Advertencias: palabras fuertes, mal vocabulario, un poco de shonen ai, insinuaciones… nada que no hayan leído antes.
Gracias por sus reviews.
¿Cuánto pagarías por mí?
Capitulo 6
Chico guapo, con excelente cuerpo, complaciente e iniciado
No importa la preferencia sexual
¿Cuánto pagarías por mí?
Llamar: 771 11 5609
Sexto encuentro, de día…
Cuando ya todo lo malo, que una vez había considerado, me ocurrió; mi alama quedó tan seca y vacía que la tristeza ya no puede doler más, por lo tanto el pesar y la melancolía ya son sentimientos constantes, mas si lo veo desde un retorcido punto de vista; el solo pensar que no podría existir nada peor me hace feliz ¡Qué ironía!
Solo hay un pequeño inconveniente, en mi sutil plan de una inútil vida felizmente vacía y es que, simplemente no calculé las posibles variables que te ofrece la vida. Por eso odio las matemáticas.
¿Y cómo me encuentro ahora?
En frente de él, quien por lo visto no parece muy feliz. Su cara aun tiene el ceño fruncido, y unas ojeras que no podría disimular ni con lentes obscuros. La verdad siempre lo había visto perfecto. Hoy no fue el caso.
Y es por eso, que tengo un pequeño inconveniente, pues aunque intente negarme y decirle a la esposa de Yoh que no podría venir y que el trabajo anterior era perfecto, ella simplemente refundió mi trasero en su auto y me trajo… maldita mujer manipuladora.
Pero él no es el problema, tampoco verlo de nuevo, ni el hecho de estar aquí, ni la tonta idea de Koûyama de tener un trabajo alternativo por las mañanas; el único inconveniente es que me han dado una pútrida esperanza…
Y cuando ya no quieres sufrir más, las esperanzas no sirven, porque te pueden hacer subir muy alto, creer que todavía hay una salida, y luego simplemente cuando estás en lo más alto, chocas con la realidad y sinceramente creo que una caída mas no la puedo soportar.
-y que te piensas quedar ahí parado o ¿qué? - su suave voz, no hay saludo cordial, me lo esperaba, tomando en cuenta que se sujeta la sien y su mirada ya cambio de: asombro, irritación, suspiro ahogado a simple frustración y por lo visto ¿alivio? Supongo que no tiene ganas de lidiar con desconocidos.
- no te ves muy bien- le respondí y me senté en frente a él, en su escritorio, su lugar… que por cierto, cabe señalar, era perfecto; ordenado y pulcro, sutilmente decorado y con una foto de su esposa y su hijo, que tenía como simple decoración, y para acabar con la espléndida decoración una fotografía tamaño gigante de su padre.
- ¿por qué estás aquí?- preguntó velozmente, la verdad yo tampoco entendí bien como llegué aquí, nunca me lo esperé, y menos después de lo que casi pasó y no pasó con él, Ren Tao, hijo de En, quien ya estaba casado y que yo sin descaro alguno me atreví a…
-Anna me trajo – fue mi sencilla respuesta, pero al ver su cara y su mirada de odio, entendí que esa no era la respuesta que buscaba- intento buscarme otra vida- suspire- Anna es la esposa de un amigo mío ayer fuimos a otro lugar- lo que no me imaginé fue que Anna, me llevara a el lugar donde ella trabajaba y por azares del destino, me encontrara con un tipo con el que simplemente socialice, reímos y se fue tan feliz el bajito, que cerró un trato con la dueña de la dichosa compañía. Anna solo dijo “vales la pena para estar en otro lado”.
