Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Please, hold me now por Urusai no Team

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Un oneshot de Egoist, esperamos que os guste ^^
Era un jueves por la tarde como otro cualquiera. Yo me encontraba recostado en el sofá del salón, con una de mis novelas. Concentrado como estaba, casi ni me percaté del sonido de las llaves de Nowaki al entrar en la cerradura. Era para mi ya una rutina: Nowaki entraba, decía su habitual "Ya estoy en casa", se quitaba los zapatos y se acercaba hasta dónde yo estaba para molestarme con sus habituales "cariños" (aunque debo decir que aunque me cueste admitirlo no me desagradan del todo)

Todo iba según lo habitual, ruido de llaves, de zapatos al caer... lo extraño llegó cuando Nowaki no anunció su llegada y en lugar de entrar a dónde yo estaba se dirigió directamente hasta nuestra habitación. Enarcando una ceja y levantando la vista del libro me incorporé y traté de escuchar para tratar de averiguar que demonios estaba haciendo el maldito mocoso. Fue entonces cuando lo oí.

En un principio no conseguí identificar los sonidos que provenían de la habitación, pero después caí en la cuenta de que eran sollozos. "¿Qué demonios...?" Me levanté automáticamente, pues jamás había visto a Nowaki llorando. Dejé el libro en el sofá y me dirigí caminando deprisa al dormitorio, mirando a través de la puerta entreabierta. Te vi sentado en la cama, con la cara apoyada en una de las manos y con la otra tratando de enjugarte las lágrimas, que caían sin cesar. Tragando saliva, te llamé:

-¿Nowaki?

Levantaste la vista, y dándome la espalda oí tu voz quebrada.

-Hi-Hiro-san... por favor, vete.- abrí los ojos, pues jamás te había oído decirme algo así- N-no quiero que me veas así...

-Jodido mocoso...- murmuré, entrando en la habitación- ¿Se puede saber que ha pasado? ¿Cómo quieres que me vaya cuando estás llorando a moco tendido?

Me senté a su lado en la cama. Levantaste tu mirada, con tus ojos azules totalmente vidriosos e hinchados.

--------------------------

Cuando Hiro-san se sentó al lado mío, noté una presión en el pecho, y la angustia que sentía se hizo mas grande, a la par que sentí su mano en mi hombro. No me apetecía nada mirarle, levantar la cabeza y, tras las lágrimas, ver que está ahi. Eso sólo hace que me sienta peor.

- A ver... cuéntame qué demonios te ha pasado... -me dijo con su voz ronca, serio, observándome con lo que parecía una dolorosa preocupación.

Tras ahogarme un par de sollozos, enterré la cara en mis manos de nuevo, cerrando los ojos y notando cómo las lágrimas resbalaban por mis mejillas.

-Por favor.... n-no quiero hablar de ello... -logré contestarle con voz nasal, con los hombros convulsionándoseme en un nuevo espasmo de llanto.

Al segundo oí sus quejas y reproches, y sus manos, en mis hombros, me agitaron.

-¿¡Cómo que no quieres...!? ¡... ya tardas en soltarlo, mocoso! ¡oye!

Lo noté demasiado cerca de mí, para mi gusto. Lo menos que quiero ahora es tenerlo cerca, su presencia hace que me sienta peor... Hiro-san, no me merezco ni mirarte.... Ni mirar a nadie... Cómo pude haber sido tan... estúpido...

Y tan despreciable...

Las lágrimas siguieron cayendo.

-Oye, Nowaki... oye. No estás nada bien... -genial, ahora he conseguido preocuparlo, preocuparlo demasiado. Me reprendo mentalmente e insto a mi cuerpo a levantarse y a salir de aquella habitación, pero me encuentro con que no puedo mover ni un músculo- Nowaki... vamos, mírame.

Antes de que me diese cuenta, sus manos se habían encontrado con las mías, y las habían apartado suavemente, dejando mi rostro empapado al descubierto. Con delicadeza, tomó mis mejillas y me obligó a mirarle.

-Y ahora cuéntame qué demonios te sucede para que estés así...

-No quiero preocuparte... -contesté mecánicamente- No quiero que te preocupes por mí... yo no...

A pesar de que tenía los ojos como empañados, me pareció apreciar una pequeña venita de enfado en su frente. Al segundo siguiente, alzó su puño y me dio un pequeño golpe en la cabeza, para luego gritarme, airado:

-¿¡Cómo que no quieres que me preocupe !? ¡Pero óyete! ¡Si fuera yo el que hubiese llegado a casa llorando como si me fuera la vida en ello serías TÚ el que ahora estaría en mi lugar, diciendo ésto y persiguiéndome para que suelte palabra! ¡No me vengas con esas, Nowaki!

