Capítulo único:
Ruptura.
Muchas veces, justificando nuestros propios miedos, actuamos según los que no dice la lógica es mejor para el otro…
Decisiones…
Recuerdos…
Distancia….
Y solo quedó la soledad a su lado, una vez que vio su espalda alejarse, paso a paso; después de años, el “adiós” era inevitable….
Está es la historia, de un amor; que terminó después del tiempo…
Simplemente, Todo lo que empieza debe terminar en algún momento, pero las marcas que deja son invaluables, hasta dolorosas…
Antonio y Andrés, son una pareja estable, que conllevan una sólida relación, o eso es lo que creían…
El primero, es el más pequeño de los dos en cuanto a tamaño, tiene el pelo castaño y lo lleva atado en una coleta, de ojos miel; el creía que le sería más fácil salir adelante, ya que no demostraba dependencia hacia su pareja, pero a veces lo que uno cree, esta más lejos de la realidad de lo que se espera.
El más alto, lleva su pelo corto de color negro, ojos color verde esmeralda, un cuerpo bastante fornido, y una dependencia desmedida hacia su pareja; después de la decisión de Antonio, el se aleja y desparece cualquier recuerdo… quizás con mayor facilidad que el mismo Antonio…
Después de haberlo pensado, y darle muchas vueltas a los factores, relucieron y salieron a la luz, bastantes motivos.
La falta de comunicación, el no estar cerca, y pequeños detalles que pasaron inadvertidos por uno, hicieron que esto llegará a un inesperado final, aún siendo el amor, un sentimiento que les unía….
Decisiones…
Le tomó del brazo con un tremendo vació en el corazón, ese día su despedida fue la más dolorosa de todas. La decisión ya estaba tomada…
Lo observó a los ojos, deseando que su acompañante no aceptara la ruptura, lamentablemente, todo estaba dicho; al parecer…
Teniendo un millar de palabras atascadas en la garganta, con gran cantidad de disculpas, anhelando retractarse a cada segundo en que le veía más lejano…
Pero siendo, como él era, fue capaz de maquinar una palabra….
“Cuídate”
El agarre que mantenía firme aún su contacto, se desvaneció; mientras su hasta ahora acompañante de tantas cosas; se alejaba… poco a poco.
Con el mismo vació, subió en el transporte había acabado con un etapa de su vida, cerrando aquello por propia disposición.
Siempre que algo desaparece y se destroza comienzan a verse las fallas, las virtudes…
Todo lo vivido…
Recuerdos…
El tiempo comenzó a pasar muy lentamente; el bus aún no se movía ni un centímetro, y él ya no se encontraba, en ninguna parte…
Después de todo, los años no pasaban en vano, habían descubierto su amor, trabajando indefinidamente en descubrirse, entenderse, finalmente amándose en silencio, hasta que uno de ellos decidió arriesgarse; y confesar sus sentimientos.
Se miraron a los ojos, Antonio había caído al suelo después de rosar el hombro de Andrés de forma casual; tomó la mano que le brindaba ayuda como si no pasara nada, cada uno supo ocultar bastante bien sus sentimientos en la primera vez.
Con ello, se hicieron compañeros de grado, compartiendo aún más y haciendo su atracción más visible, al menos para algunos.
Antonio recordó aquella primera cita, en donde Andrés le pidió con total nerviosismo que fuera su pareja; haciendo que el se sorprendiera, sin tener una respuesta concreta.
Luego de ello pasaron dos semanas en las que la duda, la falta de confianza hacía el mismo, le hicieron dudar.
“¿Lo haré feliz?, ¿Realmente le quiero?, ¿Será solo un capricho? “
Sus preguntas salían solas, pero no era capaz de compartirlas con nadie.
Entonces Andrés se acercó, le tomó de la mano y se lo llevó hasta la más alta colina que existía en aquel lugar, tapando la visión del castaño repitió lentamente, susurrando en su oído.
“Mira hacía al frente cuando destape tu mirada, si realmente quieres estar conmigo valorarás esta vista de una forma diferente, a la que has visto antes, después de todo, estamos en esta vida para disfrutar”
Finalmente sus manos quedaron a los lados, mientras Antonio observaba expectante, su corazón se aceleró y ahí supo que las dudas no se comparaban, con lo que estaba sintiendo.