- hiciste algo bueno… para que esa rubia te recomiende directamente conmigo- corto mis palabras, y me dirigió toda su atención - ¿ella sabe? – me preguntó, pero no por curiosidad aparente, era como si dentro de esa pregunta hubiera algo más-
-no lo sé, supongo que sí, enserio te ves un tanto mal, no quiero molestarte. Sé que no me quedaré en tu empresa, así que solo dile a Anna que no te intereso- sabía que esto no era un buena idea, el se levanto de su lugar y camino hacia otro lugar dándome la espalda, pero para mi sorpresa siguió hablando
-¿Qué tan conocido eres? Sabes a que me refiero, no eres tan idiota- sus palabras me molestaron, realmente, eso no le interesaba; lo que hiciera o no, simplemente no era de su importancia.
-eso… no es algo que te importa- trate de terminar su plática, pero por lo visto; no está acostumbrado a que le lleven la contraria, regreso súbitamente a su escritorio y azoto su manos contra el perfecto escritorio, provocando un estrepitoso rudo que me hizo sobresaltar.
- estas en un entrevista imbécil, así que contesta o lárgate y no te vuelvas a aparecer por mi vista. No estoy de humor.- siendo así no tenía muchas opciones, sonreí irónicamente.
- no mucho- realmente no sabía por qué preguntaba eso, comprarme. No lo creo, ya había tenido oportunidades para ofrecérmelo, pero no lo había hecho. Y hasta cierto punto, el siempre había sido amable conmigo, a su manera.
-quiero números, y sexos e incidencia—bien, una cosa es que supiera a que me dedicaba y otra que me escudriñara como bicho raro. Mi condición no era para enorgullecerse, me molestaba y me dolía que él precisamente me lo restregara en mi cara.
- humm… - suspire mientras el solo me miraba penetrantemente - desde que empecé he estado como con 20 mujeres, solo 3 de ellas son recurrentes. - le respondí sinceramente, y el alzo un ceja, sabía que no terminaría así su sutil cuestionario.
-¿también has estado con hombres?- sus palabras era frías, pero con un dejo de melancolía, como si esa pregunta el mismo no la quisiera hacer, por otro lado yo ya no podía soportar eso, las últimas experiencias no eran sencillamente las mejores de mi vida.
-he estado solo con 2…- dije casi suspirando, el primero era un idiota, el primer hombre que folló en mi virgen trasero, una sensación no muy agradable de solo recordar, y últimamente un chico que no me desagradaba mucho
- ¿quiénes fueron?- buena pregunta, tomando en cuenta que, trato de no verlos a la cara, ¿que se proponía Ren? Destrozarme completamente.
-¿también quieres que te diga cómo me la metieron? – hablé por primera vez fuerte, pero el solo alzó una ceja, parecía que no le importaba mucho como me hacía sentir con su preguntas, era una persona completamente diferente a como lo había conocido la noche que salimos a comer, o las noches que le siguieron, era frio y agresivo igual le volví a responder, no le daría le gusto de verme derrotado si eso era lo que esperaba. – el primero fue un idiota, no sé quien sea, nunca dicen nombres, Hao le dice J.V, pero no creo que vuelva a ver a ese hombre y un tal Kaworu.
- las mujeres no importan, son cerradas, no dirían que necesitan de un hombre que las monte, los que me preocupan son los otros; por otro lado si no sabes el nombre de uno es porque se está escondiendo y por lo tanto mantendrá la boca cerrada. Si solo queda uno en cuestión… hay que deshacerse de esa cucaracha- el los estaba analizando, era un maldito, consideraba a las mujeres basura… no podía creer que persona tan cruel era. Cuando Anna me había dicho que la entrevista sería difícil, y que Ren era una persona difícil, déspota, y hasta cierto punto inhumado, no lo creí. Sencillamente yo lo consideraba un tipo aunque frio, bastante amable, pues se había preocupado por mí.
- tratas a las personas de una forma muy fría. - le dije tristemente, resignado, tal vez así era él y yo simplemente lo había idealizado. Fue una lástima. Era mejor cantar son de retirada.
-Llama a Anna - pero creo que él no tenía las mas mimas intenciones de dejarme ir.
-espera, tal vez los demás no importen, pero ellos no son los único que saben a qué me dedico- traté de excusarme para irme y terminar este teatro en el cual el único que salía herido era yo.
