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Amor Mío por Miss Rena

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Notas del fanfic:

Lo siento mucho, de verdad! Pero he tenido que resubir este fic, debido a que ha pasado un año sin poder actualizar.

Bueno, los saludos de nuevo y espero que le den otra oportunidad, esta vez no me detendré! :3.


Otra vez me disculpo. Sumimasen!!

Notas del capitulo:

Hi Hi!

He aqui el comienzo (otra vez) de la bellisima historia que he visto en TV, y obviamente la màs delirante y divertida tmb.


Tantos dìas me rei mirando esta serie que simplemente es un honor para mí poder hacer un fic SasuNaru de ella.

Ojala les guste (nuevamente) y esta vez si defraudo a alguien creo q tirare la toalla, todo lo que se hace siempre conlleva cierta responsabilidad.

[Todos los personajes le pertenecen a Kishimoto-sensei. Yo tan sòlo los secuestro para mi total ocio y yaoimo puro]

Ready~~ Go!


Capitulo 1: Bienvenidos




Todas las mañanas lo mismo, el despertador suena a todo lo que da, pero no es el mismo sol brillante y monótono que lo recibe a diario. Comenzó el otoño, por eso el cielo no esta tan azul, algunas nubes se asoman por la ventana.

Sin embargo hoy no es un día como cualquier otro.

Hace un par de semanas que le llegó una carta, era de un abogado. Se trataba de un departamento cercano al centro de la cuidad, y por sobretodo más cercano al trabajo.
Hubiera sido lo mejor que le había pasado en la vida, de no ser porque antes de acceder a esa posesión debía seguir un par de reglas.

Esa mañana armó todo su equipaje, no toleraba más esa vivienda, sin mencionar a los vecinos molestos. Seguramente las reglas no serian tan complicadas, solo acostumbrarse un poco.

Pagó lo último de renta y se despidió de ese hotelucho. Con el poco dinero que le quedaba antes de que recibiera su sueldo a fin de mes, tomó el primer taxi y se dirigió a la dirección indicada en el papel.



***--***--***



…l estaba feliz de la vida. Hace poco había llegado de New York y como no tenía donde quedarse después de mucho tiempo en su cuidad natal, no podía decir que no a la invitación de su padre.

Sin embargo, esa no era la mejor noticia.

Hoy mismo podría mudarse a un departamento propio, ya no tendría que ocasionarle molestias a su padre. Esos años en el exterior le habían servido de mucho, podría trabajar como chef profesional sin ningún problema.

Preparó su equipaje, pronto sería la hora de partir. Tenía algunas dudas con respecto a las ‘reglas’, pero seguro no sería nada difícil, para él nada era complicado.
Sonrío con satisfacción, su trabajo ya estaba terminado.

Abrazó a su padre y se despidió de él diciendo que vendría a visitarlo. Buscó un taxi y se encaminó a la dirección que le señalaba la carta.



***--***--***



Era una zona muy bonita, no tenia una plaza cerca pero si varios negocios por alrededores.

Prácticamente se conocía todo el lugar, ¿por qué?, porque tuvo la muy buena suerte de que esa mañana conoció a un conductor novato que no sabía todas las calles, y bueno, él no era una persona que daba buenas indicaciones. Acababa de llegar de otro país y estaba de más decir que era algo despistado.



No importaba, de cualquier forma era tarde. Corrió hasta el quinto piso y para su no tan sorpresa, la puerta ya estaba abierta.

Se escuchaban unas voces dentro.


- Así que este departamento es el que me dejó mi madre, creí que era más grande –

- No, solo es lo que ve. Esperemos al otro propietario y le podré contar con más detalle la función que cumplo aquí –


Entró de golpe con un ‘Hola, Buena Día’, recibiendo una única mirada que se acercó hasta él y le contestó de la misma forma cortes.

- Sea bienvenido Sr. Uzumaki, lo estábamos esperando. – el hombre de anteojos le hizo un ademán con las manos para que pasara y dejara las cosas en lugar. – ahora si puedo comenzar.

“¿Estábamos esperando?” pensó, significa que no hay solo una persona. Sus ojos buscaron automáticamente a la otra persona.

Allí estaba, sentado en uno de los sillones, de espalda al otro. Su cabello azabache era lo único que resaltaba a la vista.

- Señor Uchiha, haga el favor de acompañarnos. – Esas palabras fueron como una señal con la que el susodicho se levantó de su comodidad y por primera vez dirigió su vista al recién llegado.

- Muy bien, Señor Uchiha, le presentó al Señor Uzumaki. –


Sin necesidad de que los presente, ellos ya lo habían hecho con la mirada.


Ambos chicos muy bien parecidos, pero muy diferentes. El primero en llegar fue el de cabello azabache y tez clara. El ‘Señor Uchiha’, de ojos tan negros como la propia noche, y con una presencia impecable.

- Mucho gusto, soy Naruto Uzumaki. – extendió la mano, saludándolo con un sonrisa zorruna que lo caracterizaba.

