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¿cuànto pagarias por mi? por shadow_holly

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Advertencia: palabras altisonantes, palabrotas, palabritas,  yaoi Horo X Ren  y un poco de lemon  (nada que no  haya advetido) por fa fuera niñ@s y homofóbicos.


Gracias por sus comentarios pronto les contestare directamente a sus correos 


Totalmente dedicado a neko tao, gracias por las manzanitas y por cuidarme…  ya ves como si sigo viva


¿Cuánto pagarías por mí?



 



Capitulo 5


Chico guapo, con excelente cuerpo  y complaciente e iniciado


No importa la preferencia sexual


¿Cuánto pagarías por mí?


Llamar: 771 11 5609


 


Ya estaba realmente cansado,  después de 14 horas con el trasero pegado en un asiento de piel, por muy caro y “ergonómico” que fuera, sentí que mi trasero había adoptado la forma de una aspirina. Aquel que pensó que la vida de un “niño rico” es solo dar órdenes está muy equivocado, o al menos en mi caso, no aplica. Ese es el trabajo de Jun.


Ir a casa debería ser, por mucho relajante,  sin embargo desde hace 5 días exactamente; ver la cara de Jean me perturba y hoy no es la excepción. Hoy es viernes se supone que deberíamos  ir a cenar, que irónico, llovió toda la semana y el único día que, espero tener un  maldito pretexto para  refundirme en la cama, hay una excelente noche.


Tome toda la fuerza de voluntad y la poca sensatez que me quedaba  para no pasar por aquellas calles donde sabía, ahora no debía pasar.  Debía olvidarme de él y llegar directo a casa; ver a mi perfecta esposa, tener una perfecta cena  y refundir  mi ya adolorido  trasero  unas horas más en un restaurant  de lujo, para llegar a casa, entrar en la habitación y ahora sí, cumplir con mis deberes maritales que ya  hacia 5 días no había hecho y como consecuencia  había tenido que soportar a una insatisfecha Jean.


Llegue a casa… nada de lo que mi mente había planeado sucedió; lo que encontré: unos ojos negros  mirándome penetrantemente,  pertenecientes a la conocida y sagaz  rubia  que sostenía a mi pequeño  hijo  de un forma que  debo admitir, no me agrado,  supongo nunca había cargado a un bebe.


Men no se veía incomodo tomando en cuenta el hecho de que, la rubia, lo sostenían  con los brazos  extendidos  solo del pecho.


-Tu hijo – fue lo que me dijo  hasta que me acerque y lo tome en brazos, cargarlo  no me molestaba, y de hecho estaba orgulloso de tener a un pequeño tan perfecto. Aún así  esta situación no era ni siquiera similar a lo que me esperaba en esta noche.


 


-¿y la dueña de la casa? – le pregunte sin saludar, muy común en  nosotros, era una relación extraña la que tenía con ella, Anna Koûyama era por mucho, muy similar a mí,  la tendría en mi equipo de trabajo de no ser porque  Marco, el  representa de la compañía Jean,  tiene  un contrato con ella.


 


-pues fue tan amable  de pagarme tiempo extra mientras fue con Marco a asuntos  de su compañía… tu sabes  el nuevo contrato – lo había olvidado, entre los lloriqueos, jadeos y demás  habladurías la señora de Tao, me había “ordenado” que  hoy llegara temprano porque ella  firmaría un contrato con un tal  Oyamada y como aquellas cosas que  son ordenes las ignoro maratónicamente, olvide llegar temprano. Nota mental,  prestar atención cuando  aquellas órdenes conciernen  a mi hijo y la  falta de niñera.


 


- el viernes-  le  reproché molesto, y no tanto a ella si no a la que se supone es mi esposa, se largo con el rubio aquel, en  viernes,  el día que no hay niñera… sabiendo que yo no llegaría temprano.  El día que todos salimos a cenar… en viernes


 


-no te muestres como el esposo celoso, porque no te queda- ella rió, sabía que no estaba celoso,  luego me miró y mustió al ver mi cara de fastidio, después de casi una semana viviendo en el limbo gracias a cierto peli azul, el regreso a la realidad me dio directo a la cara, suspiré un poco y me senté en el mullido y aunque no lo creía,  cómodo sillón, luego la miré detenidamente, era una bella mujer, no había duda. Aquel que sea su esposo debe ser afortunado al regocijarse en las piernas bien torneadas  que ella no teme enseñar al punto del descaro. Aunque bueno, supongo que es una de las principales razones por las cuales Marco la contrató enseguida.


