Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Regret por chibiichigo

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Disclaimer: Todos los derechos de la obra Naruto pertenecen a su creador, Masashi Kishimoto. Esta obra está expresamente creada por una fan que no se beneficia económicamente por esto.

Notas del capitulo: Hola, buenos días humanos, espero que disfruten esta... cosa. Sencillamente lo escribí porque no se iba de mi cabeza.

Regret

Por: chibiichigo

 

Cuando fui informado de la misión encomendada: De los riesgos y de las pérdidas, tuve que tomarme mi tiempo para pensarlo todo de manera cuidadosa y mesurada. Era cuestión de un sí o un no lo que alteraría nuestra existencia hasta aquel momento; tan sólo un monosílabo lo que transformaría todo. Pero ¿qué derecho tenía yo a elegir sobre tu vida?: Absolutamente ninguno, pero deseaba sentirme tan poderoso como para poder cambiar el rumbo de todo tu existir.

Nunca me había puesto a pensar con tanto rigor en mis acciones como aquella ocasión, ni mucho menos analizado mi justificación más concreta: Quería lastimarte para no hacerte daño – ¡Dios, qué ingenuo suena eso ahora! – . Sabía que lo que haría, más por genuina convicción que por encargo de quien fuese, me marcaría y te marcaría para toda la vida, llegando incluso a arrebatarte el alma, pero nada me podía detener. Yo era quien nos había colocado entre la espada y la pared, y quien habría de llevar sus acciones hasta las últimas consecuencias.

 

Sangre, gritos, desesperación y rencor fue todo lo que sobrevivió a esa noche. El rencor por ambas partes, pues me lo tenías tú y me lo tenía yo mismo. La duda eterna de si había hecho lo correcto, por muy desnaturalizado que fuese, para mantenerte con vida y por lo menos conservar tu cabalidad a medias; eso me podría a cada segundo.

Me esforcé por vivir en una nube creada por mi torturado subconsciente para soportar aquellos momentos. Tenía miedo de ti: de tu rencor, de tu mirada vacía y castigadora que en mis sueños preguntaba “¿Por qué?” y miedo de mí por no saber qué contestaría llegado el momento de la verdad. Ya te había herido mucho como para todavía apuñalarte con verdades dolorosas e innecesarias.

Dormía tranquilo sabiendo que tú creías que era malo, que me querías destruir. Tonto de mi parte, lo sé, pero eso me mantenía con vida dentro de toda aquella vorágine que me arrastraba a las profundidades de mis infiernos internos. Deseaba, sin quererlo, volverme tan despiadado, malvado y ruin como tú me percibías para poder encontrar en mis acciones premeditadas un consuelo pasajero… Era mi patética manera de encontrar una majadera disculpa dentro de mi perturbado ser.

Te había robado la vida con tal de no matarte; eso no podía perdonármelo.

 

La vida me llevó  por demasiados pasajes durante esos años. Buscaba perderte, pero sólo te encontraba cada vez con más vehemencia. Sentía que terminaría desfalleciendo de un momento a otro por la carga que llevaba a cuestas mi consciencia. Deseaba desde lo más hondo de mi persona obtener un castigo prometeico… Sólo para estar en paz conmigo, contigo. Quería sufrir cada momento por saberme un monstruo. Y entonces, casi como si hubiese puesto por el destino en mi camino, él me encontró.

Al momento de conocerlo, fue como si todo hubiese sido planeado estratégicamente para una venganza. Yo había sido un títere que había sido víctima de las circunstancias, arrastrándote a los antros de la tierra conmigo. Obtuve de una manera mística el castigo kármico que sentía merecer y eso me trastornó y me alivió al mismo tiempo. Me supe perdido, pero me vanagloriaba de aquello para no ser consciente de mi desventura. Vi por primera vez unos ojos cargados de ira, de desesperación y de oscuridad tan potentes que me hacían estremecer tan sólo mirarlos: Madara Uchiha.

Mi verdugo disfrazado de salvación…

Mi muerte en vida…

Aquel que me acercaba a ti dentro de mis alucinaciones…

Aquel ser casi legendario por quien sentía, en mis años de infancia, un cierto grado de admiración había resultado ser un desgraciado que sólo buscaba obtener de nueva cuenta aquello que le había sido arrebatado hacía más de medio siglo: Poder. Su único motivo para seguir vivo era el recuperar ese control sobre vidas ajenas: Tomar decisiones que afectaban a los inocentes.

Aquello me repudiaba, pero a la vez la vehemente interrogante que me acosaba y que en mis momentos más oscuros podía palpar te incluía a ti porque, ¿qué tan diferente podía ser lo que yo te había hecho a ti y lo que él quería hacer con los otros? Quizás la diferencia radicaba, tontamente, en que yo lo había hecho por amor y devoción a ti y él sólo por su egolatría vacía… Pero eso habría sido demasiado fácil; las intenciones no cambian los hechos y ambos éramos unos sádicos asesinos.

Él y yo no éramos diferentes… pero mi deseo era que tú no fueras igual a nosotros. No podía permitirlo, incluso si había sido yo el que firmó con tinta escarlata tu sentencia.

No. Definitivamente no podía dejar que corrieras con mi misma suerte, porque yo había cavado mi propia tumba y tú…Tú todavía tenías salvación.

 

Poco me tardé en ver que Madara sentía cierta preferencia hacia mí, uno de los dos miembros restantes de su dinastía: El llamado “prodigio” Uchiha. Yo era el único que sabía su identidad, posiblemente por haberse dejado llevar por la premisa del parentesco, y eso fue lo que me permitió ayudarte sin que supieses.

Di mis besos a cambio de tus minutos, esperando que tu aversión por mi persona se asentara o que hubiese algo que te diera la oportunidad de cambiar el rumbo de tu vida, sin llegar a creerlo realmente. Mi misión se había convertido en ganar tiempo para ti, aunque no sabía qué tantos… Y eso me asustaba.

Mis caricias se transformaron en la cuenta de ahorros de tu libertad, y mi cuerpo fue vendido por un día más de tu vida, cada día. Quería seguir envolviéndote en aquella cortina de humo donde yo era el villano, aquel malnacido cruel que te había instado a odiarlo y te había retado a asesinarlo.

¡Oh, bella ironía! Te habías  dedicado en cuerpo y alma a asesinarme, sin saber que yo moría todos los días en brazos ajenos para poder mantenerte a salvo, consagrando mi alma a tu bienestar. La culpa me mataba diario, y era el deseo de que rehicieras tu vida lo que me revivía.

Sólo… sólo quería que Madara no te encontrara, que no te corrompiera… Quería que una vez muerto yo, pudieses regresar a tus costumbres anteriores. Yo había dejado a un niño de sonrisa tímida y sabía que si nos volvíamos a ver encontraría a un adulto de mirada cargada de odio. Había sido mi culpa, mi error el agredirte para protegerte… Y no podía arreglar aquella situación.

Por ello permitía esas vejaciones, esos malos tratos, esa mirada lasciva… Porque en ellos encontraba mi redención. Quería compensar con mi vida lo que le había arrebatado a la tuya.

Me sacrificaba todo el tiempo en brazos ajenos, clavando puñaladas a mi amor propio con tal de darte de vuelta por lo menos las migajas de lo que te había quitado. Porque tú no podías ser un títere…

No quería que te vieras arrastrado en ese juego. No mientras tuviera cuerpo, no mientras mi alma me siguiera atormentando; no mientras tu mirada confundida existiera en mi cabeza.

Quería que te volvieras a pertenecer…

Notas finales:

Espero que lo hayan disfrutado.

¿Un review?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).