A Ciel le gustaban diversas cosas que le recordaban lo que le había sido arrebatado y nunca podría recuperar…no se emocionaba ante estás pero si disfrutaba con ellas.
Las flores le recordaban a su madre, su belleza, textura y olor eran un reflejo idóneo de la hermosura que caracterizó a su progenitora por esa razón siempre buscaba tenerlas cercas como si de esa manera fuese capaz de sentir sus caricias o escuchar su voz…
Los postres y el té le hacían sentir las alegrías que de pequeño hubo experimentado, las travesuras que alguna vez cometió junto a Lizzi en la cocina y los desastres que armaba entre los sirvientes…cuándo los probaba era como si pudiese volver a aquellos felices años en los que no tenía mas preocupaciones que la de agradarle a sus amoroso padres; esa era la razón por las que los degustaba tanto como era posible y de tal variedad…
Los juegos también le entretenían y algunos juguetes podrían atraer su atención durante horas; cuándo comenzaba una nueva partida de ajedrez o de cualquier otro podía escuchar la voz de su padre al oído indicándole el siguiente paso que dar, que pieza mover o hasta cuándo debía darse por vencido; claro esta la sugerencia nunca era acatada porque Ciel Phantohive nunca perdía pero independientemente de esta pequeña discrepancia la sonrisa de su padre siempre le acompañaba antes, durante y después de un juego.
Si, Ciel disfrutaba de muchas cosas pero de alguna manera estas siempre le evocaban a su pasado, al antiguo Ciel a excepción de una…
-Buenos días Joven Amo
El niño no respondió al saludo de su mayordomo limitándose a lanzar una serie de preguntas sobre las actividades de ese día exigiéndole detalles que de inmediato el demonio le proporciono; lo miró airoso sin entender la razón y la seductora mirada que su fiel sirviente le devolvió solo consiguió enfurecerlo mas.
Ciel entendía el porque de sus aficiones, comprendía que por mas que intentase demostrar lo contrario el no era mas que un niño que en ocasiones se asustaba, deprimía y hasta sentía deseos de llorar como cualquier otro por eso se sujetaba con fuerza al pasado, los recuerdos de días felices pero con Sebastián las cosas adquirían un matiz completamente diferente…el no era parte de su pasado pero tampoco de su futuro…
-Sebastián- Llamó con aire autoritario como era costumbre- Bésame- Ordeno fríamente.
Su mayordomo giro hasta el y sin pensarlo dos veces o dudarlo siquiera un segundo deshizo su perfecta sonrisa para unir sus labios a los del tierno niño quién efusivamente respondió a estos…
No tenía caso engañarse mas, Ciel comprendía el porque gustaba de Sebastián, el no representaba un pasado doloroso ni un futuro deprimente, solo era el presente y para alguien como el quién lo hubo perdido todo al punto de despreciar su futuro el aquí y ahora lo era todo.
Sin duda alguna llegaría el día en que ese demonio disfrazado de hombre tomaría su alma pero en esos momentos nada que no fuese el jugar con esa lengua le interesaba, su venganza podría esperar un poco mas, el momento simbolizaba su vida porque dentro de si sabía que quizás no hubiese mañana para el, no tendría la oportunidad de experimentar ese placer durante mucho tiempo mas y a diferencia de la mayoría de sus gustos no necesitaba vivir en el pasado perdido ni pensar en un futuro al que no llegaría para entregarse a esas emociones.
-Dilo- Exclamo separándose de Sebastián.
-Te amo- Le escucho decir, pese a que era una mentira le gustaba y aquello era lo único que le importaba.
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