Soltó todo eso de un tirón, y se qudó sin aire, respirando entrecortadamente. Luego, su expresión se dulcificó, como hacía muchas veces que me miraba...

-Por eso... -dijo, una vez más calmado, y volviendo a llevar sus manos a mis hombros-... claro que me preocupo... Dime, cuéntame que te pasa. Odio verte así y quiero ayudarte... Sólo... no seas egoista y no te guardes todo lo malo para tí...


---------
Levantaste tu mirada una vez más, extrañado supongo, pues no suelo adoptar esta actitud, mi orgullo me lo impide. Pero... ¡Joder! Es que tampoco soy de piedra... y el verte así... no quiero verte llorando, no quiero verte tan mal... Entonces te derrumbas, y pasando los brazos alrededor de mi cuerpo hundes la cara en mi pecho y comienzas a sollozar de nuevo, esta vez sin reprimirte, soltándolo todo. Yo solo puedo abrazarte, sin saber muy bien como consolarte, mientras acaricio tu cabello. Al rato te calmas, y separándote de mí comienzas a hablar.

-H-Hoy en el hospital... uno de los niños... uno de los niños...-empiezas, pero te tapas la boca con una mano. Un momento después, un poco más sereno, continúas.- estaba normal, todo andaba bien... bueno, estaba muy enfermo, sí, pe-pero presentaba mejoría y tenía, tenía muchas esperanzas de recuperación... presentaba progresos y-y entonces... en-entonces...

-¿Ha muerto?- pregunto yo, tratando de tener el mayor tacto posible (no se me da muy bien, para qué negarlo)

Asentiste apesadumbrado, tratando de contener las lágrimas. Entonces continuaste.

-S-sé que no debería afectarme tanto... se supone que aspiro a-a ser médico y que est-estas cosas pasan... pero ese chico.. ¿cómo no puede afectarme? ¿por qué las cosas son tan injustas? -bajaste la mirada, incapaz de mantenerla por más tiempo.

-Nowaki...-suspiré, tratando de escoger mis palabras con sumo cuidado- mira, es normal que empatices... y que te afecte, eres humano al fin y al cabo. Y... pienso que llegarás a ser un gran médico...

Me miraste, asombrado por mis palabras. "Joder... no me mires así... no es tan raro... ¿vale? Al fin y al cabo yo... yo te... ¡bah!"

-Hiro-san... siento haberte preocupado- dices entonces, mostrando una pequeña sonrisa- p-pero gracias, gracias por estar aquí...

-No tienes que darlas, idiota...-digo algo sonrojado, pero entonces paso un brazo por tu cuello y te doy un beso en la mejilla, mientras susurro- no dudes en contarme las cosas, aunque... aunque a veces sea un poco brusco... me tienes aquí, ¿vale?

Agarraste mi mano, totalmente enternecido. "Si este es el consuelo que necesitabas... si solo esto puede hacer que te sientes mejor... " pensé, mientras te girabas y juntaste tus labios con los míos, besándome con urgencia y pasando sus brazos alrededor de mi cuerpo, estrechándome contra ti.

-Hiro-san... te quiero...-susurraste sobre mis labios.

-Estúpido...-murmuré- s-sabes que yo también a ti.

-----------------------------------

Hiro-san es... terriblemente tierno. Me encuentro terriblemente mal, pero sólo su simple presencia me reconforta como nada lo hace... No hay nada más que desee en estos instantes que abrazarte entre mis brazos y hundir la cabeza en tu hombro.

-Hiro-san... gracias... gracias... -murmuré, esbozando una sonrisa triste, pero una sonrisa al fin y al cabo, consiguiendo detener las lágrimas.

-Idiota... Sabes que no tienes que darlas... -dices, ladeando el rostro y sonrojándote, en esa manera tan adorable tuya. Acaricié tu mejilla, completamente enternecido-... oye, no... no me mires así...

Noto que te empiezas a poner bastante rojo, y frunces el ceño, como acostumbras a hacer cada vez que algo te molesta o como cada vez que piensas ciertas cosas sobre mí que no admites en voz alta...


-¿... qué me miras así...? -me preguntas, sacándome de mis cavilaciones- ...¿qué me miras tanto...?

-Nada... -respondo, acercándote más a ti y tumbándote con cuidado sobre la cama, apreciando con interés el cambio en tu expresión- sólo observaba lo lindo que es Hiro-san...

-¡¡¡I-idiota...!!!

