La aventura sin Fin
Mis manos se posan en la baranda de la proa del barco. Hay un ligero viento proveniente del norte; mis cabellos dorados se mecen con sutileza. Mi semblante serio, no parece deslumbrar mi preocupación y molestia qué estoy sintiendo ahora mismo, por el Henachoko de mi prometido.
Puedo aún recordar sus propias palabras salir de sus labios, cómo si supieran el futuro que nos depara.
—Debo de ayudarlos, Wolfram. Me necesitan e iré. — habló con firmeza.
¿Cuánto había madurado Yuuri? Mucho. Desde que llegó a Shin Makoku, hasta el día de hoy, Yuuri había ido madurando, sin dejar atrás su maravillosa personalidad.
Yuuri, es algo así como una preciosa joya de millones de colores. Qué en cierto aspecto me pertenece, pero todo el mundo sabe que Yuuri no es completamente mío. Lo tengo que compartir con todos. No es qué me moleste, pero de igual forma me molesta un poquito.
El mar se mece y no puedo evitar que mi estómago de vueltas y vueltas. Torpemente me mareo. Me agachó un poco y comienzo a respirar, para no vomitar.
— ¡Henachoko!— mentalmente intentó reprochar su insensatez y actuar.
Yuuri se había ido a solucionar un problema con los Humanos y por algo que no tengo ni idea, me abandono. ¿Por qué? Esa es una muy buena pregunta.
— ¡Henachoko, traidor!— me levantó y empuño mi mano. Me doy vuelta Y comienzo a caminar hasta mi recámara.
Yuuri debería darse cuenta que soy su caballero más fiel y sea a donde sea lo iré a rescatar, ya que juré protegerlo hasta el final.
¡Si! Es verdad lo que anteriormente dicho, ya que estoy destinado a estar por siempre a su lado, por diversas razones: es un HENACHOKO (nadie lo puede discutir), es INGENUO (cualquiera puede mentirle, descaradamente), es demasiado NOBLE, es un JUSTICIERO que no sabe que hace; y tantas cualidades por las que debo estar yo, por si alguien lo daña y así darle mi hombro…
Llegó a mi recámara y me tiró en la cama. Realmente odio andar en barco.
—Henachoko. — pronunció antes de caer dormido. Cuando despierte, espero que hayamos anclado y este sobre tierra, para así partir a buscar a Yuuri.
Creó que el estar cerca de Yuuri es una de las cosas buenas que me han sucedido. Debo decir que desde la llegada de Yuuri cambie bastante, pude ver que era el mundo (debo admitirlo, pero solo a mi mismo), quizás si alguien me preguntara, le diría que no. ¿Cómo un henachoko me pudo cambiar?
Sé qué si yo estoy a su lado, sé qué estará seguro. Y no me refiero que los demás no lo cuidan, sólo que puedo verificar con mis propios ojos, qué esta bien y principalmente no anda de infiel.
Aunque puede ser que esté durmiendo, puedo sentir como el barco se desliza por el mar tranquilo; un cielo azul en lo alto. Un buen clima para zarpar a un lugar en qué sólo estuvieras tú, aquí.
Sueño, con la sensación en tus mejillas ardiendo y tú cabello brillando frente al mío, después de mirar ambos el atardecer. Y el viento del occidente desplegándose como alas de un ave, levantando sus blancas plumas. Es una aventura que sin lugar a dudas me gustaría realizarla contigo, sólo un viaje, donde nosotros dos existiéramos.
Yuuri... ¿Qué estarás haciendo en estos minutos?
Tú voz se combina y resuena en mi cabeza, cómo si fuera una canción. Se repite.
A veces creó perder el aliento, sin qué me de cuanta si realmente es así o ¿no? Cada vez que te acercas a mi lado, cada vez que actúas tan cercano… Y creó que debería mostrarte cosas que no has visto antes. Yuuri, ¿Lo desearías?
Se qué sea cuál sea el obstáculo, atravesaremos el laberinto. Se abrirá la puerta y solucionaremos todo, todo mientras estemos juntos…
Yuuri, ¿estaremos por siempre juntos?
El barco dio un ligero salto, o ¿fue mi imaginación? Bueno, si, creó que fue mi imaginación.
El día estaba completamente despejado.
Me levantó y decido echar un vistazo. Subo las escaleras y me doy cuenta que pronto vamos a llegar, el puerto de Caloría se ve a lo lejos y me coloco muy contento, pronto veré a Yuuri con su cara de Henachoko.
El aroma del mar me invade, cierro los ojos y recuerdo una tarde en la cuál tú y yo estemos reposando en el césped, que parecía una alfombra suave y la esencia dulce de las hojas que nos recorría, mientras hablamos sobre nosotros y cosas banales, que eran tan interesantes como estupidas. Era un capricho de buena fortuna, que tú y yo compartiéramos en aquella tarde, riéndonos.
Yo ahora me arrodillaría con seguridad ante ti y te diría mil veces por siempre que te protegeré y ambos pasaríamos todo a la vida, como una aventura sin fin, sin importar las tormentas que aparecieran, las detendríamos, las destruiríamos sin duda alguna.
Vuelvo a abrir los ojos el barco se está acercando más al puerto de Caloría, ¿mis ojos están viendo bien? No puede ser, minutos antes no había visto nada de eso que se mostraba…
Fuertes y densas llamas se extienden por toda la cuidad, abriéndose paso violentamente, por aire y por suelo…La ciudad está en llamas.
— ¿Qué está pasando?— Los soldados están tan asombrados como yo. No lo entiendo, ¿qué está pasando? ¿qué pasó, Yuuri? ¿dónde estás?
Mi cuerpo responde, avanzó corriendo a donde se encuentra el capitán y le exijo con mi actitud que hable:
—Excelencia, no lo sé…
— ¿Cuánto nos demoraremos en llegar?— preguntó iracundo al verme impotente, al saber que quizás tú estás en peligro.
Yuuri…Yuuri…Yuuri…
Puedo aspirar las cenizas de Caloría. El paisaje oscuro y rojo se ve a lo lejos, el barco se desliza rápidamente por las olas que han tomado un poco de volumen al avanzar. El cielo azul es tan extenso como mi preocupación que se va precipitando por mi piel.
Sueño ahora, con qué te encuentre y me muestres tú sonrisa boba de henachoko y así aspirar la sensación de tus mejillas arder cuando descaradamente te abrace y te diga —Henachoko— y tú cabello brille…
El barco anclo. La puerta comienza a descender y sin oír nada, me echo a correr.
La vela blanca se desplegar con el viento abrazador, los marinos no la pueden detener, pero yo no puedo ayudarlos.
¿Yuuri, dónde estarás?
Se qué cuando te encuentre estarás bien e iremos nuevamente a una nueva aventura…
Nuestra aventura sin fin, dónde sólo nosotros dos viajaremos…
Yuuri…Yuuri…Yuuri…
Sólo corro internándome en Caloría, todos corren, el fuego es abrumador, pero no me daré por vencido…
¡Yuuri, te encontraré!
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