-Flash Back-
– ¿Por qué eres tan arrogante? – dijo un rubio muy enojado, su cabellera llegaba hasta sus hombros, con una media cola.
– Te dije que callaras – masculló un pelinegro, tan serio e inmutable.
– ¿Por qué no me puedes amar? – musitó el rubio.
– ¿Para qué? Responderte seria tonto, ya lo sabes –
– No lo sé – respondió triste.
– La razón es simple, es por que no puedo verte como algo más que un amigo … –
– Itachi … – musitó el chico.
– Disculpa me tengo que ir, Deidara – dijo frívolo mientras saía de la habitacion.
-Fin del Flash Back-
– Así que es la segunda vez que sueñas con un recuerdo – dijo un azabache de test blanca.
– Si, así es, Sasuke – afirmó el mayor de los Uchiha.
– Que raro, ¿No crees? – dijo curioso el chico – Sé de tus preferencias pero ¿esto no es el como? – interrogó el azabache.
– Solamente no sentía nada y ya – dijo el pelinegro mayor muy fríamente.
– pero es más raro que te graduases y consiguieras trabajo en mi preparatoria – bufó el chico azabache.
– No es raro es la realidad, y acepta que a partir de hoy seré tú maestro de matemáticas – soltó una carcajada.
– Es eso lo que me enferma de ti – masculló enfadado.
– Sasuke, ¿Me presentas a tus amigos? –
– ¡No! – respondió con una mirada asesina
– Esta bien – bufó el mayor de los Uchiha.
– No quiero que te enamores de alguno de mis amigos, solo es eso –
– Por favor – se burló el mayor – No me fijaría en un crío de 18 años, tengo 25 hay mejores a mi alcance – agregó triunfal.
Al llegar la hora de entrar a la escuela, el primer día después de año nuevo, se habían acabado las vacaciones navideñas…
– ¡Sasuke, Lee, Neji, Gaara! – un rubio pelo corto corría hacia ellos.
– ¿Naruto?, ¡Que bien te ves! – dijo Lee un chico de cabello negro con ojos totalmente extraños.
– Fui de vacaciones a Hawai, jeje – dijo Naruto emocionado, no cabía mencionar que era una escuela para niños, de padres funcionarios, políticos y otros cargos altos en la sociedad.
– ¿A dónde fuiste de vacaciones Neji? – dijo un chico pelirrojo de orbes aguamarinas, grandes y hermosos.
– A-a-a ningún … lado – contestó el chico castaño, de test clara, con un rostro delicado y hermoso, que estaba enamorado de Gaara el poseedor de los orbes aguamarias, y esa era la razón de su tartamudez.
– Créelo, yo igual, me aburrí con mis hermanos – comentó el pelirrojo.
– Sasuke, no has hablado … – dijo Lee.
– Estoy algo, no sé, preocupado – contestó algo confundió el azabache.
– ¿Qué te sucede? – preguntó Naruto.
– Mi hermano, Itachi, nos dará clases de matemáticas – soltó el pelinegro.
– No creo que tu hermano sea tan malo, Sasuke – respondió el castaño.
– No lo es, solo que me vigilará – suspiró el azabache.
– ¡Hola chicos! – un pelinegro de ojos negros semirasgados saludó – Hola Sasuke – dirigió sus palabras al azabache que lo miraba desconcertado.
– ¿Hola? – continuó fríamente – ¿Se te ofrece algo, Sai? – terminó alzando una ceja.
Ciertamente, Sasuke y Sai eran pareja desde hace un mes, pero dos actitudes totalmente iguales de frías y orgullosas no se atraen, por eso las cosas entre los dos no empezaron ni terminarían bien. Gaara al ver que ambos azabaches tenían una guerra de miradas asesinas, y ser el único que sabía de la relación decidió que era mejor dejarlos solos, así que actuó rápido …
– ¿Neji, me acompañas al salón? Es que quiero llegar temprano hoy – terminó con una gran sonrisa demasiado sincera para no creérsela.
– Va- vamos… – contestó el castaño que se moría de felicidad por dentro al acompañar a Gaara, solo ellos dos…
– ¿Lee? – preguntó Naruto, volteando la mirada al de pelo negro
– ¿Sí? –
– ¿Ves algo extraño en la escenita de Gaara y Neji? –
– Sí-i –
– ¿Los seguimos? Total, Sasuke no deja de mirar a Sai, y si arman una pelea yo no quiero participar… –
– Además, es más peligroso que Gaara y Neji estén juntos, por lo de Neji, ya sabes, su secreto… –
– Cierto – así ambos comenzaron a caminar detrás de Gaara y Neji.
Estos al percatarse, principalmente Gaara, alentó el paso para que los alcanzaran, total, cuando Gaara se iba con Neji, Naruto y Lee los seguían pues los dos últimos temían que hubiese una relación entre estos.
