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Cinco días para conocerte por Temari303

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Notas del capitulo: ¡Hola de nuevo! Cuanto tiempo... u.u
Siento no haber podido actualizar antes, pero contando con que no tenía internet, tampoco sabía continuar...

Pero aquí está, espero que os guste.

Personajes de Masashi Kishimoto
● Capítulo 3 ●

Tras esto, los dos se quedaron en silencio. Sasuke intentaba entender que pasaba, pero esto iba más allá de lo que se podía llamar “normal”.
De pronto, apartó la mano rápidamente, gesto similar a la repulsión. Lentamente su cerebro empezó a asimilar la situación, y al mismo tiempo negándose a lo que parecía obvio.
—Sasuke…—habló al fin el rubio mientras daba un paso hacia adelante.
—N-no te me acerques…—dijo el pelinegro casi en un susurro. Pasaron unos segundos antes de que continuase.
—Pero…
—¡No! ¡Aléjate!—dijo notando cómo cada vez estaba más histérico. Dio un paso hacia atrás, apoyándose en la pierna buena, intentando separarse lo más que podía de él.
—Déjame… explicarte…—suplicó el rubio con la voz quebrada.
Sasuke negó con la cabeza y se dejó caer al suelo exhausto.
—Aléjate…—repitió con la cabeza gacha y los ojos cerrados. No tuvo que decirlo dos veces. Naruto dio unos pasos hacia atrás para luego volverse e irse corriendo, dejando al pelinegro solo.

….•••..•••..•••..•••….


—¡Sasuke! ¡¿Qué te ha pasado?!—gritó Iruka alarmado al ver llegar al pelinegro, empapado de arriba abajo, una herida en la pierna y una rama ayudándole a caminar.
—¡¡Aaaaaah!! ¡¡Sasuke!!—gritaron las histéricas rubia y pelirrosa antes de desmayarse. Nadie reparó en ellas, y se quedaron tiradas en el suelo.
—¡Sasuke!—repitió Iruka enfadado— Dime, ¡¿Qué demonios te ha pasado?!
El pelinegro tragó saliva. Nunca le había visto esa faceta.
—Me caí…
—Pero estás empapado…—comentó la pelirroja—. Cámbiate de ropa. Ahora subo y te curo esa herida.
El pelinegro asintió y se dejó arrastrar por Sai y Shikamaru hacia el interior de la casa.
—Espera—dijo Minato—. Será mejor que descanse en una de las habitaciones de abajo; no lo veo subiendo las escaleras.
—Si se cae uno, nos caemos todos…—comentó Sai divertido.
—Que problemático… No hace gracia.
—Venid. Seguidme—pidió Kushina mientras abría la puerta que se encontraba al lado de las escaleras.
Con paso torpe, consiguieron llevar al Uchiha a uno de los cuartos que había y lo tumbaron en la cama.
La pelirroja se acercó con un botiquín entre las manos y se sentó al lado del pelinegro.
—Vaya, te has infectado la herida…—dijo mientras sacaba lo necesario para curarla. Sasuke no prestaba atención. Su cabeza se encontraba todavía en el bosque. Intentando entender exactamente lo que había pasado. O intentando convencerse de que o era una pesadilla o estaba volviéndose loco.
—Te ves preocupado—comentó Kushina mientras desinfectaba la herida.
—¿Hmn?
—¿Te ha pasado algo en el bosque?
De nuevo, la imagen de Naruto apareció en su mente. Sasuke negó con fuerza la cabeza y desvió la mirada.
—No te creo—continuó la pelirroja sonriendo, aunque dejándolo estar—. Bueno, acabé.
Sasuke miró su herida. Ahora, y sin darse cuenta, ya no le dolía, contando con que se la había vendado.
—Señorita Uzumaki—la llamó Iruka.
—¿Si?
—“¿Uzumaki?”
—Tenemos a dos chicas que se han desmayado.
—Ahora voy—dijo mientras se levantaba y salía de la habitación.
—“¿De qué me suena…?”
Tras cerrar la puerta, Sasuke se quedó solo en la habitación, intentando recordar el porqué su cerebro había reaccionado al escuchar ese nombre.
Miró su reloj. No faltaba mucho para la hora de comer, y la verdad es que le había costado horrores conseguir volver a la casa con solo la ayuda de una rama vieja. Pero aun así, había conseguido llegar; tardando más de una hora…
Se recostó en la cama y puso sus manos en la nuca, sin dejar de pensar en la relación que podía tener el nombre ‘Uzumaki’ con…
—“Maldita sea, no me acuerdo”—se levantó de la cama irritado e intentó despejarse un poco.
Miró a su alrededor para distraerse. Aunque al entrar no se había fijado, ahora podía verlo claro. La habitación era completamente distinta a las del resto de la casa.
Las paredes no eran del mismo material; o al menos no lo aparentaba. …stas estaban pintadas de naranja, al igual que las cortinas y el edredón de la cama. El suelo era de mármol, pero estaba cubierto por una alfombra del mismo color que la pared. Justo a la izquierda de la cama, había un armario de madera vieja, y justo delante, tenía un escritorio de unos dos metros de ancho, lleno de libros llenos de polvo.
Esa habitación era tan distinta a las demás que parecía haber sido sacada de otra casa.
Y de nuevo, la imagen del rubio volvió a su cabeza; y la de su mano atravesando limpiamente su rostro; y finalmente la expresión de dolor del ojiazul antes de irse corriendo.
Sasuke se tumbó de nuevo en la cama, con un brazo cubriéndole los ojos mientras la mano contraria se cerraba en un puño.
Segundos después, acabó dormido.

