Naruto llegó a casa hecho una furia. Se deshizo de toda su ropa regándola por todas partes, y se metió en la ducha con el cabreo aún bien inflamado. Abrió el grifo del agua caliente, dejando que se calentara casi hasta quemarse, y se metió debajo del chorro, intentando que aquel líquido humeante hiciera que se evaporara su enojo. Sentía que le hervía la sangre. Con una mano apoyada en la pared de la ducha y la cabeza agachada, dejaba que la fuerza del agua le pegara de lleno en la nuca, despejándole poquito a poco. Suspiró, ya más calmado. Relajó el puño que hasta ahora no se había dado cuenta que traía cerrado con fuerza, y se apoyó en la pared con ambas manos. Volvió a suspirar. Cerró el grifo de la ducha y salió.
Se secó bien con una toalla que encontró a mano frotándose fuerte, y se puso el pijama casi a tirones. Se fue al sofá y se sentó de sopetón. Cerró los ojos. Los volvió a abrir, y llevó una mano inconscientemente a sus labios. Parpadeó un par de veces.
"Ese beso...¿qué pretendías, Sasuke?"
Suspiró de nuevo, y se levantó nervioso. Se puso a pasear por la habitación a paso rápido, revolviéndose el pelo con ambas manos de vez en cuando, confundido y un poco estresado. Hasta ahora todo iba bastante bien con su indiferencia hacia Sasuke. Se preocupaba por él, pero dejándolo hacer lo que quisiera, al fin y cabo siempre se salía con la suya. No le pareció que lo tratara diferente. Quizás estaba menos encima suyo, pero eso era bueno, no? Gruñó cansado. ¿Por qué tenía que besarle? Joder! Eso no era lógico. No tenía ninguna clase de razonamiento que le llevara a una explicación de su comportamiento. Y Sasuke no era una persona impulsiva!! Volvió a gruñir enfadado, y fue hasta su habitación.
Se sentó en la cama, masajeándose las sienes, y decidió intentar de dejar de pensar en el asunto. A veces, o más bien siempre, el Uchiha era un misterio, y si hasta ahora no había podido descifrar qué pasaba por su cabeza, no iba a hacerlo ahora.
Se acostó en la cama y se quedó mirando al techo, esperando que el sueño lo venciera. Intentó despejar su mente y dejarla en blanco, pero la escena de Sasuke besándolo volvía una y otra vez a su mente, y no lo dejaba tranquilo. Se dio la vuelta en la cama y se quedó mirando a la pared blanca. Cerró los ojos con fuerza y empezó a tararear una canción que había escuchado para ocupar su mente en otra cosa.
Entre tanto, Sasuke caminaba hacia su casa hecho un mar de pensamientos. Con las manos en los bolsillos y su aspecto de no importarle nada de siempre, esquivaba sin ver las personas y obstáculos con que se encontraba, sumido en su confusión interior.
Había besado al dobe. Al dobe!!! …l había besado a un chico, y no por accidente!! Simplemente estaba tan cabreado que se dejó llevar por un imperioso impulso que lo había asaltado. Pero por qué un beso? A saber lo que estaría pensando el rubio...de seguro estaba más que cabreado, porque el golpe que le había dado lo había dejado bastante claro. Se llevó una mano a la mejilla, acariciándola con suavidad. Aún le dolía, y seguro que mañana estaría un poco hinchado. Pensó en ponerse hielo al llegar a casa, y gruñó enfadado consigo mismo. Intentó concentrarse y analizar la situación objetivamente. Habían pasado un buen día, sin discusiones, y aunque al principio les había costado empezar a hablar, cosa que cuando eran pequeños jamás había sucedido, luego habían terminado por llevarse bien de nuevo.
Después dejaron a los enanos en su casa y se fueron juntos. Cuál había sido el problema? Por qué habían empezado a discutir? Ah, Naruto le había preguntado si no podía al menos decir "buenas noches" o algo así. Sí que era susceptible el rubio. Después le había dicho algo de Sai, y él había sentido una ola de odio subirle por el estómago hasta la garganta, y besó a Naruto. Se paró en seco. No lo entendía. Definitivamente no. Qué tenían que ver Sai, el odio, y el beso? Gruñó hastiado, y un par de personas se le quedaron mirando por el camino.
Llegó a su casa y fue por una bolsa de hielo a la nevera. Se acercó al sofá y se sentó mientras se aguantaba en la cara el hielo. Pues sí que le había dado fuerte. Tampoco era para tanto, no es como si le hubiera hecho un chidori, o algo así. Sólo lo había besado. Se perdió unos momentos en las sensaciones del beso. Se llevó una mano a los labios.