“quiero estar contigo, te necesito…”
Escuchó decir detrás de él, aunque no le gustaba esa última palabra, le miró, sonrió y acercó a él, dando a conocer su decisión…
Quería arriesgarse, merecer a esa persona y disfrutar de su compañía…
Los primeros meses fueron magníficos, al parecer de ambos; pero lamentablemente la rutina comenzó a ganarles, los defectos de cada uno se dieron a conocer, y esto hizo que algunos problemas aflorarán…
“¿Crees que estoy contestó con esto?” Resonó en su interior esa frase, aquella vez fue un momento trágico, Andrés ya no hablaba, ya no decía nada, aceptaba cualquier cosa que dijera Antonio, llegando al punto de hacer explotar al Ojimiel.
“No lo sé” esa fue la respuesta; una corta y distante respuesta; últimamente todo había sido así, contestar con monosílabos, y una impotencia interior por no poder comprender a su amante.
Hizo una pataleta monumental ese día, dejando ese carácter suave y dulce, en un rincón; en tanto, el pelinegro dejó que su paciencia se secará; en conclusión, una inmensa discusión en donde se dijeron muchas cosas dolorosas….
Esas palabras que la gente ni siquiera siente, pero las dice porque está enojado, dominado por esa furia irrazonable…
Aquella noche, los dos lloraron, cuando se calmaron las cosas…
Aunque pudieron con aquellos problemas, estas yagas quedan en el fondo del corazón, después de todo son simples mortales tratando de que su amor prevalezca ante todo.
El bus comenzó a alejarse del lugar, y él no fue capaz de mirar atrás, al igual que en ese entonces las lágrimas se escaparon sin permiso.
A veces, por más que no tengas las ilusiones puestas de forma conciente, las esperanzas, se hacen irresistiblemente creíbles.
“¿Cómo había pasado todo aquello?”
Si ellos dos no peleaban demasiado a excepto aquella vez que recordaba de forma tan nítida…
Pero los factores sobraban, y uno de los más notables dividió aquel vínculo.
Distancia…
Acabaron la enseñanza media, era hora de decidir su futuro.
Andrés solo quería seguir a Antonio, a donde fuese que el vaya, aunque eso significará estudiar algo que no le interese en mayor medida.
Siendo el castaño, como era; se opuso rotundamente, alentándolo a seguir lo que el quisiese, y en donde más le convenciera.
Ambos tenían potencial y debían aprovecharlo al máximo…
“Yo no estaré siempre contigo, debes velar por tus propios intereses”
Antonio hablo secamente, sin querer dañarlo quizás, pero aún así haciendo que el otro le tomase de la cintura atrayéndole a su cuerpo.
“Haré mi mayor esfuerzo, porque sea lo contrario”
Andrés le beso luego de decir aquellas palabras, no dando oportunidad a una contra opinión.
Las palabras son tan fáciles de decir, pero incluso así le creyó; y siguió a su lado, después de todo el ojiverde hizo caso, y finalmente, sus caminos se separaron.
Pasó el tiempo; y con ello aumentaron las inseguridades por parte de ambos; el no estar juntos les hacía difícil saber de las actividades, que antes estaban acostumbrados.
Comenzaron a madurar de diferente manera, mientras un preocupado Antonio estaba centrado en sus estudios, un dolido Andrés comenzó a acallar cada una de sus quejas.
“La distancia no es un problema, si hay amor”
Eso dijimos al unísono cuando les preguntaron, pero al final; no sabían bien a lo que se enfrentaban, aunque no fue tan solo ella la que debilitó vuestra relación, influyó bastante en la perdida de voluntad para seguir adelante.
Antonio se bajó en aquel terminal, mientras trataba de que las lágrimas no salieran nuevamente; había llegado ya al lugar, que había sido testigo de todos sus esfuerzos por luchar, y hacerse un profesional.
Sonó su celular con su melodía favorita, y dudo en contestar; era probable que su voz suene quebrada, divisó el nombre de quien le estaba llamando, y después de suspirar hondamente contestó.
“¿Donde estás?”
Dante preguntaba desde el otro lado del teléfono, esa persona que tenía hace tantos años a su lado, aquella que consideraba como a un hermano; en el momento preciso había marcado.
“En el terminal”
Dijo tranquilo, para no preocuparle mientras comenzaba a caminar hacía la salida con pesar.
“Voy por Ti, espérame”
Antonio sintió el colgar del teléfono, y luego la línea desocupada, si Dante hablaba era mejor hacerle caso, y esperarle; después de todo no deseaba llegar a aquel lugar, que pesé al tiempo, aún sentía como un lugar desconocido; simplemente no le podría llamar hogar nunca.
Otra vez, recordó lo último ocurrido en el día; y simplemente, no podía creerlo, era difícil asimilar que estaba soltero después de tanto tiempo.