….•••..•••..•••..•••….

.•:•. Sueño .•:•.

—“¿Y ahora dónde estoy?”—se preguntó el pelinegro frustrado.
Miró a su alrededor, intentando encontrar algo que lo ayudase a situarlo.
Nada.
Estaba rodeado de oscuridad.
Ni un pequeño rayo de luz.
Solo oscuridad.
Y estaba solo.

Comenzó a caminar sin rumbo, con las manos por delante para no chocar con nada. Y aun así, notaba que sus esfuerzos por moverse resultaban en vano.
De pronto, sus ojos negros se abrieron ampliamente al ver al que acababa de aparecer ante él.
—“¿Naruto?”
—“Sasuke, ¿te has perdido?”—dijo el rubio sonriendo mientras se acercaba a él.
El pelinegro no dijo nada. No sabía bien qué debía decirle; aún recordando lo que le había dicho él mismo en el bosque.
—“Venga, no te quedes callado”—dijo mientras alargaba la mano—. “Salgamos de aquí”.
Sasuke le correspondió, y al momento en que sus manos se tocaron, la oscuridad se desvaneció, dejando paso a un lugar que el pelinegro conocía bien.
—“¿Qué…hacemos en el… cementerio…”?—preguntó dudoso, sin soltar de la mano al rubio.
—“Vaya, pensé que eras más listo…”—musitó sonriendo—. “Ya te lo dije. Yo vivo aquí”—dijo mientras tiraba de su mano para acercarlo a él.
—“No te entiendo”.
Naruto suspiró frustrado.
—“Si, si que lo entiendes. Solo que no quieres aceptarlo…”—dijo mientras lo rodeaba con los brazos.
Sasuke cerró fuertemente los ojos, para después mirar hacia otro lado. Al abrirlos de nuevo, observó todas las lápidas que había, una por una. Hasta encontrarla.

--Naruto Uzumaki--

—“Ahora si, ¿no?”—musitó el rubio con una pequeña sonrisa, justo antes de juntar sus labios con los del pelinegro.

.•:•. Fin del sueño .•:•.

