el camino de tu espera
me habría desconectado;
¿Cuánto tiempo llevo esperando? ¿Cuánto hace que te fuiste? He perdido la cuenta de los días que llevo tras de ti, intentado dar contigo, traerte de vuelta a la villa. Lo he dejado todo por seguirte, por buscarte. Incluso mi sueño de ser hokage, lo he dejado de lado hasta que te encuentre y pueda hacer que regreses. ¿Por que te empeñas en hacer las cosas tan difíciles?
a mirarte desde fuera
y dejar que te tocara el sol.
No sé por qué me gustas, no tiene sentido. Puede que sea porque cuando te conocí los dos éramos parecidos de alguna manera. Los dos siempre solos, sin amigos verdaderos; tú por decisión propia, yo porque nadie se acercaba a mí. Por eso te he observado todo este tiempo, desde fuera. Te he visto brillar como pocos han brillado, peo también te he visto caer. ¿Por qué? Tenías un gran futuro ante ti y lo tiraste todo a la basura, sólo por esa estúpida obsesión tuya por la venganza. ¿No pudiste pedir ayuda? No, eres demasiado orgulloso, tenías que hacerlo tú solo; pero ¿De qué te ha servido? ¿Realmente eres más feliz ahora que está muerto? Quiero creer que es así, y sin embargo...
mi vida una escalera
me la he pasado entera
buscando el siguiente escalón,
convencido
que estás en el tejado
esperando a ver si llego yo.
No lo sé, en realidad creo que me he pasado toda la vida corriendo detrás de ti. Y aunque me gustaría poder hacerlo a tu lado, no soy capaz de alcanzarte. Siempre vas un escalón por delante de mí. No importa cuanto mejore, cuán fuerte me haga, tú siempre has subido un peldaño más y me miras desde arriba, desafiante. Incluso cuando me reconociste como igual, diciéndome que te gustaría luchar conmigo, lo hiciste desde arriba, desde esa altura tuya que te empeñas en sacarme. ¿Por qué no me dejas acercarme a ti? ¿Por qué me apartas?
Pero eso siempre ha sido así entre nosotros ¿No? Yo siempre detrás de ti, intentando superarte y tú siempre luchando porque no lo consiga. Sin embargo aún conservo la esperanza de que llegará el día en que te pararás a esperarme, o si no, tal vez el día en el que llegues al final de la escalera y no tengas más remedio que pararte o descender, y entonces, ese día te alcanzaré y correré contigo, a tu lado, no por delante, ni por detrás. Sino junto a ti.
por donde te vi marchar
como una regadera que la hierba hace que vuelva a brotar
y ahora es todo campo ya.
Y en ese momento estaremos juntos y no permitiré que te vayas de nuevo. Conseguiré que te quedes a mi lado y que me escuches. Porque sé que yo puedo hacerte feliz. Y aun así, sentado en estos árboles, no puedo evitar dirigir mi vista hacia el río, hacia esas dos estatuas que me recuerdan que no fui capaz de traerte de vuelta, que aún no soy capaz de hacerlo.
Pero la vida da muchas vueltas y sé que algún día lo lograré, te traeré conmigo y juntos conseguiremos dejar atrás el pasado. Para eso me entreno cada día, porque sé que aunque tú aún estás arriba, quedan pocos peldaños de esta escalera.
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son flores de madera
y mi ejército no tiene
bandera, es sólo un corazón
Sasuke luchaba dejando tras de si los cadáveres de todos aquellos que osaban enfrentarse a él, había matado a su hermano, sí, pero su venganza no estaba completa. Tenía que matar a todos aquellos de la villa de la hoja que habían formado parte de la conspiración. Incluso si tenían que caer inocentes en el intento, él vengaría a toda su familia. Ellos mismos se lo habían buscado al condenarlos, al despertar su odio. Ellos habían matado toda su inocencia, haciéndole renegar de su villa, haciéndole luchar por libre. Y ahora iban a pagar por todos aquellos años de traiciones, soledad y dolor.
a vivir entre maleza
sembrando flores de algodón.
Incluso se había unido a los Akatsuki, pero ¿qué importaba? Le daba igual a quien tuviese que unirse si con ello lograba su venganza. ¿Qué más daba? Su corazón ya se había teñido con el odio más profundo, primero por su hermano y ahora por todos los que habían sido sus cómplices, todos los que lo habían utilizado para lograr sus propios fines.