No te di tiempo a terminar de quejarte, sellé mis labios con los tuyos y las palabras murieron en tu boca.

Nuestro beso fue cálido, tierno, y tu respiración lenta, acompasada, pareció detenerse unos instantes. Enlacé mi mano con la tuya, disfrutando de tu tacto, de la sensación tan agradable que me produce un simple roce de tu piel. Me haces sentir increíblemente mejor en sólo unos instantes... Eso no lo había conseguido nadie antes, Hiro-san.

---------------------------------

No sé que demonios se le ha metido en la cabeza a este idiota, pero veo que está mejor, y eso me alegra, me alegra mucho. Odio verte triste y deprimido... Parece que si no te tengo todo el día siguiéndome y llamándome "Hiro-san" no estoy conforme... No me siemto completo. De hecho, ya no me siento completo si no estás tu... ¡AGH! ¿¡ Pero en qué mierdas estoy pensando mientras él me besa...!?

Al poco siento sus manos subiendo por mi abdomen, por dentro de la ropa... Intento detenerle, pero él me toma por las muñecas, sin hacer fuerza, y me besa en el cuello, depacio. Sé lo que quiere, y para qué negarlo, yo también lo quiero...


No quiero detenerle, no después de haberle visto llorando y aferrándose a mí como si fuera lo último en el mundo...

-Ey... Nowaki...

-¿Hm? Hiro-san, ¿sucede algo? -alza el rostro y me mira con sus ojos muy abiertos, dándole un aire infantil que se me antoja totalmente irresistib---eh. Pero en qué estoy pensando...

-No, sólo es que... -murmuro, notándome medio ido por culpa del chiquillo que tengo encima mío, un chiquillo más grande que yo...- nada.. que me preocupé... ya... ¿ya te encuentras mejor...?

Vale, se me ha quedado mirando con una cara de entusiasmo, sonrojo y alegría que me asusta por un momento. Seguidamente se me abraza, todo contento, dándome las gracias y no se cuántas cosas más...

-Hiro-san... Para mí esto es difícil... Sé que no voy a superlo pronto... es algo que... que me duele... pero te tengo a tí a mi lado, y eso me ayuda lo indecible...

Hundió la cabeza en mi hombro, y yo le acaricié la nuca, con ternura. Sólo él me hace actuar así. Estaba a punto de responderle, cuando se reincorporó de nuevo y me miró seriamente.

-Hiro-san... quiero hacerte el amor ahora.

.....

.........

¿¡Pero qué mierda de exigencia ha sido esa.!? ¡Será...! Ah.

Ha empezado a lamer mi pecho con delicadeza, bajo la camisa, deteniéndose en cubrir todas las curvaturas de mis músculos, haciéndome estremecer... Mierda, ya me tiene totalmente ido.

--------

Me encanta la cara que pone cuando le digo estas cosas. Trata de aparentar que le molestan, pero sé que en el fondo le gusta, por eso yo nunca desisto en mis caricias. Beso su pecho con avidez, disfrutando con cada suspiro que suelta, y llevando mi rodilla hasta su entrepierna, presionando con suavidad. Te agarras con fuerza a mi cuello, y para mi sorpresa comienzas a sacar mi camiseta, para después comenzar a acariciar mi espalda y mi nuca.

Aprecio un leve sonrojo en tus mejillas, y volviendo a besarte con lujuria llevo mis manos hasta tu pantalón, desabrochándolo y quitándotelo, así como la ropa interior. Entonces comienzo a masturbarte lentamente, mientras no paro de besarte en los labios, en las comisuras, en el cuello... tú solo suspiras y te aferras ahora a mis hombros, con los ojos cerrados y murmurando mi nombre entre suspiros. Aumento el ritmo, mientras con la otra mano acaricio tus testículos.

Tu rostro se sonroja aún más si cabe, pero aún me queda algo para conseguir que llegues al final. Con un último beso, retiro mi mano de tu entrepierna y me inclino sobre ella, introduciendo tu miembro en mi boca, jugando con mi lengua. Es entonces cuando comienzas a exclamar entre jadeos ahogados:

-¡No-Nowaki... para! ¡M-me voy a...!

Succiono más fuerte, haciendo que no puedas contenerte más y te corras en mi boca con violencia. Puedo notar como tiemblas entre gemidos, así como aferras tus manos a mis cabellos. Me limpio la comisura del labio con el dorso de la mano y vuelvo a subir hasta tu boca, besándote de nuevo y sintiendo como introduces tu lengua en mi boca. Cuando se rompe el beso, llevo dos de mis dedos hasta tus labios, instándote a que los cubras de saliva para poder comenzar a prepararte.