—Despierta ya, Uchiha—dijo la voz de Sai
—Oye, ¿qué tal si le pintamos la cara?—continuó Kiba.
—Ya, si lo haces, a mí no me metas después. Contando con que lo de atarte de pies y manos a la cama, no ha sido nada para él. Más bien, diría que te has salvado.
—¿Queréis hacer el favor de dejar de hablar y despertarlo ya?—dijo la voz de Iruka.
—¿Por qué no lo hace usted?
—Si, siendo usted el que lo despierte, no le pegará tan fuerte…
—¿P-pegar?—tartamudeó el profesor.
—Ah, no importa. Ya se despierta él solo…
Sasuke abrió los ojos, y al hacerlo, se encontró con tres personas que no le quitaban la vista de encima.
Suspiró cansado, y sin decir palabra, se levantó y salió de la habitación.
—Esto… Sasuke, ya es la hora de comer—dijo Kiba mientras lo seguía junto con los otros dos.
El pelinegro asintió y se dirigió al comedor. Al entrar, se encontró con la mirada de sorpresa de toda la clase.
Ignorándolos completamente, se sentó en su mesa y apoyó la cabeza en sus manos. Justo entonces, un plato de comida fue colocado delante de él. Al levantar la vista, se encontró con la pelirroja que le había curado la herida anteriormente.
—¿Aun te duele?—preguntó ella.
Sasuke negó con la cabeza mientras comenzaba a comer. El comedor, poco a poco comenzó a ser cada vez más ruidoso. No había ni una persona que no estuviese hablando. Y eso lo ponía todavía más nervioso.
De pronto, Iruka volvió a llamar a la mujer, y eso hizo que Sasuke lo recordase de nuevo.
—“Naruto Uzumaki… Kushina Uzumaki…”—bufó molesto al darse cuenta de esto—. “A veces puedo llegar a ser idiota…”—pensó mientras miraba a la pelirroja.
—Sasuke, es demasiado mayor para ti—comentó Sai.
—¿Qué insinúas?
—Nada… Solo que…
—¿Qué?—preguntó el pelinegro con tono amenazante.
—N-nada…
Al terminar, Sasuke se levantó y se fue del comedor, todavía pensando en el sueño que había tenido.
Se dirigió a su habitación, sin siquiera saber porqué. Al llegar, se tumbó en su cama para poder pensar tranquilamente.
—Naruto…—suspiró mientras cerraba los ojos de nuevo.
—¿Quién es ese?—preguntó una voz desde la puerta.
Sasuke se sobresaltó y abrió los ojos inmediatamente.
—¿Y tú qué quieres ahora?—preguntó rudamente.
—Nada… Solo que yo también he acabado ya de comer—respondió Shikamaru con las manos en los bolsillos.
—No me importa. Lárgate.
Y llevándole la contraria al pelinegro, se acercó y se tumbó en la cama de arriba.
—Y dime, ¿Quién es Naruto?—preguntó de nuevo.
—Nadie…
—¿Nadie? Eso es que no existe entonces.
—“¿Y tú que vas a saber?”
—Cállate.
—Mmm… Hoy estás de más mal humor que normalmente… ¿Te ha pasado algo?
—“¿Desde cuándo se preocupa por los otros? O más bien, ¿desde cuándo habla tanto?”
—No te importa.
—Eso es un si.
—Déjame en paz.
—Debe ser ese Naruto…
—Que te calles.
El silencio inundó la habitación durante unos segundos, hasta que Shikamaru lo rompió.
—Está bien—suspiró.
Sasuke agradeció que al fin le dejara tranquilo.
—Pero—continuó para su desgracia—, sea lo que sea, deberías hablar con él—dijo mientras se acomodaba en la cama.
Sasuke gruñó antes de responder.
—No es de tu incumbencia.
—Ya, bueno…—dijo bostezando.
—Calla y duérmete—musitó Sasuke mientras se levantaba y salía de la habitación.
Bajó las escaleras a paso rápido, decidido a ir de nuevo al cementerio. Pero justa al abrir la puerta principal, alguien lo detuvo.
—¿Intentando escapar de nuevo?—dijo el rubio barrándole la entrada.
—No iba a escapar—respondió fríamente.
—Como sea. No pienso dejar que te vayas de nuevo—dijo Minato cruzándose de brazos.
A Sasuke le rechinaron los dientes, cerrando fuertemente los puños.
—He de irme—continuó con un tono casi rudo.
—¿A dónde?—preguntó una voz tras él.
Al darse la vuelta, se encontró con su profesor, el cual lo miraba con los ojos entrecerrados.
—Pensaba ir de nuevo al bosque—dijo Minato, recibiendo por esto, una mirada de odio de Sasuke.
—¿Al bosque?—preguntó Iruka con voz contenida—. Después de venir mojado de arriba abajo y con una herida en la pierna… ¿quieres volver a ir al bosque?
El pelinegro asintió tragando saliva.
—Entiendo… ¡Estás loco si piensas que te voy a dejar salir!
Minato lo agarró por el brazo y lo casi arrastró hacia el interior de la casa.
—Empieza con el trabajo—ordenó Iruka al entrar con él al comedor.
—Al menos deja que vaya a por el portátil—respondió Sasuke fríamente mientras se levantaba.
—No tardes.

