualquier ataque de esquizofrenia o demencia proveniente del que se encontraba acostado en la camilla.
Se sentó en el borde de la dura y nada cómoda cama de clínica y comenzó la plática entre los dos chicos que, aunque el de salud estable decía que solo era amistad, el chico con sus días contados deseaba que fuese más que eso.
Si, dos jóvenes, el que hace poco había llegado, tenía una apariencia andrajosa, con su piel pálida, una cabellera de color azabache que se encontraba completamente alborotada, una ropa desgastada y holgada, y unos ojos negros profundos y observadores que en conjunto solo intentaban ocultar el genio de un gran detective, hacerse pasar por desapercibido.
Sin embargo, el enfermo, era completamente igual, una vil copia, aunque la diferencia se marcaba en la forma de ser.
Era esquizofrénico, paranoico y fácil de alterar, que bueno (para muchos) que ya muy pronto esa persona que molestaba y complicaba las cosas se iría del mundo de los vivos.
Una de sus manos, llenas de un líquido espeso y vital para el ser humano, acarició la cara de su único amigo, lo hacía porque era su última oportunidad, su último chance.
-Hablar contigo... Eso era lo que tanto quería. - Masculló suavemente, y el chico que le había escuchado solamente se acercó y le depositó un beso tierno e inocente sobre esos labios con sabor metálico.
Y apenas terminó el beso, el chico de ojos rojos, la copia, la molestia, se había ido.
Cerró sus ojos lentamente, terminó con una sonrisa.
...Perdóname...Beyond.
Perdóname por ignorarte tantas veces, y verte solo como una amenaza.
Vio el calendario de nuevo, se había adelantado 20 días de su muerte. Pensó entonces, sin darle importancia mayor, salió de la habitación aún abatido.
¿Acaso no se daba cuenta? ¿Tan difícil es entender que el solo esperaba a que él llegara?¿Que quería pasar su último momento con su compañía? ¿Qué para él, ese chico había sido lo más importante?...
Para ser un detective...
L no es un genio.
Apenas salir de la clínica, el pelinegro caminó desanimado, con el ánimo por el suelo y con una sola duda que sería el porqué de la anticipación de muerte de su amigo, de su mejor amigo.
La enfermera entró desinteresada por la muerte del pelinegro inquieto, y después de examinarlo junto a otros doctores solo apareció un resultado: Infarto al corazón.
El menor, el detective, el ídolo de la copia, solo se quedo tenso en frente del monitor al ver el motivo de muerte, tan solo le pareció una coincidencia, si coincidencia. Tan solo debía pensar en como acostumbrarse a olvidar al moreno...
L, tanto tiempo que te admire.
Y ni te preocupas por mí.
¿Es posible eso , L?
...
L
No eres un genio.
Pero, te ame.