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Un vacío tres de Junio por NaomiChan

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Notas del fanfic:

Le cambié el título, el de antes era: "En compañía de la soledad" pero preferí cambiarlo por motivos de idiotez xD

Notas del capitulo: Luego de mil años, he aquí la continuación que me pidieron x3 Igual creo que se entiende si es que no has leido "La mañana del catorce de Febrero", pero nada le cuesta al que lee pasarse por mi otro one-shot y dejarme un rr (?) xD

No quedó como lo tenia pensado desde un principio, pero tampoco lo cambié tanto.
Pero bueeh.. Lean! :3
El sol iluminaba el vacío cuarto de cuatro paredes, una maleta en el umbral de la puerta esperaba a Dan. Al fin podría irse de su pequeño apartamento, irse a otra ciudad, olvidar todo, todo…

Un edificio recién construido, con apartamentos de 3 dormitorios, piscina, aéreas verdes, un baño gigantesco con jacuzzi incluido era el sueño donde poder vivir para Dan, pero costaba tanto que ni con el salario de todo un año podría pagar la primera renta… la vida era cruel a veces.

Por el momento solo se resignó con un nuevo mini apartamento en Pittsburgh, quizás el aire nuevo de una diferente ciudad le ayudaría a superar los malos momentos del pasado… porque dos años no eran suficientes para olvidar, ni siquiera una vida lo es.

Llegaba al trabajo, sonreía, bromeaba, su turno terminaba, volvía a su hogar, fumaba, bebía un té y dormía. Fácil, su vida era absolutamente fácil.

Sin impedimentos que lo sacaran de su órbita normal, sin un novio en el que pensar, a veces salía con sus colegas; ellos lo animaban, eran de lo mejor, ni siquiera supo bien como llegó a esa cafetería y en instantes comenzó trabajando, ser camarero era su vida, conocía a nuevas personas todos los días, le encantaba observar sus miradas perdidas, aceleradas, tristes, felices, de sorpresa, de amor, de envidia… nadie se fijaba en su mirada, pero él siempre estaba ahí, observándote.

Nunca le había tocado una persona a la que no le podía vaticinar lo que demostraba su mirada. Pero ese día, el 25 de Diciembre, todos estaban felices, recibiendo y dando regalos, personas disfrazadas de Papa Noel recorrían las calles, niños jugando con sus nuevas adquisiciones, pero Dan seguía trabajando, y un nuevo cliente había llegado. Claire, Tom, Billy y Sam estaban ocupados atendiendo a otros clientes recién llegados. Dan forzó una sonrisa completamente radiante y fue al lugar del chico recién llegado, era muy varonil, de aspecto elegante, su cabello negro con un corte normal brillaba como en los propagandas de champú, tenía la cabeza recargada sobre su mano izquierda y miraba a través del ventanal hacia la calle cubierta de ese frio manto blanco de invierno.

- Buenos días, ¿Qué desea? - Mantenía esa sonrisa espectacular.
- Mmmh… - El aludido volteó su cabeza hacia Dan, y, por un momento, la sonrisa se esfumó… sus ojos eran agudos, penetrantes, de al menos tres colores combinados: verde, azul y un deje de amarillo, impresionantes, impactantes… perturbadores - Un cappuccino y un kuchen de manzana individual, por favor -
- Cl-claro ¿Solamente eso?
- Si
- ¿Para llevar?
- No.
Un escalofrío recorrió su espina dorsal, definitivamente esos extraños ojos le habían causado más de una sensación, a paso apresurado se encaminó hasta el mesón para encomendar el pedido.
- Aquí está - Le dejó el pastelito y el cappuccino sobre la mesa.
- Gracias - Esbozó una sonrisa educada.
- ¿Algo más? -
- Si… ¿Tienes hora? Mi reloj quedó sin pila - Miró un plateado reloj de muñeca que sostenía en su mano.
- Oh, eh… claro, volveré enseguida - Justo ese día el reloj de plástico que siempre acostumbraba llevar se había quedado en casa ¿Podía tener más mala suerte? Corrió intentando no ser muy acelerado…
- Dime la hora - Un punto menos, había sonado muy interesado y en extremo apresurado.
- ¿Qué ocurre? ¿Por qué el apuro, hombre? - Billy lo miraba de pies a cabeza, confundido por el nerviosismo que traía encima Dan, el más relajado y feliz de todos…, era casi imposible imaginárselo como estaba en ese momento, sus ojos parecían querer salir de sus órbitas normales por alcanzar el celular de su colega y ver la tan ansiada hora.
- Nada, nada, solo dime qué hora es… - intentó sonar calmado… otro punto menos, su tono de voz, su aspecto, todo resaltaba mas su alteración inminente… ese desconocido le ponía los pelos de punta.
Cuando logró zafarse del interrogatorio de Billy y saber la hora corrió enseguida hacia su cliente… paró en seco, cerró los ojos y aspiro con fuerza, debía estar calmado cuando lo viera de nuevo… abrió sus orbes grisáceas y su respiración quedó estancada… se había ido. Llegó a la mesa ahora vacía, había dejado cuatro billetes y el kuchen a medio comer. Suspiró… la mala suerte y la soledad eran sus únicas compañeras en estos días…