Subió enfadado las escaleras hasta llegar a la planta de arriba. …sta estaba vacía gracias a la piscina, la cual atraía toda atención de sus compañeros de clase.
Se dirigió a su habitación para buscar el dichoso portátil. Al entrar, se acercó a su cama, donde se encontraban todas sus pertenencias. No tardó más de tres segundos en darse cuenta de que no estaba. Y en el mismo instante, su mente viajó a unas horas antes, en el cementerio. Naruto saliendo corriendo, y Sasuke tras él, olvidándose completamente de la mochila.
—“Una excusa perfecta para volver”.
Pero no pensaba arriesgarse, con una respuesta negativa de Iruka, o en cualquier caso, que quisiera acompañarle.
Se dirigió al lavabo. Allí, para su suerte, había una puerta extra que llevaba directamente a la parte trasera de la casa. La abrió y bajó una pequeña rampa que había. Sabía que la única forma de salir, era cruzando por el lugar donde se encontraba la piscina. Aunque eso era algo que de momento no le preocupaba en absoluto.
Al llegar, se encontró al instante con la mirada de todos, o casi todos, clavada en él.
Pasó por su lado como si nada, dispuesto a escapar de la vigilancia de Minato e Iruka.
—¡Sasuke!—gritó una voz aguda.
—“Maldita seas…”—pensó, maldiciendo a la pelirrosa.
—¡¿No te bañas?!—continuó la rubia.
Sasuke las ignoró totalmente mientras se iba corriendo. Al poco rato, consiguió perderse de vista entre los árboles.


Aunque la herida ya estaba curada, apenas podía correr con normalidad, y eso le hizo tardar poco más de lo normal para llegar al cementerio.

Abrió la puerta de éste y se adentró en el.
Comenzó a caminar entre las lápidas, intentando acortar el camino y no perderse en el intento. Mientras tanto, iba pensando en lo que le diría al rubio, sin incluir el tener que pedir perdón en la frase.

Al fin, consiguió llegar al lugar de siempre, donde lo vio la noche anterior por primera vez. Miró a su alrededor intentando localizarlo, pero lo único que logró ver, fue su mochila con el portátil dentro.
Se acercó a ella y la cogió, volviendo su vista hacia todas direcciones, sin lograr encontrarlo. Durante unos segundos, se sintió culpable, aunque este sentimiento desapareció rápidamente.

De pronto, volvió a recordar el dichoso sueño. A esto, comenzó a caminar, decidido a encontrar, si existía, la tumba que le podría aclarar las cosas de una vez por todas.