---------

Sin dudar, lamo tus dedos con avidez, cubriéndolos lo mejor que puedo con saliva para que puedas preparme bien. Estás muy sorprendido por mi actitud, lo cual es comprensible... no suelo ser tan... bueno, da igual, hoy quiero hacerte sentir bien, y estoy dispuesto a tirar totalmente mi orgullo por tierra. Mientras estoy inmerso en mis pensamientos, siento como tus dedos se abren paso a través de mi entrada, moviéndose de un lado para el otro, ensanchándola. Al principio me resulta un poco extraño, como siempre, pero al final acabo por mover mi cadera al son de tus dedos, pidiéndote más. Entonces empiezo a gemir en alto:

-Nowaki... y-ya estoy... ya pue-puedes...- consigo articular mientras rodeo tu cuello con mis brazos, hundiendo la cara en tu pecho.

Sin pensarlo dos veces, retiras tus dedos y desabrochándote los pantalones los sustituyes por tu miembro, penetrándome de una sola embestida. Ambos soltamos un gemido ronco, abrazados. Entonces llevas tus manos a mis caderas, y tras esperar a que me acostumbre comienzas a moverte en un vaivén que solo provoca que mi miembro vuelva a estar erecto.

Para tu sorpresa, te obligo a detenerte a las pocas embestidas, y girando te hago quedar sentado, conmigo encima. Entonces comienzo yo mismo a subir y bajar, aumentando el ritmo poco a poco. Te abrazo con más fuerza y sello tus labios con los míos, jadeando en tu boca y reprimiendo así los gemidos. Entonces llevas tus manos a mis caderas y me instas a aumentar aún más el ritmo, tornándolo frenético y provocando que ambos lleguemos poco después al orgasmo, separándo nuestras bocas y gimiendo ambos. Nos quedamos un momento quietos, respirando entrecortadamente y cubiertos en sudor.


--------------------------------

Me quedo un rato sin moverme, sin mover ni un músculo, con Hiro-san al lado mío respirando entrecortadamente, con una mano sobre sus ojos. Me detengo a observarle, sintiendo mi propia respiración pesada, jadeante. No puedo reprimir una sonrisa, al notar que está completamente ruborizado...

-Hiro-san -exclamo contento, acercándome más a él y tomando la mano que tapa su rostro- ha estado genia---

-¡Idiota! -me recrimina él, tratando de evitarme, pero fallando en el intento. Aparto su mano y miro directo a sus ojos abiertos como platos, bajo un ceño fruncido.

-Hiro-san...

Sin poderme contener más, me abalanzo sobre sus labios, robándole un inesperado beso. Para mi sorpresa, te encontré respondiendo al beso con ganas, hundiendo tu lengua hasta el fondo, sacándola y jugueteando con mis labios y con las comisuras de mi boca. Rodeaste mi cuello con tus manos, y cuando terminaste de besarme, y rojo como una amapola, ocultaste tu rostro en mi hombro. Me quedé en silencio unos instantes, sin saber bien qué podría decir. O lo mejor sería quedarme callado y disfrutar del momento, ya que pocas veces, por no decir nunca, te he visto tomar la iniciativa de esta manera...

-Oye, idiota -oigo tu voz, ronca, cerca de mi oído, y tu mano bajando por mi cadera parece temblar- que... bueno, que... que sepas que... yo te... te, eh también... te q-quiero.

---------------------------

Sólo esas palabras bastaron para hacerme morir de la vergüenza. Mierda, me costó, pero por fín salió de mi boca... Mientras entierro más mi cara en su cuello, para no verle, y mi cuerpo se encoge, sé que, de una manera simple, te he hecho feliz. Pero es que tú eres muy simple. Te contentas con tan poco...

-¡Hiro-san es tan adorable! -me dices, con una gran sonrisa y abalanzándote a mi cuello, riendo como un niño. No puedo sino suspirar agotada mi paciencia y completamente dominado por este pedazo de idiota... - ¡te quiero, te quiero!

-Y-ya vale... -murmuro avergonzado, separándome de tu cuerpo sin quererlo en realidad- ...haces que me...

No me dejaste hablar más, me apretaste contra tí y murmuraste mi nombre varias veces, increíblemente contento. Qué terrible es verte triste, y qué fácil es hacerte feliz...

Cierro los ojos y me rindo, derrotado por tu vitalidad y tu cariño. Me siento cansado, agotado... pero no puedo evitar que una sonrisa aflore en mis labios... Nowaki, ¿qué me has hecho...?

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).