Lo mejor era olvidarse de aquel hombre… tal vez su suerte le acompañaría si estaba con una chica ¿Quién sabe? Pero sería un completo cobarde y mentiroso, se engañaría a si mismo… nunca le interesaron las chicas mas allá de una amistad.

Botó una larga bocanada de humo, recostado en el marco del ventanal se podía admirar la ciudad en todo su esplendor, con luces brillantes y altos edificios. No podía impedir que sus pensamientos se desviaran de sus caminos para ir en busca de imágenes y de las sensaciones que le produjo aquel joven de cabellos azabaches, quería pensar en otra cosa, concentrarse en su trabajo pero le era imposible, su mente parecía querer controlarle y siempre llegaba al mismo desenlace.

Dejó el cigarrillo apagado y terminado a un lado, tomo su chaquetón y salió a la calle, tal vez necesitaba despejarse…

La música se agolpaba en sus oídos dándole la sensación de que su cerebro rebotaba. Arrugaba la nariz ante la sensación… odiaba los pubs con música en extremo fuerte, bebió un sorbo de aquella bebida alcoholizada, parecía haber olvidado a su cliente preferido pero se sentía realmente incomodo en el diminuto asiento de la barra, reposaba sus codos en aquel largo mesón azulado y mantenía la vista fija en el fondo de su vaso.

- Creo que aun te siguen desagradando estos lugares… - La voz, esa voz, a su espalda; una maraña de desagradables emociones se tumbaron en el cuerpo de Dan, sus ojos no pudieron aguantar que un par de lagrimas se aglomeraran, cerró su puño con fuerza y con el otro elevo el vaso hasta su boca, bebiéndose todo al instante. Dejó un par de billetes encima y volteó, dispuesto a irse de allí sin ni siquiera mirar a quien le hablaba.

- ¿Y te vas? - Preguntó esa misma voz, ahora a su costado.
No respondió y camino a paso apresurado a la salida.
Aspiró el aire contaminado llenando sus pulmones para luego botarlo con desgana, suavecito. Contó hasta diez y sus recuerdos comenzaron a volar de inmediato, caricias, susurros, besos, miradas, un toque, mil abrazos, amor… y luego… odio, resentimiento, abatimiento, resignación, rencor…
todo aquello que pensó tener olvidado volvía de nuevo, de un momento a otro, aparecían memorias de toda una vida feliz, para luego pasar en la que ahora estaba. Y volvía a correr sin saber a dónde ir, como hace dos años, corría sin detenerse a mirar atrás, sus lagrimas bajaban por la pálida piel y caían al blanco y frio suelo cubierto de nieve, paró cuando ya le comenzaban a flaquear las piernas, apoyó sus manos en las rodillas flexionadas y respiro entrecortadamente.

¡¿Cómo?! ¿Cómo me encontró? Fui muy precavido al no mencionarle a nadie mi huida… tal vez lo confundí… ese no era Joshua…, claro, claro; ¡Eso es! ¡…l no era Joshua! Solo un pervertido en busca de un chico para dormir… creo que beber me causó visiones…
Con ese pensamiento rondándole la cabeza, fue en busca de un taxi para volver a su apartamento, se martirizaba mentalmente repitiendo que el joven que le hablo en el pub no era Joshua, sino alguien más…

Un nuevo día anunciaba su calidez matutina con unos extraños rayos solares, era un día bastante soleado para un invierno tan frio como en el que estaban. Dan abrió con pereza sus ojos y bostezó, recordando lo sucedido anoche, por suerte los sábados no le tocaba trabajar, de todos modos se levantó para ir a la cafetería, un café bien cargado no le haría mal.