No sabía realmente cuánto tiempo tenía, ya que era bastante probable que cuando Iruka se diese cuenta de que había desaparecido, viniera a buscarlo al cementerio.
Continuó caminando, parándose a mirar cada lápida, una por una, intentando encontrar la que llevaba el nombre del rubio. Aunque esta idea de recorrer el cementerio entero de arriba abajo, fue desechada inmediatamente cuando se sentó en el suelo, agotado e irritado por lo ridículo de la situación. Y casi sin darse cuenta, comenzó a llover; empezando por unas pocas gotas que al final se hicieron miles.
Sasuke se levantó y se fue a refugiar corriendo, con la mochila entre los brazos, en una pequeña capilla casi en ruinas que había cerca. Al llegar a la entrada, no dudo un instante en entrar, y más aun cuando el cielo empezó a tronar.
El lugar donde se encontraba estaba totalmente a oscuras, y sus ojos necesitaron unos segundos para acostumbrarse. Al hacerlo, Sasuke advirtió de que el lugar era más grande de lo que se imaginaba. Había un total de cuatro columnas, simétricas entre ellas. Las paredes eran de roca, y éstas estaban decoradas con ventanas de distintos colores cada una. La sala estaba llena de bancos, todos mirando en la misma dirección, hacia un pequeño altar donde se encontraba un órgano bastante antiguo y seguramente lleno de polvo.
Las gotas de lluvia repiqueteaban con fuerza las ventanas, haciendo creer que éstas acabarían rompiéndose de la presión. Al notar la gran tormenta que se había desatado, Sasuke tragó saliva al intentar imaginarse lo enfadado que estaría Iruka en esos momentos. Se ganaría un castigo de por vida.
Avanzó con paso apresurado y se sentó en unos de los bancos de delante del todo de la sala, abrazándose con fuerza, sintiendo el frío y el agua calándole los huesos.
Intentó respirar hondo para calmarse un poco. La situación le parecía casi ridícula; nunca antes le había ocurrido nada similar, contando con que su vida había estado siempre llena de lujos.
—Naruto, ¿dónde estás?—se preguntó en voz alta preocupado.
Pasaron unos segundos, hasta que para su sorpresa, su pregunta fue respondida.
—Detrás de ti, dattebayo.
Sasuke abrió ampliamente los ojos al oír esa voz, y rápidamente se volvió para mirar el lugar del que provenía. Y ahí estaba él, mojado de arriba abajo sentado con las piernas cruzadas en el banco, sonriendo.
—¿Estabas preocupado por mí?—preguntó el rubio ilusionado sin dejar de mirarlo.
A Sasuke no le salieron las palabras. Tuvo que limitarse a asentir. Tras esto, lo primero que salió de su boca era lo único que no quería decir, y que no había dicho antes en su vida.
—Lo siento.
Naruto negó con la cabeza.
—No, no lo sientas. Realmente ha sido culpa mía—dijo frunciendo el ceño. Esto extrañó a Sasuke.
—¿Por qué?
—Supongo que debí habértelo dicho antes—dijo mientras se encogía de hombros.
—¿Supones?
Naruto rió ante su tono.
—Está bien. Debí habértelo dicho.
—Puedes explicármelo ahora—dijo Sasuke mientras se levantaba y se sentaba a su lado.
Naruto lo miró fijamente a los ojos, intentando decidir si hablar o no. El resultado fue un sonrojo por parte de Sasuke, mientras el rubio tomaba una decisión final.
—Vale, pero no todo—aclaró antes de empezar.
—Espera, ¿por qué no?
—Por que esto no me implica solo a mí, así que deberás de contentarte con lo que te cuente.
Sasuke asintió conforme en silencio, instándole a empezar.
—Vale, comienzo…
Se quedó unos segundos en silencio, hasta que el pelinegro, impaciente, lo cortó.
—Habla ya.
—Si, es que… No se por dónde empezar…
—Empieza con lo básico. ¿Qué eres exactamente?
—Una persona—dijo ofendido y en parte divertido al ver la expresión del pelinegro.
—No, en serio.
—Es cierto—suspiró el rubio—. Aunque se podría decir que también soy un fantasma…
—Eso es otra cosa.
—No… Es algo más complicado. Un fantasma es el espíritu de un muerto.
—¿Y qué… diferencia hay?—preguntó Sasuke incómodo al hablar de ese tema.
—Básicamente, que yo no estoy muerto. Bueno, quiero decir, que no he muerto nunca.
Sasuke lo miró aun más confuso.
—¿No?
—Hasta aquí puedo llegar.
—¡¿Qué?! ¡No! ¡Continúa!
—Ey, ey, ey… Sin presiones. Te he avisado antes de que no te lo iba a decir todo.