- supongo que si los conoces tú te encargaras de ellos. Además, no creas que empezaras con privilegios- genial, este tipo estaba dando por hecho que yo ya era de su propiedad, lo que me faltaba, ahora no solo era la mascota de Hao, sino también de Ren - llama a Anna- Ren hablo por su interfón, y a lo que pude escuchar una débil respuesta afirmativa, ella entró.
- más de 10 minutos es bueno- la rubia rió y ellos se miraron, la verdad no se interpretar sus miradas, creo que solo ellos se entienden y no pienso gastar neuronas en interpretarlos.
-lo utilizaré… -su neutra respuesta, utilizarme. Debía alegrarme, una vez más siendo utilizado y ahora por él
-quiero el 40% de lo que él gane- bueno eso si que no me esperaba, sé que ella no hace nada sin sacar algo de provecho, pero ¡ganar a costa mía!, al menos no era tan abusiva como Hao.
-estas equivocada, él no tendrá un cargo importante en mi empresa, ni tampoco será de mis empleados personales, le pagaré como un simple empleado cualquiera solo por cargar mis cosas.- bueno he ahí el premio a todo lo que no me esperaba en un día, ser un carga cosas.
- tan idiota te parece…- Anna frunció el ceño y yo solo me quede boquiabierto.
-veré si me es útil y lo entrenaré- la rubia parecía que le discutiría pero Ren se le adelanto, realmente ellos tenían un relación complicada- por cierto Anna, de donde sacaste a este tipo, no le pedí su currículo pero tú debes saber- yo me sonrojé, estaban jugando con mi condición, ambos sabían que era yo, sin embargo pretendían no saber.
-como si un papel te convenciera…- refunfuño - es el conocido de Yoh, un don nadie- lo de don nadie no me gusto, igual, estaba en un punto en el cual no podía intervenir. Aun así tosí un poco y me miraron.
- ¿en algún momento me pedirán mi opinión?- les dije tratando de llamar su atención. Solo logre que me mataran con su mirada.
-no- contestaron al unisonó. Suspire. De igual forma volví a intervenir.
- no quiero que tengan problemas por mi culpa, bien. – trate de salir de aquella oficina pero me detuvo del brazo cierto chino.
-de eso se encargara Anna, ella se hará cargo por cualquier inconveniente que tu causes- luego salieron todos de su oficina.
- no ganaré nada, y me tengo que hacer cargo… fue contraproducente ayudarte Hoto, Hoto- la rubia me odio, salió de allí.
-lo siento Anna. – ella caminó y se despidió de una chica que ya había notado antes, una linda señorita de pelo rosado y largo con una muy bella voz, la secretaria del Tao, debo suponer.
-camina, nos vamos desayunaremos algo - fueron sus palabras antes de seguirse de frente, por lo visto tenía que ir tras él.
-si- fue mi respuesta después de ir tras él.
=0oO=O0oo0O=Oo0=
Llevamos medio día, creí que su vida era más sencilla, pero bueno tomado en cuenta que yo tengo la peor parte, es para estar cansado, solo espero que esta noche Hao no se exceda. Cualquier chica está bien, pero no creo que seguirle el ritmo a un hombre, al menos ya me deshice del peor de todos. kaworu no parece ser tan cruel, solo espero que no haya uno nuevo.
La comida de ahora es por demás aburrida, yo llevaba una hora parado escuchando lo que Ren dice, pues llegaría un cliente de Londres. Y él estaría casi en estado ausente mientras checaba algo de un contrato mi primer trabajo era entretenerlo. Para ello se había tomado la molestia de informarme acerca del tema, “vinos” uvas, mostos taninos y flavonoides. Todo lo que concierne a un buen sabor aroma. Así como especies: Cabernet Suavignon para tintos y Chardonnay para blancos.
Sabía que Ren era inteligente, más que no era bueno enseñando y supiera tanto, de todo.