Calientes, y suaves. Llenos, y dulces. Abrió los ojos de golpe sorprendido. Qué coño estaba pensando?? Estaba analizando la textura de los labios del dobe!!! Y lo peor es que quería volver a sentirlos!!! Parpadeó medio en shock. No se entendía a si mismo. Tiró el hielo a un lado, y se cruzó de brazos con el ceño fruncido y los ojos cerrados. Ya no quería pensar más en eso. Si el dobe le decía algo mañana, ya pensaría una buena excusa. Aunque conociéndole, evitaría el tema. Tanto mejor.
Con esos pensamientos en la cabeza, subió a su cuarto y se acostó en la cama. Cerró los ojos y se quedó dormido en un minuto. Totalmente tranquilo.
Al día siguiente Sasuke se encontraba en el claro de entrenamiento sentado contra un árbol con el ceño fruncido y cara de fastidio. Eran ya las doce de la mañana y el rubio no había aparecido. ¿Lo estaba evitando? Qué tontería, ni que le fuera a morder. Lo más triste de todo es que había intentado ignorar el hecho de que no estaba allí y seguir entrenando, pero como había supuesto, sin el rubio a su alrededor no podía concentrarse y terminaba haciéndose daño con sus propias técnicas. Ya se había chamuscado la mano con un chidori mal ejecutado y no estaba dispuesto a quemarse la otra, así que se sentó y decidió esperar a que fuera la hora de irse. Podía marcharse ya, pero quería saber si el dobe aparecería. Por alguna razón necesitaba verlo, corroborar su reacción a lo de ayer. Aunque no podía ser mucho peor de lo que ya le estaba haciendo desde antes. Ignorarlo completa y absolutamente.
Porque si, eso es lo que había estado haciendo desde hace tiempo. Le hablaba y hacían misiones juntos como siempre, pero faltaba ese algo que hacía que todo fluyera normalmente. No sabía exactamente que era, pero sabía que faltaba.
Empezó a llover un poco, y Sasuke suspiró fastidiado de nuevo. Encima llovía. Lo que le faltaba. Pero se quedó allí sentado de todos modos, esperando.
Mientras esto sucedía, en casa de un rubio alborotador una sábanas se removían, dejando una cabellera dorada al descubierto. Naruto bostezó y se sentó estirándose como un gato. Después de no haber podido dormirse prácticamente en toda la noche, al final contra la mañana se había quedado traspuesto. Miró el reloj en su mesita de noche, y abrió los ojos sorprendido. Las doce!! Y él seguía en la cama!! Se levantó y se vistió. Miró por la ventana cuando empezaba a llover.
"Mierda, ya no es hora de ir a entrenar, y encima empieza a llover, mejor me quedo en casa y me preparo un buen ramen para comer"
Se fue a la cocina y mientras buscaba uno de sus sobrecitos del tesoro, como nombraba mentalmente a su preciado ramen, se le vino a la cabeza la imagen de Sasuke. Pensó en ir a buscarlo al claro, pero casi inmediatamente desechó la idea. Probablemente se habría marchado en cuanto empezó a llover, y tampoco es como si tuviera que darle explicaciones al teme de lo que hacía. Enfurruñado, siguió preparándose la comida.
A mediodía lo que había empezado con una lluvia ligera se había convertido en una tormenta bastante fuerte, y casi todos los aldeanos y los shinobis que no estaban de misión o de guardia, se habían quedado en sus casas dedicándose a otras cosas. Entre ellos un rubio alborotador que se entretenía lanzando shurikens a un blanco que había pegado al armario de su habitación. No era nada difícil, a su nivel ya dominaban perfectamente ese tipo de técnicas, pero el rubio se conformaba con poco para entretenerse.
Sin embargo, en el claro del bosque, un Uchiha rodeado por un aura oscura y completamente empapado, seguía sentado en la misma posición, con una cara de resolución absoluta, y un enfado del tamaño del planeta.
Al anochecer, por fin, harto de esperar, y ya con la seguridad de que el rubio no iba a aparecer, se levantó de su sitio, en el que parecía haber echado raíces, y se dirigió a su casa andando. Para qué se iba a dar prisa, si total ya estaba calado hasta los huesos. Llegó a su casa, se duchó en agua caliente y se metió directamente en la cama, donde se quedó instantáneamente dormido.
En la casa de Naruto, éste volvía a preparar ramen para cenar, mientras pensaba en la misión que debía llevar a cabo al día siguiente, en la villa de las flores. Sonrió con su plato ya cocinado y se fue al salón a disfrutar de su cena.
Al día siguiente...
- Naruto! Buenos días! - Sakura, con su vestido rojo y una amplia sonrisa, saludaba al recién llegado, que venía con una brillante sonrisa, iluminado desde atrás por los rayos del sol.
- Buenos días, Sakura-chan, estás sola?
- Sí, Kakashi-sensei llega tarde como siempre, y Sasuke...bueno, es raro que no esté ya por aquí. Seguro que llega ahora
- Ajá. Bueno, pues no queda otra más que esperar. - se recostó contra la barandilla del puente sobre el que estaban parados, y se puso a mirar el agua correr.