—Pero eso no ha sido nada…
—Ha sido más que nada—dijo cruzando los brazos, dando por terminada la discusión.
—Al menos dime una cosa.
Naruto lo miró desconfiado.
—Depende.
—Si técnicamente eres un fantasma, ¿Cómo es que puedes tocar las cosas? E incluso estás mojado por la lluvia.
—Ya te lo he dicho. Solo soy un fantasma en parte.
—Ya, y si es así—dijo alargando una mano y traspasando, al igual que horas antes, su mejilla—, dime porqué no puedo tocarte—parecía frustrado.
—Eso si que puedo explicártelo—respondió sonriendo—. Básicamente, solo puedo tocar lo inmóvil. O sea, todo lo que no esté vivo.
—Entiendo… Pero esta mañana…
—Si hago un gran esfuerzo, a veces también puedo tocar a lo vivo.
Sasuke suspiró conforme ante su respuesta, aunque realmente no estaba satisfecho.
—¿No me vas a contar nada más?
—No—dijo sonriendo.
Se quedaron en silencio de nuevo. Naruto recorrió con los ojos el lugar donde se encontraban, mientras que Sasuke no lo quitaba la vista de encima.
—¿Qué miras tanto?—dijo de pronto el rubio al percatarse de la mirada del pelinegro.
Sasuke se sonrojó, pero aún así no se movió ni un milímetro. Eso hizo que Naruto también se sonrojara.
Para acabar con esto, cogió la mochila del portátil y lo sacó; intentando entretenerse en lo que durara la tormenta.
—Deberías de decirme la contraseña—se quejó el rubio mientras le entregaba el ordenador.
—No. Además, primero quiero cambiarla—dijo mientras la tecleaba.
—¿La vas a cambiar?
—Si… Toma—dijo mientras se lo devolvía.
—¿Y por qué no me la vas ha decir?
—Antes tendrás que contarme más sobre ti.
—Ya te lo he dicho, no puedo—se quejó el rubio.
Sasuke se lo pensó durante unos instantes, hasta que al final habló.
—Está bien… Lo averiguaré yo mismo.
Naruto tragó saliva ante esta afirmación, mientras el pelinegro sonreía siniestramente.
—Tú mismo, dattebayo…
El rubio suspiró cansado; a esto Sasuke lo miró curioso.
—¿Tú duermes?
—No, pero la verdad, me gustaría…
—Así tienes más tiempo libre—dijo el pelinegro encogiéndose de hombros y desviando la mirada.
—¿Para qué quiero tiempo libre si no puedo aprovecharlo?
—Bueno, pues dormir es una pérdida considerable de tiempo.
—Esa es tu opinión.
Instantes después, se encontraban los dos hablando de cosas triviales, para pasar el rato. Aunque Sasuke intentaba sonsacarle más información, el rubio no acababa de ceder. Al final acabó cansado de ello y lo dejó.
—Por cierto—dijo Naruto con la intención de cambiar de tema—. ¿Dónde acampáis? Porque con este tiempo…
—No acampamos. Estamos en una pequeña mansión que hay por aquí cerca…
—¿M-mansión…?
—Si, ya sabes…—dijo sonriendo de nuevo con la vista clavada en el rubio—… donde viven tus padres.
Naruto tragó saliva fuertemente.
—Vale, ¿ahora me vas a contar algo más?
—Lo siento, pero no.
Sasuke suspiró de nuevo.
—Lo acabaré averiguando yo mismo. ¿Por qué no me lo pones fácil y me lo dices tú?
—No… No quiero que lo sepas…
—¿Por qué?
Naruto negó con la cabeza y se levantó del banco.
—¿A dónde vas?
—Ya ha parado de llover.
Sasuke se quedó en silencio, intentando escuchar las gotas contra las ventanas. Pero no. Todo estaba en absoluto silencio.
—Será mejor que vuelvas ya.
—Si… Supongo que si.
—Vamos, te acompaño, dattebayo—dijo sonriendo de nuevo.


….•••..•••..•••..•••….


Al fin, llegaron hasta la casa; y desde lejos, pudieron distinguir un montón de caras asomadas por las ventanas y por el balcón de arriba.
—Oh, oh…
—Je, je… Creo que has causado un poco de alboroto.
—Iruka me va a matar…
—Aun así, nos vemos mañana—dijo el rubio mientras acercaba su rostro a él y lo besaba en la mejilla. Sasuke casi quedó en shock, notando la sangre hervir bajo su piel. Al girarse hacia Naruto, vio que éste ya se había ido; y al volver la vista hacia la casa, pudo ver a un demonio con cuerpo de Iruka acercarse a él echando humo por las orejas.
Notas finales: En fin, gracias por leer. Espero que os haya gustado.

Lo cierto es que no se cuando podré actualizar, ya que en los siguientes dias, est´ré de viaje. Eso si, intentaré por todos los medios tener internet ^_^

¡Espero que hasta pronto! :)

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