Por suerte su comida (que solo incluyo, adivinen, vinos franceses y pequeños aperitivos) pasó de lo más amena, el hizo lo que quería, leyó e ignoro maratónicamente al invitado, un joven muy apuesto, lo miré bien, hable con él al fin pude sentarme . Fui tan feliz.
Empecé hablando como me indico mi nuevo amo y señor, acerca de vinos, pero la cálida conversación fue a dar un rumbo inesperado al hablar un poco de plantas, justo como con el bajito de ayer, y acabé hablando de mi sueño de pequeño y el campo de plantas, mi interlocutor rió y me contó igualmente de su sueño de pequeño, el cual se había visto frustrado.
Cerraron el dichoso contrato.
Al fin tiempo libre y estar a solas con él, en su auto, tenía muchas cosas que decirle, estaba nervioso, aun así no podía quedarme así, ya había dicho muchas cosas, algunas que me había dolido y otras que me había dejado consternado, no entendía como me tenia aun lado de él, después de lo que había pasado en su departamento.
-Ren, me tengo que ir- creo que mis palabras no le gustaron pues detuvo el auto y lo estacionó frente un parque.
-ya decidiste tu horario- me miró, y tomo un cigarro, desde que lo había visto por la mañana se veía tenso, por lo visto ya no lo estaba. Decidí que este era el mejor momento para hablar con él
-Ren… me gustaría hablar contigo – le propuse, más él no tenía las mismas intenciones que yo, dio una bocanada más a su cigarro y me contestó
-tal vez el lunes- luego quito el seguro de las puertas del auto, dándome a entender que me podía ir, pero no lo hice, me quede allí sentado en el asiento de su ato de lujo viendo hacia abajo.
-le dije al doctor que me alejaría de ti- finalmente le dije la verdad, eso era la explicación a todo, al menos para mí, el por qué me había ido sin decir nada, el por qué me había atrevido a tocarlo de esa forma… él me gustaba de eso no había duda para ninguno de los dos, pero tenía que alejarme.
-pues los dos compartimos el mismo pecado- su respuesta me congelo, el doctor entonces le había pedido lo mismo. Por eso no había vuelto a ver su auto ni a él pasando por la calle de “siempre”. Aun así…
-Ren esto no está bien- respondí por primera vez en todo el día busque su mirada con la mía, y solo encontré un mirada hasta cierto punto, cálida.
-quieres otra vida ¿no?- me preguntó mientras respiró hondo y apagó su cigarro.
-Pero te puedo meter en problemas- me acerque a él, mire su rostro no era tan sencillo alejarme de él, simplemente me gustaba demasiado.
-se tomar riesgos- justo cuando dijo eso, y en el tono que lo dijo no pude más que acércame a su rostro y acariciar sus labios, tenía tantas ganas de besarlo, pero no podía acercarme más, pues la palanca de velocidad no me lo permitía.
- además- suspire cerca de él hablando, seduciéndolo, yo no podía acercarme, pero el sí.
-no hay nada más, solo te estoy ayudando- puso uno de sus dedos en mis labios y al igual que yo los acaricio, podía ver sus pupilas dilatadas y sentir su respiración húmeda arremolinarse cerca de la piel de mi cuello.
-pero…- le debatí de nuevo, y él al fin corto la distancia entre los dos, agradecí que sus vidrios fueran polarizados y nadie pudiera vernos, estábamos cerca, demasiado. Cualquiera podía decir cualquier cosa en esa posición. Ahora ya no me importaba todo lo que había dicho en la mañana.
- solo eres un empleado de medio tiempo- sus palabras ahora eran suaves, tomando en cuenta que al tiempo que hablaba sus labios rozaban con los míos, no pude más que pasar mis inquietas manos por su cuerpo. Acaricie todo lo que pude y me abrí paso también hasta llegar a su cálida piel.
- te ves mejor- sonreí
La próxima noche también te estaré esperando…
Reviews??