Todas esas personas acabarían muertas a sus manos, especialmente Danzou, él había sido el verdadero artífice de la traición. …l había sido el que había dado la orden del exterminio de su clan. Su hermano no había tenido elección. Al menos así había podido salvarse él, y ahora era él único de los Uchiha que quedaba, el único que podría hacer justicia donde el resto del mundo había cerrado los ojos para no ver.
la muerte traicionera
y antes de repartirme
del todo, me veo en un cajón,
que me entierren
con la picha por fuera
pa’ que se la coma un ratón.
Lo había logrado, en sus manos reposaba el cuerpo sin vida del sexto Hokage, un puesto que nunca debió otorgarse a un hombre como él. Estaba agotado, a penas podía sostenerse en pie y sabía que no saldría vivo de allí, pero le importaba una mierda. Ya no tenía ningún motivo para seguir viviendo, había cumplido su venganza, su vida ya no tenía sentido.
Nadie lloraría su muerte, sabía que era algo que se había ganado a pulso. Todos los que le conocían le odiaban o lo despreciaban y no podía culparlos, ahora que todo había acabado se sentía vacío, pero no era una sensación tan desagradable, por fin podría descansar. Por fin podría olvidarse de todo y de todos y ya no les causaría más dolores de cabeza a aquellos que una vez habían sido sus amigos.
Pensó en Naruto, en lo que lo había echado de menos durante todo aquel tiempo, a pesar de lo mucho que había intentado romper los lazos con él, se había dado cuenta de que sólo los ignoraba, porque esos lazos seguían ahí, torturándole cada vez que pensaba en el rubio. Pero era consciente de que a él también lo había perdido. Pues para llegar a Danzou, había destruido medio Konoha y sabía que eso era algo que Naruto no le perdonaría, porque la villa, a pesar de la indiferencia que le había mostrado cuando era niño, lo era todo para él. Pero ahora ya era tarde para arrepentirse, así que cerrando los ojos se dejó llevar por el dulce sueño de la inconsciencia, sabiendo que ya nunca más volvería a despertar.
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quiero oír alguna canción
que no hable de sandeces y que diga que no sobra el amor
y que empiece en sí y no en no.
Naruto posó su vista sobre la asolada villa, le había llegado tarde el aviso, y para cuando llegó allí, ya había pasado todo. -¿Cuántos muertos? –Fue lo único que acertó a preguntar -Sakura lo miró con un gesto de pena y dijo –Anbu raíz, en su totalidad… -La mirada de naruto la instaba a continuar hablando, pero la pelirrosa negó con la cabeza y dijo –Eso es todo, no ha tocado a nadie más, cuando el resto de los ninjas de la villa llegamos allí, Danzou ya estaba muerto. –Naruto no se atrevía ni a preguntar, pero quería saberlo, tenía que saberlo… -¿Y Sasuke? –Sakura volvió a negar con la cabeza y su voz se quebró al decir. –Sasuke ha muerto, no hemos podido hacer nada por él
Las lágrimas comenzaron a caer por el rostro de Naruto, al final no había podido hacer nada, al final no había podido alcanzarlo. Se le había escapado de entre los dedos y no había podido salvarlo. Sus rodillas se doblaron, y si no hubiese sido por Sakura que lo cogió, se habría dado contra el suelo. La chica observó a su amigo arrepentida de lo que le había dicho, pero había veces que las cosas se tenían que hacer así y esta era una de ellas.
por donde te vi marchar
como una regadera que la hierba hace que vuelva a brotar
y ahora es todo campo ya.
Cuando se despertó Naruto estaba en una habitación interior, sin ventanas, cuya única puerta parecía cerrada a cal y canto. Se incorporó un poco sobre las almohadas y observó el lugar. Parecía una habitación de cuidados intensivos del hospital de Konoha, pero era extraño que no tuviese ventanas, ni nada que introdujese luz en aquel cuarto, a excepción de una pequeña bombilla en el techo y las máquinas que controlaban el estado de su compañero de habitación. Se levantó un poco más, intentando averiguar con quién tenía que compartir aquel extraño lugar.
-Genial, comparto cuarto con la momia. –En su actual estado mental Naruto no tenía ganas de bromear, pero aquellas palabras escaparon solas de sus labios, cuando observó al hombre que yacía en la cama contigua, lleno de vendajes de la cabeza a los pies. O eso suponía, ya que el resto del cuerpo estaba oculto por las mantas. Al ver los mechones negros que escapaban de entre algunos de los vendajes, el rubio no pudo evitar acordarse de su mejor amigo y rompió a llorar de nuevo.