- Hola - Saludó con parsimonia a Claire, una rubia de ojos verdaderamente azules y de delgadas manos con las que acariciaba en ese momento el rojizo cabello de Dan.
- ¿Qué ocurrió? - Y como no mencionar esa intuición siempre a flote que tenía en los momentos de mayor necesidad de un consejo.
- Josh… creo que vi a Joshua… - Mencionó bajito, en un susurro, como si temiera que con solo nombrarle apareciera.
- ¿Lo viste?, ¿Te habló? - En su voz se podía denotar preocupación, pero calma, una completa tranquilidad que sacaba de sus cavidades a cualquiera.
- Es que no estoy seguro…
- Entonces, no te preocupes
- Es que me habló…
- Pero ¿Era él, o no?
- No lo sé, huí del lugar… pero dijo algo que me desconcertó… “Creo que aun te siguen desagradando estos lugares”… se refería a el pub en que me encontraba, solo Joshua sabia que nunca me gustaron esos locales con mucha bebida y música a todo volumen.
- Tal vez era un borracho que te confundió, no pienses mas en el asunto, concéntrate en otra cosa… como en el joven que vino ayer y que hoy también está ahí - Indicó con su largo dedo índice la mesa en la que ayer estaba sentado el chico de ojos coloridos.
- ¿Lo dices en serio? - Dan aguanto las ganas enormes que tenia de voltear a verlo.
- Si, si ¿Crees que no noté ayer como te ponías de nervioso con tan solo mirarlo?
- Bueno, creí ser un experto falsificador de emociones, pero contigo nadie puede - Sonrió con sinceridad.
- Lógico - Rio divertida - Ahora es mi turno, iré a atenderlo - Con pasitos apresurados llego hasta donde el cliente, tomo su orden e hizo algo que Dan no alcanzo a captar y volvió al sitio donde estaban conversando.
- ¿Qué hiciste? - Pregunto inocente Daniel.
- Pueees… solamente me debes un favor - Rió con malicia - Ten - Le entregó un papel con números anotados - Es su teléfono.
- ¡¿Qué?! - Ahogo un grito y abrió sus ojos - Este papel es para ti, tu se lo pediste y el te lo dio creyendo que era para ti, tonta Claire.
- Sabes muy bien que no hago eso, y además no tengo ni un pelo de tonta - se acaricio su largo cabelló y chasqueó la lengua, sonriendo triunfante - Le dije que era para ti, ¡tonto tú!
- ¿Eh? - El sonrojo se apoderó del rostro de Daniel y una sonrisa boba surcó sus labios.
- Eso, eso, que le dije que era para ti, el chico que le había atendido ayer y sonrió y anotó su número ¿No es fantástico?
- No, no, no, no puedo hacer esto, le iré a devolver este papel - Con paso firme y decidido llegó a la mesa donde estaba, pero no puedo decir nada, su voz se quedo estancada en algún lugar de su boca y las palabras parecieron olvidarse.
- Espero que me llames - Pronuncio en tono varonil y sumamente grave el chico de ojos coloridos.
- Hn.. - ¿Qué rayos significa “Hn”? ¡Vamos Daniel, di algo coherente!
- Creo que eso es un “sí, claro” - Sonrió prepotente
- No, creo que esto…
- Aquí tiene su pedido - Interrumpió de repente Claire, con el mismo pedido del día anterior sobre una bandejita.
- ¿Por qué no te sientas? - Animó el desconocido a Dan, la rubia por su parte casi empujó al peli-rojizo a sentarse frente al joven.
- No quiero parecer mal educado pero…
- ¿Cuál es tu nombre? - Parecía no tomarle importancia a lo que le planeaba decir Daniel.
- Daniel, pero quiero decirte algo…
- Ese algo lo dejamos para después, yo soy Pete - Alargó su mano para saludarle cordialmente, Dan la recibió confuso…
- Disculpa Pete, pero esto fue un error, mi amiga hizo todo muy apresuradamente… yo no sabía que te pediría tu número telefónico, no pienses que soy un cualquiera… - En ningún momento dirigió la mirada a esos ojos agudos, miraba entretenido la servilleta que estiraba con precaución entre sus dedos
- No pienso eso, pero de todos modos me gustaría que me llamaras…

Casi un mes había pasado desde aquel extraño encuentro entre Pete y Daniel, un nuevo año comenzaba y era como si todo se reiniciara, un formateo había ocurrido y existía la mínima posibilidad de comenzar una pequeña nueva vida.

