Era como un fuego, abriéndose paso entre su piel y mancillando ese lugar, lastimaba, dolía y no sabía como había llegado a parar “eso” allí. Lo veía una y otra vez, era grande, bastante grueso cubierto por esa piel de tono ligeramente rosada, y allí estaba, en su cuerpo.
Soltó un gemido de dolor cuando apretó dicha zona, debía haber hecho caso a los consejos y haberse puesto aunque sea un poco de ungüento, con suerte el dolor disminuiría; sin embargo, aún estaba allí, golpeando contra su piel, lo sentía palpitando en su interior.
Lo odiaba, odiaba la forma en la que se había inmiscuido en su perfecto rostro; si, ese barro que le quitaba la perfección a su faz le ponía un nuevo problema a su vida, en unos minutos imaginó todas los años que le quedaban de adolescencia con la cara cubierta de acné; no lo permitiría, se vengaría, si eso debía hacer vengarse del culpable de su erupción en la cara.
Pero ¿Se vengaría de su propio cuerpo? No, el nunca tenía la culpa, debía haber otro culpable, y lo buscó mientras se miraba en el espejo. No era chocolates ni alimentos grasos, el siempre comía sano, no era falta de higiene, el siempre cuidaba bastante de la higiene personal además las sábanas y almohadas Kabuto se encargaba de lavarlas y dejarlas limpias, descartaba la posibilidad de un agente infeccioso externo.
Por otro lado no era la genética, ¡mierda! La genética, recordó que nadie de su querido y extinto clan habían sufrido de acné, ni siquiera Itachi en su entretenida pubertad al lado de Shisui ¡Lo odiaba tanto! Siempre con su cutis perfecto, ahora tenía mas ganas de vengarse de su nii-san. Estaba totalmente desesperado.
- ¡Sasuke-kun, es hora de entrenar! – distinguió una voz bastante molesta y carrasposa, ya le llamaba Orochimaru para hacerle “entrenar” a plena luz del día, si a entrenamiento se le podría llamar practicar taijutsu sin camisa mientras un ser pedófilo, sentado frente a ti, te mira como el sudor corre por tu cuerpo y se saborea los labios de forma asquerosa.
Pero ¿Qué podía hacer? Después de todo quería poder, para vengarse, la palabra venganza era una de sus favoritas, resonaba en su mente, se imaginaba y clasificaba los diferentes tipos de venganza que aplicaría. Debía ir a entrenar con Orochimaru si quería venganza.
De un click minimizó la ventana que tenía por título Álbum Hard UzumakiNaruto, el fandom era el paraíso. Mas tarde volvería a echar una ojeada al dichoso álbum, se había quedado en la sección de Kage Bunshin, entre sus fantasías estaba él ocupando el lugar de uno de esos clones rubios. Y mas tarde tendría una nueva marca de acné bastante visible. Ya sabía de quien vengarse. En unos días iría a Konoha dispuesto a arreglar unos “asuntos pendientes”. No sin antes ponerse sobre la piel hinchada y enrojecida un ungüento que Kabuto le había dejado y hacer algo de trabajos manuales para desquitar el coraje, no se presentaría así ante el culpable de su erupción y con suerte, solucionaba el problema, y ya no fantasearía con ser un Kage Bunshin.