Fue en ese momento cuando la puerta se abrió y una sonriente Sakura apareció en el umbral. Naruto levantó la vista, sin poder comprender aquel gesto de su amiga. Se suponía que ella también estaba enamorada de Sasuke, ¿Cómo era posible que pudiese sonreír de aquella forma después de lo que había pasado? Debería estar dolida, o enfadada con él por no ser capaz de cumplir su promesa, sin embargo, se la veía bastante feliz. ¿Sería acaso una máscara para que no notase su dolor?
La chica entró en la habitación y volvió a cerrar la puerta a sus espaldas.-Siento haber sido tan brusca antes, pero era necesario, no podía dejar que oídos ajenos se enterasen de nuestro plan- Naruto estaba bastant confundido, de qué narices estaba hablando la pelirrosa -¿Nuestro plan? –Fue lo único que acertó a preguntar. –bueno, la idea fue de Shikamaru, pero lo hemos llevado a cabo entre los cuatro- Naruto seguía más que confuso, nada de lo que decía la pelirrosa tenía sentido. –¿Los cuatro? – Sakura volvió a sonreír –Sí, el equipo diez y yo. –Sakura comenzó a explicar en que consistía el plan, y cuanto más explicaba, más se le abrían a Naruto los ojos. Si hubiese tenido allí a Shikamaru le hubiese dado un beso y un abrazo.
Aún no era capaz de asimilar las palabras del rubio, su cerebro aún estaba embotado por la noticia y era incapaz de separar la mirada del espejo. Aquel no era él, la cara que le devolvía la desafiante mirada no era la suya. Y sin embargo a partir de ahora tendría que acostumbrarse a ella. A su lado, Naruto le miraba con preocupación esperando una reacción por su parte. ¿Pero qué podía decir?
Una nueva oportunidad, una nueva vida, empezar de cero. Eso era lo que le estaban ofreciendo. Al parecer sus amigos aún no se habían rendido con él, lo había sabido al despertar, cuando los vio reunidos alrededor de su cama, esperando a que abriera los ojos. Y ahora que le habían explicado lo que le habían hecho, todo lo que habían arriesgado, él había sido incapaz de responder. Su asombro le impedía articular palabra.
-Dejaremos que te lo pienses, ¿vale? –Las palabras de Sakura resonaron en su cabeza mientras la medic nin abandonaba el cuarto, seguida de sus compañeros, el último en llegar a la puerta fue Naruto que se giró para mirarlo con una sonrisa. -Vuelve con nosotros, por favor. –Ya iba a darse la media vuelta para salir cuando Sasuke por fin pudo despegar los labios. –Espera. –Sus palabras apenas habían sido audibles, pero el silencio era tal en aquel sitio, que el rubio se paró de golpe y volvió sobre sus pasos. -¿Por qué? Después de todo lo que he hecho ¿Por qué estáis aquí? –Naruto volvió a sonreír y se acercó de nuevo a la cama, sentándose en el borde de esta. –Porque, a pesar de que eres un capullo, exasperante, insensible y orgulloso, nosotros somos tus amigos. El corazón del Uchiha dio un vuelco, pero su cara se torció en una sonrisa de superioridad. -¿Un capullo insensible y exasperante? –Naruto asintió con vehemencia -¡Además de orgulloso!- Naruto no vio por donde le venía el golpe, pero cuando quiso darse cuenta ya tenía a Sasuke encima. Los demás acudieron lo más rápido que pudieron al oír el jaleo que armaban, pero cuando entraron en la habitación no pudieron contener una carcajada, Sasuke le frotaba a Naruto la cabeza con su puño -¿A quién has llamado orgulloso? –Naruto le mordió un brazo mientras decía –A ti, estúpido idiota. –Aunque lo que se entendió fue algo así como “mfmfmfblfmfn” -¿No te han dicho que es de mala educación hablar con la boca llena?- Dijo el moreno mientras se sacudía a Naruto del brazo. Las patadas y puñetazos se sucedían en rápida cadena, pero para los espectadores de aquello, estaba claro que no iban con intención de hacer daño de verdad, sólo era una más de las tontas peleas de aquellos dos, que después de tanto tiempo, parecían haber vuelto a la normalidad. O al menos a la extraña normalidad que tenían antes.