 


-fingiere que no dijiste nada, de la misma forma que ignoro no ver tu bragas… Marco debe tiene una buena vista – le respondí de forma perspicaz   a lo que ella entendió como señal de guerra muy a mi pesar.


 


-y yo  fingiré no saber que no le has cumplido a Jean – tuche, no iba a debatir eso,  mi actual condición sexual no estaba a punto de discernimiento, de hecho ni siquiera yo  estaba muy seguro de  la situación en la que me encontraba, pues el hecho de que un tipo  me  satisficiera  de manera magistral en el sencillo y delicado arte del sexo oral, me estaba haciendo dudar de mis tendencias e inclinaciones.  No quería pensar en eso, no ahora.


 


- tu esposo te debe estar esperando y no queremos a otra mujer en celo- le respondí sencillamente para finiquitar aquella  “cálida” conversación.


 


-si me voy, por cierto, hay un chico; hoy lo lleve a la oficina con Marco, pero él  es más de astuto lo que creí, tal vez te interese ya que no ha cerrado contrato- me dijo mientras tomo su bolsa, genial,  de las pocas cosas que si me interesan para una plática  con la rubia y se le ocurre dejarlo al final.


 


-si lo recomiendas, entonces lo quiero  mañana por la mañana, a las nueve en la oficina, ya sabes  la primera impresión  es lo que cuenta – le dije antes de  tener una linda y colorida mancha  de leche rancia en mi  traje… genial  en tercero de la semana. Se fue  y me quede  en casa solo con Men.


Al fin tiempo para pensar mientras me cambio y dejo al pequeño en su cuna,  al menos no es molesto, casi puedo jurar que tiene un carácter tan serio como el mío.  Solo que a él tratare de darle todo la atención que a mí no me dieron.


Esta noche es solitaria y tranquila tiene tiempo que me sentía a gusto,  un poco solo, aunque cabe señalar que casi siempre me siento solo.


Traté de despejar mi mente pero todos mis pensamientos me llevan a él,  a ese tipejo que me dejo jadeando en la cama.  Se largó  después de  lamerme  y hacer  que me corriera en sus labios, después de decirme que no lo haría conmigo;  se atrevió ahora, no solo a tocarme el trasero, si no a perturbar mí espacio personar y  casi violarme.  Y para colmo yo me deje, no hice absolutamente nada para detenerlo y hasta lo disfrute.  Desee con todas mis  fuerzas que no se detuviera, que siguiera el  ritmo de la palpitación ardiente que dictaba mi masculinidad a punto de estallar, y así lo hizo con su lengua recorrió cada milímetro de mi longitud excitándome a más.


Y luego  cuando  quise verlo, pedirle una explicación, ver sus ojos, él se fue.


Solo pude ver su rostro sonrosado y sus pupilas dilatadas, al parecer se encontraba  tan excitado como yo, pero con miedo y sobre todo, una gran tristeza en él…  supongo que sabía, no lo volvería a ver.


Solo dijo lo siento…


No lo puedo creer, Ren Tao, Hijo de de En, se está enamorando,  ahora si en serio y no de la mujer perfecta ni de la más poderosa, si no de, aquel extraño vagabundo que hace unos cuantos días tiro comida sobre mi traje nuevo.  Eso si era para el encabezado del periódico amarillista que reparten por las mañanas.


Aquel periódico que a decir verdad no vale la pena ni siquiera leer u hojear, pero  sin embargo, todas la mañanas dejan bajo la puerta, Jean lo revisa  hojea un tanto y luego lo tira… siempre se cerciora que no aparezcan nuestros nombres ahí y si lo hacen sean  para buenas  noticias, que la verdad es muy a menudo.


 Ella Llegó, puedo escuchar cómo se cierra la puerta y se despide del rubio aquel, saldría a saludarlo y literalmente correrlo de la manera más atenta de la casa, pero la  cama me parece más entretenida ahora que ver la cara  de ese  y las sonrisitas que se dedican, esos dos se deben traer algo, por eso  Anna insinuó la palabra “celos”. Aunque también sé que no será tan estúpida como para engañarme ahora ya que esos dos  tenían algo antes que yo apareciera.