- Ne, Sakura chan, cuándo jugamos otro partido? Me lo pasé muy bien el otro día - la chica se acercó a él
- Pues no lo sé, es difícil que nos podamos juntar todos por las misiones y eso
- Ya...es una pena-ttebayo... - la chica sonrió y de un salto se sentó en la barandilla
- Es cierto, es divertido cuando estamos todos juntos. Aunque Sasuke no quiera unirse al partido, al menos ya está aquí. Ya estamos todos de nuevo - Naruto sonrió con tristeza
- Si...supongo - Sakura dirigió sus ojos esmeralda al rubio, preocupada.
- Naruto, puedo preguntarte algo? - el aludido levantó la mirada hacia la chica
- Claro
- Por qué te comportas así con Sasuke últimamente? - el otro la miró sin comprender
- Así cómo?
- Ya sabes...frío. No sé explicarlo muy bien. - vió como Naruto se encogía de hombros
- No sé a qué te refieres, Sakura-chan, yo lo trato como siempre
- Eso no es verdad, y tu lo sabes. Ya no discutes con él como siempre, ni se enzarzan en absurdas peleas, o rivalizan por cualquier tontería
- Pero eso es bueno, no? Será que hemos madurado... - se rió suavemente
- Si fuera eso, créeme que estaría contenta. Pero es más como si...os hubierais distanciado.
El rubio iba a replicar, pero en ese momento llegó Kakashi, apareciendo en una voluta de humo.
- Bien, chicos, estamos todos?
- Eh...no, Sasuke aún no ha llegado, Kakashi-sensei. - el peliplata levantó la mirada de su libro para dirigirla a la chica. Luego miró a Naruto
- Dónde está Sasuke?
- No lo sé, Kakashi-sensei, no soy su niñera... - el jounin frunció el ceño contrariado
- Es muy raro que no esté aquí. Algo debe haberle pasado. Naruto, ve a su casa y comprueba que no esté allí
- ...Está bien
De un salto, Naruto se subió al tejado de una casa y echó a correr de uno a otro hacia la mansión de Sasuke. Después de unos minutos, llegó al barrio Uchiha y bajó a la calle. Aún le daban escalofríos caminar por aquellas calles desiertas. No entendía como Sasuke podía vivir allí. Divisó por fin la mansión donde vivía el azabache, y avanzó rápido hacia ella
Llegó a la puerta con el símbolo Uchiha labrado en ella y tocó al timbre, que resonó por toda la estancia. Esperó unos momentos, y nada ocurrió. Decidió echar un vistazo por las ventanas, y se dirigió a la derecha de la casa. Desde afuera, la casa parecía vacía. Estaba todo limpio, pero había pocos muebles, y no parecía una estancia muy acogedora. Miró hacia arriba, al segundo piso. Había una ventana un poco abierta. Quizá pudiera entrar por ahí. Pensó un momento lo que diría Sasuke si no estaba en casa por algún motivo perfectamente razonable y lo encontrara de repente espiando. Alzó una ceja divertido y comenzó a subir por la pared con el chakra acumulado en sus pies
Alcanzó la ventana y la empujó suavemente, deslizándose dentro. Parecía algo así como una habitación de invitados. Una cama matrimonial en el centro de la estancia de sábanas de seda azul marino, un par de mesitas de madera caoba a cada lado de la misma, una alfombra rojiza de estilo persa en el centro de la habitación y un gran armario del mismo tipo de madera frente a la cama. Avanzó hasta el otro extremo de la habitación y salió por la puerta, cerrando con cuidado.
Estaba en un largo pasillo, con cuadros de estilo abstracto colgados por las paredes de color azul pastel, y varias puertas de madera también caoba cerradas. Decidió ir a la derecha, y al llegar al fondo vio una puerta entreabierta. Asomó apenas la nariz y miró dentro. Estaba oscuro, tan solo unas rayas de sol entraban por la persiana casi totalmente bajada. Olía ligeramente a menta, el aroma de Sasuke.
Miró hacia la cama, también colocada en el centro de la habitación, y vio un bulto en ella. Sería posible que el muy bastardo se hubiera quedado dormido? Entro sigilosamente y se acercó hasta el borde de la cama. Allí, arrebujado entre las sábanas, con las mejillas ligeramente coloradas y la respiración tranquila se encontraba su compañero. El pelo azabache revuelto y una mano que asomaba entre las sábanas pegada a sus labios delicadamente.
Se le derritió un poco el corazón. El muy teme parecía un jodido ángel mientras dormía. Lástima que luego se despertara y fuera en verdad un mitad demonio...sonrió de lado, divertido. De repente se fijó en que la frente del moreno estaba perlada de sudor, y delicadamente llevó la mano hasta allí. Ardía. Abrió los ojos muy sorprendido. Puso su mano rápidamente en su cuello, y verificó que también estaba ardiendo.
- Mierda, Sasuke...
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