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Si entre los dedos se me escapa volando una flor
y ella solita va marcando el camino.
Habían pasado unos meses y Sasuke caminaba por la villa buscando a cierto rubio. Aunque tal vez no deberíamos llamarlo sasuke, ya que su nuevo nombre era Haru, Nakamura Haru. Para el resto del mundo, Sasuke Uchiha había muerto, él era un simple ninja que había vuelto hacia poco tiempo, para quedarse a vivir allí. Ya que sus padres se lo habían llevado cuando era muy pequeño y siempre había sentido deseos de volver. O al menos esa era la historia que les contaba a todos aquellos que preguntaban, pues si alguien se enteraba de su verdadera identidad, sabía que la condena de muerte sería algo inevitable y no sólo eso, si no que sus amigos se verían envueltos también. Y eso era algo que jamás ocurriría si él podía evitarlo. Aún así a pesar de tener otro nombre y otra cara, seguía siendo el mismo, o casi.
-¡Bu!- Sasuke pegó un brinco que casi hizo que su corazón le saliese por la boca. ¿Cuándo había llegado Naruto? No lo haía sentido en absoluto. Definitivamente, si no tenía cuidado aquel usuratonkachi acabaría por superarlo cualquier día de estos y eso sería un gran palo para su orgullo. -¡Buenos días Haru! Me han dicho que me buscabas. –Naruto saludó riendo alegremente, como si el susto que acababa de darle fuese la broma del año. El moreno frunció el ceño, pero se contuvo las ganas de iniciar una pelea. –Sí, me gustaría hablar contigo de algo, pero no podríamos ir a un lugar… no sé, ¿menos publico?
Al final habían acabado en casa de Naruto y mientras traía unas bebidas Sasuke se puso cómodo en el sillón. Había pensado mil maneras de decirle al rubio lo que tenia en mente, pero no sabía como hacerlo sin dejar su orgullo por los suelos, o sin que Naruto acabase mandándolo al hospital de un guantazo. Pero la suerte parecía sonreírle y no tuvo que esforzarse demasiado, ya que Naruto, que volvía con las bebidas, acababa de tropezarse con sus propios pies cayendo sobre Sasuke, Que aprovechó la ocasión para darle un beso en los morros. Al fin y al cabo, si a Naruto no le gustaba siempre podía decir que había sido un accidente ¿No? Después de todo, no sería la primera vez, puesto que ya les había pasado en su último día en la academia.
Cuando Naruto notó el suave roce de los labios del moreno, sintió como todos esos meses de aguantarse para no saltarle encima se iban al garete y toda su contención desapareció en el momento en que sus bocas se unieron.
¿Cómo quieres que yo sepa lo que digo?
Los besos se habían tornado fogosos y sus ropas estaban esparcidas por todo el cuarto, el calor inundaba el ambiente y los gemidos podían escucharse por toda la habitación. Se habían trasladado del cuarto de estar al dormitorio de Naruto, sin querer despegarse el uno del otro, lo que había menguado el número de jarrones enteros en la casa del rubio, pero en esos momentos era lo que menos les importaba. Lo único importante en aquel momento eran las caricias que se regalaban y los besos que esparcían por el cuerpo del otro. La conversación coherente había quedado fuera de lugar ya que estaban recuperando todo el tiempo que habían perdido.
Aquella noche durmieron muy poco, pero lo poco que durmieron lo hicieron abrazados, pus ahora que se habían encontrado el uno al otro sin máscaras ni reservas de ningún tipo, no volverían a dejar que nada los separase de nuevo.
-¡Pide un deseo!¡Si consigues dejarlo calvo se cumplirá! –Sasuke miró el diente de león que Naruto sostenía ante su cara. Tenía a Naruto, estaba en Konoha, estaba vivo y tenía amigos que lo querían y lo habían perdonado. ¿Qué más podía pedir? Aún así cerró los ojos y sopló los vilanos, que se fueron volando con la suave brisa que había en aquel lugar. –¿Se supone que ahora se cumplirá mi deseo? –El rubio asintió convencido. –Seguro que sí. –Sasuke sonrío de medio lado y agarró a Naruto por la cintura plantándole un beso al que respondió encantado. El moreno se rió entre dientes –Sí, parece que se ha cumplido. –Naruto rió divertido y se abrazó al moreno dejando caer a suelo el diente de león y olvidándose del mundo que los rodeaba.