El que llegó impuntual no vestía muy formal, a diferencia del otro, su tez era un poco más morena y de sus cabellos resaltaba el color dorado. Aunque lo más impresionante no era eso, sino los ojos azules que poseía, eran tan intensos que se asemejaban al color del cielo en una mañana despejada.

- Igualmente, mi nombre es Sasuke Uchiha. – correspondió a su saludo, pero sin expresión soltó algo más. – es descortés llegar tarde a una cita.

Claramente era más descortés hablarle así a alguien que no conoces lo suficiente, y el rubiecito lo sabía, iba a contestarle algo pero oportunamente el otro sujeto interrumpió.

- Ejem, ejem – tosió para llamar la atención – demos comienzo a nuestro recorrido.

Todos se dirigieron a la cocina, observando a su caminar todo lo que los rodeaba. Paredes blancas, muebles instalados, decoración de muy buen gusto, una mesa en el centro con cuatro sillas, y finalmente una ventana con vista a la calle.

Ambas personas que miraban con detenimiento cada una de las cosas, buscando algunos detalles más, cruzaron sus ojos en un momento fugaz y las desviaron a la misma velocidad.
Uno, por el simple hecho de que no le gustaban para nada esos ojos tan penetrantes como si pudieran llegar a su ser. El otro porque estaban en su camino, ¿qué necesita ver de él?


- Ahora podemos ir a ver la habitación. – se acomodó los anteojos y caminó toda la sala hasta dar con la única habitación, paró frente a la puerta y les indicó que pasaran primero.

El ojiazul sin previó aviso se metió y lo primero que hizo fue tirarse en la cama, abrazar a la almohada como un peluche y rodar de felicidad. Tanto el azabache como el castaño de anteojos se quedaron con una gota resbalando por su sien y con un semblante de rareza.

El cuarto era muy bonito, repleto de muebles y despedía comodidad por el aire. Era entendible como disfrutaba estar en esa cama, era enorme, con una ventana en la cabecera, ¿quién no querría levantarse todas las mañanas con el sol?

Abrió los ojos y descubrió que no estaba solo, rió con nerviosismo – jeje, esta muy cómoda –

- Eso parece – volvió a acomodarse los lentes y prosiguió. – síganme, ahora podremos charlar de lo que nos corresponde.


Volvieron al living y todos tomaron asiento.

- Sí, a ver… comencemos. – Sacó de su maletín lo necesario, miro un par de veces los papeles indicados y continuó. – Ambos son familiares de Mikoto Uchiha y Kaseiyo Uzumaki, ¿correcto?

Asintieron casi al mismo tiempo y al darse cuenta de eso, se miraron extrañados. Inmediatamente el que hablaba lo notó y trato de explicar la situación.

- Ustedes son sus hijos, y como tales, después de saber sus respectivas muertes, ellos han dejado este departamento a su disposición. –

Todo había resultado muy rápido. Sí, era cierto que sus padres habían muerto en un accidente de carretera, hace más de dos meses, pero ¿Cuándo? ¿Cómo?, y sobretodo ¿Por qué?

- Disculpe, pero… ¿Cómo que lo dejaron a ‘nuestra’ disposición? – el rubio trato de enfatizar la palabra “nuestra”, ¿se refería a ambos?

- Así es Sr. Uzumaki, usted junto al Sr. Uchiha, son herederos directos. – cambió de hoja y continuo brindando explicaciones. – Un par de meses, antes de viajar, ellos compraron esta propiedad y estuvieron viviendo aquí. Cuando decidieron dejar la cuidad, pensaron entregarle este departamento a alguien más, y a los que apuntaron fueron a ustedes.

- Espere, ¿quiere decir que no es para uno de los dos este departamento? – ahora el que habló fue el azabache con algo de disgusto sobre la noticia.

El ojiazul lo notó y también hizo una mueca de disconformidad, no lo sentía así, ¡¿pero quién se creía que era?! se habían conocido hace poco y ponía una expresión de que jamás estaría con él aunque fuera el ultimo en todo el planeta.

- Me temo que no, claramente él y usted son dueños de la propiedad. –

-¿Y a qué se refería con las ‘reglas’? – casi no dejó terminar y preguntó otra vez.

- Bueno, los documentos dicen que si ninguno de ustedes accede a compartir dicha posesión, pueden venderla y repartir el dinero a mitades. Y la otra opción es la más simple… - volvió a acomodarse los lentes por vigésima vez en el día y miró a los dueños que estaban expectante a cada palabra que salía de su boca.


- Y la otra es que convivan bajo el mismo techo. -


Esas palabras resonaron como eco a los oídos de los jóvenes.


Pero ninguno contestó nada, solo miraban pensativos algún lugar del bonito departamento.
El castaño que seguía hojeando los papeles, concentrado en no dar respuesta errónea, y al notar como ninguno respondía a nada, optó por deshacer la tensión que se sentía.

