El cumpleaños de Ciel por Ainu

 
    -¡Sebastian!
 El mayordomo apareció rápidamente en el umbral del despacho cargando con un gato negro al hombro:
 -¿Qué desea...-se vio interrumpido por un fuerte estornudo de Ciel.-...Bocchan?
 -Primero, que te lleves a esa cosa.-dijo fulminando al gato con la mirada.
 -¿A Esponjoncito?-preguntó cogiendo al gato en brazos.
 -¿Esponjon...cito?¡Encima le has puesto nombre!-gritó levantándose y aguantando otro estornudo.
 -Pensé que el Bocchan me dejaría quedármelo.-decía haciendo un puchero y lanzando al gato al pasillo. Seguidamente, cerró la puerta haciendo que Ciel sonriera y el gato soltase un maullido lastimero.
 -Estaba pensando en celebrar mi cumpleaños.-decía el niño mirando el nevado jardín por la abierta ventana.-¿Qué te pare...?
 -Debe haberse resfriado.-dijo el mayordomo apartándole rápidamente de la ventana y cerrando el cristal.-Es normal, se pasa todo el día con las ventanas abiertas y estamos en Diciembre...-Sebastian le puso la mano en la frente.-Es probable que incluso sí que tenga fiebre...
 -¡No tengo fiebre ni estoy resfriado!-dijo dándole un manotazo y yendo a otra ventana abierta de par en par.-Pensaba invitar a...
 -¿A quienes, Bocchan?
 -A Lizzy, a Grell, a Undertaker, a Wil...¿Sebastian, estás tomando nota?-dijo girándose hacia el mayordomo. Éste estaba quieto en su sitio más pálido de lo normal.
 -Bocchan, ¿está seguro de querer invitarles a...Ellos?
 -¿Por qué no? Sobreviviremos.-dijo esbozando una pequeña mueca.-O eso espero.
 -¿Y cuando piensa celebrarla?
 -Mañana, por supuesto, debe ser el día de mi cumpleaños.-dijo apartándose de la ventana.-Ve mandando las invitaciones, ¿entendido?
 -Sí, Bocchan.-dijo Sebastian saliendo del despacho y cogiendo al gato del pasillo.

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    Al día siguiente, 16:30, mansión Phantomhive

    -¡Es que no sabes hacer nada bien!¿¡Qué te he dicho sobre lo de cocinar con un lanzallamas y dinamita!?
 Sebastian estaba plantado en medio de una cocina chamuscada y con trozos de pudin pegados a las paredes y un horno irreconocible, fulminando a Bard con la mirada mientras éste se agazapaba aún más detrás de una chamuscada mesa de metal.
 -Pero...sí solo le...-decía Bard haciendo pucheros.
 -Maldita sea, y los invitados a punto de llegar.-suspiró Sebastian guardando el reloj de bolsillo.-¡Vete a la recepción, y nada de velas, lanzallamas, dinamita o bengalas, entendido?-.Bard salió corriendo de la cocina y resbaló con un trozo de pudin del suelo. A su vez, Maylene entró corriendo a la cocina cargada con tres bandejas con copas:
 -Sebastian-san, los invi...Ah!-una figura vestida de rojo apartó a la criada de un empellón y se lanzó hacia el mayordomo:
 -¡Sebas-chaaan!

    -¡Ciel-kuuun!
 Las puertas del despacho se abrieron de par en par dejando pasar a una figura vestida de verde y con una caja amarilla en las manos corriendo a toda velocidad que se lanzó a abrazar a un shockeado Ciel. La niña se apartó y dejó la cajita encima de la mesa:
 -Vamos, ábrelo, es tu regalo de cumplea...
 -Lizzy, prefiero abrir luego todos los regalos.-dijo soltando un suspiró y planteándose si había sido buena idea montar la fiesta. Recordó que aún faltaban otros cuatro regalos más y se dijo que no sería para tanto.
 -¡Espero que te guste!-decía inflando los mofletes. Cogiendo a Ciel de las manos, le preguntó:-¿Y a quién más has invitado?-no hizo falta que Ciel respondiera, porque se escuchó una voz desafinada y con tono de enfado desde el recibidor y un golpe sordo seguido de otro chillido de Grell.
 -Dios, espero que...
 -¡Vamos, tienes que recibir al resto de invitados!-gritaba Lizzy arrastrando a Ciel escaleras abajo con la cajita en las manos.

    En el recibidor estaban un amplio grupo de personajes sonrientes, uno de ellos riendo psicópatamente, viendo cómo Ciel era arrastrado escaleras abajo. Ciel se levantó y se alisó en traje y miró con disgusto a la niña. A su lado, Lizzy sonreía sin parar con la cajita en las manos. Y entonces ocurrió, haciendo que Ciel soltase un pequeño suspiro.
 -¡Qué guay, el Bocchan celebra su cumpleaños!-gritaban Maylene y Finnian pegando saltitos de felicidad. A su lado, Bard trataba de encender un par de bengalas sin que le viese Sebastian, que de por si ya estaba bastante ocupado tratando de quitarse a Grell de encima.
 -¿Tú crees que habremos acertado?-preguntaba William ajustándose las gafas y dirigiéndose a Undertaker.
 -Supongo. A todo esto, ¿no debería de estar Grell yendo a por el regalo que está en el carruaje?
Ambos shinigamis se giraron hacia un chibi Grell que estaba agarrado a un Sebastian que trataba de alejarlo de sí con todo su empeño a base de patadas y sacudir el brazo.
 -¿Qué?
 -Grell, los regalos. El carruaje. Tu guadaña requisada de nuevo. Trabajar en la funeraria en verano el año que viene, ¿algo más?
El shinigami pelirrojo salió corriendo al jardín a por los regalos sin que se lo dijesen dos veces. Al rato regresó con lo que Ciel esperaba que fuese una caja con forma de ataúd envuelta en papel de color negro. En ese momento, los sirvientes de la mansión salieron corriendo a una pequeña alacena y regresaron con una cajita cada uno.