– No les has dicho de nuestra relación – dijo el azabache de ojos rasgados
– No – contestó fríamente el azabache peliazul
– Sasuke, yo … –
– Sé a los que vienes y quieres una respuesta y te la daré – interrumpió, dando una pausa para hacer sufrir a su amante – pero no ahora, te la daré después – terminando esto la campana sonó milagrosamente haciendo que Sasuke corriera asu clase, la cual le tocaba con su hermano. Y al entrar, por más que intentaba entrar calmado y con una buena excusa no le funcionaría ya que su hermano lo conocía bien.
– Empezó mal el año señor Uchiha – dijo su hermano que ahora tomaba el papel de maestro.
– Tuve un problema a la entrada – contesto lo más fríamente mientras entraba al salón.
– Hummm, ya veo, siéntese … – sin más Sasuke se sentó al lado de Gaara, quien parecía ser su mejor amigo.
– Gaara – susurró el peliazul azabache.
– Dime que pasó – contesto en otro susurro el taheño.
Sasuke dejó caer su mochila en el piso y sacó una libreta para hacer de cuenta que copiaba, mientras Gaara hacía lo mismo.
– Lo torturaré – dijo al fin Sasuke
– No le dijiste ¿Cierto? –
– Me conoces bien – terminó con una sonrisa amable
– ¿Hasta cuando le dirás, que de verdad no quieres nada con él? – cuestionó Gaara
– El me preguntó si quería seguir con él, así que no veo nada de malo reponderle hasta el viernes – bufó el de ojos negros.
– ¡Hmp! – soltó de modo burlón el aguamarina, terminándolo con otra sonrisa sincera.
Así acabó la clase, ese día eran dos clases seguidas de una hora, ósea que tuvieron 2 horas con Itachi, al terminar, el profesor llamó a dos personas …
– Señor Uchiha, Sabaku no Gaara, ¿Serían tan amables de venir? – dijo mientras estós salían con sus amigos del aula de clases.
– ¿No me lo puede decir desde aquí, Señor Uchiha? – Bufó Sasuke quien seguía caminando.
– Uchiha, última llamada – contestó Itachi mientras Gaara se acercaba al escritorio del profesor.
– Será en otra ocasión, “profesor” – contradijo haciendo burla en la palabra.
Sasuke, y los demás salieron del salón dejando a Gaara con Itachi en el salón, Gaara no tenía idea de porque el llamado, así que se limitó a esperar a que Itachi hablara.
– Tienes buenas calificaciones, promedio de 10, al parecer buenas amistades, me hiciste caso al primer llamado de atención… – fue interrumpido por Gaara.
– Ya, venga ¿a que viene todo mi historial? Por que debe de haber una razón – esperó respuesta el taheño.
– Verás, noté, ¡Qué te pasaste toda la clase platicando con Sasuke Uchiha! – Exclamó con un poco de enojo en el tono de su voz.
– ¿No sería mejor que le llamases hermano o simplemente Sasuke? – interrogó
– Estoy en horario de trabajo no puedo tomarlo como mi hermano, solo como un alumno más – contestó terminando con un suspiro muy largo.
– ¿No te hace sentir mal tratarlo como a otro más o del montón, siendo tú único hermanito menor? – interrogó por segunda vez el menor.
– No, por que… ¿Por qué diablos te importa saber? – exclamó furioso
– ¿Por qué dice diablos? No ve que soy un alumno y el que pone el ejemplo es el maestro – continuó el aguamarina.
– Disculpa por arruinar tu historial, pero estas castigado hasta la siguiente clase –
– Pero aquí no hay salón de castigo – burló el taheño.
– No, no hay, por eso te quedaras en el salón conmigo, como no tengo siguiente clase, estaremos, tú y yo, y una larga hora de silencio – exclamó triunfal el Uchiha.
– Simplemente me niego, además tengo una disección en biología y Sasuke prometió enseñarme a explotar los órganos de las ranas con algunas sustancias, así que, con su permiso me retiro – terminando su respuesta se inclinó para tomar su mochila que se hallaba en el piso y salió sin antes pararse en el marco de la puerta voltear a ver a su profesor y guiñarle un ojo, con un tanto de sensualidad, sarcasmo y bufonería, azotó con todas las fuerzas la puerta y continuó su camino a la clase de biología que ya tenía rato de haber comenzado.
– Con esa actitud, debería de tener cero – suspiró y se sentó en su silla, viendo el gran salón vacío que tenía frente a él… – ¡Pero que terco! – suspiró de nuevo – Aunque – se paró de su silla y camino hacia la puerta – fue interesante el guiño que me dedicó, muy interesante – terminó mientras salía del salón directo a la sala de profesores.
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