- Este…, si desean pasar a ver lo demás, adelante.-

Por supuesto que irían a ver el resto, no era necesario ni mencionarlo porque ya estaban cada uno en diferentes lugares. Mientras el pelirrubio estaba en el baño viendo lo amplio que era, y porqué no usarlo. Sabía que su desayuno no debería consistir únicamente en líquidos. Por otra parte, más precisamente en el pequeño entrepiso que se mostraba al costado del living subiendo una pequeña de escalera, estaba el morocho de pelo.


Ya no habían dudas sobre como es que estaba allí, todo era concreto. Su padre quiso dejarle algo de recuerdo y aunque tendría que someterse a algunas normas de convivencia, era Naruto Uzumaki, podría con lo que sea. Hasta vivir con una persona no muy animada, al parecer algo arrogante y no muy divertido. Es más, ese tipo de gente es muy sincera en el fondo, de seguro él podría convertirlo en su mejor amigo y mostrar su belleza interior, ya que la exterior no hacia falta. Era muy apuesto, detalles faciales distinguidos, cuerpo excepcional y trabajado, y seguramente con un millón de chicas detrás.

- Quiero ser independiente, es mi oportunidad de mostrar cuanto he cambiado.- sonrió conforme mientras subía el cierre de su pantalón.

Ese entrepiso era todo lo que necesitaba, ahí su lugar de trabajo sería perfecto. Era un hombre hecho y derecho, y no dejaría que un simple chiquillo le arruinara su nueva forma de vida. Ya no le quedaba nada, y su padre había insistido en que un hombre debía vivir sin depender de nadie, echándolo de su casa a temprana edad, después de graduarse y para que consiga un trabajo decente. Conociendo a su nuevo acompañante, no se sería incómodo compartir tiempo con él. Era un chico hiperactivo, se notaba a primera vista, y muy lindo también, esos ojos le habían llamado la atención aunque sus marcas como bigotes en las mejillas se ganaron toda su curiosidad.

- Ya pagué lo que restaba de renta, ahora no me puedo retractar.- soltó como resignación, sobándose la cabeza.


Todo dicho y hecho, bastaba con decir “¿Dónde tengo que firmar?”, y el departamento seria… no solo suyo, sino del otro también.


- Me quedo aquí.- respondieron por fin, los ahora, propietarios.



***--***--***



Volvieron por la tarde, después de completar el contrato de propiedad y demás cosas. Se despidieron del buen hombre que los había acompañado toda la mañana y continuaron con lo que les correspondía.


Al cerrarse la puerta, dio comienzo a la convivencia de ambos jóvenes.



- Etto… ahora que vamos a vivir juntos creo que vamos a tener que conocernos mejor Sasuke-kun – le sonrío con confianza. – pensaba que como mañana es sábado, podríamos quedarnos a ordenar un poco el lugar y ver unas películas, ¿que dices?

- Digo que el hecho que vivamos bajo el mismo techo no es excusa para ser amigos, cada uno tiene su vida y desde hoy, tendremos que seguir reglas. Mañana a primera hora hablaremos sobre eso – antes de fijar la vista en el televisor, pudo sentir la tristeza que mostraba el rostro moreno. – pero supongo que no habrá problema si vemos alguna película.

- Gracias Sasuke, te agradecería que me llames con confianza, así que… ¡Pido la camaaaaaaaa! – corrió sin aviso siendo perseguido por el mayor, que no llegó a alcanzarlo y aprovechando su descuido, cerró la puerta con llave y vació su equipaje sobre la cama.

- Abre la puerta dobe, eso es trampa – golpeaba inútilmente sin recibir contestación alguna.

- No te preocupes Sasuke-teme, mañana te tocará a ti – no le permitiría ser el único que hablara con insultos, pero la situación le causaba gracia, así que no evitó soltar una risita.

- Narutooooo mañana me las pagarás – sonaba lindo la forma en que decía ‘Naruto’, aunque fuera con cierto enfado, y quizás acabaría tirando la puerta de tantos golpes

No le quedaba otra que dormir en el sillón, mañana pensaría en como se lo haría compensar.
Resignado se dirigió a su improvisada cama, pero un diminuto sonido proveniente de la habitación hizo que se volteara.

- ¡Sasukeee!, toma esto – apenas termino de girar, una enorme bola de frazada lo tumbó al suelo – esto te servirá para dorm… - se percató de lo que había ocurrido y prefirió cerrar la puerta lentamente.

- …esta decidido, mañana lo mataré…-




Así comenzaba la convivencia de ambos jóvenes, o mejor dicho, la sobre vivencia.
Notas finales:

Lo olvidè! Doy millon de gracias por los 100 reviews que he llegado con este fanfic, làstima que todos los comentarios han sido removidos junto a mi fic.

No sè como disculparme, pero estoy feliz porque alguna vez tuve lectoras entusiastes por leerme. Tan solo... Arigatoo~~  

 
________________________________By Miss Rena____


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