-Ren- fue su dulce y clara voz,  antes de entrar a la habitación y cerciorarse de que estuviera dentro,  abrió la puerta dejando ver su bella figura, traía un delgado  vestido  plateado,  que se quito en cuanto entro; linda, muy linda, en otro momento  me hubiera excitado el solo verla así más ahora…  no me entretenía mucho, ya no me divertía  conquistarla. - te pedí que llegaras temprano-  se subió a  la cama  y descanso al lado de mi.


 


-los viernes, salimos a cenar con Men-  fue mi respuesta mientras me di la vuelta no tenía ganas de verla, pero supongo que ella no tenía la mas mínima intención de dejar otra noche  desperdiciada, pues  sin mucho descaro,   paso sus delgadas manos por debajo de mi ropa acariciando  mi piel.


 


-sabes que  tenía que cenar con Oyamada, pero eso no importa ahora… - y siguió su camino,  no tenía intenciones de acostarme con ella de nuevo, pero  al cerrar los ojos  pensaba en él…  cuando ella me toco en el lugar indicado suspiré, genial si lo quería era despertar aquello, ya lo había logrado.


 


-como sea…  solo guarda silencio –ordene mientras le di la vuelta y procure no abrir los ojos, pues mientras la besaba solo pensaba en él  y  en imaginarme como hubiera sido  acostarme con él.


 


O_O_O_O_O_O_O_O


 


Genial  sábado por la mañana,  y tenía que pararme temprano generalmente no me molesta sin embargo, la noche anterior había sido una mierda, contrastando con la según noche de pasión que debía ser placentera;  sencillamente a mi  no me complació ni  un poco y es más hasta me fastidió.


Igual Jean parece no quejarse, eso me bastaba. Salí de casa y tomé las llaves del auto, como ya había cumplido  no tenía que dar explicaciones si no quería, así que deje a la mujer ya satisfecha, en la cama.


Hoy iba a ser un día largo, primero tenía que ver Anna y al prospecto, luego ir a comer con Diethel,  y supongo el prospecto era tan bueno como la rubia decía, este debía acompañarme pues lo iba a entrenar, luego  la junta  con los inversionistas  y verificar los nuevos estados de cuenta. Llegué a la oficina todavía no había empleados, solo Tamao, mi secretaria personal; atendía llamadas y solo me sonrió cuando llegué. Minutos más tarde la rubia llego y entro sola a mi oficina.


-Traigo al prospecto- me dijo mientras  yo me sujetaba aun la sien, la verdad me dolía la  cabeza y tenia sueño


- si, como sea pásalo, le haré unas preguntas si me parece lo contrato-  sentencié y ella me  miró fijamente, luego escuche como le dijo a alguien afuera que pasara.


-tomate una aspirina Tao – dijo en silencio supongo que lo dice para que no  intimide al  nuevo, de por si  muchos me temen solo por ser Ren, hijo de En; pero tomando en cuenta que hoy era sábado, me dolía la cabeza y  había pasado una mala noche.  Cualquiera me temería. – no seas tan duro con él  te puedes arrepentir


- como sea,  si vale  la pena tiene que lidiar con eso y si es basura,  tendrá miedo y se larga– le dije molesto, no estaba de humor ni para hablar con ella  ni para aplacar mi carácter, si tenía que desquitarme con un pobre mortal que buscaba trabajo, lo haría.-  que entre… tu puedes retirarte.-  finalice  y salió de mi oficina.


Unos minutos en espera, di la vuelta mientras  llegaba  y escuche una voz… aquella voz que no esperaba oír nunca, resonó en mi cabeza y me di la vuelta enseguida para cerciorarme  de que no me había  vuelto loco… era él.


-hola... Ren -  esa fueron sus palabras,  las que dijo  antes de que me diera la  vuelta, casi podría jurar que tenía una sonrisa en sus labios hasta que me vio… - Anna,  me dijo que viniera  y yo …  -dijo despacio y yo no pude hacer otra cosa más que  sonrojarme al verlo… maldición  solo faltaba esto,  ahora este tipo se apareció hasta en mi oficina, claro vestido decentemente,  y por lo visto no estaba nada sorprendido de verme, sabía que yo era el que lo iba a recibir.


Genial, ahora que huía de mis tendencia  sexuales mal orientadas


El tipo que acaricio mi trasero y casi me viola


Se atrevió a llegar hasta mi oficina y…


Aun ahora no me arrepiento


 


La próxima noche también te estaré esperando…


 


 


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