- Ha sido el mejor año de mi vida - Se acurrucaba en los brazos de mayor, mirando hacia el horizonte ennegrecido, un estremecimiento le recorrió el torso, parecía una metáfora maquiavélica: El horizonte ennegrecido.., pero omitió aquel pensamiento y se fijó en el bello momento que pasaba, recostados en la playa, mirando las pocas estrellas que aún se podían apreciar…
- Pero si ni siquiera han pasado tres semanas de enero… - Rio divertido, abrazando aún más a Daniel - Aunque para mi igual han sido maravillosos todos estos días…
Se quedaron en silencio, contemplando aquel enorme mar, escuchando las olas crujir y chocar entre ellas…

Una semana, dos semanas, tres, cuatro, cinco… todo parecía ir tan bien, el sueldo subió, todos estaban enamorados de sus parejas, el catorce de Febrero al fin había sido un día perfecto en la vida de Dan y no un día común y corriente, sonreía tan sinceramente que ni él se la creía, sus ojos tenían un brillo especial que parecían resaltarlos aún más, su sonrisa franca demostraba cuan alegre se sentía. Pero algo en la vida de Daniel no quería dejar todo perfecto, ese algo parecía entrometerse cada vez que podía saborear la felicidad y cuando estaba en la mejor parte un dejillo amargo comenzaba a sobresalir, aquel elixir que tan pocas veces pudo probar le era arrebatado en su momento más espléndido y parecía ser que esta vez seria la excepción ¿O no?

- Dan… - La voz ronca de Pete sacó de la pequeña ensoñación a Daniel, este lo miro extrañado, había algo en su voz que llamaba su atención, al observarle el rostro se fijo que no tenía esa ternura que siempre mantenía, ese brillito en sus ojos parecía estar opaco y su sonrisa era reemplazada por una línea recta en sus labios que denotaban seriedad.
- ¿Si? - Preguntó el menor con temor, algo no iba bien, repetía en su mente.
- Tengo que hablar contigo - Esas palabras resquebrajaron su corazón y sintió como se desparramaba por algún lugar escondido dentro de sí… pero se mantuvo firme.
- Ya estamos hablando - Sonrió falsamente, como no lo había hecho en mucho tiempo, así lo hizo esta vez, no quería caer en pedacitos frente a su novio, debía ser fuerte.
- Primero, perdóname, perdóname por haberte mentido - Un nudo en la garganta de Daniel parecía haber impedido el paso de oxigeno, pero se mantuvo estático, mirándole fijamente - No pensé que esto se me escaparía de las manos, al principio solo pensé que era un juego, una aventura - ¿Dónde había quedado su corazón? Porque ya no lo sentía dentro de sí, parecía haber escapado antes de que se viera en un peligro más difícil - Así que prefiero ser yo quien te diga esto, antes que venga alguien con el cuento, así me ahorro un poco de tus lamentos ¿Entiendes? - Su voz era seca, turbia, gravemente aterradora - Bien, dando por hecho que me entiendes perfectamente, debes saber que - elevó su mano izquierda a la altura de su cabeza, manteniéndola recta y derecha con los dedos hacia el techo - Soy casado - Movió su dedo anular, mostrando el deslumbrante anillo de oro y Daniel pensó que sus piernas no le sostendrían ni un segundo más pero se sorprendió al verse aún de pie mientras Pete sonreía con la ironía plasmada en sus dientes blancos.
- Muy bien - La voz de Dan parecía robotizada, una máquina era la que hablaba - ¿Eso es todo lo que tienes que decir? - Pete asintió en silencio, expectante de la nueva acción que haría Dan.
- ¿Puedes… - Intentó buscar las palabras adecuadas… - retirarte? - Pete asintió nuevamente, giró sobre sus talones y desapareció por el pasillo que dirigía a la salida, cuando Dan sintió que abría la puerta para salir, elevó la voz y exclamo: - Por supuesto, no vuelvas más - Y escuchó el sonido de la puerta al cerrarse.

Sintió un vacío tremendo en su pecho, parecía completamente hueco, sin nada dentro… se palpó cerca del corazón ¿Cómo diablos seguía vivo? El creía no sentir los latidos incesantes y eso lo consternaba.