Rogó a dios, porque tan solo fuera un mal sueño cerrando los ojos fuertemente, pero no, era la realidad que golpeaba de lleno su cara.
Fue hasta el baño público que estaba allí lavo su cara un par de veces, preparado para fingir como si no pasará nada.
Al salir le encontró buscándole entre la multitud, era fácil reconocerlo por esa extravagante forma de vestir, era su estilo.
Lo llamo quedamente, acercándose a él de forma tranquila, con la cara despejada de las lágrimas.
“¿Y… Que tal?”
Dante comenzó a caminar a su lado preguntando normal, sabía que pasaba algo, pero quería que Antonio le dijera con sus propios labios.
Colocó sus manos en los bolsillos como tenía de costumbre, y el silenció se hizo esperar hasta el final de la calle, cuando habían salido del terminal de Buses.
“Pues… ahí… Hem, Terminamos”
Soltó desviando la mirada, de aquella que le estaba analizando por completo, no quería llorar, no podía, al fin y al cabo, el había sido el que terminó la relación.
Dante lo sabía, sabía que ese ser, que se veía calmado estaba destrozado, que por más que el fuese el culpable de aquella ruptura, aún así el dolor que sentía era real, y grande.
Lo abrazó fuertemente, apoyándolo en su pecho, no encontraba las palabras exactas para consolarle; aunque no fuese el fin del mundo, aunque amores hubieran muchos, aunque el sintiese cosas diferentes por su acompañante, no podía simplemente decir, -Encontrarás a alguien más-, porque nadie era capaz de reemplazar a una persona, ni siquiera él.
El llanto no seso, estuvieron en medio de la calle de esa forma, hasta que Antonio se calmó, decidiendo volver a aquel lugar en el que los dos, tomaban alojo, durante su estadía estudiantil.
“Me iré a dormir temprano Hoy”
Musitó esforzándose por ser natural; nadie pregunto nada, Dante se quedo callado, y así pasaron los días, nadie tenía derecho a meterse en aquel corazón.
Y Solo quedó la Soledad….
Por más que hubiera gente a su lado, esto era algo de él…
Últimamente había estado ocupándose en muchas cosas, no dando tiempo a pensar; no había dado señales de vida a su ex pareja, ni Andrés tampoco.
Su ex amante había comenzado a alejarse, a dejar cada vez menos cosas en común; al final se rindió; no hizo nada para que volvieran.
Quizás esto era lo que más le afectaba a Antonio, pero de todas maneras, de forma lógica le parecía lo mejor.
Se dejó caer en la cama, ya no tenía más que hacer aquella tarde de martes, aún siendo temprano. Se quedó allí divagando entre más recuerdos, mientras la soledad le embargaba, y unas lágrimas acompañaban su silencio.
No se movió, Dante había pasado unas horas antes por el lugar viéndole en aquella posición, decidiendo no molestarle, después de todo necesitaba su espacio; pero al pasar nuevamente y encontrarle de la misma manera, se sentó a su lado….
“No olvides, que cualquier cosa estoy aquí”
Acarició su cabello de forma tranquila, sin decir nada más, mientras el castaño asentía débilmente; tampoco se movieron por un largo rato; así paso la tarde aquel día.
Dos corazones en la soledad de la oscuridad, gritando de la misma manera pero enfocadas desde un ángulo distinto.
Dante amaba a aquel sujeto que se encontraba deprimido, pero había respetado toda esa relación, ya que el menor se veía feliz; ahora que lo notaba así, valoraba demasiado su amistad como para arriesgarse a confesarle sus sentimientos.
Después de todo, seguían siendo como hermanos, no le alegraba en nada verle así, y esperaría a que pronto, el corazón de Antonio encontrara a alguien más que pudiera hacerle feliz realmente.
Mientras tanto el otro, solo quería dejar de pensar por unos momentos…
A veces, este sufrimiento no compartido ciega nuestra mente a otras posibilidades, y por sobre todo nos hace sufrir, pero aún así la vida continua su rumbo, otros amores llegarán, otras personas pasarán.
Pero siempre queda el sabor amargo junto a los bellos recuerdos, son etapas que todos debemos vivir y disfrutar, Hasta donde se alcance el máximo, aprovechando lo mayormente posible.
“A veces las cosas suceden,
Sin explicación, sin lógica,
Velando por la integridad,
De quien verdaderamente,
Amas “
“Para Alguien, que no lo leerá;
Pero que de todas maneras fue inspirado en su propia historia”
Dedicados.