Pasaron varias horas desde que había sentido el portazo retumbar la casa y en un momento de ensoñación había llegado hasta su cama y ahora yacía en ella, con el rostro completamente húmedo… rastros de haber llorado largas horas, miraba el techo y sentía la tirantez de sus mejillas al tener las lágrimas secas sobre ellas, suspiro con amargura, resignación y hostilidad cargada en el hálito de oxígeno y bufó, aunque nadie lo escuchara…

La mala suerte me ronda, de seguro… o alguna maldición que me hicieron de pequeño aún no me deja…
Tomó un baño y se quedó hundido en la tina hasta que su piel parecía la de un anciano… al salir bebió un café amargo y cargado… no quería dormir esa noche, necesitaba pensar.
Caviló varias opciones por las que su mala suerte en el amor le perseguía inevitablemente y por más que intentaba encontrar una explicación lógica no la hallaba y al final de cuentas el sueño venció y los brazos de morfeo lo abrazaron con pasión hasta que unos ruidos incesantes repicaban en la puerta de entrada, con pasos lentos y suaves recorrió el largo pasillo que llegaba hasta la puerta de madera tallada.
- Hola - Esa voz masculina retumbó en sus oídos haciéndole estallar la cabeza, literalmente, en mil pedazos… creía no tener corazón, pero ahora no tenía ni siquiera la razón…
- … - El silencio reinó esa parte de la casa en donde ni un insecto de atrevía a pasar por el simple hecho de que se parecía haber creado una burbuja…
- ¿No me saludas? - Y de nuevo retumbó la cabeza de Dan, los colores parecían difuminarse y esa voz que no quería escuchar se repetía y repetía dentro de sí.
- No tendría porque saludarte - Respondió mecánicamente, sin darse cuenta sus labios se movieron solos para formular su escueta respuesta; tal vez había ensayado demasiadas veces su reencuentro con esta persona y era ya su subconsciente el que hablaba.
- Con un simple “Hola”, bastaba; pero no vengo a hablar de saludos, sino de nosotros
- ¿Nosotros? - Alegó Dan a modo de respuesta al instante.
- Si, se que terminamos mal, y quiero arreglarlo…
- ¿Mal? ¡¡¿Mal?!! ¿Cómo puedes ser tan descarado para venir a MI casa, y más encima a conversar sobre “Nosotros”? ¿Estás loco? - Ofuscado, sofocado, histérico, colapsado… miles de sensaciones de una sola vez.
- Si - Le interrumpieron antes de continuar con su discurso premeditado.
- ¡Cállate! ¡Engendro desagradable! ¡Vete de mi casa! - Ya no podía mas, intentaba ser educado pero el protocolo se le iba de las manos.
- Pero -
- ¡Pero nada! ¡Tú fuiste el desleal que me engañó el día de San Valentín revolcándote con una puta! ¡Vete, vete! -
- De verdad perdóname -
- Que verdad ni que ocho cuartos, lárgate, maldito hijo… de tu madre - Bufó alterado y se recargó en la puerta recién cerrada. Parecía una pesadilla de esas de las que no puedes despertar cuando quieres y tienes que correr hasta que tus piernas no dan más, cuando el asesino en serie viene a por ti, recién despiertas… y Dan quería despertar, pero no podía, y el asesino ya había llegado, le había descuartizado y botado, pero seguía sin despertar.

Parecía zombi en todo aspecto, tanto físico como psicológico, sus ojeras marcadas y su pálida piel le daban el aspecto de muerto viviente, mientras que su corazón añejo olvidado en algún lugar y su razón raptada aún no volvían a sus lugares correspondientes, todo le daba el semblante de esos monstruos come humanos.

Todos intentaban levantarle el ánimo, pero no servía de nada, esta vez se juró y re-juró no volver a creer en el amor, ya tenía aceptado su destino con la compañía de la soledad y quizás algún gato que le regalen cuando sea viejo.
Volvió a la normalidad, sonreía con algo de falsedad y sus ojos intentaban tener ese brillo característico que le acompañaba en sus momentos de alegría; había dejado el trabajo en la cafetería y ahora se proponía a comenzar uno nuevo en una juguetería, adoraba a los niños y ello le facilitaba el trabajo.

3 de Junio: un nuevo comienzo… parecía rutina esto de comenzar desde cero; pero, aunque ahora con menos coraje y fuerza, debía levantarse y seguir, como siempre lo hacía.

Notas finales: *Huye de la golpiza que le espera*
Lo siento D: Yo tampoco queria ese final .__.

¿Qué entonces porque lo dejé así?
Porque... ¡Así tenía que ser! Dx xD

¿Rr? aunque sean para insultarme y amenazarme, acepto todo tipo de comentarios xD

De nuevo digo: Tal vez halla conti de este one-shot, lo mas problabe es que halla, pero para cuando... no sé xDD

{No puedo dejar de escrinir que me siento orgullosa xD es mi primer one-shot tan largo xDDD}

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